♪•Capítulo Único•♪
Él es dulce, todo un espectáculo. Roba miradas de cada persona que pasa a su lado.
Nadie sabe exactamente cómo podría ser ignorado, pues su simple presencia hace estremecer hasta al más capacitado para la misión.
Park JiMin es sin dudas el Omega más bello de todo su entorno. Aquellos ojos miel hacen delirar incluso al más cuerdo.
Sus pequeñas manos, su cabello rubio, su ronrisa inocente y aquellas mejillas que solían ponerse rojizas cuando se avergonzaba o se enojaba tiernamente.
Todos lo miraban, eres realmente como un vaso de agua en el desierto.
Todos lo querían, tan codiciado como la riqueza misma.
Todos caían a sus pies, y Min YoonGi no era la excepción.
A pesar de la impresión que daba y la fama que se había ganado, Min era una persona bastante sencilla. Amante de la música y el baloncesto entre otras cosas.
Sabía apreciar el arte, y todo en aquel Omega gritaba "Musa" tan majestuoso como eso, desearía tenerlo sobre la cola de su piano y perderse en esos ojos para tocar al ritmo de sus suaves parpadeos una canción tan etérea como el sentimiento que albergaba en su pecho cada vez que el dulce aroma de los duraznos le hacía agua la boca.
Desearía ser pintor, quizás el más capacitado para retratar incluso el poro más pequeño en aquel magnífico rostro.
Estaba encantado, como un hechizo de amor a primera vista, solo bastó cruzar miradas con el menor para sentir que se pertenecían.
Justo en ese momento, adoraba la fama de chico malo que le había brindado su mirada calculadora y su aura dominante. Adoraba el cuchicheo de la gente que había corrido el rumor, gracias a eso, podía alejar a todos los que buscaban algo con el intocable Omega.
O eso era, hasta que un día tuvo el valor de pedirle una cita, había podido apreciar con maravilla en sus ojos como aquellas mejillas se pintaban de rosa y los ojos del más bajo desaparecían mientras asentía aceptando la salida de ambos.
Tan simple como eso, había tardado dos horas buscando la ropa que se pondría para el encuentro, no iría de cualquier manera.
Y fue un alivio que el lindo chico haya ofrecido su casa para pasar el rato allá con una cena agradable y uno que otro peograma de televisión.
Todo había sido perfecto.
Tanto, que actualmente, ambos eran pareja. Una envidiable que robaba suspiros de añoranza de los demás. Todos los veían ser tan complementarios, creados el uno para el otro.
—Hyung, ha despertado.
Su voz... Era tan dulce, tan atrayente, de no ser porque sabe que eran un mito, creería nuevamente en las sirenas y tritones solo para buscarle una excusa a lo melodiosa que era.
—No recuerdo haber dormido a decir verdad. —Dijo aquello sin prestar demasiada atención. Recibió a cambio una pequeña risa y una caricia en su mejilla. Pero cuando intentó corresponder aquello, notó que sus manos no se movían. Algo le dijo, que JiMin había querido volver a jugar— JiMin...
Oh, él es dulce pero es un psicópata
Un poco psicópata
En la noche él grita
"Estoy-oy-oy-oy fuera de mi mente"
Miró nuevamente al chico que tenía en frente, buscando una explicación para el hecho de que sus manos estén siendo apresadas por unas esposas contra el espaldar de la cama.
Rápidamente trató de mover sus piernas, de manera inútil, se dio cuenta de que estaban en la misma situación.
—Oh, Yoonie. Realmente eres tierno, cielo, pero hoy me toca tener el control. Hoy eres todo mío. ¿Los vecinos se enojarán si nos hago gritar un poco?
Desde que se habían mudado juntos, aquellos juegos por parte del Omega se hacían frecuentes.
Si, JiMin era todo un sádico, le encantaba lo rudo, amaba tener el control y ni hablar de someter o ser sometido.
Bajo aquella hermosa mirada miel y esa cara de inocencia total, se esconden deseos tan profundos y pecaminosos que los murmullos de quienes lo sabían nunca se habían detenido.
Pero YoonGi aún así, siempre estuvo a favor de cualquier cosa que quisiera intentar su Omega. Más cuando habían tomado la importante decisión de ser permanentemente del otro. Quizás algo loco, puede que no sean comunes y definitivamente el rubio no estaba siempre en sus cinco sentidos.
Pero creyó fervientemente en la influencia de la Diosa Luna cuando su cuerpo reaccionó siempre bien a cada idea trastornada que salía de los esponjosos labios ajenos.
Quizás si habían sido hechos el uno para el otro.
—Cuando salga de aquí juro que los vecinos van a saber más que tú nombre.
Pero al menor no le podían importar menos las amenazas en aquel instante. Simplemente comenzó a quitarse los zapatos y también los pantalones, dejándole al mayor una vista muy buena de sus fuertes piernas.
Oh, él es sexy pero es un psicópata
Asi que se fue, pero él tiene razón
En la noche él grita
"Estoy-oy-oy-oy fuera de mi mente"
—Tranquilo, Alfa, solamente quiero enseñarte realmente lo divertido y tierno que puedo ser para ti.
Se acomodó sin preocupaciones sobre la cintura del mayor, tomando entre sus manos aquel rostro algo salvaje y acariciando nuevamente sus mejillas mientras dejaba que su dulce aroma a melocotón cubra cada parte de la habitación y se cuele muy adentro del olfato de su pareja.
—JiMin... Quítame las malditas esposas.
Él te hará maldecir, pero él es una bendición
—Sh... Estoy seguro de que va a disfrutarlo. Usted es mi alfa, y si somos realmente parte del destino, entonces deberíamos complementarnos ¿No?
Lentamente comenzó a desvestir al mayor, pero no sin antes mirarlo a los ojos, tentando el terreno hasta que sus labios impactaron de forma suave contra los ajenos.
Y Mierda, Min quería separarse. Necesitaba aclarar su mente, pero el aroma a duraznos maduros le estaba secando el paladar y aunque le duela negarlo, fue él mismo quien respondió el beso dejando que su ropa fuese desapareciendo de a poco.
Él rasgará tu camisa, en un segundo
Tú volverás, volverás por unos segundos
Con tu plato, no puedes evitarlo
Aturdido es una buena palabra para expresar casi de manera precisa como se sentía el joven alfa con el Omega sobre su cuerpo. Siempre era así, siempre se buscaban de manera desesperada, quizás ambos estaban totalmente trastornados después de todo.
Una parte de su cabeza decía que tire de aquellas esposas con más fuerza, que podía romperlas.
Pero otra parte en él lo obligaba a quedarse, queriendo más, con curiosidad de descubrir qué es lo que el menor pensaba hacerle.
Su lobo no estaba reaccionando mal, de hecho, su parte animal estaba muy tranquila al respecto. Cosa que irritaba a YoonGi quien se había separado del besó con la respiración agitada en busca de oxígeno.
No, no seguirás el juego
Deja que él te lidere no, no, no
Estarás diciendo "No, no"
Y luego dirás "sí, sí, sí"
Porque él juega con tu cabeza
—¿Sabes? Desde que te vi... Me gustaste... Eres tan lindo, Yoonie. Un alfa fuerte y de buen porte, tan talentoso en lo que hace y oh, esa sonrisa. Creo que me enamoré otra vez. —Asiente relamiendo sus labios luego de haber probado la boca del mayor— Te quiero para mí, Hyung. Solo para mi.
Oh, él es dulce pero es un psicópata
—Sé que también te gusta, sé que amas verme mientras hago estas cosas aunque creas que no me doy cuenta. —Una sonrisa surcó sus labios gruesos mientras el Omega retiraba de manera lenta el boxer ajeno— Solamente tienes que verme a los ojos e ignorar lo que dicen los demás.
Un poco psicópata
En la noche él grita
"Estoy-oy-oy-oy fuera de mi mente"
El cuerpo de Min de inmediato reaccionó, todo el ambiente de ponia más caliente cuando la ropa comenzaba a desaparecer, aunque odiaba una y mil veces aquellas ataduras que no dejaban quita por completo las vestimentas que portaba.
De haber sido otra persona, quizás estaría siguendole el juego al menor de buena manera. Puede que le exite estar inmovilizado mientras tenía al ser más hermoso de la tierra sobre su cuerpo.
JiMin lo había amado desde el primer instante cuando pudo ver en sus ojos aquella chispas de interés en sus acciones. Cuando lo complació a su manera hasta que se perdió en el abrumador placer toda la noche. Sabe que su alfa podía perder un poco la cabeza a su lado.
Así que volvió a besar aquellos finos labios del pálido, comenzando a mover su cadera para que ambos cuerpos Bailen en un peligroso Valls que el mayor ansiaba.
Su cuerpo comenzaba a dejar ir las preocupaciones y en lugar de tratar de despejar su mente, solo tiró del agarre de las esposas, intentando sostener el rostro del menor para profundizar aquel contacto que estaban teniendo.
Oh, él es sexy pero es una psicópata
Asi que se fue, pero él tiene razón
En la noche él grita
"Estoy-oy-oy-oy fuera de mi mente"
El Omega suspiró gustoso al ver las intenciones del mayor. Estaba tan tentado a dejarlo libre, quería que lo sostenga fuerte de la cintura y hacer de su fricción algo más placentero e íntimo para ambos.
No tenía miedo al abandono, a este punto, sabe que su alfa no lo dejaría, tenía que buscar una buena forma de comenzar las cosas a su manera, solamente por eso lo había amarrado a la cama. Aunque la insistente forma en la que Min tiraba de su prisión solo hacía que Park en serio quiera dejarlo libre.
—Voy a desatarte, para que veas que soy realmente dulce, Hyung. Solamente debes dejarte llevar y ser un poco loco a mi lado.
Tomó la llave que estaba a un lado de ambos y se levantó ganándose con ello una pequeña queja por dejar lo que hacían antes.
Se encargó de quitar las de los pies, sacando de inmediato el pantalón que lo molestaba y no había podido retirar completamente con anterioridad, todo bajo la mirada atenta del pálido, una que no sabría descifrar en seguida. Solo sabe que hacía temblar su cuerpo y eso le encantaba.
Agarra una arma de policía un poco loco
Él es venenoso pero sabroso
Si, la gente dice "Corre, no te alejes"
Porque él es dulce pero es un psicópata
Un poco psicópata
En la noche él grita
"Estoy-oy-oy-oy fuera de mi mente"
Subió hasta las manos, contemplando siempre aquellos ojos oscuros. YoonGi tenía todas las de ganar si le quitaba ese agarre, pero al final, el rubio decidió cederle la libertad al mayor. No sin antes tomar su rostro y besarlo. Enterrando un poco tus cortas uñas en el proceso, robando de los labios ajenos un gruñido y ¿Porqué no? Un posesivo agarre en la cintura.
Fue lanzado a la cama, pero no le molestó, solamente sonrió abriendo sus piernas lo suficiente para darle una excelente vista al mayor, o al menos lo que no cubriría su camisa, la cual había dejado luego de enterarse que cierto Alfa tenía un maravilloso fetiche con ellas.
Y mierda, YoonGi no podía detenerse, solamente se posicionó rápido en aquel espacio que se le había cedido y se inclinó simulando una fuerte embestida que hizo a ambos vibrar de puro gozo.
No aguanto, simplemente tomó la aquellla única prenda que separaba su sexo del ajeno y la rompió escuchando el gemido que eso causó en su amante.
Si, definitivamente JiMin era un pequeño masoquista y sádico. Pero amaba con locura a ese chico como para no complacer hasta su más retorcido deseo.
Las fuertes piernas rodearon la cintura ajena, moviéndose para que su culo choque siempre contra la poderosa erección que había crecido en el pálido, todo eran sucuido y descabellado. Un sexo crudo e irracional es lo que ambos de prometían con la mirada sedienta del otro.
Mira, alguien dijo, no bebas sus pociones
Él va a besar tu cuello sin emociones
Cuando él es malo, sabes que lo amas
Porque él sabe tan dulce, no lo cubras con azúcar.
—Oh~ Yoonie —Llamó como una plegaria desesperada ganando una fuerte nalgada por eso, mierda que amaba a ese hombre.
Su pelvis se movió con necesidad, sus labios fueron al cuello pálido y en seguida dejó una mordida sosteniendo la piel entre sus dientes y tirando levemente de ella para calmar su primitivo instinto de apareamiento.
Sentía el lubricante comenzar a hacer su trabajo, pero también sentía como la descarada glande de su alfa se restregaba sin pudor contra su anillo húmedo de músculos.
Cada vez más extasiado, podía sentirse en el paraíso, al diablo las religiones, lo único en lo que neceditaba creer era en el placer desbordado que le proporcionaba su amante cada vez que resolvían sus problemas en la cama.
Quería el control, sabe que no se lo cederían, al menos no tan fácilmente, por eso usó a su favor el agarre de sus piernas para rodar y quedar nuevamente sobre el cuerpo del mayor. Justo donde quería, sintiendo la dureza ser su asiento y el placer aquel complemento que necesitaba.
—¿Vas a prepararte frente a mi? —Reelamió sus labios sosteniendo con posesividad la cintura curvilínea.
Amaba verlo cuando esos pequeños dedos de encargaban de dar el placer que JiMin necesitaba para poder tomarlo como todo un experto.
Aunque grande fue su sorpresa y su gruñido cuando lo único que consiguió de respuesta fue un agarre firme en su erección y un grito del Omega cuando se dejó caer hasta tener por completo el eje en su interior.
No, no, seguirás el juego
Deja que él lidere no, no, no
Estarás diciendo "No (no, no, no, no), no (no, no)"
Y luego dirás "sí, sí, sí"
Porque él juega con tu cabeza
—¡Mierda! ¡JiMin! —La cabeza del nombrado fue hacia atrás mientras sentía su interior ezcocer por lo repentino y doloroso que había sido.
No estaba en tiempo de celo, así que ser algo bruto con su cuerpo tenía sus consecuencias, pero aquella electricidad que le recorrió al mismo tiempo también le había fascinado.
Necesitaba más, siempre más. Por lo que se movió de arriba hacia abajo con ayuda de su novio quien lo ayudaba a subir siempre para dejarlo caer.
Lo sentía llegar tan profundo, quería llorar, derramar lágrimas de puro éxtasis y que sean besadas por los finos labios como si fuese una necesidad del alfa.
—Ah, ah, sí, Más, Yoon... Necesito más. —Sus dedos de su mano derecha fueron a sus boca, la de la mano izquierda a la de su pareja.
Una punzada fue lo que sintió en su entrepierna, el mayor succionaba tan bien y aquella lengua hacia maravillas entre sus dígitos. Él solo cerró los ojos queriendo hacer lo mismo con su propia cavidad, mientras era empalado sin piedad desde abajo y su punto dulce solamente lo hacía bajar con más ganas luego de cada salto.
Una vez que fue suficiente, llevó ambas manos a su pecho, tomando así las pequeñas protuberancias de carne para jugar con ellas. Arqueó la espalda por lo bien que se sentían sus dedos húmedos sobre la caliente piel sensible.
—Alfa... Oh, tan bueno YoonGi —Descaradamente apretó sus pezones imaginando que era su pareja quien lo hacía, escuchaba sus jadeos y gruñidos de advertencia por parte del mayor. Sabe que él amaba ser también quien juegue con su cuerpo. —Vamos alfa, mmHg, puedes hacerlo mejor.
Oh, él es dulce pero es un psicópata
Un poco psicópata
En la noche él grita
"Estoy-oy-oy-oy fuera de mi mente"
Oh, él es sexy pero es una psicópata
Asi que se fue, pero él tiene razón
En la noche él grita
"Estoy-oy-oy-oy fuera de mi mente"
Fue dejado nuevamente contra la cama, salieron de su interior causando una queja por ello.
Pudo ver los salvajes ojos del mayor clavarse en su cuerpo hasta hacerlo gemir solo por saber cuántas cosas le haría y claro, ansiar las que no se imaginaba.
Aún con la clara advertencia, tomó su propio pene comenzando a acariarse a sí mismo, a la vez, su mano izquierda acarició una de las aureolas en su pecho, haciendolo morderse el labio.
Una de sus piernas fue elevada, no le importaba, solo aceleró el vaivén de su diestra soltando inumerables veces susurros impregnados del nombre de su amante.
Y aunque haya en serio deseado terminar, no pudo, sus manos fueron retiradas de su cuerpo para rodear el cuello del mayor.
Sus labios se separaron, aunque nada salió de ellos cuando fue penetrado nuevamente, de forma fuerte, sin preámbulo y deliciosamente adictiva cuando en seguida dio contra su próstata haciéndolo chillar.
Aquellas cortas uñas rasgaron la piel pálida de la espalda ajena como venganza por la sorpresa tan fascinante que acababa de recibir.
Una queja entre gruñidos fue más que una buena respuesta. Luego de eso, no había marcha atrás, solo embiste tras embote al ritmo de la cama que de quejaba por la brutal fuerza con que de movían ambos cuerpos.
JiMin terminó en un grito, pero el mayor no lo dejó tranquilo. Solo subió su otra fuerte pierna hasta los hombros propios para llenar mejor al Omega.
Consiguió de recompensa un lloriqueo y más rasguños al igual que pequeños gruñidos por parte de JiMin.
—Eres igual que yo, estás loco mhg...
Sé que es extraño, estamos igual de locos. — Susurra sonriendo y blanqueando los ojos cuando los dientes filosos comenzaron a amanezar con rasgar la piel entre cuello y hombros. —Me estás diciendo que estoy loco, Oh, chico, no finjas que no amas el dolor.
YoonGi lo besó exigiendo todo de aquel masoquista Omega. Su lengua profanó hasta lo más profundo de la boca adversa y su frenesí llevó sus dientes hasta leves choques desesperados en su búsqueda continua de ser saciados por el otro.
JiMin le estaba desgarrando la espalda, sentía esas uñas enterrarse de manera dolorosa en su piel, pero le gustaba, le encantaba estar marcado de esa forma tan salvaje luego de tener relaciones con su hermoso rubio.
Oh, él es dulce pero es un psicópata
Un poco psicópata
En la noche él grita
"Estoy-oy-oy-oy fuera de mi mente"
Oh, él es sexy pero es un psicópata
Asi que se fue, pero él tiene razón
En la noche él grita
"Estoy-oy-oy-oy fuera de mi mente"
Cada vez más cerca, sus colmillos habían crecido y picaban ansiando morder nuevamente al menor. Quería con desesperación hacerlo totalmente suyo de nuevo.
Habían dicho que siendo relativamente jóvenes habían tomado decisiones muy apresuradas.
El comentarios fue sobre todo a YoonGi, de personas que le habían advertido la verdadera naturaleza dominante y distorsionada del Omega.
Pero él solamente siguió, fue más allá que los demás y le dio a JiMin todo aquello que pedía entre gritos cuando solamente eran ellos y las pieles chocaban al reconocerse.
Sus dientes por fin se enterraron en la tierna carne, perforando nuevamente la piel y hundiéndose al mismo tiempo que su erección antes de liberar su semen en el interior del rubio.
JiMin se arqueó sintiendo el gran nudo maltratar aún más su ano de foema deliciosa.
Gritó el nombre de YoonGi volviendo a terminar pero esta vez manchando ambos cuerpos en el proceso mientras sus manos tiraban con fuerza de la cabellera oscura del alfa.
Todo parecía ser tranquilidad nuevamente cuando los espasmos terminaban y los cuerpos se relajan uno contra el otro.
Min observó aquellos ojos miel brillar mientras él besaba y limpiaba la marca recién renovada entre ambos.
Agarra una arma de policía un poco loco
Él es venenoso pero sabroso
Si, la gente dice "Corre, no te alejes"
Porque él es dulce pero es un psicópata
Un poco psicópata
En la noche él grita
"Estoy-oy-oy-oy fuera de mi mente
Volvieron a fundirse en un beso apasionado. JiMin probó una vez más el sabor metálico de su propia sangre en los labios de su novio.
No lo alejó, solo lo obligó a acercarse más hasta hasta que sus labios quedaron tan hinchados como podían.
Sonrisas cómplices adornaron los rostros cansados y satisfechos de ambos.
A su lado, en el suelo. El cadáver de aquel hombre que se había atrevido a tocar de manera atrevida a su Omega.
Quien juegó con este hasta dejarlo desangarse en la habitación. Mostrándole a su amado alfa que quizás si estaba un poco fuera de su mente, pero dudaba demasiado que TaeHyung y JungKook se quejen por el desorden que había causado.
Adoraba a sus vecinos, sobre todo cuando lo ayudaban a deshacerse de toda evidencia al día siguiente.
—Eres un gatito travieso, Park JiMin.
Aquel murmullo solo le sacó una angelical risa al pequeño rubio que se dedicó a acariciar con amor los lindos pomulos pálidos de su novio.
—No, Yoonie Hyung, soy muy dulce, pero es como la gente decía... También suele suceder... Que soy un poco psicópata.
¿Quién hubiese imaginado que el Dulce Park JiMin era todo un hermoso mercenario?
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