Jennie se despertó con un pequeño resfriado.

Su pequeña nariz estaba algo roja, junto con un dolor de cabeza. Sentía escalofríos, pero los dejo pasar.

Quería ver a su Lisa, sin importar qué.

Se levantó de la cama, y a pesar de los dolores musculares que sentía se dirigió lentamente al baño, siguiendo la misma ruta de todos los días.

Llevaba más de dos años enamorada de Lisa y tenía esperanzas de cambiar los sentimientos que Lisa tenía hacia ella.

Sabía que su presencia no era agradable para Lisa, pero a pesar de esto, no podía rendirse. Aunque a decir verdad, estaba harta de no poder cambiar nada sobre ello.

Se sentía insegura de sí misma, sentía que no era lo suficiente para Lisa y por eso a Lisa no le gustaba estar a su lado.

Con un montón de pensamientos negativos  referentes a su persona, decidió bañarse.

Al salir del baño, entró a un enorme armario para encontrar el suéter perfecto para el día de hoy.

Sus ojos se dirigieron hacia un suéter de color blanco con un pequeño decorado en el centro. Era una cajita de leche, y debajo de esto, decía "Milk". Sonrió al sentir el grueso material del suéter.

Sacó un pantalón de color negro y tomó una de sus mochilas.

Bajó las escaleras con velocidad e hizo un puchero al ver que nadie estaba en la casa.

Omitió el desayuno nuevamente y puso sus audífonos en ambos oídos.

Dando grandes pasos, al revisar la hora en su celular.

No iba tarde pero quería llegar temprano.

A pesar del caluroso suéter que llevaba puesto, sentía un poco de frío.

Se sentía terriblemente mal y creía que no podría sentirse aún mal, al ver la escena que estaba prácticamente en sus narices.

Lisa repartiendo besos a una chica que ahora creía ser la novia de ésta, mientras la chica tenía una enorme sonrisa en los labios y acariciaba la nuca de Lisa.

Al ver esto, paró en seco y sintió una opresión en el pecho, que me impidió hacer algo más que dar la vuelta para volver a casa.

Estaba enojada consigo misma.

¿Por qué en algún momento creyó haber tenido una oportunidad con Lisa?

Quería llorar de tristeza.

Cuándo llegó a casa se despojó del suéter y se puso su pequeña pillama de pollito.

Aquel día, Jennie faltó a clases y Lisa se preguntó qué había ocurrido con su compañera.