Un año después

Willem estacionó el auto frente al edificio, afuera de este, Malcolm y JB. Se bajo del vehículo y antes de poder decir algo, el castaño habló

—Hasta que llegas hombre —Le reclamo —¿Y Jude?

—Fue a buscar unas cosas a su casa

Entraron al edificio, al llegar al recepción, se encontraron con una chica que, al parecer, JB conocía. A simple vista era guapa, pero nada que a Willem pudiera impresionarle

El rubio noto como la chica, Ana, se encontraba bastante interesada con su presencia. No le importaba mucho, estaba pendiente a que Jude lo llamara para que lo fuera a buscar, aunque sabía que el no se lo pediría, solo le avisaría que iba de camino, y entonces, Willem lo esperaría afuera del edificio para entrar juntos

La chica les dio la llave del piso y los cuatro entraron para poder conocerlo. Era lindo, para Willem, pero JB lo encontraba horrible

Jude le mando un mensaje al pecoso diciendole que ya estaba afuera, el más alto le dijo a sus amigos que tenía que bajar y subiría en un momento

—Lo se —Dijo el moreno, mientras hablaba por llamada con Harold

—De acuerdo, pero cuídate mucho

—Relájate papá

—Estoy relajado, eso se llama preocupación

—Claro...

—Recuerda que...

—Yo pagaré las multas de tu auto —Le recordó riendo

—Bien, nos vemos, te quiero

—Yo también, adiós papá

Al cortar la llamada, noto que tenía a Willem frente a él y sonrió

—Hola

—Hola

Apesar de los años de amistad, aún se sentían como dos niños enamorados

Al entrar a la recepción, vieron a JB, Malcolm y Ana

Había una gran duda creándose en la cabeza del castaño, y es que no sabía mo tenía la más remota idea de cómo Willem era tan inconsciente del poder que tenía con las mujeres. Muchas veces el rubio le dijo que no se daba cuenta, cosa que el no creyó para nada y quiso seguir divagando con sus amigos y conocidos. Recordó la opinión que compartió con Jude

"Tal vez si se da cuenta y simplemente no le importa" eso era mucho más creíble, aunque no sabía porque no le importaría

Entonces recuerda, que nunca supo cual era la sexualidad de Willem, suponía que era hetero, muchas veces lo vio coqueteando con chicas en las fiestas, pero era inevitable ver la conexión que había entre el y Jude

Desde que habían conocido a Ana, JB pudo reconocer un coqueteo de parte de la chica hacia el rubio

Oh Ana, si supieras...

Sacaron las cajas del camión de mudanzas y subieron las escaleras (ya que el ascensor no funcionaba), JB, Ana y Malcolm ibam de los primeros, mientras que Jude y Willem iban más atrás. El moreno tomo una caja con un par de cosas pesadas, al subir el cuarto escalón cerró los ojos con fuerza y sus manos se aferraron a la caja, sintió una punzada de dolor en sus piernas

Hace casi dos semanas que su dolor en las piernas había vuelto, no era constante, cosa que agradecía, y tampoco le impedía hacer cosas, pero se encontraba algo débil porque no había dormido

—Necesitas ayuda? —preguntó Willem a Jude en voz baja cuando empezaron a dispersarse para ocuparse de sus tareas.

—No —respondió él escuetamente, y Willem observó su titubeante y lento ascenso por las escaleras, que eran muy empinadas.

Al rubio le dio miedo ver como su amigo subió por las escaleras con aquella caja llena de cosas frágiles, no porque se le cayera la caja, si no porque el chico llegara a caerse

—Ana —La llamo el rubio, esta se volteo a verlo con un rubor en sus mejillas —¿Cuando crees que el ascensor estará reparado?

—Umh, tendría que consultarlo ¿por qué?

—Quería saberlo

Fue una mudanza fácil, eficiente y sin imprevistos; en cuanto terminaron de subir los bultos y de sacar los libros de las cajas, Ana se fue y los cuatro amigos se comieron la pizza, luego toda la cuadrilla se fue a alguna fiesta o de bares, y Willem y Jude se quedaron por fin solos en su nuevo piso. El espacio era un caos, pero la perspectiva de colocar las cosas en su sitio les pareció demasiado agotadora, de modo que estuvieron remoloneando sorprendidos de lo rápido que se había hecho de noche y de que tuvieran un lugar donde vivir en
Manhattan; un lugar que podían permitirse pagar. Aunque ambos habían advertido que sus amigos callaban educadamente al ver el piso, no le importó; era suyo, tenían un contrato de dos años, así que nadie podría arrebatárselo.

Estaban hablando y a Jude se le cerraban los párpados; Willem supo, por el constante aleteo de colibrí de sus párpados y la fuerza con que cerró el puño y se le veían los hilos verde mar de las venas sobresaliendo del
dorso de la mano, que Jude estaba dolorido. Por lo rígidas que tenía las piernas, supo que el dolor era fuerte, y también que él no podía hacer nada por aliviarlo.

Si le decía: "Jude, deja
que te traiga una aspirina", él replicaría: "Estoy bien, Willem. No necesito
nada". Y si le decía: "Jude, ¿por qué no te echas un rato?" él respondería: "Estoy bien, Willem. Deja de preocuparte». De modo que al final hizo lo que con los años todos habían aprendido a hacer cuando a Jude le dolían las piernas, que era poner alguna excusa, levantarse y salir de la habitación,
para que Jude pudiera quedarse tumbado totalmente inmóvil y esperar a que
el dolor pasara sin tener que dar conversación a nadie ni gastar energías
fingiendo que todo iba bien, que solo estaba cansado, que le había dado un calambre o cualquier explicación tonta que se le ocurriera.

Willem encontró en el dormitorio la bolsa de basura donde estaban las
sábanas, y preparó primero el futón y luego la cama de Jude. Clasificó la ropa en camisas, pantalones, ropa interior y
calcetines, asignando a cada categoría una caja de cartón (de donde había
sacado los libros) que metió debajo de la cama. Dejó la ropa de Jude tal como estaba y entró en el cuarto de baño, lo limpió y desinfectó antes de poner en su sitio el dentífrico, los jabones, las cuchillas de afeitar y los champúes.

Se detuvo un par de veces para echar un vistazo a la sala de estar, donde Jude seguía en la misma postura, con los ojos cerrados, el puño apretado y la cabeza ladeada para que no pudiera verle la expresión.

Los sentimientos de Willem hacia Jude eran complejos, incluso más que antes. Si bien lo quería —esa era la parte sencilla—, temía por él, y a veces se sentía más un hermano mayor protector que su amigo. Sabía que Jude había estado y estaría bien sin él, pero a veces veía actitudes que lo perturbaban, lo que le creaba impotencia y paradójicamente aumentaba su determinación de ayudarlo, aunque Jude casi nunca pedía ayuda.

Todos apreciaban y admiraban a Jude, pero a menudo Willem tenía la impresión de que a él le dejaba atisbar algo más —solo un poco más— que al resto, y no estaba
seguro de qué se suponía que tenía que hacer. El dolor en las piernas, por ejemplo; desde que lo conocían Jude
siempre había tenido problemas con las piernas. Era difícil pasarlo por alto,
pues Harold desde los 10 (su dolor se detuvo a los 16), lo llevaba con un medico para hacerle una revisión de no más de 15 minutos

Recuerda aquella vez que encontró a Jude en un ataque de pánico, aunque nunca supo el porqué

Estaban en la sala de música de la escuela y Willem había ido a buscar unas partituras para ayudar al moreno con la melodía que había estado cantando. Pero al escuchar los gritos de JB entró rápidamente, y entonces lo vio, a Jude, respirando agitadamente con una mano en su pecho. El castaño trataba de calmarlo pero no funcionaba

Se acercó a él rápidamente —Jude —Lo llamo —Jude, ey, esta bien, estoy aquí

Lo abrazo con un brazo por sus hombros mientras trataba de calmarlo

—Tranquilo, calma, vas a estar bien. Tranquilo

—Solo... —Intento hablar el rizado, pero la voz no le salia

—Estoy contigo, calma

Jude levantó la mirada y al conectarla con Willem, creyó haberse calmado un poco. El rubio tomó una de sus manos y la llevó a su pecho, indicándole como debía respirar

—Tranquilo, yo estoy aquí ¿si?

Después de unos minutos, el moreno pareció haberse calmado y escondió su cabeza entre sus rodillas, avergonzado por aquello

Para Willem, los pensamientos que pasaban por su mente eran realmente estupidos

Por un instante, sintió que Jude se estaba muriendo en sus brazos y el no podía hacer nada para arreglar eso