Capítulo 13
Mis manos se enredan en su pelo y mi lengua juega con la suya.
Me separo de él lo justo para sonreír y me apoyo en su pecho desnudo.
—Buenas noches, cariño. Te quiero. Puedo oír el sonido de su corazón latiendo.
Mi sonido favorito.
Su pecho vibra cuando se ríe y me aparta un mechón de pelo, le hace cosquillas sobre la piel.
—Yo te quiero más. Buenas noches, Caitlin.
Las horas pasan sin ser capaz de dormir y mis lágrimas mojan el pecho de mi marido, que duerme profundamente.
Me incorporo sin hacer el más mínimo ruido y le observo antes de salir de la cama.
Lleva el pelo algo largo, su flequillo se aplasta sobre su frente y su pecho sube y baja con calma.
Me pregunto con qué estará soñando.
—Perdoname Barry. Te amo. —Le doy un beso en la mejilla antes de coger mi ropa interior y ponermela. Me limpio las lágrimas y tomo mis maletas ya armadas. Escribo rápido en un post-it que dejo pegado al espejo y cojo mi bolso.
De su interior saco las llaves y las pongo sobre su mesa de noche.
Ya no volveré a necesitarlas.
Le doy un último vistazo a mi casa y mi marido antes de marcharme.
El taxi ya me espera en la puerta.
El conductor sale para recoger mi maleta y me subo al vehículo.
—Al aeropuerto de Londres, por favor.
Me despierto con un ruido seco, la cabeza me va a explotar y siento que el cuerpo me pesa demasiado. Las piernas me duelen y apenas puedo moverme.
No sin dificultad me doy una ducha rápida y el agua caliente calma algo mi malestar.
—Buenos días, borracha. —Barry se burla. No me siento con fuerzas para hablar así que sólo me dedico a mirarle mal.
Me siento en la mesa de la cocina y entonces el castaño pone un par de platos y un vaso frente a mi.
También una aspirina.
Tostadas, fruta, café y cereales.
Sonrío y mis orbes suben para buscar a Barry.
—De nada. —Dejo salir una pequeña risa y asiento.
Lo primero que cojo es la pastilla. Me recreo durante bastante tiempo.
Mirando a Barry comienzo a pensar en la noche anterior.
Me cuesta recordar algunas cosas pero recuerdo como cuidó de mi.
Pero cuando me llevo la taza a los labios, una frase atraviesa mi mente.
"¿Y si tomé la decisión equivocada, Barry?"
El café se atasca en mi garganta y toso.
—¡Cait! —El ojiverde se acerca hasta mi pero me levanto antes de que pueda alcanzarme.
—¡Estoy bien! —Aseguro, alzando las manos en el aire.
Asiente.
—Oye Caitlin... Me gustaría pedirte una cosa. —Arrugo las cejas. El castaño se rasca la nuca y sus ojos no parecen querer mirarme. Carraspea.
—Adelante. —Pido.
—Verás... Mañana es el aniversario de la muerte de mi madre y como cada año, organicé una exposición con sus fotografías y las de otros fotógrafos del pueblo y yo...
Bueno yo... —Sus mejillas se vuelven rojizas.
Es totalmente adorable.
Me recuerda al momento en que me pidió una cita por primera vez. Barry nunca fué tímido y siempre se le dió bien hablar con mujeres.
Pero cuando se trataba de mi, apenas podía mirarme sin que su cara cambiara de color.
No puedo evitar las ganas de querer abrazarlo con fuerza y decir que si a cualquier cosa que me pida.
—...Me gustaría que vengas conmigo a la exposición. —Finalmente lo suelta.
Entonces largo una sonrisa profunda.
—Por supuesto que iré, Barry.
Pero lo que yo no podía prever era la llamada que recibiría después.
Gemma Trevor, mi socia.
—Caitlin ¿Dónde estás?
—¿No lo sabes? Sigo en Micktown. Ya sé que han pasado dos meses pero las cosas han resultado difíciles. —Me excuso.
—Lo sé, tranquila. Pero ¿Cuando es tu vuelo? Tienes que venir con tiempo, acordamos prepararnos juntas. —Frunzo el ceño.
—¿De qué estás hablando, Gemma? —Oigo un bufido del otro lado de la línea.
—¿De qué hablo? ¡De mañana, boba! Mañana noche es la inauguración de nuestra marca. George te avisó con tiempo ¿No recuerdas? —¡Mierda!
¡Mierda, mierda y más mierda!
¡Lo olvidé por completo!
Y como si eso no fuera suficiente, Barry entra en la habitación.
—¿Corbata si o corbata no?
—Sonrío.
—Corbata si, Barry. —El castaño se retira.
—¿Cait? ¿Sigues ahí?
—Sigo aquí. Lo siento, Gemma pero tendremos que posponer el evento. Me ha surgido algo. —Su risa sarcástica me llena los tímpanos. Ruedo los ojos.
—¿Te ha surgido algo? Llevamos preparando esto un maldigo año, Caitlin. ¿Qué puede ser más urgente que esto? —Tomo una bocanada profunda de aire.
Ella tiene razón. No debo tirar por la borda un año completo de trabajo. No es propio de mi.
—¿Corbata azul o roja? —Pero entonces y como siempre, Barry se cuela en mis planes.
No logro no sonreír.
—Azul. —Y se va de nuevo.
—Lo siento pero tenemos que posponerlo. —Sé que Gemma debe estar furiosa y no me imagino como estará George.
—Tienes 24 horas para recapacitar y venir aquí para cumplir con tu trabajo. Has trabajado más duro que nadie para esto, piensa en ello.
No desperdicies esta oportunidad. —No puedo. No puedo hacerlo.
—Lo siento, Gemma. —Susurro.
Pero ella hace un último intento.
—Tú decides. Pero creo que es hora de que empieces a priorizar las cosas que más te importan, Caitlin. —Aunque ella no puede verme, sonrío.
—Eso es justo lo que estoy haciendo, Gemma. —Y entonces mi dedo presiona la tecla "finalizar llamada".
Priorizar las cosas que más le importan... ❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro