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[💌] - Elección
[🫐] Vi0lación, maltrato, mayorxmenor, obligado, violencia, mentira, asesinato, omegaverse, +18.
[✨] - Enjideku
[🧪] - Lilin-Midoriya
El reino Todoroki era una de las provincias más prósperas de toda la tierra Yuei, un lugar tan pacífico que incluso se sorprendían de los eventos en otros lares lejanos, era un lugar calmado, además de que sus gobernantes eran amorosos y amables con sus súbitos, la familia Todoroki, reconocida por sus poderes infernales que brindaban paz y prosperidad.
Aquella tarde todos estaban de fiesta, era momento de la coronación del nuevo principe heredero, Enji Todoroki, un joven de gran porte y elegancia, serio en cualquier ocasión y de mirada penetrante, realmente era una gran promesa para el reino y su pueblo.
— ¡Mamá! — un pequeño niño peliverdes corrió a los brazos de su querida madre, la mayor lo tomo de inmediato y ambos se abrieron paso entre la multitud — ¿Crees que el príncipe me vea? — pregunto emocionado, la mujer sonrió y apretó su nariz con cariño.
— Claro que sí mi amor, brillas como un Sol, es imposible que no te vea.
El pequeño sonrió emocionado. Izuku Midoriya, un pequeño niño de siete años que vivía con su madre, una florista, el pequeño Izuku que se había presentado como un tierno Omega a los cinco años de edad, Inko debe admitir que se sorprendió al saber la casta de su hijo, pero no le pudo importar menos, sabiendo que ella era una Beta lo cuidaría con todo el corazón.
Ambos peliverdes se acercaron, el menor viendo con admiración a la gente con relucientes ropas y acabados finos, una exquisita combinación de colores que hacían resaltar a los alfas y uno que otro Omega de aquella familia.
La ceremonia dió comienzo, el pecoso emocionado veía al antiguo rey dar sus palabras, feliz de que su único hijo fuera el próximo gobernante, mientras tanto, en uno de los subtronos un joven pelirrojo veía todo con serenidad, su postura firme y sus ojos aqua fijos en la multitud, pero, detrás de aquella firmeza había un joven aburrido, la ceremonia era una porquería par él, solo formalidades ¿Por qué no solo darle la corona y ya? No lo entendía, pero, todo aquel aburrimiento se vio interrumpido cuando sus ojos dieron con una cabellera peliverde, Enji en sus veinte años no había visto ser más hermoso, mierda ¿Era un espejismo?
No se dió cuenta siquiera cuando su padre le estaba llamando hasta que el mismo le tocó el hombro con cautela mientras que su madre le veía con molestia.
La ceremonia fue rápida, a sus ojos y es que no podía despegar la mirada de aquel pequeño en los brazos de su madre que se veía tan emocionado, a sus ojos, ese niño era el ser perfecto, estaba emocionado, realmente emocionado. Dió unas palabras, aprendidas, para después bajar y conocer a su pueblo, era una tradición que todos pudieran convivir con su nuevo rey, cuando llegó con aquel pequeño sus mejillas se sonrojaron, era un Omega muy bonito y tierno.
— ¡Rey-San! — grito el pecoso con emoción, Enji no pudo verse más emocionado.
— Me llamo Enji.
— ¡Enji-San! — el pecoso volteo a su madre — mamá, el rey me dijo su nombre — la mujer sonrió.
— Así es mi pequeño, muchas gracias Todoroki-Sama — hizo una reverencia ante el pelirrojo, Enji sonrió ante ello, apretando sus puños se dispuso a hablar.
— Disculpe... A usted... ¿No le gustaría trabajar en el palacio? — la peliverde abrió los ojos curiosa por lo dicho — quiero decir... Yo, podría darle un puesto alto, si usted lo acepta, incluso podría conseguirle una posada — la mujer quedó impresionada por la propuesta, vivir en el castillo puede ser el sueño de cualquiera, pero ¿Por qué tan de repente?
— Yo, me halaga Todoroki-Sama, pero ¿Por qué a mí? Quiero decir, ni siquiera soy una mujer capacitada para ello y vivir en el castillo es...
— ¡¿Vivir en el castillo?! — el menor vio a su madre con ilusión — ¡Quiero vivir ahí! ¡¿Podemos hacerlo mami?! — la mujer sonrió levemente, para después negar.
— Por favor, puedo hacer que su vida mejore, se lo ruego — Inko vio a su cachorro, el pecoso tenía los ojos llenos de emoción e ilusión.
— Ah~ déjeme pensarlo Todoroki-Sama... — el pelirrojo asintió con felicidad y la ceremonia continuo y a su finalización, el mismo pelirrojo mando en un carruaje a Inko e Izuku, el pecoso estaba muy emocionado por ir en un lugar de tal lujo, mientras que la peliverde estaba pensativa.
Aceptar un trabajo en el palacio era una oportunidad de una en un millón, sin dudas mejoraría su estabilidad económica, además, su pequeño estaba creciendo y era un Omega, así que los gastos serían mayores a los que una florería le podría ofrecer.
Estaba decidido, aceptaría la propuesta del príncipe.
Así fue como Inko Midoriya comenzó a trabajar en el palacio, tal como Enji había dicho, le había conseguido una posada, era la mismísima jefa de jardineros, realmente ganaba mucho a este punto, estaba sorprendida por lo rápido que le habían pagado, se habían adaptado a ella a la perfección y lo mejor era que siquiera debía trabajar demasiado.
Era el empleo soñado de todo mundo y ella lo obtuvo por una razón tan simple como una suma de primaria.
Su hijo.
El plan de Enji fue sencillo, ofrecer una oferta tb jugosa que era imposible de rechazar a la madre del pecoso, para después, tenerlo junto a él para siempre. Admirar al joven era simplemente su dicha diaria, Izuku crecía con el pasar de los años y eso solo lo hacía ver cada vez más hermoso y próspero, además, se ocupó de brindarle las mejores atenciones al pequeño, Inko acepto que su pequeño hijo asistiera a clases específicas de modales únicas para omegas, así quizá tendria ma fortuna de conseguir un esposo de la alta sociedad, era una gran oportunidad para su hijo, claro no la iba a desaprovechar en lo absoluto.
Enji por otro lado solo estaba educando a su futura esposa, porque sí, ya había reclamado al pecoso como la futura madre de sus hijos, anhelaba el día en el que él e Izuku se casarán, lo esperaba con tantas ansias que comenzaba a tener más fantasías por ello.
Izuku estaba bajo la vista de una fiera, misma que no planeaba despegar sus ojos pronto de su persona.
— Buenos días, Enji-Kun — un Izuku de diecisiete años saludo al pelirrojo, el alfa mayor le vio con curiosidad, Izuku era un hermoso Omega con el que se había encaprichado aún más, su figura y porte solo detonaban elegancia y belleza, un adorable Omega que deseaba con todas sus fuerzas.
— Buenos días, Izuku — su seriedad ya era costumbre para el Omega peliverde, Izuku era ayudante de su madre, siempre iba a aquella hora al jardín para recoger tulipanes, girasoles, orquídeas o cualquier cosa de su agrado, claro Enji aprovechaba aquello para ver a su pequeño rol de canela.
— Mamá estos días ha estado ocupada ¿Sucederá algo importante? — pregunto el menor con curiosidad, Enji era algo así como su mejor amigo o hermano mayor, desde pequeño jugaba con el rey y aquello se le hizo costumbre.
— Solo una reunión de alfas viejos, mera formalidad entre los reyes de todos los reinos.
— Tú no eres tan joven, Enji-San — burló el pecoso con una sonrisa, el pelirrojo sonrió levemente, levantándose a dónde Izuku tenía en manos la canasta con muchas flores de distintos colores, el menor levantó la mirada al ver la sombra del mayor cubrirlo, el pelirrojo le veía con fervor.
— ¿A sí? Supongo que tú eres lo suficientemente joven como para decirlo — el menor sonrió con burla.
— Claro que lo soy, en menos de cuatro días tendré dieciocho ¡Seré un adulto! — menciono orgulloso — al fin podré casarme... ¿Serás padrino de mis cachorros Enji-kun? — el aura de inmediato cambio, el pecoso estaba algo abrumado al sentir el ambiente pesado tan de repente.
Enji por su parte apretó sus puños ante el pensamiento ¿Ver a Izuku con alguien más? No, ni loco dejaría que eso pasara, Izuku era suyo y de nadie más.
Después de ello Izuku regreso a casa con su madre, algo sorprendido por como es que Enji se había comportado tan de repente, nego, seguro solo era el estres que tenía el alfa.
— ¡Izuku! Mi niño que bueno que al fin llegas — su madre se acercó con emoción — adivina que.
— ¿Uhm? ¿Qué sucede mamá?
— Verás, pasado mañana hay una reunión con importantes magnates en el castillo y adivina, has sido seleccionado para representar a nuestro grupo, serás un mesero en la cena, quien sabe, quizá conozcas a algún marqués o algo por el estilo — dijo muy emocionada la beta, Izuku sonrío, quizá esa era la oportunidad que tanto estaban esperando.
Así pasaron los días, el pecoso se fue preparando poco a poco para verse lo más presentable posible, Izuku tenía la ilusión de un hermoso amor como en las obras teatrales que alguna vez llegó a ir a ver con su madre, aquellas dónde un simple plebeyo se enamora de alguien con alto renombre, ambos conviven y ¡Pum! Se enamoran juntos y viven tantas cosas que terminan en su feliz matrimonio y una buena vida para ambos.
Que bien sonaba aquello, en serio, deseaba con toda su alma tener un romance de teatro, pero dejando ello, Izuku estaba más que listo para empezar a servir en aquella reunión tan importante, estaba emocionado e incluso casi tira la bandeja sin siquiera haber salido.
— Deku-Kun... Descuida, tu puedes — su amiga, beta, Uraraka, le hablo, dandole los ánimos necesarios al pecoso.
Izuku suspiro, estaba listo para hacer su entrada triunfal, la puerta se abrió y la luz lo iluminó ¡A por ello Izuku Midoriya!
Enji estaba aburrido, viendo a los demás gobernantes que parecían comerse vivos, en serio, todos ahí tenían las miradas tan afiladas como cuchillas, viendo les fijamente noto que todos eran alfas, de su edad masomenos, estaba el rey de U.A, Toshinori Yagi, un alfa pacífico y verdaderamente apuesto, estaba el rey actual de la tierra de las sombras, Aizawa Shota, un alfa de semblante cansado y cabellos largos, pero su mirada era incluso la más afilada de todas, también estaba el rey de Lov, un reino extraño, pero realmente sombrío, era Tomura Shigaraki, el alfa era el más joven de todos, pero a su vez uno de los más despiadados, por último, se encontraba el rey de Hawsk, Luego Takami, un joven rubio e irresponsable al que Enji no soportaba, nadie decía algo, todos solo se veían de mala forma, o fue así hasta que las puertas se abrieron.
Los ojos de Enji se abrieron con sorpresa al ver a Izuku entre aquellos sirvientes, el pecoso con elegancia y delicadeza dejaba los platillos y bebidas en la mesa de todos, claro los alfas quedaron sorprendidos por aquel bello Omega, además de que su fineza solo les hacía notar que parecía ser de alta gama.
— Hasta que al fin alguno tiene buena cosecha — hablo con burla Keigo, el joven rey veía a aquel dulce Omega que con cuidado le servía a Tomura — ¿Dónde encontraste tal espécimen, Todoroki? — el pelirrojo frunció el seño en ese instante.
— No es de su incumbencia — hablo estoico.
— Disculpa joven ¿Cuál es tu nombre? — el pecoso se detuvo sorprendido ante la pregunta del mismísimo rey de U.A, el rubio que era considerado de los reyes más prósperos, casi tanto como su propia tierra.
— Oh, yo... S-soy Izuku Midoriya su majestad — el pecoso hizo una reverencia y mantuvo su mirada baja por respeto.
— Es un nombre lindo sin duda — Izuku se sonrojo ante lo dicho por el pelinegro justo a un costado del rubio mayor.
— Me halaga su majestad — Izuku hizo de nuevo una reverencia.
— Deja la formalidad pequeño, mejor acompáñanos a almorzar — dijo ahora Tomura.
— ¿Eh? ¿Y-yo? Disculpen, no creo que sea algo apropiado ya que...
— Descuida, es un honor para nosotros tu compañía.
Izuku lo dudo un segundo, pero decidió acceder, no todos los días podía cenar con tales figuras, justo cuando estaba por dar su afirmación Enji se levantó con molestia, sorprendiendo a todos.
— Izuku no se quedará a cenar, ustedes, otro día hablaremos, es toda mi paciencia por hoy.
— Oh Todoroki, no seas tan amargado, además, tenemos que hablar de estos temas porque...
— Me importan un carajo, larguense de mi reino, luego les mandaré alguna carta, vámonos — el pelirrojo sin esperar respuesta alguna tomo de la muñeca al pecoso y ambos salieron de ahí, Izuku siendo arrastrado por el pelirrojo que realmente no tenía pensado ceder.
Llegaron a la enorme habitación del alfa, Enji abrió la enorme puerta y sin pensarlo metió al pecoso en la misma, dando la orden de que nadie le moleste y se encargarán de sus "invitados" para después ver al pecoso que le miraba con el seño fruncido.
— ¡¿Qué te sucede Enji-kun?! — grito molesto, el pelirrojo no dijo nada y en su lugar tomo del brazo al menor y lo empujó contra una pared, el menor sintió el golpe en su cabeza, aturdiendolo casi al instante — ¡¡¿Qué te sucede?!! ¡¡Suéltame!!
— No debiste hacer eso ¿No lo entiendes? Carajo, me perteneces, desde aquel minuto en el que mis ojos se cruzaron con ese tierno niño en los brazos de su madre... Desde entonces, eres mío.
— ¡¿Eh?! ¡¿De que demonios hablas?! ¡Yo no soy tal cosa, tú...! — el pelirrojo llevo una de sus manos a su boca para callarle, acercándose al menor hasta ver aquellos ojitos llenos de terror, seguro ya había notado sus feromonas llenas de posesividad y molestia.
— Te recuerdo que soy tu rey, tu gobernante, puedo hacer lo que se me pegue la maldita gana y ahora mismo... Solo se me antoja marcarte, llenarte de mis cachorros y hacerte suplicar por parar, porque creeme, después de esto, desearas nunca haber asistido a mi ceremonia de coronación — el pecoso estaba asustado, sus piernas temblaban de terror absoluto.
El pelirrojo quito su mano y de inmediato se robó los labios de Izuku. Metiendo su lengua hasta el tope y obligando al pecoso a jadear y abrir la boca, aprochando ello mordió lo dulces labios de Izuku, magullandolos y haciéndolos sangrar a más no poder.
Enji se deleitaba con las reacciones de Izuku, sabía que el menor no podía hacer mucho por safarce, era más grande y fuerte, sin duda alguna no dejaría escapar al pequeño Omega, después de besarlo bajo su rostro al cuello del menor, Izuku jadeo ante la sensación, además de que el mayor lo mordía con fuerza hasta dejarle marcas en sus hombros y parte de su clavícula, el conjunto seleccionado especialmente para ese día era un desastre, a Enji no le importaba una mierda, luego podría comprarle todos los vestidos posibles a su pequeño.
El mayor rasgo sin cuidado la parte de su pecho, Izuku se sorprendió por ello, pero más lo hizo cuando de inmediato Enji se acercó a morder sus tetillas, la sensación le hizo gemir en alto, negando con la cabeza múltiples veces y pidiendo parar, claro el mayor no le hizo caso alguno.
— Te voy a joder tanto — el menor se estremeció por ello. Enji sonrió.
Tomando de la cintura al sorprendido pecoso lo empujó a la gran cama que adornaba su suite, dejando a Izuku sobre la misma y viendolo con lujuria, el pequeño Omega estaba sonrojado, jadeante y con la ropa desgarrada ¿Había cosa más erótica? No lo creía realmente, para él, esa era la mejor imagen que había visto en su maldita vida.
Lanzándose sobre el menor le quito por completo el conjunto, Izuku trato de evitarlo, pero fue imposible, la fuerza de un alfa no se comparaba a la de un simple Omega, además, el mayor había estado soltando sus feromonas para lograr que Izuku este aún más sumiso y vaya que lo estaba logrando, el cuerpo de Izuku ya no le respondía a él, ahora sus sensaciones eran presa del alfa sobre suyo y su mismo cuerpo le traiciona a excitandose por tal acto.
El mayor sonrió al ver al fin por completo el cuerpo de Izuku, un bello Omega virgen y puro, sin pensarlo mucho vio la entrada del pecoso, ese delicioso coño rosado y sin uso, lubricado con los propios fluidos del menor, sonrió orgulloso, Izuku estaba mojado por él.
— ¿Te gusta, no? ¿Pequeño?
— ¡¡N-no.... Ahhj!! ¡No me... N-no me gusta! — Izuku trataba de negar aquel placer culposo que tenía en su ser, era algo tan horrible que le hacía sentir fatal.
Enji por otro lado ni lento ni perezoso metió dos dedos dentro del menor, haciendo que Izuku arquease la espalda ante la sensación.
— ¡¡A-ahh!!~ ¡No! ¡No quiero! — el menor trato de patalear, pero rápidamente las feromonas de Enji lo mantuvieron a ralla, el mayor noto que Izuku no necesitaba mucha preparación, su pequeño coño estaba más que listo para recibirlo, ante ello sonrió, bajando sus pantalones dejando únicamente su polla al aire, Izuku se asusto, ver aquel tamaño era inusual, además, era la primera polla que veía en su corta vida — no... P-orfavor... Recapacita, Enji-kun, no hagas esto por favor — rogó el menor, pero claro el pelirrojo no le hizo caso, en su lugar solo tomo su brazo y; aunque Izuku se negó, él simplemente le dió la vuelta como si fuese un muñeco de trapo, tomando sus caderas sin finura levantó la mitad del cuerpo de Izuku, dejando de su pecho para abajo sumido en el suave colchón.
— Cállate Omega... Anda, solo has tu labor — dijo simple el pelirrojo para comenzar a entrar en el menor, Izuku se aferró a las almohadas mientras sentía lágrimas bajar por sus mejillas, sus ojos se abrieron y su corazón palpitaba con fuerza, eso era demasiado, se iba a romper en cualquier momento.
— ¡¡Ahhh!! ¡E-es demasiado ah! ¡D-duelnmhng!~ — el mayor restándole importancia de un solo golpe entro por completo, haciendo a Izuku sentir el infierno, su cuerpo no lo estaba soportando y pronto comenzó a sangrar.
— Mira nada más, un pequeño virgen — Enji solo se rio al ver los pequeños hilos de sangre que indicaban que la pureza de Izuku solo era un recuerdo, el pequeño Omega por su parte solo lloraba, esperando que eso acabará lo más pronto posible.
El mayor comenzó a arremeter contra Izuku, el pequeño pecoso se aferraba a las sabanas y su cuerpo se estremeció ante todas las sensaciones juntas, Enji no debajo de dar estocadas firmes que hacían a su piel sacudirse.
— Apartir de ahora... — unas estocada — serás solo mío — se acercó al cuello del menor — no verás a nadie más — sacando sus colmillos de alfa se acercó más a Izuku, el pecoso nego, tratando de llevar su mano para impedir la marca, claro Enji lo impidió, solo apretándolo más contra el colchón para al fin morderlo con fuerza.
— ¡¡Ahh!! — I-Izuku gimió con fuerza ante el dolor sofocante, su cuerpo se estremeció y su cuerpo no lo soporto más y apenas sintió que el mayor se corría en su interior se desmayo.
Enji sonrió, lamiendo la sangre del cuello del pecoso para después darle la vuelta y besar al inconsciente Izuku.
Así pasaron dos meses, e Izuku ahora fue obligado a casarse con Enji, el pecoso era completamente sumiso ante el alfa mayor, la marca y las feromonas del pelirrojo le obligan siempre a mantenerse con la mirada baja, la impotencia lo reinaba, no solo era un chico joven de apenas diesciocho años cumplidos, si no que también un pequeño Omega traicionado por quién creyó fuese su mejor amigo.
— ¡¡Ya basta Enji!! ¡No quiero esto! — el pecoso apesar de verse sometido siempre buscaba una forma de hacerle saber al mayor que no estaba a gusto en lo absoluto, pero claro Enji siempre se las arreglaba para mantenerlo a raya, pero está vez parecía no ser así, Izuku se había sacado su agarre en encima y con las fuerzas que le restaban lo golpeó, fue un golpe leve e insignificante, pero aún así fue un golpe directo al rostro del alfa.
Izuku abrió sus ojos con sorpresa al darse cuenta de su acto, además, Enji de inmediato lo reprendió aventando lo al suelo y viendolo con molestia, sus feromonas hicieron que Izuku llevara sus manos a su cabeza con terror.
— Está vez... No serás tú quien paguenlas consecuencias de tus actos — Izuku levantó la mirada confundido, sin saber lo que se aproximaba.
Solo dos semanas después, dos malditas semanas después, el pelirrojo tenía agarrado con fuerza al menor de la cintura, Izuku arañaba sus brazos con fuerza tratando de safarse, frente suyo una guillotina y la persona que estaba en la misma era el ser más importante para el pecoso.
Su madre.
Enji la había acusado de traición, una simple mentira, pero que había servido para llevarla a dónde estaba ahora, era el castigo de Izuku, su estrategia para hacerle entender que ahora le pertenecía.
Justo cuando la hoja filosa iba a caer sobre la beta, soltó al menor, Izuku creyó poder llegar, pero solo obtuvo ser salpicado por la sangre de su madre.
Izuku se destrozó aquel día y desde entonces no hace más que tener una mirada perdida, un semblante estoico y una nula muestra de afecto a cualquier cosa, era casi como una muñeca de trapo, como un simple ser que estaba ahí sin realmente estarlo.
¿Y Enji? Bueno, él se deleitaba con un Izuku de lo más sumiso, un Izuku sin emociones, dócil, que cumplía todos y cada uno de sus caprichos, incluso cuando sus herederos nacieron, el pecoso no tuvo más ojos que para él, las sirvientas se encargaron de sus propios hijos, mientras su pequeño pecoso era su objeto de placer.
Era la gran vida para Enji, la gran vida para la rota y asquerosa familia Todoroki.
¡Yupi! Nuevo cap mis amores, espero les guste, los amo demasiado, en serio jiji, el cap debió salir ayer, pero me dió algo y no me gustó, así que borre todo y volví a empezar jiji, pero aquí estamos, disfrútenlo.
Pd- Si hiciera stream ¿Me verían? Dudita existencial
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