Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 19 (Final)

Mi madre ajusta el lazo de mi vestido en mi espalda.
—Estate quieta, Caitlin. —Me pide. Bufo.
—Estoy quieta. —Ella me da un tirón, miro en su dirección y la encuentro retandome con sus ojos marrones.

—Listo. Estás muy guapa y muy destruida. —Sus palabras se clavan en mi pecho.
—¿Muy destruida? —Pretendo bromear.
—Así es. Recuerdo tu primera boda, parecías un canguro.
No dejabas de saltar atrás y adelante, estabas tan nerviosa que no me dejaste peinarte y tan sonriente que acabaste con dolor de mandíbula.
Parecías sacada de un anuncio de dentistas. —Tomo una bocanada profunda.

—Si, Mamá. ¿Cuánto falta para que empiece?
—5 minutos. ¿Esa Señora tan elegante es tu suegra? —Asiento.
—Si, es ella. —Confirmo.
—Pues que horror.
¿Por qué tiene cara de oler a caca? —Se tapa la nariz de forma simbólica.
—Porque huele a caca. —Chasquea la lengua.

—Pues que se joda. Que ella y ese hijo tan feo que tiene se vayan de mi pueblo. —La reprendo con mi mirada.
—Creía que George te caía bien.
—A mi me cae bien quien te haga feliz y no es ese hombre. —Alzo una ceja y me agarro el vestido, evitando que roce el suelo.

—No mientas, Mamá. George te cae mal porque el otro es tu niño bonito.
—¿El otro? Ese otro tiene nombre y si, no te niego que le quiero como si fuera mi hijo también. Le he visto nacer y crecer.
Pero la razón por la que más le quiero es lo feliz que solía hacerte. —Antes de que la música comience a sonar, repaso mis labios y me dispongo a salir.

La música nupcial anuncia el comienzo de la ceremonia, empiezo a caminar directa al altar.
Las niñas delante de mi van lanzando pétalos de rosa y al llegar a donde está George, se apartan a un lado.
Finalmente llego a mi destino.

George lleva un traje negro básico, nada especial.
Me mira con una sonrisa radiante a la que trato de responder pero fallo estrepitosamente.
El cura delante de nosotros, con sus manos en la espalda, mira que todo esté en orden antes de iniciar.

—Buenos días a todos y todas las presentes y gracias por acudir.
Estamos aquí reunidos para celebrar la unión de dos almas que se han encontrado y han decidido compartir el resto de sus vidas... —Y mi mente viaja según el cura habla, lejos de allí.

—¿Por qué hay sábanas de Peppa Pig en mi cama? ¡Caitlin! ¡Caitlin Alisson Snow! ¡Qué has hecho! —Y ya no lo resisto más.
Comienzo a reír.

—¡Vas a pagarme esto, Caitlin! ¡Lo juro por Micktown!

—...El amor es complicado y a veces, las cosas se ponen difíciles.
Pero cuando realmente amas, resistes la tempestad... —Sigue diciendo. Pero yo ya no estoy ahí.

—¿Acaso él sabe que odias el pescado? ¿Que te cuesta dormir por las noches y piensas demasiado? ¿Sabe que le tienes miedo a la oscuridad?
¿Acaso él sabe que te gustan los coches clásicos y la velocidad?
¿Qué siempre has tenido miedo a quedarte sola?
¿Que tu mayor sueño era una boda en mitad del bosque y fuí yo quien lo cumplí?
¿Qué amas las tormentas y que te sientes profundamente perdida?

«Dímelo, Caitlin. Dime si él conoce tu manía de morderte las uñas. Si sabe que el té es tu bebida favorita. Dime si él sabe quien eres o si en cambio sólo sabe quien aparentas ser.» 

—...Pero Caitlin y George han sabido vencer todos los obstáculos y sobreponerse.
Por eso hoy estamos aquí...

—¿Y si me hubiera quedado, Barry? ¿Qué habría pasado? —Necesito respuestas, despejar esa duda así que decido romper el silencio.
—No te quedaste. Así que nunca lo sabremos.
Pero tal vez, nos habríamos pasado el resto de nuestras vidas conduciendo en coches clásicos por las calles de Inglaterra. —No puedo responder ante eso.
No sé qué decir.

—Ahora pasemos a la ceremonia en sí.

—¿Estás enamorada de él? —Me siento obligada a responder a esa pregunta.
—Deja de hacer eso. —Le pido.
—¿Qué es lo que estoy haciendo? —Juega su carta de inocencia y me pongo de pie, harta de este juego. Él me imita.

—Esas preguntas. Cuestionas toda mi maldita vida y haces que yo me la cuestione también. —Me cruzo de brazos. Entonces él sonríe y mira hacia otro lado.
—Si te cuestionas si estás enamorada de él es que no lo estás. —Contraataca.
—Eso no es cierto. No tiene nada que ver.

—¿Alguna vez te cuestionaste si estabas enamorada de mi?

—¿Caitlin aceptas como esposo a George? —La pregunta entra dentro de mi cerebro y sale de la misma manera.
Pero me lleva hasta otro recuerdo.

—Caitlin Alisson Snow ¿Promete Usted cuidar, amar y respetar a Barry Allen en la salud y en la enfermedad, todos los días de su vida y hasta que la muerte os separe? 

—¿Caitlin? ¿Estás bien? —Aterrizo de golpe, tomando aire profundo y dispuesta a responder.
Pero cuando estoy a punto de hacerlo, un coche llega a toda velocidad y derrapa sobre el asfalto.
Es mi abogado.
¿Qué está haciendo aquí?

—¡No pueden casarse! —Sacudiendo los papeles en el aire, corre en nuestra dirección.
—¿Por qué no? —Cuestiona George.
—Porque los papeles del divorcio no están firmados. —Abro los ojos como platos. No puede ser.

—No es posible, Barry firmó los papeles. —Aseguro.
—El Señor Allen si lo hizo.
Es Usted quien no los firmó, Señorita Snow. —Entonces lo comprendo.
Firmé los primeros papeles que traje pero estos se rompieron y necesité unos nuevos.
¡Pero esos nunca los firmé!

—Es cierto, lo olvidé. —Susurro.
—No pasa nada, hagalo ahora y no habrá problema. —De su bolsillo saca un bolígrafo.
Lo sostengo entre mis dedos y lo apoyo sobre la hoja.
La mano comienza a temblarme, el bolígrafo se mueve de un lugar a otro.
Pero soy incapaz de escribir ni una sola letra.

Siento las miradas de cada persona sobre mi nuca y trago en seco.
Pero en ese momento, una mano se posa con firmeza sobre la mía y me quita el bolígrafo.
Es George.

—No quieres firmar esos papeles ¿Verdad? —La vista se me nubla y niego casi de forma imperceptible.
—Te quiero Caitlin y quiero casarme contigo pero así no.
Tu corazón no me pertenece.
—Su voz se rompe según pronuncia esas palabras.

—George, yo... -
—Ve con él, Caitlin. Vete. —Me interrumpe. Le muestro una sonrisa honesta como agradecimiento.
—¿Es una broma verdad? ¡No puedes irte así! —La madre de George me reclama.
Pero su hijo no se queda callado.

—Callate de una vez, madre. —Pide.

Yo corro lejos de allí pero oigo algo antes de desaparecer por completo.
—¡No puedes dejar a mi hijo por ese paleto! —Me grita.
—¿A quién llama paleto, vieja asquerosa? —Y el amor maternal de mi madre por Barry florece en forma de insulto.

Corro y corro hasta el taller, las piernas me duelen pero no me importa.
Cuando por fin llego, el castaño está conduciendo uno de sus coches.
No dudo en meterme en su camino y obligarle a frenar.
Mi respiración agitada llena el silencio que se crea entre nuestras miradas.

Barry me mira de arriba a abajo, confuso.

—¿No deberías estar casada ya con el amor de tu vida? —Se decide por preguntarme. Cierro los ojos un segundo y me llevo las manos a la espalda para quitarme el lazo que me ahoga y dejarlo caer al suelo.
También me quito los tacones y me preparo para hablar.

—Yo ya estoy casada, Barry.
Hace siete años y medio me planté frente al altar con un vestido de menos de veinte libras y me casé con el amor de mi vida.
Y resulta que no he firmado los papeles del divorcio por lo que sigo casada con él. Y la mitad de ese coche es mío, la mitad de esa casa y la mitad de ti.

«Y me da igual si nunca me perdonas, si quieres o no porque no pienso ir a ninguna parte.
Voy a recuperar los siete años que perdí en esa ciudad llena de pijos de mierda.
Estoy enamorada de mi marido y nada volverá a separarme de él nunca.»

Cuando termino de hablar, me siento más liviana y libre que nunca. El ojiverde sale del coche y camina hasta quedar frente a mi.
Entonces, una sonrisa ilumina su rostro.
Su mano tira de la mía hasta quedar casi pegados.

—Yo también te quiero, mi pequeña snob de Micktown.
—Y nuestros labios sellan nuestro amor.

EPÍLOGO 👉👉👉👉👉👉👉👉

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro