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[💌] -Estandar
- Romance - -Trauma - - +18 - -Omegaverse-
[✨] - Ochadeku
[🧪] alpaca_145

"Los omegas siempre deben obedecer a sus alfas, ser sumisos, delicados y adorables, siempre verse bien para su alfa, pero no lo suficiente como para causar tentación en otros alfas, los omegas deben dar mucho cachorros, lo mejor sería que estos nacieran alfas, así tendríamos una mejor población, no importa si es un Alfa hombre o mujer, el deber de un Omega es serle fiel incluso cuando este no lo sea..."

"Un Omega debe ser servicial, no importa lo que su alfa pida, debe dárselo sin chistar"

"Si no se quiere tener intimidad con el alfa está mal, es algo incorrecto, el alfa decide cuando tomar a su Omega, este solo debe obedecer a lo que le digan"

"Un Omega debe ser obediente"

"Un Omega debe ser..."

"Un Omega..."

- ¡Maldita sea! - los gritos se escuchaban por el lugar, los trabajadores de aquella empresa estaban agrupados viendo toda la acción, un alfa cenizo, de los más guapos y populares del lugar estaba en el suelo con múltiples heridas en su rostro, su mirada firme y molesta viendo al lindo pecoso que veía en su dirección con indiferencia - ¡¿Te crees muy fuerte estúpido nerd?!

- No me creo... Lo soy Katzuki - el cenizo sintió un escalofrío al ver que aquella mirada verdosa estaba fija sobre su persona, pero como buen alfa no dejo ver su temor.

- No serás más que una maldita puta lame pollas ¿Qué te hace pensar que eres superior a mi? ¡¿Ah?! ¡Idiota!

- Bueno... Para empezar, yo no estoy en el suelo con sangre en mi nariz - la sonrisa del pecoso le hizo enojar - ¡Oh! Tambien, yo no soy quien vino rogando por una cita - el cenizo se sonrojo, no iba a negar que Izuku era el estándar más perfecto de un Omega en cuanto a físico, caderas grandes y perfectas para dar cachorros, piernas hermosas y gruesas, una cintura no tan pequeña, ero si justa, una carita de ángel con piel de porcelana y adorables pecas por sus regordetas y aplastables mejillas, sin mencionar aquellas bellas esmeraldas que tenía por ojos, aquellas mismas que ahora le veían con asco y reproche.

Bakugo había caído por aquel lindo Omega, se veía como un Omega tradicional, seguro fácilmente caía por un alfa como él, peor vaya sorpresa que se llevó cuando el mismo en el momento de su confesión lo rechazó sin más, Katzuki no estaba contento con ello, así que pensó en acercarse de más el mismo, pero apenas trato de poner sus manos en la cintura de Izuku, el menor le dió una buena patada en los huevos y de ahí se puso encima suyo para golpearlo sin darle oportunidad.

Katzuki no iba a negar que quedó impresionado, el carácter de Izuku no iba con el estándar impuesto de un Omega común, era fuerte e independiente, pero aquello no hacía más que molestarlo al verlo tan indiferente con su presencia, su alfa se sentía humillado, más al ver que medio mundo lo tenía en la mira.

- ¡Deku-Kun! ¡Oh Dios! - el pecoso volteo a la voz que le llamaba, una sonrisa se formó en sus lindos labios y aquella aura que había estado teniendo llena de hostilidad cambio por completo a una más amable y dulce.

- Ochako-Kun~ - saludo el pecoso con una sonrisa.

- Dios, Deku-Kun, ya te he dicho que no te metas en peleas sin sentido, mucho menos aquí en la oficina - el cenizo se sorprendió al ver a su jefe ahí mismo, el alfa castaño limpiaba los hombros del pecoso y revisaba su rostro.

- Estoy bien... Solo estaba alejando a la mierda de mi, apesta - la mirada periférica del pecoso se dirigió a él, aunque no le veía directamente se sintió pequeño e indefenso ante el pecoso.

- Uff, pero aún así no es motivo para golpear a alguien... - el pecoso rodó los ojos, el alfa solo suspiro de nuevo ante la terquedad del menor, sus ojos castaños vieron a su alrededor, todos estaban en el lobby de la oficina en horario laboral - ¡¡Bien, bien!! - los aplausos del alfa resonaron en las cabezas de todos prestándole atención de inmediato - vayan a seguir con sus trabajos, no hay nada que ver aquí - la gente comenzó a dispersarse, el mayor tomo de la mano al pecoso para comenzar a retirarse.

Cuando pasaron a un lado del cenizo, quien aún estaba en el suelo, el castaño le dedicó una mirada de odio puro, Katzuki chisto apenas su jefe se fue, ahora quizá tendría muchas consecuencias.

Unas horas después Izuku estaba en un sillón comiendo un poquito de helado de vainilla, su sabor preferido, mientras a un lado suyo estaba el castaño en una mesa con su computadora.

- Ochako-Kun~... Ochako-Kun~ - el castaño se quitó los lentes de descanso para ver al Omega.

- ¿Qué sucede? - dijo serio, estaba un poco molesto con el pecoso por lo de aquella mañana.

- ¿Porque estás molesto conmigo? ¡Todo fue culpa de ese estúpido alfa que no sabe ser rechazado! - el mayor rio levemente, acercándose al pecoso y sentando lo en su regazo.

- No estoy enojado, amor, es solo... No me gusta que te metas en esas peleas sin sentido.

- Umm... Ese maldito, deberíamos hacer oficial lo nuestro... Quiero decir, estamos incluso casados, solo ser tu "secretario" ante los trabajadores no me gusta - el castaño le dió un leve beso a su pequeño esposo, el pecoso correspondió con gusto.

El beso comenzó a hacerse más y más intenso, dejando al pecoso sobre el mueble y al castaño sobre suyo, un beso tan intenso que el Omega comenzó a jadear mientras que Uraraka seguía dominandolo hasta que se separaron por la falta de aire.

- Quizá... Sea un buen momento para... Tener cachorros, así podríamos... Formalizar aún más nuestra relación... - el pecoso empujó de inmediato al mayor.

Ochako supo que la había cagado en ese instante, tratando de acercarse al menor sin éxito, Izuku golpeó su mano con fuerza, viéndole con molestia y levantándose del sillón.

- ¡N-no quise decir eso yo...!

- ¡¡Dijiste suficiente, Uraraka-Kun! - sin más el pecoso se fue aporreando la puerta del cuarto de invitados, el castaño se quedó solo con el sonido de la televisión, la había cagado y en grande.

- No te ves muy bien hoy... ¿Te sucedió algo Ochako-Chan? - el castaño volteo deprimido a su mejor amiga, la beta peliverde estaba curiosa por su estado.

- La cague... - dijo simple - la cague horrible... Sé que el tema de los hijos es algo difícil para él, pero aún así lo saqué en el peor momento, maldita sea...

- Bueno... Sabes que Izuku-Chan tiene problemas con ese tema... - el castaño vio hacía otro lado, él más que nadie conocía lo que su pequeño Omega tuvo que pasar por ser como es.

Los recuerdos lo inundaron, cuando conoció a Izuku era mucho más rebelde de lo que es actualmente, debe admitir que aquello lo enamoro por completo, pero aún así el dolor y sufrimiento en aquellos ojos peliverdes no le dejaba dormir por las noches.

Hace 3 años.

Ochako Uraraka no se consideraba alguien especialmente icónico, es decir, si, era el dueño de una empresa multimillonaria, pero ese no es el punto, era un alfa al cual le faltaba su Omega, pero era demasiado tranquilo y hasta sumiso como para que los mismos omegas le hicieran caso genuinamente, solo le querían por su dinero y no estaba dispuesto a soportar aquello, era un alfa que no entraba en el estándar de su casta, es por eso que cuando conoció a Izuku quedó flechado de inmediato.

Estaba en una zona poco concurrida y de noche, totalmente molesto e irradiando ira, su antigua Omega le acababa de ser infiel y en su cara, después la muy desgraciada le sonrió y dijo simplemente "un alfa como tú jamás podría complacerme, tu dinero es lo único interesante de tu patética existencia" y se fue meneando las caderas con otro idiota, le dolió, no lo iba a negar, pero ya estaba hasta algo acostumbrado a que aquello pasara.

Deprimido se dirigía a su auto cuando un quejido le hizo voltear, era un callejón oscuro y sucio, pero a lo lejos vio como una puerta se abrió de golpe y un tipo salía golpeando a alguien pequeño, el aroma asqueroso del alfa llegó a su nariz, era insoportable aquel amargo olor lleno de excitación, pero había algo más, un aroma dulce que contrastaba por completo, el aroma fuerte de un Omega, un aroma lleno de osadía y firmeza que sería un insulto para cualquier alfa común.

Él no era un alfa común.

Comenzó a acercarse con cautela, no sin antes mandarle un mensaje a su amiga Mina para que llamara a su pareja policía, Kirishima seguro ayudaría en esta ocasión. Puso atención a las palabras de ambos, sorprendiendo se por la situación.

- Está bien si no quieres encontrar a un alfa, hijo, yo te daré todos los cachorros que obligatoriamente debes tener.

- Estás loco... ¡Carajo! ¡¿Qué maldita obsesión tienes con los hijos, papá?! - sintió su estómago retorcerse, eran padre e hijo.

- Maldito Omega mal agradecido, haremos lo de siempre, solo esperaré a que cumplas los dieciocho y al fin te haré mío - el pecoso fue jalado en contra de su voluntad, tirado al suelo y tomado del cabello quedando a la par de la pelvis del mayor, el mismo sonrió al verlo ahí arrodillado, bajando su pantalón y dejando ver su asqueroso pene, el pecoso casi vomita y él también, pero se sorprendió cuando el mismo menor se metió aquella asquerosidad a su boca. Un suspiro de alivio salió de sus labios cuando el alfa contrario grito de dolor y observo como el Omega se limpiaba rastros de sangre.

Lo había mordido.

Mierda que lo había hecho.

Apretó un puño en señal de victoria, pero todos celebración de fue al caño cuando el alfa pateó al joven Omega y comenzó a dejar ir feromonas dominantes en contra del pecoso, el menor comenzó a jadear, algo asustado al verse sometido por su propia naturaleza, mientras que el alfa sonreía con superioridad.

- Quizá no espere a tus 18, al final, solo faltan tres meses para ello - el alfa se inclino hasta tomar las rodillas del débil pecoso - porque no mejor... ¿Te disfruto de una vez? - aseguro abriendo las piernas del menor.

Uraraka debía hacer algo, no podía esperar más a Kirishima, si lo hacía, estaba seguro que presenciaría una vi0lación y realmente no quería hacer eso, busco con su mirada algo que pudiera servirle, hasta que sus ojos dieron con algo en específico.

- Bingo.

- Maldito asqueroso de mierda... S-sueltame - el pecoso no se podía mover, las feromonas del mayor lo mantenían a raya, sus mejillas estaban sonrojadas y su mirada no demostraba más que odio.

- Dios mío... Hace cuánto debí hacer esto - aseguro el mayor tocando el torso del menor - sin duda tu madre dió a luz a un buen cachorro - el menor abrió sus ojos ante la mención, además de comenzar a lagrimear, claro, él lo sabía muy bien, su querida madre Omega solo sirvió como un puto criadero para el hombre frente suyo, pero, para su desgracia, él había Sido su único hijo Omega, lo que le restaba estatus a su familia.

- Maldito hijo de perra... Ngh - el mayor había apretado una de sus tetillas, Izuku estaba asustado, demasiado, la simple idea de que aquel sujeto cumpliera lo que tanto tiempo venía insinuando le causaba pánico, pero no podía hacer algo para detenerlo.

Su miedo solo se culminó cuando el mayor comenzó a bajar sus pantalones, el miedo lo inundó y trato de patalear, pero el mayor fácilmente le golpeó el rostro haciéndolo girar su vista y comenzar a llorar. No quería mostrarse débil en una situación así, pero realmente no había opción, los sentimientos reprimidos por años salieron a la luz, sintiendo a su propio padre manosearlo y estar a nada de vi0larlo.

- Voy a disfrutar tanto de esto... - el mayor estaba a nada de bajar su ropa inferior por completo, Izuku cerró los ojos con miedo por lo que estaba por suceder, pero, el tacto jamás llegó, tampoco las caricias, solo sintió un peso muerto sobre su regazo, abrió los ojos y noto que su padre estaba desmayado en su regazo, levantó la mirada y se encontró con un alfa sosteniendo un extintor.

- Maldita sea, maldito enfermo - susurro aquel alfa pateando al mayor y quitando lo de su regazo - ¿Estás bien?

El Omega estaba atónito, no pensó en su vida ver a un alfa salvarlo de esa clase de situaciones que, por desgracia, estaban demasiado normalizadas hoy en día, sus palabras se atoraron en su garganta, más cuando el castaño se hincó a su altura y comenzó a revisarlo.

- Qué suerte, no tienes una sola herida, al menos no física... - afirmó algo decaído, las sirenas de patrullas arruinaron el momento, de golpe otro alfa llegó corriendo.

- ¡Uraraka! - el castaño vio al pelirrojo que se acercaba - uff, vine apenas le llamaste ¿Qué sucede?

- Ese de ahí... Llévatelo, pagaré lo que sea, pero, haz que termine tras las rejas - dijo en un tono serio.

El alfa pelirrojo asintió, aunque el igual quisiera hacer verdadera justicia, sabía que era imposible, así que solo hizo caso a lo pedido.

Esa fue la primera vez que Izuku confío en un alfa.

Los meses pasaron, Ochako le daba seguimiento al caso, habían alegado que Izuku, así se llamaba aquel peculiar Omega, era su pareja y por lo tanto su... "Propiedad", así que alguien trato de usurpar lo suyo, incluso cuando se trataba del mismo padre de este, al menor no le gustó la idea de verse como un objeto, pero Uraraka le explico que era la unica forma de que se hiciera justicia, así que el pecoso acepto, apenas.

El castaño quedó fascinado con Izuku, se enamoro a los pocos meses de conocerle, un Omega fuerte que podía hacer las cosas por si mismo, aventado y alegre, sin dudas no había nadie igual a él.

Así paso el tiempo, el padre de Izuku fue arrestado, el pecoso pudo tener una vida relativamente normal después de ello, pero aún con el trauma encima, cuando tuvo la suficiente confianza con Ochako le contó todo, desde como su padre lo había traumado con aquella idea de dar cachorros, hasta como lo obligó a ver multiples vi0laciones y partos de su propia madre, la pobre Omega murió cuando su hermano más pequeño nació, murió desangrada, pero al alfa de aquella familia no le pudo importar menos.

Recuerda ver a Izuku destrozarse frente suyo y cundo llegó el día del juicio, el pecoso se sentía impotente, no podía decir mucho, solo el alfa castaño podía hablar en aquel sitio, claro que Ochako lo defendió, hizo de todo para que la sentencia sea por la razón real, pero solo le dieron una sentencia larga a ese asqueroso alfa por "daños a la propiedad" y al ser Ochako un alfa tan poderoso, logro hacer que su estancia en la carcel sea de lo más duradera posible.

Así paso un año, año en el que de conocer a Izuku se confesó con tanto nerviosismo que el mismo Izuku se sorprendió, jamás creyó ver a un alfa tan sumiso ante un Omega y a veces el mismo Izuku se culpaba, no creía merecer se a aquel alfa, después de todo, los estándares estaban muy marcados, así que... ¿Porqué él? Había muchos omegas más lindos y que se merecían más al castaño, pero no, este le eligió.

Así pasaron dos años, dos años en los que ambos se amaron tanto que decidieron casarse, la boda fue... Modesta, si a eso se le llama rentar un hotel y un banquete para más de mil personas, no fue algo muy público, solo llegaron unos cuantos artistas que tuvieron que firmar un contrato de confidencialidad, no es que Ochako se avergonzara de su Omega, es solo que el miedo de que le hicieran algo a Izuku por ser su esposo lo carcomía, sobre todo cuando la actitud del pecoso no era acorde a lo ya establecido.

Dejando todo eso, Izuku trabajaba con él, siempre Uraraka le cumplía sus caprichos a diestra y siniestra, Izuku se lo merecía, él bien sabía que su pequeño Omega merecía el mundo entero, es por ello que ahora mismo estaba algo miedoso, en sus manos había un par de cajas de regalos, quería disculparse con Izuku por lo sucedido, sabía el trauma de Izuku con los niños, desde que vio a su madre morir por su causa y a su padre abusarlo para tenerlos, no era muy agradable para el pecoso.

— Deku-Kun... Ya llegué a... — se calló de inmediato al ser recibido por unos pequeños brazos, viendo hacia abajo noto al pecoso, el mismo Omega estaba aferrado a su cintura mientras escondía su rostro en su pecho.

— Lo siento... — dijo simple el menor, Ochako estaba algo asombrado con ello, no se espero una disculpa del pecoso — yo... N-no debí actuar así, es normal que quieras tener cachorros, pero yo...

— No te preocupes — en mayor dejo las cajas de lado y tomo el rostro de Izuku con delicadeza — no es algo necesario, sé que es incómodo para ti ese tema, no hay porque preocuparse, somos jóvenes aún, ya habrá tiempo para ello — el pecoso asintió, sus rostros se fueron acercando poco a poco hasta besarse.

El menor quería recompensar a su alfa por todo lo ocurrido, así que separándose del beso tomo su mano y ambos fueron directo a la habitación, el castaño sonrió cuando Izuku lo empujó a la cama y se subió a su regazo para seguir besándolo, sus manos en aquella delicada cintura acariciaban con finura la misma, Izuku suspiraba por el tacto mientras se restregaba en su entrepierna.

El alfa gruño cuando una de las manos del pecoso fueron a aquella zona, acariciando su erecto miembro mientras besaba su mentón o dejaba pequeños besos por sus mejillas y su cuello, le encantaba como era Izuku en esa situación, algo dominante, pero, apenas empezaba lo bueno era totalmente sumiso a su libido.

El castaño tomo firme su cintura sacándole un jadeo, para darle la vuelta a la situación, ahora él estaba entre las piernas del sonrojado Omega, comenzando a marcar su cuello y lamiendo cada peca que encontraba. La ropa desapareció, ahora él lamiendo el pequeño miembro de Izuku, el pecoso temblaba por el placer proporcionado, teniendo una mano sobre su boca y otra en la cabeza del castaño.

Ochako sonrió cuando Izuku se estremeció y se corrió en su boca, el semen infértil era agrio, pero delicioso por ser de Izuku.

— A-alfa... Y-yo — el mayor le sonrió, besándolo y buscando en su cajonera un condón — no... — el mayor se sorprendió, viendo fijamente a Izuku.

— ¿Qué dices, Izuku-Chan?

— No, Y-yo... Quiero... Q-quiero intentarlo, aunque eso... — el castaño sonrió, acariciando la mejilla del pecho juntos su frentes y le vio directo a los ojos con todo el amor que le tenía.

— No es necesario... No tengamos cachorros si no lo deseas, después lo veremos, Izuku — el pecoso suspiro algo frustrado, Ochako entendía que era por el calor del momento que el pecoso lo decía, pero el Izuku consiente no estaba listo para tal paso.

Sin pensarlo mucho se colocó aquel condon con cautela, para después tomar las piernas de Izuku y bañarlo hasta quedar tan cerca que un poco más y lo empotraria por completo.

Ochako vio con gusto la entrada del menor, desbordando de lubricante natural por su causa, sonrió y comenzó a entrar, cuidadoso, Izuku arqueo la espalda levemente ante el estiramiento, fue delicioso, realmente se sintió bien para ambos, es como si el destino los hubiera hecho el uno para el otro.

— Ngh~ m-mueve... M-muevete, A-alfa — el castaño no hizo más que acatar la orden, saliendo del pecoso y entrando de nuevo — ¡¡Ahh!!~ — el mayor quitó unos cuantos cabellos de su rostro, sonriendo y mostrando sus colmillos demostrando su autoridad y posesividad, el Omega por su parte gemia como loco, se sentía tan bien tener su punto dulce cepillandose constantemente.

— Carajo, Izuku...

— O-Ochako-Kun~ nhf... Y-yo quiero.. ¡Ah! Q-quiero t-tú ma-marc... ¡Agh! Quiero tu marca — el mayor se sorprendió de nuevo, en su año de casados no habían hablado de eso, pero al parecer ya era un buen momento.

— ¿Estás seguro?

— Ngh~ Y-yo s-si... ¡Ahg! — con la afirmativa el alfa se emociono, aumentando el ritmo y haciendo que el chapoteo de sus cuerpos sea aún más alto, el pobre Omega apenas y se pudo aferrar a las sábanas por la brutalidad de su alfa.

Para cuando el castaño se corrió atrajo a Izuku sentandolo en su regazo y mordiendo su glándula de aroma, entrando en Izuku hasta su nudo.

— ¡A-ahhgj! — el pecoso gimió en su oído al sentir como el nudo del alfa se clavaba en su interior, además de ello, la marca del alfa en su cuello.

Uraraka sonrió orgulloso al ver sus dientes en aquel lugar, lamiendo la poca sangre que salían de la misma, debían esperar un rato para que el nudo bajarse, no quería lastimar a Izuku. El pecoso jadeaba en su oído, para después reincorporarse y tomar su rostro, acto seguido de un dulce beso que permitió a Izuku dominar.

— Te amo, Ochako-Chan~

— Y yo a ti, Izuku-Chan.

Ambos se besaron de nuevo y se acostaron, ya después de preocuparían por el nudo que acababa de formar.

— ¡¡Woaa!! ¡Dios! ¡Esto! ¡¿E-enserio?! — ya era la mañana siguiente, Uraraka decidió no salir a trabajar, era el jefe por amor de Dios.

— Sip, pensé que te gustarían.

Izuku tenía en sus manos dos boletos exclusivos para el próximo concierto de la artista "Ado" un tipo de música poco convencional dentro de los gustos de un Omega, pero para Izuku era su mismísima ídola, escucharla desgarrarse la garganta era su pasión y que el castaño le consiguiera de los más exclusivos lo hacía llorar dela emoción.

— ¡¡GRACIAS!! — el menor se avalanzo a su esposo para besarlo, el castaño lo tomo de la cintura y corresponder.

— También decidí... Hacer público nuestro matrimonio — Izuku le vio con sorpresa — no sé que pueda pasar, pero escúchame bien, estaré ahí para ti, pase lo que pase — ambos juntaron sus frentes de nuevo, era un hábito entre ellos como pareja.

— Sé que... Puede ser difícil, pero lo afrontaremos juntos, Ochako-Kun — ambos sonrieron y se besaron.

Se amaban y era lo único que importaba.

Ni siquiera unos asquerosos estándares les harían decir lo contrario.

“Los omegas pueden ser hasta más capaces que los Alfas ¿Un Omega débil? Mierda, los omegas no son débiles, los omegas son hábiles, ágiles e inteligentes, aquel "puesto" que la sociedad les tiene solo los ha hecho más astutos, desde cuidar a los cachorros hasta ser padres solteros, no lo saben, pero aquella imagen de debilidad son puras mierdas.

Un Omega es hábil.

Un Omega no es débil.

Un Omega es inteligente.

Un Omega es igual a un alfa”

¡Jupi! Volví gente bonita de Watpadd ¿Que tal? ¿Les gustó? A mí si, amo escribir a Izuku empoderado, pero a la vez siendo la persona más sumisa del mundo, solo yo me entiendo jiji, espero les haya agradado mis amores, lo hice de todo corazón.

La idea original era con Ochako como mujer, pero por el contexto y todo el rollo la vrd pensé que quedaba mejor como un hombre, pido perdón por el repentino cambio, pero a mí me gustó mucho 🥺🥺

En fin, sigo de vacaciones, así que veré que actualizo pronto ¡Los amo!

Lavense bien la cola, bye bye.

Pedidos aqui------------ >

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