019.
¿Alguna vez has sentido la sensación de temor mezclada con indiferencia?
Pues Jungkook la sentía ahora mismo al prepararse mentalmente para enfrentar a su tío. Ya que, si más temía un poco por su reacción al saber que renunciaría a la misión, por otro lado, le valía una mierda lo que el hombre dijese o hiciese al respecto.
Él ya había tomado una decisión y no daría vuelta atrás.
No iba a matar a Jimin.
Punto y final.
Ni aunque le pagarán una millonada, se había prohibido ponerle una mano o arma encima.
Ya no podía, ni quería hacerlo.
A su vez, comenzaba a cuestionarse sobre su labor como cazador. Aquella profesión de la cuál había dependido desde temprana a edad, provocándole un horrible desprecio y repulsión hacia los vampiros. Jungkook los odiaba por todas las actitudes antinaturales que hacían, por ser parte de su mundo y con ello haber matado a su madre.
Sin embargo todo eso era antes, pues conforme pasaba el tiempo con Jimin se había dado cuenta que los vampiros no eran tan malos como se lo habían enseñado. Talvéz nunca se había tomado el tiempo de conocerlos, talvéz nunca había convivido con uno por tanto tiempo, talvéz jamás se habría dado cuenta del daño que causaba hacia ellos al secuestrar y matarlos cuando desapareció Suni. Talvéz no los veía tan malignos al formar parte de ellos, a diferencia de como lo vería un humano.
Él no era un humano, tampoco era un vampiro. Era mitad y mitad. Quisiera o no, era parte de los dos mundos.
Y también era su decisión elegir a cuál inclinarse más.
Últimamente debatía con ello.
Pero lo importante ahora es que había tomado la decisión de renunciar a seguir siendo un cazador. Simplemente ahora se veía incapaz de herir a un vampiro, aún si se pasó años matándolos y convirtiéndolo en un profesional. Detestaba pensar en si mismo como un asesino, pero lo era. No era inocente, sus manos estaban sucias y comenzaba a lamentarse de eso. Años y años de creencias y prácticas inútiles a la basura.
Se sentía sucio, quería deshacerse de ese pasado, quería alejarse completamente de todo eso. Así que guardó todo rastro de ello, tomó cada arma, cada apunte, cada evidencia y lo guardó todo en una pequeña bodega que estaba dentro de su habitación cuyo interior era donde resguardaba todas sus armas y objetos contra los vampiros, donde ideaba sus planes y métodos para atacarlos. Dejó todo eso atrás y cerró la puerta junto a las tres cerraduras que poseía, tirando la llave en el inodoro.
—¿Jungkook? —la voz de Yeonjun detrás suyo no le inmutó, es más, le incitó a bajar la cadena y proseguir a observarla desaparecer sin expresión alguna.
—¡¿Qué estás haciendo?! —el menor corrió rápidamente hacia su dirección, deteniéndose de golpe y contemplando impactado como la llave se iba por el drenaje— ¿Estás loco, cierto? —le miró.
El pelinegro alzó su rostro inexpresivo para observarle también.
—Renuncio. —explicó cortamente.
—¿Qué? ¿De qué hablas? —preguntó asustado.
—No volveré a ser más un cazador, Yeonjun.
El castaño abrió sus ojos de golpe, completamente anonadado.
—Debes estar bromeando...
—No, no lo hago. Estoy harto de este estilo de vida falso en el que nos tienen metidos, pues me he dado cuenta por mi mismo que estamos tan confundidos respecto a los vampiros. Ellos no son los asesinos, somos nosotros...
—Jungkook, ¿estás bien? —estiró su brazo para colocar una mano en la frente del nombrado.
Este bufó, apartando el tacto.
—¡Yeonjun, estoy bien! —aclaró, tomándole de los hombros para mirarle fijamente—. Mira, sé que piensas que es lo correcto y entiendo que sea difícil de creer... —suspiró. —Pero te juro que podemos ser algo mejor que esto...
El menor tragó saliva con los ojos de par en par, sin entender nada.
—Jungkook... yo...
—Deja al niño en paz, Jeon.
Ambos se giraron hacia aquella firme y alta voz de su tío, viéndolo parado bajo el marco de la puerta con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
Jungkook soltó a Yeonjun, sin dejar de mirar al mayor.
—Vete de aquí, Yeonjun —ordenó Baek a su hijo quién miró de reojo a su primo antes de salir rápidamente de allí.
Dejando solos a Jungkook y su tío.
—¿Puedes explicarme que mierda te sucede? —interrogó el hombre mayor, acercándose al pelinegro.
—Lo que oíste, ya no quiero ser más un cazador. —sentenció sosteniendo su mirada firme y seria.
—¿Qué? Eso es lo más estúpido que he oído en mi vida... ¡Déjate de tonterías y ve a tu habitación!
—No iré a ningún lado, renuncio a ser más un cazador, renuncio a toda esta maldita mierda y ya no voy a seguir con la misión.
Baek le contempló con horror hasta que finalmente explotó al procesar sus palabras. —¡¿Te has vuelto loco?! ¡¿Cómo que no quieres seguir con la misión?!
—¡Es una tontería! —explicó. —¡Todo esto es una tontería! Matar vampiros por dinero, ¡es una idiotez! Y hasta ahora me doy cuenta de ello —suspiró más calmando. —Tío, los vampiros no son como creemos... Ellos... no son tan malos... Si tan sólo-
—¿Te lavaron el cerebro o qué? —le interrumpió, negando con la cabeza mientras exhalaba hondo. —Bien, voy a olvidar que dijiste todo eso y vas a continuar con la misión, Jungkook.
—No.
—Es una orden y tu obligación. Tienes que hacerlo, nos están pagando por esto, ¿sabías?
—No quiero el maldito dinero—gruñó molesto, —No quiero volver a ser parte de esto y nada me hará cambiar de opinión, así que no lo intentes porque no lo haré... no mataré a un vampiro más, ya no lo haré.
Baek le dedicó una mirada furiosa, acercándose lentamente a él.
—¿Acaso todo esto tiene que ver con Park Jimin? —preguntó amenazante—¿Te estás dejando manipular por ese maldito chupasangre?
—¡No lo metas en esto! —Jungkook se puso inmediatamente a la defensiva, su expresión tornándose más molesta.
Entonces el mayor se detiene en seco, mirándole impactado por unos cuantos segundos, como si estuviera captando algo. Hasta que finalmente su rostro se desfiguró en una mueca apenada.
—No me digas que te enamoraste de él...
Jungkook no respondió, manteniendo su expresión intacta. Dándole suficiente respuesta al contrario.
—Dime que es una broma.
—No, no lo es. Tienes razón, estoy enamorado de él —confesó tranquilamente. —Pero esa no es la única razón por la que mis opiniones han cambiado.
—Este no era plan y lo sabes... —recordó entredientes.
—Ya dije que el plan se acabó, no más, no seguiré con esta misión y no intentes detenerme —sentenció, dándose media vuelta para irse finalmente de allí.
Baek suspiró pesadamente, intentando no perder los estribos de nuevo pues sentía la ira recorrer sus venas. Detestaba que las cosas no saliesen a su manera. Había una misión y un contrato el cuál debía completar, de lo contrario perdería muchísimo dinero y jamás se lo permitiría. Así que mantuvo la calma ante las actitudes de su sobrino, no prestándoles atención pues el chico solamente estaba confundido. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había matado a un vampiro y seguro eso comenzaba a afectarlo.
Necesitaba deshacerse de Park Jimin para que dejase de influenciar a Jungkook y enseñarle cosas inaceptables de vampiros. El problema es que su sobrino estaba decidido en abandonar la misión y no matarlo.
Así que no le quedaba más de otra que tomar la misión en sus manos.
Pero él no será quién mate a Park Jimin, pues prefiere no ensuciarse las manos en misiones que originalmente no le correspondían.
Jungkook lo mataría, no él
Pues ese era el trabajo del chico desde un principio y así como se dijo deberá de cumplirse.
¿Pero cómo lo haría si Jeon se negaba rotundamente?
Bueno, nada que un encantamiento de una bruja no pueda resolver...
(☠️)
Llegó el viernes. Y Jungkook no podía sentir más nervios, ansiedad y preocupación al respecto. Con un poco de temor claro. Sin embargo, intentaba no dejarse dominar por esos problemáticos sentimientos y concentrarse en salir lo más pronto posible de su casa.
—¿A dónde vas?
Se detiene de golpe al escuchar la voz de su tío detrás suyo y cierra fuertemente sus ojos.
—A ningún lado que te importe —. responde frívolo, ajustando la mochila en su hombro.
Desde que le había confesado su renuncia, el hombre no le había vuelto a dirigir la palabra, con costos intercambian un buenos días por las mañanas. El ambiente siempre era tenso cuando estaban cerca, y comenzaba a realmente extrañarse por el comportamiento tranquilo de su tío ante su actitud.
Escuchó un suspiro de resignación.
—Mírame, Jungkook —ordena, y a duras penas el contrario obedece. —Sé que he sido duro contigo en estos últimos días... —suspira, —he estado reflexionando sobre tu decisión y aunque me esté costando muchísimo aceptarlo, quiero que sepas que lo respeto. Es tu vida y puedes hacer lo que quieras.
—¿Estás hablando en serio? —parpadea con extrema sorpresa en sus ojos. —¿Por qué no te creo ni una sola palabra de lo que dices?
—Hablo en serio —repite. —Quiero entender este nuevo pensamiento que tienes, pero primero debemos discutir ciertas cosas...
—No quiero discutir —frunce el ceño. —Yo ya dejé todo claro, no cambiaré de opinión.
El hombre al instante cierra por un segundo sus ojos y suspira fuertemente, entonces los abre y sonríe de manera falsa.
—Entiendo, antes de irte, ¿quieres tomar algo? —pregunta, sacando una botella con un líquido color naraja. —Por lo que veo te irás un par de días, quizás puedas llevar algo de tomar...
—¿Qué es eso? —alza el mentón, inspeccionando extrañado desde lejos.
—Es jugo de naranja —responde con obviedad. —¿Tu favorito, no?
Jeon le mira raro. —¿Y desde cuando te interesa si he comido o no?
—Jungkook porfavor, soy tu tío —resopla, perdiendo la paciencia. —¿Quieres o no? —pregunta elevando la botella.
El pelinegro no dice nada por unos segundos hasta que finalmente suelta un bufido y asiente con la cabeza.
Realmente tenía sed.
Enseguida su tío le lanza la botella desde su posición y la atrapa sin dificultad con una mano donde la destapa y lleva despreocupadamente hasta sus labios.
Bebiendo gran parte del contenido a una rápida velocidad al tener prisa. Finalmente se detiene, relamiendo sus labios y la guarda dentro de su mochila.
—Bueno, adiós. —se despide cortamente, saliendo por la puerta principal y dejando un silencio en la casa. Además de provocar después que Im Baek sonriera con malicia.
(☠️)
Se encuentra al frente del enorme portón negro, tan alto que lo hacía sentir diminuto e intimidado. Lejos de eso no se podía ver nada más, era como si aquella residencia estuviera escondiendo algo, demasiado cerrado a lo que había en su interior.
Traga duro. Aprieta las mangas de su mochila con fuerza antes de armarse de valor y tocar el timbre, el cuál no emite sonido alguno. Inmediatamente hace ademán de volverlo a presionar pero en ese momento se escucha una voz provenir de allí.
—Buenas tarde, residencia Park. ¿Qué se le ofrece? —al instante identifica una voz femenina.
Acerca su boca al pequeño parlante y habla: —Hola, ehm... soy invitado.
—¿Cuál es su nombre?
—Jeon Jungkook.
Pasaron dos segundos hasta que se escucha un sonido de afirmación en la entrada y las puertas negras del portón se abren de repente, sobresaltándole.
—Pase adelante, sea bienvenido. —vuelve a hablar la mujer.
—Gracias. —murmura distraído ante la imagen interior de aquel lugar, entrando lentamente.
Mierda.
Era una belleza.
Lo primero que vió fue un largo y ancho sendero que guiaba hacia lo que él suponía sería la casa, a su alrededor yacía toda la flora en su máxima expresión, había naturaleza por doquier. Desde altos árboles de frutos hasta pequeñas flores de todo tipo. Conforme avanzaba no podía quitar la sorpresa en su rostro, observando todo con ojos brillantes y emocionados.
Jamás pensó que los vampiros tuvieran un lado jardinero. O que al menos supieran apreciar la naturaleza. Pensaba que la entrada sería sombría y llena de inquietud, pero fue lo contrario, se sentía cálido en ese ambiente.
Era extraño como interesante.
Su rostro se suavizó más al notar la residencia a lo lejos. Yéndose casi de cruces al suelo.
Oh, por Dios.
¿Esa era la casa de los Park? Porque la palabra "casa" le quedaba demasiado pequeña para esa mansión. Pues eso era, una gran mansión con complejo de palacio. Santa mierda.
Parpadeó, volviendo a retomar su camino, esta vez con los nervios volviendo a torturarlo conforme subía las gradas y se acercaba finalmente a la puerta de entrada.
Miró arriba, el nombre en una placa de oro: "Residencia Park desde 1873", provocándole escalofríos.
Mierda, ¿en qué se había metido?
Respiró y exhaló hondo unas cinco veces. Necesitaba calmarse, debía de dar una buena impresión. De hecho ahora mismo estaba usando sus mejores prendas, vestía muy elegante y formal a comparación de su vestimenta diaria que era casual. También se había alisado un poco el cabello, en un peinando que le hacía ver más maduro.
Y sin dejarse más de rodeos y con el corazón en la mano, tocó el timbre.
Espero uno, dos, tres segundos hasta que la puerta es abierta de par en par e inmediatamente siente una tranquilidad y calidez al conectar con unos ojos femeninos y mielosos.
—¡Jungkookie!
Suni se abalanza hacia él, fundiéndolo en un fuerte abrazo que obviamente correspondió de la mejor manera.
—Hola, linda. ¿Cómo estás? —preguntó al separarse, sonriéndole de manera tierna.
—¡Estoy de maravilla ahora que estás aquí! —confesó. —¡Quiero enseñarte todo, ven, ven! —tomó su mano y lo arrastró adentro.
Jungkook no pudo oponerse cuando ya estaba inmóvil, observando con la boca abierta el interior del lugar. Siempre había pensando que la casa de un vampiro sería del último milenio, con muebles y objetos góticos y paredes negras junto a cuadros escalofriantes. Pero lo que veía ante sus ojos era lo contrario, o al menos no todo en absoluto. La casa era normal, de un color normal y un ambiente normal a cualquier otra casa de la ciudad. Sin embargo, tenía un toque especial que la hacía única. Tal vez eran los grandes cuadros que podía observar estaban en el fondo de un pasillo, o el enorme candelabro de oro encima suyo, o la alfombra de ceda púrpura que estaba pisando. Tal vez eso era lo que la hacía diferente. Y no porque sea una casa habitada por vampiros. Sea como sea, estaba hermosa. Apenas había el inicio y ya estaba impresionado como fascinado.
¿En serio pasaría sólo dos días aquí? Porque ahora mismo se plantearía el quedarse una semana.
—¿Donde está Jimin? —pregunta al caer nuevamente en el inicio de esta visita.
—Está en su habitación arreglándose, me dijo que pronto bajaría —explicó suavemente—, también me pidió que te distrajera antes de que-
—Hija, ¿con quién hablas tanto?
Jungkook siente su cuerpo paralizarse en el momento en que escucha esa voz masculina y madura junto a unos pasos acercándose. Entonces lo ve, finalmente lo ve salir irónicamente desde la oscuridad de un pasillo. Casi de manera espeluznante. Se lo había imaginado de todas las maneras y aspectos posibles, pero jamás se imaginó la realidad. Pues estaba al frente de un verdadero vampiro. El hombre era muchísimo más alto que él, delgado, cabello rubio con roces de gris por la vejez. Tenía la piel pálida, demasiado pálida, blanca. Sus ojos naturalmente eran rojo vino y terroríficamente amenazantes, podía notar en sus rasgos que debió de haber sido muy atractivo de joven. Su rostro era similar al de Jimin, pero no idéntico. Este vampiro daba más miedo que Jimin, era más poderoso y más fuerte. Y tampoco su mirada ayudaba mucho, tenía una expresión frívola y dura. Sin emoción alguna.
Y cuando comienza a avanzar hacia ellos, siente su pulso latir desenfrenado ante su naturaleza. Su naturaleza de cazador a la amenaza que tiene al frente. Una fuerte amenaza que lo intimida y asusta. Estaba acostumbrado a su presencia, pero esa presencia no duraba ni cinco segundo pues ya estaba haciendo de las suyas para aniquilarlos. Mierda, debía de calmarse, volver los pies a la tierra y a realidad. Intentó relajar su pulso, no quería mostrarse tan nervioso y débil ante aquél hombre, cabe destacar que este podía escuchar perfectamente el latido de su corazón.
—Así que tú debes de ser Jeon Jungkook... —murmura, deteniéndose a un metro de distancia mientras examina la figura del pelinegro de pies a cabeza.
—Mucho gusto, señor. —se presenta con voz tranquila y segura, realizando una corta reverencia.
—El gusto es el mío al conocer a el novio de mi hijo, ¿no? —alza lentamente una ceja como si estuviera confirmando.
A Jungkook se le cortó la respiración.
—Bueno... —traga saliva—, Jimin y yo somos algo parecido pero no oficialmente. Todavía no.
—¿Todavía no? —abre un poco su boca en sorpresa, enseñando inconscientemente sus colmillos los cuáles son más grande y filosos, dándole una aspecto aterrador.
—Así es, apenas estamos comenzando —responde, su pulso volviendo a regularse.
—Oh, interesante, interesante... —sonríe—, pues bienvenido a nuestro casa Jungkook, espero logres sentirte a gusto y pasar un buen tiempo.
—También lo espero —asiente, sintiéndose cada vez más indefenso ante la mirada que le dedicaba el vampiro.
Parecía entre curiosa y espectante, pero también, ¿hambrienta?
—Papi, yo también pienso lo mismo pero Jimin me dijo que no podíamos pues Jungkookie es sólo de él —explicó Suni de la nada hacia su padre.
Jungkook se quedó congelado en su sitio. ¿Esperen, qué? Ay, santísima madre. Acababa de enterarse de dos cosas en ese momento, uno, que Suni tenía el poder extra de leer los deseos internos de los demás, y dos, que ahora estaba metido en una casa con tres vampiros que deseaban probar su sangre.
Y mentiría si aquello no le provocó un escalofrío por todo su cuerpo junto a un inmenso impulso de salir corriendo de allí.
—¿En serio? —el hombre alza sus cejas—. Oh, es una lástima. Ahora entiendo por qué mi hijo está contigo, muchacho —mira a Jungkook—, wow, lo envidio demasiado en este momento...
—¡Papá!
Todos en el salón voltean hacia el propietario de esa voz: Jimin, quién estaba bajando velozmente las escaleras. Por su lado Jungkook siente como una parte de él se tranquiliza al verlo. El primogénito de los Park, camina hasta colocarse al frente de Jeon, tomando su brazo para alejarlo un poco de su padre y hermana.
—Detente, lo estás asustando. —pide con voz molesta—, tú también —le lanza una mirada asesina a su hermana que decía, "cálmense, me están avergonzando".
—Entiendo —asiente el mayor. —Discúlpanos Jungkook si te hicimos sentir incómodo. A veces nos salimos de nuestras casilllas al presenciar algo nuevo y olvidamos nuestra posición.
—T-Tranquilo. Puedo entenderlo. —sonríe falsamente, aún con el corazón palpitando horrible. Se sentía incómodo, demasiado a decir verdad. Joder, ¿cómo soportaría estar dos días si apenas habían pasado quince minutos y ya quería huir?
—Excelente. Entonces puedes acompañar a Jimin quién te guiará hasta tu habitación y después bajas a cenar con nosotros. —pareció una orden camuflada como si fuera una sugerencia.
—¿Cenar? —recalcó.
¿Cómo qué cenar? Entendía la intención pero si estaba en una residencia llena de vampiros, entonces querría decir que la cena sería nada más que sangre, sangre y más sangre. Y no lo malentiendan, Jungkook no tenía un problema con la sangre, en realidad le resultaba agradable. Podía consumirla. Podía tolerarla. Pero no lo alimentaba completamente como debería de hacerlo. ¿Recuerdan que también es humano? Necesita comida humana si no se debilitaría, no podía sobrevivir a base de sangre toda su estancia allí.
¡Se moriría de hambre!
—Sí, cenar —repite el vampiro, extrañado. —¿Acaso los humanos no cenan, o...?
—Sí, cenamos —responde—, simplemente me tomó de improvisto. Disculpe. —no pensaba preguntarle, "Y bueno, ¿tienen spaghetti? Porque estoy antojado y tengo hambre, ¿o un poco de carne ahumada? Verá esque la sangre no es mi fuerte, ¿entiende?".
—Tranquilo. —se encoge de hombros el mayor.
—Vamos —le dice Jimin a Jungkook, tomándolo de la mano para guiarlo rápidamente escaleras arriba hasta el segundo piso sin darle tiempo de despedirse.
Siendo seguidos en todo el proceso por la intensa y analítica mirada del Señor Park.
Volví ✨
(sorry, no me maten)
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