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Back in the day

❄️ Alpes altos, 1992 ❄️

La aldea del pueblo rojo era custodiada por los betas, sobre quienes recaía la responsabilidad de proteger a los omegas de su manada, mientras que los alfas —a los cuales juraron lealtad— luchaban en las afueras de la ciudad. Eran tiempos complicados, pero habían salido victoriosos, lucharon a morir contra los sanguinarios lobos del norte, esos licántropos de las nieves que tenían la sangre fría como el clima de su pueblo. Conocidos por ser los más peligrosos de los cambia formas, todo el mundo les temía, ni siquiera el más valiente se atrevió a retarlos en un duelo por expandir su territorio. Ellos eran los que decidían atacar, y el cien por ciento de las batallas las ganaban. Ningún oponente era digno para hacerles frente. Su fuerza se debía a la cantidad de alfas que predominaban en aquella manada, pues era muy bien sabido que no aceptaban omegas en sus familias, y así había sucedido desde el inicio de los tiempos.

Hasta que ocurrió.

Un pequeño y aparentemente frágil omega nació de una dominante alfa, quien al enterarse de su naturaleza, lo desterró de su nación, entregándolo a las frívolas fieras para que fuese devorado y terminaran con semejante vergüenza engendrada en su vientre. Sin embargo, una beta de la manada roja llamada Kim Taeyeon, descubrió al pobre ser enrollado al lado de la carretera, chillando de frío. Lo cargó entre sus brazos y salió corriendo del lugar de regreso a su pueblo.

La guerra había terminado, los lobos rojos habían ganado contra los temibles lobos de las nieves. Una leyenda acababa de ser escrita en sangre, y perduraría para toda la vida. En cuanto la beta llegó con el bebé, se enteró de las buenas nuevas. Se dio cuenta que ese niño ajeno, a pesar de haber sido abandonado, probablemente había corrido con la mejor de las suertes del universo.

—Diosa luna, ayúdame a cuidar de este pequeño sin revelar su procedencia a los demás —rogó a los cielos con toda la fe que cabía en su interior.

Y a pesar de que las betas mujeres de la manada solo podían servir a los omegas que eran parejas de alfas, y no dedicarse a criar o engendrar hijos propios, su señora se apiadó de ella y tomó con agrado la decisión de su preciada dama de compañía.

—Es un niño precioso —halagó con encanto sin despegar su mirada de aquel pequeño ser—. Tú, que no lo has procreado, tuviste la suerte de recibir un bebé tan hermoso como él. ¿Cómo lograste que nuestra madre luna te enviara un regalo tan bello como este?

La beta sonrió con humildad, ella jamás se habría atrevido a pedirle algo a su diosa, lo único por lo que pedía era por su señora y su señor, que ambos fueran bendecidos con un hijo para alegrar sus corazones.

—Mi señora, debido a mi condición sabe que no puedo dedicarme por completo a este niño, por lo que me gustaría pedirle que usted sea su madre ante los demás —sugirió con cautela—. Si alguien fuera de estas puertas se enterara que una simple beta está criando a un niño como suyo, no será bien visto, y el único que sufriría sería este pequeño.

La señora frunció el ceño y negó con la cabeza levemente.

—Pero mi querida, tú lo encontraste, ¿cómo una omega como yo podría quitarte el derecho a criarlo como tuyo?

—Es mi deber como beta conocer mi posición en esta manada, mi señora. Si su alfa no muestra oposición con esta noticia, me gustaría que ustedes le dieran una familia como esta dulce criatura merece. Pero he de sugerir que mantengamos sus transformaciones dentro de casa para no revelar su verdadera procedencia.

Los ojos de la omega se cristalizaron ante las palabras de su fiel beta, encontrando esperanza en convertirse en madre como tanto había deseado. Conocía el riesgo de cuidar de un cachorro que perteneció a la manada enemiga, pero su anhelo de formar una familia fue mayor. Sin duda alguna protegería a esta criatura con su propia vida si fuese necesario.

—Mi alfa estará tan agradecido contigo como yo lo estoy. —Tomó sus manos entre las suyas, aferrándose a ellas con fervor—. Nosotros no tenemos esperanzas de engendrar un hijo propio, y a pesar que mi esposo dice estar bien con eso, conozco sus sentimientos, él querrá criar a un niño aunque no corra por sus venas nuestra sangre. Bastará que con el pasar de los años este pequeño lo llame padre y lleve con orgullo nuestra historia a todos los que conozca.

La decisión ya estaba tomada, la omega se apresuró en darle las buenas nuevas a su compañero, quien con mucho cariño recibió en sus brazos al pequeño ser de piel tan blanca como la nieve, herencia de su manada de origen. Era una criatura preciosa, con una mirada tan noble que dejaba claro que jamás podría pertenecer a aquella despiadada manada.

—¿Cómo lo llamaremos? —preguntó la mujer a su esposo.

—¿Has pensado en algún nombre? —El alfa le dirigió la mirada con una sonrisa en los labios.

—Si te soy sincera, no lo he hecho —sonrió apenada.

La curiosa beta escuchaba la conversación muy de cerca y le parecía divertida. Una adorable pareja intentando escoger un buen nombre para su cría. No pudo con su impulso y decidió hablar.

—¿Podría sugerir uno? —habló hacia ellos.

La pareja centró su atención en la mujer.

—Por supuesto que sí, Taeyeon —dijo el alfa, permitiéndole hablar.

La mujer se acercó hacia ellos y con una mano acarició la mejilla del bebé, quien dormía plácidamente en los brazos de su actual padre.

—Es un niño dado por la diosa luna, será fuerte y valiente como ella, puesto que ha sido de su agrado y le ha dado una nueva oportunidad para vivir —declaró ante las miradas fijas de sus señores—. Baekhyun, ese debería ser su nombre.

La pareja compartió una rápida mirada y, sonriendo, asintieron con calidez.

—¡Es perfecto! —exclamó la mujer—. Baekhyun, hijo de los Byun de la manada roja.

—Bienvenido a nuestra familia, hijo —el alfa lo recibió con amor.





***

🍁Llanura roja, 2008🍁

Byun Baekhyun creció bajo el seno de una amorosa familia, convirtiéndose en el omega más hermoso e inteligente de la manada roja. Su primer celo aún no llegaba, pero muchos alfas ya se encontraban detrás de él, intentando obtener una oportunidad para desposar al dulce jovencito, hijo de uno de los alfas-líder de la manada. Algunos lo perseguían por su incomparable belleza y otros simplemente lo querían para alcanzar un estrato social mejor. Baekhyun había sido educado para detectar las intenciones de los demás y declinar sus ofertas con toda la educación del mundo, sin sonar arrogante, pero tampoco dándoles alguna pizca de esperanza.

—¡Oh, vamos, Baekhyun! ¿Qué puedo hacer para que me mires solo a mí? —le rogaba el alfa más apuesto de la manada.

—SeHun, ya te dije que no puedo aceptarte. Todavía no sé quién es mi pareja destinada. No quiero decidir por alguien y luego equivocarme, no me lo perdonaría jamás. Lo siento, no quiero hacerte daño —dijo amablemente.

—¿No crees que pueda ser yo?

—Eres agradable, SeHun, pero no estoy del todo seguro si serás mi compañero, incluso tú no lo sabes todavía.

El joven alfa, quien era un año menor que él, se cruzó de brazos.

—Yo ya decidí que tú serás mi pareja.

Baekhyun negó con la cabeza y rió.

—¿Por qué los alfas serán tan tercos?

No había nada de malicia en ese pequeño alfa, solo era un enamoramiento de adolescentes, algo no duradero, aunque el muchacho deseara que así lo fuera. No obstante, por mucho que el hijo de los Oh le agradara, estaba bastante seguro que él no sería su pareja destinada.

—Cuando encuentres a tu compañero te vas a arrepentir de todo lo que me estás diciendo —le molestó, logrando sacar un bufido del otro.

Baekhyun decidió volver a casa, recordando la advertencia de su madre de no quedarse hasta tan tarde afuera. Aunque la manada era bien custodiada por los betas, nunca se podía evitar que una tragedia sucediera.

—Hijo, has vuelto. —Su madre lo recibió con los brazos abiertos.

—Buenas noches mamá —respondió, devolviéndole la muestra de afecto—. ¿Mi padre aún no ha vuelto?

Su madre meneó la cabeza.

—Creo que se quedará una noche más vigilando los alrededores.

Eso lo puso nervioso, había escuchado de los frecuentes ataques nocturnos hacia las manadas vecinas. Los lobos grises habían tomado fuerza en los últimos años. Luego de haber derrotado a los lobos de las nieves, ellos habían asumido el papel de nuevos villanos en la vida de todos.

—¿Es cierto que... habrá guerra pronto? —preguntó dudoso.

La omega abrió los ojos sorprendida, no esperaba una pregunta así de su adorado hijo, pensaba que los menores eran ajenos a las noticias de ese tipo.

—¿En dónde has escuchado eso? —se apresuró a preguntar.

El omega se alzó de hombros.

—Últimamente, todos hablan de eso.

—No debería ser así. Me encargaré de llevar mis opiniones a los mayores, ustedes no deberían escuchar ese tipo de cosas.

—Madre, ya no soy un niño —alegó con algo de enfado—. ¡Mírame! Se acerca el día de mi presentación como omega ante toda la manada, mi primer celo vendrá pronto. Creo que tengo edad suficiente para saber sobre estas cosas.

Su madre le dedicó una mirada afligida; su niño tenía razón, pronto sería también parte de la sociedad, no podía seguir ocultándole las cosas.

—Lo lamento tanto, corazón —dijo y tomó asiento junto a él—. Es solo que para mí siempre serás esa pequeña criatura envuelta en mantas blancas y llena de babas por doquier.

Baekhyun frunció el ceño, no conforme con ese comentario, y la omega rió por lo tierno que se veía.

—No quiero que te preocupes por estas cosas. Todo estará bien, mi cachorro —lo acercó a él y acarició su cabeza, mientras Baekhyun se dejaba hacer—. Papá regresará pronto y nos olvidaremos de lo demás.

Baekhyun decidió confiar en las palabras de su madre, ella y su cálido toque tenían un efecto anestesiador que lo hacía calmarse al instante. Era agradable permanecer a su lado de esta manera, no quería abandonar jamás ese calor que durante dieciséis años le había proporcionado.

Pero ojalá no hubiese creído tan rápido en aquellas promesas antes de caer dormido.





***

⛰️ Muros de obsidiana, 2009 ⛰️

Un nuevo despertar había llegado, oscuro, tétrico y en tinieblas como lo habían sido los últimos días de su vida. Baekhyun abrió los ojos en contra de su voluntad, encontrándose con los de su fiel nana Taeyeon, quien estaba sentada al borde de su cama.

—¿Por cuánto tiempo más dormirás, dulce criatura? —Su voz iba al ritmo de las suaves caricias en sus piernas cubiertas por las sábanas.

Baekhyun ya no quería despertar, todo lo que una vez amó le fue arrebatado de la noche a la mañana de la forma más cruel que podía existir. No podría tocar la mano de su hermosa madre ni hacer orgulloso a su padre nunca más. Todo se había ido, la inevitable guerra llegó y junto a ella toda la devastación, terminando con la vida de sus seres más queridos. Incluso los de su misma casta estaban siendo abusados por los nuevos líderes, usándolos como un medio para hacer nacer al nuevo linaje. Todo era tan injusto que le daba asco.

—¿Quieres que te cante un poco? Mi canto siempre te ha reconfortado.

La beta tenía una hermosa voz, ella solía cantarle antes de ir a dormir; ese era un talento que la diosa luna le había otorgado para traer alegría a sus señores.

—No tengo ganas, Taeyeon. Por favor, hoy no. —La rechazó una vez más, tapándose el rostro húmedo con las sábanas.

—Entonces, ¿cuándo será? —insistió ella—. No puedes permanecer en este cuarto para siempre, Baek.

—¿Por qué no? ¿Por qué no puedo quedarme aquí para siempre? —reclamó casi gritando—. Cuando aquellos muros de obsidiana se levantaron alrededor de nosotros, esto dejó de ser mi hogar. No pertenezco aquí, no quiero estar aquí. Si la muerte llega a mí, entonces la recibiré gustoso mientras oculto mi rostro entre estas sábanas para que nadie más vea mi dolor.

El corazón de la mujer se acongojó, no se suponía que había salvado a este pequeño para verlo sufrir de esa manera.

—Baekhyun, nosotros fuimos creados por la madre luna y es ella quien decide cuándo volveremos a su lado. Debo decirte que si todavía estás aquí, es porque tu propósito en este mundo aún no ha terminado.

El muchacho se removió en su lecho.

—Puede tratarse de un error.

—Nuestra diosa es perfecta —le corrigió de inmediato—, y su voluntad es la más preciosa de todas. Ciertamente, eres uno de sus mejores hijos, Baekhyun, tú obtuviste una segunda oportunidad de vida y ahora tienes otra más. ¿Aun así dudas de su amor por ti?

El chico se descubrió el rostro y miró dudoso hacia su nana.

—¿De qué estás hablando? —preguntó.

Taeyeon respiró profundo, preparando su mente para obtener las mejores palabras.

—Creo que es hora de contarte la verdad, pequeño.





***

🏺 Cenizas de oro, 2010🏺

La ceremonia de presentación ante la sociedad fue retrasada un año. Su primer celo había llegado tan pronto como la primavera comenzó. Taeyeon había logrado relacionarse con los nuevos líderes de la manada, quienes eran conformados en su mayoría por lobos grises y solo algunos de los lobos rojos que habían cedido el poder a cambio de seguir con vida. Ella les pidió retomar esta importante ceremonia para dar a conocer los nuevos miembros de esta manada híbrida. De esa manera, no solo se había ganado el favor de esos hombres, sino que también protegía a su pequeño omega.

—Byun Baekhyun, hijo del alfa Byun Beom y la omega Byun Ae, ríndele honores a tu diosa luna, quien en su gran generosidad concedió tu alumbramiento y decidió que en ti creciera vida algún día.

Uno de los ancianos alzó su copa vacía y con la otra mano le alcanzó el cuchillo. En esta ceremonia, los cambiaformas sellaban su destino a través de un ritual de sangre. Una pequeña gota bastaba para derramarla dentro de la copa, de esta forma, cuando el momento adecuado llegara y encontrara a su pareja destinada, el matrimonio se celebrara combinando ambas sangres en cada recipiente.

—Omega Byun Baekhyun, te damos la bienvenida a esta nueva manada, a la cual jurarás honor y lealtad. Por la cual darás tu vida y permitirás que nuestro linaje se expanda a través de la concepción de tus futuros hijos.

Quiso decir que no, deseó despedazar a mordiscos los cuellos de todas esas personas que le habían arrebatado a sus padres. Aunque gracias a su nana, sabía que no era hijo verdadero de ellos, y que al igual que una vez la manada que lo crió venció a la que era realmente suya, no podía evitar sentir ese sentimiento de venganza. Muy a su pesar, vertió una gota de su sangre en aquella copa dorada.

Más tarde se dirigió junto a su nana hacia su casa. El recorrido había sido silencioso y algo incómodo, pero sabía que la amorosa beta estaba tratando de darle el espacio que necesitaba.

—Quiero ir a cazar —dijo Baekhyun, tomando a su nana por sorpresa.

—¿No prefieres descansar un poco?

Baekhyun negó.

—Quiero ir a hacerlo. Espérame en casa, prometo no llegar muy tarde.

Taeyeon iba a protestar, pero era la primera vez en meses que el omega se mostraba deseoso por hacer algo que no fuera recostarse todo el día en su cama. Por lo tanto, no se opuso y lo dejó ir por su cuenta hacia el bosque.

—Está bien, pero recuerda tener cuidado de no transformarte ante los ojos ajenos.

El menor asintió y se fue corriendo.

Baekhyun sabía a dónde quería ir exactamente, sí, hacia aquel lugar en donde solía pescar con su amado padre: el río. Hacía tanto que no visitaba el lugar, casi se sentía como la primera vez que llegó. El aire estaba fresco y nadie más se encontraba alrededor, el lugar era propicio para él y para buscar un poco de calma.

Tomó asiento a la orilla del río, deleitándose con el sonido del viento en sus oídos. La brisa lo invitó a tararear una canción, mientras se hundía en sus pensamientos, solo dejándose llevar por ellos. De pronto, escuchó el crujir de una rama detrás suyo, haciéndole voltear casi de inmediato. A primera vista no pudo divisar nada, pero un olor a madera y tierra mojada llegó a sus fosas nasales, embriagando todo su ser.

—¿Qui-Quién está ahí? —preguntó con miedo.

No comprendía el inesperado temblor en sus piernas, ni la necesidad de su cuerpo por ir detrás de aquel delicioso aroma que el bosque le estaba proporcionando. Sin embargo, su lado racional despertó de su trance y lo obligó a no dar un paso más. Cuando pensó que el posible intruso ya se había marchado, un gigante lobo negro apareció delante de él, viéndolo intensamente con unos ojos amarillos brillantes, y caminando hacia su sitio a paso lento pero imponente.

—¿Qu-Qué?

Baekhyun se sintió desfallecer. Tuvo miedo, nunca antes había visto un lobo de ese color, los únicos que conocía eran a los lobos rojos y a los grises.

El lobo negro se detuvo a unos centímetros de donde estaba, con el hocico cerca a su nariz. Baekhyun estaba temblando, tanto así que por instinto cerró los ojos y ladeó un poco su cabeza hacia un costado, dejando su cuello al descubierto. Esperaba ser devorado por ese ser tan inmenso. Por su mente pasaron muchas formas de morir bajo las garras de esa bestia. Lo único que no esperó fue la gran lamida en su mejilla derecha y unas cuantas olfateadas a lo largo de su cuello.

—¡Oye! ¡Detente! Me haces cosquillas. —Se removió hacia los costados intentando liberarse de la enorme bestia.

El lobo negro rugió ante el rechazo y el omega interior de Baekhyun retrocedió con timidez. La bestia se apartó un poco de su lado, dejándole espacio para moverse y devolverle la mirada.

—¿Quién eres? —preguntó el omega, acercando por inercia una mano hacia el hocico del lobo.

El animal, que no apartaba su mirada del pequeño cambiaforma, aceptó el contacto cálido que le estaba proporcionando, colocando por voluntad propia su gran hocico en la pequeña extremidad del chico. Sus penetrantes ojos amarillos brillaron mucho más por la cercanía.

Dispuesto a mostrarse ante el muchacho, dio unos cuantos pasos hacia atrás y, sacudiendo su cuerpo, se transformó en un hombre alto y de músculos bien tonificados. Baekhyun no pudo despegar sus ojos del hombre, y no era precisamente debido a la total desnudez que el alfa mostraba, sino que una conexión fuerte lo atrajo hacia él.

—¿Quién...?

El hombre avanzó hacia él y lo tomó de la cintura, aprisionando su cuerpo contra el suyo. Acunó su nariz en el cuello del omega y aspiró su olor, haciendo que todo el cuerpo de Baekhyun temblara en respuesta

—Mío —gruñó con una voz ronca y profunda cerca a su oído.

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—¿Lo encontraste a la orilla del lago? —preguntó su nana, inspeccionando al desconocido que se negaba a separarse del lado del omega.

Baekhyun asintió repetidas veces intentando no mostrar su incomodidad por temor a cómo reaccionara la fiera, porque aunque el chico se había transformado en humano, no dejaba de emitir gruñidos y seguía actuando como un animal.

—Cariño, ¿cuál es tu nombre? —Taeyeon se dirigió al forastero esta vez.

La única reacción que logró obtener del sujeto fue que automáticamente se colocara delante del omega y le gruñera para alejarlo de él.

La beta sonrió, divertida ante tal acción.

—Ya veo, no eres un alfa cualquiera.

Baekhyun estaba confundido.

—¿A qué te refieres? —preguntó ladeando su cabeza.

—Se comporta de una forma posesiva contigo y me parece saber la razón. ¿Te dijo algo de camino aquí?

El chico resopló y rodó los ojos.

—Me llamó "suyo". ¿Cómo se atreve?

La mujer se echó a reír ante la confesión y por cómo lo había tomado su pequeño.

—Después de todo, no me he equivocado —confesó.

—¿Qué quieres decir?

—Tu aroma lo atrajo hasta a ti, incluso tu cuerpo lo reconoce como su alfa porque no rechazas su contacto.

El muchacho apenas pareció tomar conciencia de cómo lo tenía agarrado el otro sujeto, por lo que trató de alejarlo de inmediato.

—¡No! Yo-

—Descuida, Baek, eso es normal —le aclaró—. Deberías estar feliz por haber encontrado a tu destinado. Estás en la edad ideal para unirte a él.

Baekhyun se negó a aceptar eso.

—¡Yo ni siquiera lo conozco! ¿Por qué debería quedarme a su lado si jamás lo había visto en mi vida?

El alfa soltó otro gruñido en protesta.

—Siempre hay un comienzo para todo, Baekkie. El día de hoy has encontrado a tu destinado, y tienen toda una vida para conocerse mejor, mientras sus corazones decidan que es tiempo de volverse uno.

El omega no estaba seguro sobre la idea de vivir para siempre con esa extraña fiera.

—¡Pero se comporta como una bestia! Creo que no sabe ser humano.

Taeyeon tenía que admitir que eso era cierto y suponía que había una buena razón para ello.

—Entonces, ayudémosle a ser como nosotros.





***

✳️ Cielo de cristal, 2011 ✳️

Un año había transcurrido desde que Baekhyun encontró a su pareja destinada, aquel lobo que emergió del bosque para reunirse con él a la orilla del río. Para el omega fue algo complicado aceptar que compartiría su vida con alguien a quien apenas conocía y que era totalmente diferente a él. No quería encariñarse con nadie más por temor a perderlo, pero eso simplemente era inevitable, la madre luna había decidido su destino desde mucho antes de su concepción. Tenía que aceptarlo.

Aquel muchacho de cabello y ojos negros, resultó ser mucho más que un simple lobo alfa perdido en el pueblo. Su nombre era Park Chanyeol, tenía la misma edad que Baekhyun, y no pertenecía a ninguna manada; mejor dicho, jamás lo había hecho porque todo su linaje desapareció cuando él nació.

Era un lobo negro.

Los lobos negros se extinguieron un poco antes que los lobos blancos, pues habían sido las últimas víctimas de ellos. Por años, los lobos negros habían sido sus esclavos, y sufrieron todo tipo de maltratos por parte de esa despiadada manada, hasta que su final llegó. Al parecer, Chanyeol era el último sobreviviente de su raza. Desde que era un cachorro vivió en el bosque en su forma animal, solo un par de veces se había transformado en humano; esa era la razón por la que no tenía mucha experiencia en serlo.

A Baekhyun y a Taeyeon les costó hacer que el muchacho aprendiera a sentarse en una mesa para degustar sus alimentos, y también para que se pusiera ropa. A Chanyeol le incomodaba todo eso, solía gruñir cuando le obligaban a hacerlo.

El pobre era un pequeño salvaje.

Sin embargo, poco a poco comenzó a adaptarse a su nueva vida. Taeyeon le advirtió que si quería permanecer al lado del omega, tenía que aprender a ser humano. Chanyeol aceptó eso a regañadientes, porque realmente quería tener a su pareja a su lado para siempre.

Fue así como la beta se convirtió en su tutora privada, le enseñó a leer y a escribir, y también le dio algunas clases de etiqueta.

—¿Preparaste la carta? —le preguntó mientras recogía la mesa.

El alfa asintió con timidez.

—No tienes por qué tener miedo, Chanyeollie, sé que a Baek le va a gustar.

Chanyeol le había pedido ayuda para poder ganarse el corazón del omega, ya que había comprendido que por la fuerza no lo iba a tener. La beta sugirió trabajar en los detalles, por lo que empezar con una carta estaría bien.

—Sube a dársela —le dijo y el alfa se retiró de la mesa para dirigirse al cuarto de su destinado.

Cuando el pelinegro llegó hasta la puerta, los nervios lo atacaron de pronto. Se sintió patético, ¿alguien tan fuerte como él sintiéndose inseguro por entregar una carta?, ¿en dónde había quedado su orgullo de alfa? Pues olvidado, si podía tener a aquel hermoso omega para él, entonces habría valido la pena.

Se dispuso a tocar la puerta y Baekhyun abrió casi de inmediato, sorprendiéndolos a ambos.

—Oh... ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó arisco.

Chanyeol sujetó el papel doblado con ambas manos y lo acercó al pecho contrario.

—¿Qué es esto? —volvió a preguntar con el ceño fruncido.

—Para ti —respondió.

Baekhyun tomó el papel con intriga y cuando estuvo a punto de abrirlo, Chanyeol lo empujó hacia adentro y cerró la puerta, quedando afuera.

—¡Luego me respondes! —gritó desde el pasillo y salió corriendo hacia su cuarto.

Porque sí, Chanyeol era un alfa, había crecido como una bestia, una peligrosa fiera del bosque que solo sabía cazar para vivir; pero al final de cuentas era humano también, y se había enamorado.

.

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🐺

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—Te digo que ese chico es tan raro, ¡me empujó en cuanto tomé su carta! ¿Quién hace eso cuando se está confesando?

Baekhyun le daba las quejas a su nana a la hora de lavar la vajilla. Taeyeon lo escuchaba con una sonrisa en sus labios. Le parecía tan tierna toda la situación.

—Entiéndelo, Baek, él apenas está aprendiendo a ser humano.

El omega bufó.

—Sí, ya me lo has dicho muchas veces.

—Y te lo seguiré diciendo porque parece que aún no has comprendido —advirtió con dulzura—. Chanyeol está intentando acercarse a ti de la forma más prudente que un alfa podría hacerlo. Te está cortejando, y voy a darle créditos por eso, porque a pesar de no haber sido criado como tú y yo, él se está esforzando para encajar y ser bueno para ti. ¿No podrías darle una oportunidad?

Baekhyun amaba a su nana, pero en serio odiaba cuando tenía razón en cosas como estas.

—Es un buen chico, Baek y, además, es muy apuesto.

El omega se sonrojó porque aunque no quería admitirlo, Chanyeol era bastante guapo, y más de una vez se había encontrado admirando su belleza a escondidas. Taeyeon notó el efecto que sus palabras habían causado y sonrió satisfecha. Estaba segura que muy pronto su pequeño omega iba a estar más que gustoso aceptando lo que el destino había preparado para él. No podía esperar para verlo.

—¿Te importaría llevar la ropa para lavarla en el río? Estoy algo cansada, iré a recostarme un rato para reponer mis fuerzas.

Baekhyun aceptó y le pidió que no se esforzara más. Si bien era cierto, su nana ya no era aquella joven beta que jugaba con él cuando era un niño, pero tampoco era tan mayor como para que se cansara tan seguido como últimamente lo hacía. Se comenzaba a preocupar, pero esperaba que no fuese nada malo.

Baekhyun caminó hasta el río con la canasta repleta de ropa colgada en su espalda. El cielo estaba despejado, el sol hacía que brillara cual cristal nuevo. Era un hermoso paisaje, después de tiempo, Baekhyun podía sentirse en calma.

O eso creyó hasta que un ruido detrás suyo lo perturbó.

—¿Por qué me sigues? —preguntó sin siquiera voltear. Sabía muy bien de quién se trataba por el olor.

Chanyeol salió de su escondite y se acercó.

—Pretendía lavar la ropa tranquilamente —confesó girándose hacia él con fastidio.

—Es peligroso —advirtió el alfa con seriedad.

Baekhyun puso los ojos en blanco

—No, no lo es —aseguró con toda la terquedad que lo caracterizaba—. Puedes irte ahora.

El alfa lo ignoró y tomó el cesto de ropa para escoger algunas prendas para lavarlas.

—¿Qué estás haciendo? ¡Yo voy a encargarme de esto! —chilló rabioso—. ¿Por qué mejor no te vas a cazar?

El alfa lo miró severamente y Baekhyun retrocedió por instinto, su lobo metiendo su cola entre sus patas.

—Voy a quedarme, Baekhyun —aseveró el muchacho con su voz de mando.

El omega quiso seguir protestando, pero sabía que cuando un alfa usaba su voz de mando, no debía contradecirle. Así que le dejó quedarse junto a él realizando la misma tarea.

Pasaron unos cuantos minutos en silencio, mojando, rascando y secando los trapos hasta que Chanyeol decidió romper el silencio.

—Baekhyun —le llamó y esperó a que lo mirara—. ¿Qué necesitas que haga para que me aceptes? ¿Quieres que cace un elefante y te lo traiga? Bien, puedo hacer eso —aseguró orgulloso—. Puedo hacer cualquier cosa que me pidas. Te lo traeré, lo prometo.

—¿Puedes traer a mis padres de regreso?

La expresión de Chanyeol decayó.

—Baekhyun...

—Hay cosas que no puedes obtener por más que las pidas, Chanyeol. Y sí, quizá estoy siendo injusto contigo, no mereces que te trate de esta forma, pero no puedo evitarlo. Lo siento, no quiero unirme a nadie en este momento. No cuando esta manada no tiene una identidad y los míos están sufriendo escondidos en alguna parte. Quiero ayudar a aquellos omegas que se han visto sometidos por los invasores, crear algo mejor para los futuros cachorros. ¿Puedes entenderlo? —Al ver al alfa con el ceño fruncido y los labios sellados se decepcionó—. Supongo que no puedes.

Baekhyun se había resignado a que nadie más pudiera entenderlo, mucho menos Chanyeol, que era un alfa; estaba en su naturaleza ser así. Así que, comenzó a retirarse con la ropa en la canasta ya lavada, pero el más alto lo detuvo con una mano agarrando su brazo.

—Lo entiendo —confesó.

—¿En serio lo haces o lo dices para que ceda ante ti?

—Lo hago —afirmó con franqueza—. Puedo sentir lo que sientes.

¿Era parte de esa extraña conexión de la que tanto hablaban?

—No soy indiferente a lo que pasa alrededor, me doy cuenta de las cosas, y aunque no me haya criado con esta gente, también es mi pueblo porque es el tuyo. Veo la injusticia y no planeo quedarme sentado solo mirando, no está en mi naturaleza hacerlo. —Chanyeol vio una sonrisa tierna en el rostro del omega—. Pero te necesito a mi lado para luchar juntos, porque planeo hacerlo. Tengo un plan.

—¿De qué estás hablando?

—Primero, prométeme que confiarás en mí y no seguirás huyendo.

El omega sonrió de lado.

—Muy conveniente —dijo mientras veía a Chanyeol alzarse de hombros. Podría ser una bestia, pero tenía sus medios para conseguir lo que quería—. Está bien, confiaré en ti, Chanyeol, después de todo, creo que muy en el fondo lo hago desde que te conocí.







🦄
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Dato curioso:
Para escribir este fic me inspiré en la canción
Sweet Creature de Harry Styles. Amo demasiado su álbum, se los recomiendo bastante 🙆🏻‍♀️

Si te está gustando, no te olvides dejarme un comentario y una estrellita para apoyar la historia.

~Nos leemos en la siguiente parte~

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