Capítulo 5
-¿Y los edificios son tan altos como dicen? -Largo un suspiro y me llevo una mano a la frente.
-Si, Mamá. Muy altos.
¿Has terminado con el interrogatorio? -Parece que eso la ofende y pone sus brazos en jarra.
-Esas no son formas de hablar a tu madre. -Me reprende.
-Ve a lavarte las manos, vamos a comer. -Intento protestar pero me corta antes de que pueda pronunciar algo.
-Venga Caitlin, ve a lavarte las manos niña.
Asiento y me dirijo al baño.
El espejo que hay es bastante grande y mi ropa capta mi atención.
Acabé haciéndole caso a Barry y me cambié antes de salir.
No puedo negar que estoy más cómoda así.
Pero no recuerdo cuando fué la última vez que utilicé unos pantalones cortos simples.
A veces pienso en la vida que tenía aquí, en Micktown y la verdad es que todo parece tan irreal que me cuesta creer que alguna vez sucedió de verdad.
Es como si esa persona no fuera yo, como si esa vida nunca hubiera existido.
Como si al marcharme no sólo la hubiera dejado atrás, si no que la hubiera borrado.
Humedezco mis labios y ahueco mis manos para mojarme la cara.
Oigo unos golpes al otro lado de la puerta.
-¿Caitlin, hija? -Alzo las comisuras de mis labios cuando una voz masculina llega a mis tímpanos. Abro la puerta.
-Hola Papá. -Pero antes de poder añadir nada más, mi padre me alza entre sus brazos.
-¡Papá! -Exclamo. Cuando mis pies vuelven a tocar el suelo, le lanzo una mirada para nada amistosa.
-No me zarandees ¿Vale? -Acomodo mi camisa y me aseguro de que no se haya arrugado.
No me gusta que mi ropa no esté bien arreglada.
-La última vez que te ví fué hace siete años y ¿No me dejas abrazarte? -Su mirada acusatoria me incomoda y carraspeo.
-Abrazarme pero sin arrugarme la ropa. -Matizo.
Pero eso parece molestarle aún más.
-¿Quién se supone que eres tú y donde está mi hija? -Apreto los labios.
-Soy la misma persona.
Pero mejor. -Digo rápido y avanzo a través de la casa para llegar al comedor.
-Mamá gracias pero no me apetece comer. -Poso una mano sobre mi estómago. Ella deja de acomodar la mesa para mirarme.
-Pero es tu comida favorita, Caitlin. -Me asegura.
-No creo que sepas cual es mi comida favorita.
Lo siguiente que sigue es un silencio abrumador.
Mi madre lo rompe.
-Lo siento, Caitlin. -Relajo mi expresión.
-¿Por no saber cuál es mi comida favorita? No es para tanto. -Trato de quitarle hierro al asunto pero sus ojos reflejan algo más profundo que eso.
-No. Lo que siento es no ser tan sofisticada y elegante como la gente que te rodea ahora. -Y seguidamente, pasa por mi costado y un portazo sella la conversación.
-Mamá... -La llamo despacio.
Mi progenitor me mira en la distancia.
-Muchas gracias, Caitlin. -Ruedo los ojos.
Salgo de la casa deprisa, sin querer seguir con la escena.
Camino varios minutos sin saber muy bien a donde quiero llegar.
Pero sé a donde no quiero volver.
Cuando quiero darme cuenta, he llegado hasta el lago.
Y descargo mi frustración a gritos.-¡Estoy harta de este maldito pueblo! ¿Por qué todo el mundo actúa como si yo fuera la mala de la historia? No tienen derecho a tratarme así sólo porque tengo una vida mejor que las suyas. -Expreso.
-No te tratan así porque tengas una vida mejor que las suyas. -A mi espalda, una voz que conozco muy bien habla.
Genial, el que faltaba.
-Te tratan así porque tu actúas como si fueras mejor que ellos.
Como si por el hecho de haberte marchado de aquí, tuvieras derecho a tratarles con superioridad, como si fueran inferiores.
Crees que tienes el mundo a tus pies y que todos deben tenerte envidia. Pero no comprendes que si nos quedamos aquí no fué porque no pudiéramos irnos.
Si no porque no quisimos hacerlo.
Cuando Barry termina de hablar, niego despacio.
-Eso no es justo. Yo no tengo la culpa de nada. -Me defiendo.
-¿De haberte convertido en una ricachona pija, superficial y vacía que cree que lo sabe todo?
¿De creer que tus padres y yo no somos suficiente buenos para ti? -Abro la boca levemente y me paso las manos por el cabello.
-Yo nunca he dicho eso. -Ríe.
-Pero lo piensas. Te conozco, Caitlin. Lo piensas.
-¡Si, lo pienso! Yo avancé y vosotros no. Esa es la verdad Barry. -Y estallo. Estoy harta.
Harta de este pueblo y de él.
-...Y lo lamento de verdad.
Lo lamento por ti. -Concluyo.
Pero mis palabras parecen afectarle de una manera inesperada y diferente a como yo creía.
De varios pasos se acerca hasta mi y sus ojos me miran con profundidad.
-Creo que todavía no lo has entendido.
Tú no lo lamentas por mi, yo lo lamento por ti.
Lamento que creas que tu vida es mejor por ser rica.
Lamento que creas que tu vida pasada ya no vale la pena.
Lamento la persona en la que te has convertido, Caitlin Snow.
-Sus palabras me dejan sin respuesta, sin defensa posible.
A la deriva en mitad de este pueblo perdido.
Pero no ha terminado todavía, vuelve a mirarme por última vez.
Y la decepción en sus ojos es algo que probablemente nunca podré borrar de mis retinas.
-Pero sobre todo, lo que más lamento es el día en que te conocí.
Eso ha dolido... No voy a negarlo.
Pero adoro este capítulo
¡Importantisimo!
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