Oh Judy...

Judy tímido, introvertido y tierno. Ese chico de ojos marrones y profundos, de cabello casi negro y rulos extremadamente suaves, de piel suave y labios suaves.

No debería sentirse así, pero no puede evitarlo, ya no.

Oh, Judy...eres todo lo que necesito.

Si, esos son todos los pensamientos de Willem desde que tuvo su primera fiesta adolescente con su mejor amigo, Jude St Francis.

Sabe que las cosas que le pasan por la cabeza cuando está junto a él no son correctas, no porque fuera un chico, Willem no tenía problema con eso, si no porque lo conocía desde los 13 años casi.

No le cuenta a nadie sobre lo que siente con respecto a Jude, y tampoco planea hacerlo, porque sabe que el chico es complicado de entender, con miradas significativas y señas que nunca termina de comprender.

Se pregunta si el moreno siente lo mismo que el, si también siente ese calor en su cuello y mejillas cuando se acerca, si le gusta la calidez que siente cuando están juntos, si también piensa que es jodidamente hermoso de la manera que el rubio lo hace. Siendo sincero, nunca sintió tanta desesperación por besar a alguien como lo siente cuando está cerca de Jude. Claro, ha besado a una chica antes, pero no significó nada, en cambio, sabe que con su amigo, sería mucho más que una dulce caricia.

Quiere estar con él, susurrarle palabras dulces e inocentes al oído, quiere abrazarlo, quiere sentir su calor, quiere besar su piel mientras escucha suaves suspiros por parte del ruloso, que le indica que se siente igual de bien que él.

Pero claro, esas son fantasías, que tal vez, se harán realidad.