4. ¿Chico bueno o chico malo?
La mañana del sábado transcurrió muy rápido. Las horas pasaron volando y sin darme cuenta las pasé todas sentada en mi cama sólo revisando el celular.
Miraba fotos en Instagram de algunos famosos. Sólo daba like a cada una de ellas, en eso me pasé la mañana.
Situé mi mirada en la bandeja de mensajería que interfirió en mi entretenimiento en Instagram. Noté que Eliob me había escrito un mensaje.
Dudé en revisarlo debido a que aún seguía enojada con él por haberme ignorado el día de ayer. Pero me ganó la curiosidad cuando leí lo que mostraba la barrera del chat.
Eliob: Hey, disculpa. Fui a comer con unos amigos y me distraje, por eso no había visto tus mensajes.
De inmediato quise saber cuales serían sus explicaciones y cómo intentaría hacer que le creyera, porque la verdad su excusa me parecía tonta, así que abrí el mensaje y lo leí.
En el momento en que entré al chat me di cuenta de que había dejado otros mensajes.
Eliob: Hey, disculpa. Fui a comer con unos amigos y me distraje, por eso no había visto tus mensajes.
Eliob: No pude responder al momento, pero ya estoy aquí. ¿Por qué me llamabas?
Entonces decidí responder.
Raven: Sisi, me di cuenta por tus publicaciones.
Raven: Estabas abrazando a una chica. Parecían muy "amigos"
Raven: Te llamé porque pensé que ibas a venir a buscarme ayer a la secundaria como prometiste.
Eliob vió mi mensaje de inmediato. Sentí que el estómago se me revolvía. Salí del chat rápidamente en cuanto lo vi escribiendo. Suspiré al darme cuenta de que había respondido y esperé unos minutos antes de ver el mensaje.
Eliob: Un momento...
Eliob: ¿Estás molesta conmigo?
Eliob: Mmm... ya entiendo. Lo siento, Ray. Fui un idiota, lo había olvidado.
Eliob: Me pasé, lo sé. Enserio discúlpame. No volverá a pasar. Pero no te preocupes, prometo recompensarte muy bien.
Su mensaje me hizo sentir aún más extraña. La curiosidad por saber qué haría para recompensarme, aumentó.
Ya habían ocurrido ocasiones en las que él olvidaba algo que había acordado hacer por mí, o veces en las que ocurrían cosas que no me gustaban. Pero siempre Eliob hacía lo mejor para recompensarme.
Kacey creía que eso era una red flag, pero en mi caso pensaba que no se podía exigir demasiado. Eliob tenía muchos problemas, siempre estaba muy ocupado y también tenía una vida aparte de estar conmigo. Incluso, hacía demasiado por mí.
Me digné a responder después de pensar muy bien mis palabras.
Raven: No, no estoy molesta.
Raven: De pronto siento curiosidad por saber cómo me recompensarás.
Eliob: No puedo decirte. Quiero que sea una sorpresa.
Mordí mi labio inferior y seguí respondiendo a sus mensajes.
Raven: Bueno, estoy ansiosa por saber cómo harás eso.
Eliob: ¿Vas a la fiesta de Nath hoy?
Eliob: Si quieres te puedo llevar y así vamos juntos, ¿te parece?
Raven: Sí quiero, pero es que aún no les he preguntado a mis padres.
Eliob: Tengo la mejor solución para eso.
Raven: ¿Y cuál es, señor "Experto"?
Eliob: Pide permiso, y di que irás a casa de tu amiga Priscila.
Eliob: *Katrina
Eliob: Esa, tu sabes cuál es.
Raven: *Kacey
Raven: Y no sé aún si me dejen ir.
Eliob: Bueno, por suerte hablas con un experto.
Eliob: Escápate por la ventana. Te enviaré un mensaje cuando ya me haya estacionado en la esquina. Tu tranquila, no te van a descubrir.
Raven: No lo sé, Eliob. Suena muy arriesgado.
Eliob: Sólo hazlo. No pasará nada. Ya verás.
Eliob: ¿Puedes hacer eso por mí, Ray?
Raven: Está bien.
Eliob: Gracias. Eres la mejor, Ray. Nos vemos en la noche, te quiero.
Raven: Y yo a ti.
Me recosté en la cama y suspiré pesadamente. La idea de Eliob me parecía a una total locura. No quería ni imaginarme qué pasaría por la mente de mis padres si no me vieran en casa estando de noche. O peor, no me vieran en la mañana ya que las fiestas de los amigos de Eliob siempre resultaban terminar en la mañana.
Nunca había estado en una, pero había escuchado hablar de ellas. Y aunque mis padres sean poco restrictivos conmigo y despreocupados, creo que de todas formas estaría muerta al día siguiente.
Planeé cuidadosamente cómo escapar de casa. Ya hasta me imaginaba cómo respondería a mis padres en caso de que se dieran cuenta de que me había escapado. Muy en el fondo sabía que estaba cometiendo una estupidez, pero aún así me dejé llevar por las palabras de Eliob.
Mi padre estaba sentado en la sala sin mover siquiera un dedo. Y mamá estaba en el trabajo. Así que sabía que si dejaba un mensaje a mamá diciendo que salí a casa de Kacey había más probabilidades de no tener que huir por la ventana como una demente.
Así que eso hice, le dejé un mensaje a mamá. Por suerte en algunos casos -la mayor parte del tiempo, de hecho-, mis padres eran tan descuidados cuando se trataba de mí.Consideraban que estaba lo suficientemente grande para cuidarme a mí misma aunque tuviera solo diecisiete años. Nunca les causé algún problema, por lo que confiaban en mí.
Analicé mi guarda ropas. No había nada allí que fuera ideal para la fiesta. Solo tenía ropa que compré hace unos años y que por suerte aún me quedaba, aún estaba intacta porque casi nunca salía a ninguna parte. Era ropa común y corriente. Necesitaba algo mejor. No podía ir tan básica. Era una fiesta de universitarios, y no universitarios cualquiera. Los amigos de Eliob estarían ahí. Debía lucir de acorde al estilo de él y sus amigos al menos.
Él era de esos chicos que visten de negro y se ven muy cool. Un estilo que era considerado algo oscuro y misterioso. Por lo que me decidí por una blusa ancha de color negro, y unos jeans ajustados que ya no usaba desde hace mucho.
Dudé de mi aspecto al mirarme al espejo, no me veía de la forma en la que esperaba lucir, pero realmente no tenía de otra. Hacía tantos años de la última vez que pude permitirme ir a la tienda a comprar ropa.
Ignoré mis pensamientos y revisé mi celular, así que terminé leyendo un mensaje de Eliob.
Decía "Ya estoy afuera"
Sentía que no podía contener los nervios. Y debido a los jeans incluso no podía respirar. Mis piernas literalmente parecían estar hechas de gelatina.
Sin pensarlo más tiempo sólo me moví y salí de casa. Mi padre estaba tan congelado frente al televisor, como siempre, que no se dió cuenta de que salí.
Me encaminé hasta Eliob y su motocicleta. Mi corazón no paraba de latir acelerado.
-Waoh... -dijo con sorpresa- Realmente estoy...
-¿Sorprendido? -le sonreí con demasiados nervios y el corazón a millón. Creo que de no haberme controlado, habría vomitado aquí mismo.
Su expresión era la sorpresa pura. Él entreabrió los labios pero incluso al hacerlo no pudo ejecutar ninguna palabra, así que volvió a juntar los labios. En un momento llegué a pensar que quizás fue porque no lucía exactamente de su estilo.
-Sube -me ordenó apartando la mirada de mí.
Le obedecí y me sujeté de su abdomen cuando empezó a conducir.
-Al llegar no te alejes de mí. Ese lugar puede ser algo peligroso para una chica como tú -me advirtió.
Asentí.
¿Una chica cómo yo? ¿Qué quiso decir?
Me había concentrado tanto en lo que pensaba Eliob sobre mí cuando llegamos a la fiesta, que no me dí cuenta de cómo vestía el en esta ocasión.
Usaba una camiseta gris con una chaqueta de cuero negra. Jeans del mismo color, ajustados, con un cinturón plateado de cadenas sobresalientes al lado izquierdo de su pantalón. Tenía puestas unas Vans de color negro. Su cabello lucía en un aspecto desordenado pero que a él le sentaba muy bien.
Eliob se acercó a mi, y sus ojos azules destellaron un poco a la luz de la luna. Rodeó mi cintura con sus firmes brazos y me miró desde arriba, porque era muchísimo más alto que yo.
-Creo que no nos hemos saludado bien hoy -me habló con ese tono meloso que me hacía volver loca.
Me puse sumamente nerviosa, ni siquiera podía controlar mi propio cuerpo.
Desde esta distancia podía apreciar aún mejor el piercing incrustado en el labio inferior de Eliob.
-No puede ser. Estás temblando, Ray -su voz sonó algo ronca.
Sonrió ampliamente.
Tragué saliva, mi garganta estaba muy seca.
-Estoy algo nerviosa. Tal vez es por la multitud -contesté mirando a mi alrededor para evitar la mirada fija de él.
La música podía escucharse a todo volumen desde afuera. El equipo de sonido que usaban estaba segura de que tenía la suficiente capacidad como para que el audio se escuchara en toda la avenida.
La cara de Eliob estaba muy cerca de la mía. Sin embargo no podía impedirme ver la casa en dónde ya había comenzado la fiesta. Podía apreciar la enorme reja que servía como protección y que en estos momentos yacía abierta de par en par. La casa era enorme, y su patio también. Había una piscina en medio de él, allí estaban muchas chicas y chicos divirtiéndose, y otros bebiendo y hablando a sus alrededores.
Era un ambiente muy nuevo para mí. Ya empezaba a sentirme incómoda y a creer que no pertenecía a este lugar.
-Ray -me nombró.
-¿Si?
-Entremos.
Asentí y lo seguí caminando hacia el interior de la casa.
Era muy bonita desde adentro y espaciosa. Tan espaciosa, el triple de grande que mi casa. Justo en el medio había una multitud de jóvenes bailando.
Seguí a Eliob entre la gran cantidad de gente y cruzamos hacia un pasillo, dónde unos chicos veían a dos jugando al billar. Uno era un chico y la otra una chica. Nos detuvimos frente a la mesa.
-Hey, al fin llegas -se dirige a Eliob con una sonrisa uno de los chicos, el que se encontraba jugando al billar. Era moreno y de alta estatura- Pensé que no vendrías.
-No podía faltar. Sabes que nunca he faltado a una fiesta -contesta con un tono algo arrogante y una sonrisa divertida.
El chico siguió concentrado en su juego, mientras que Eliob lucía despreocupado. Me fijé en la chica que también jugaba al billar. Era una pelirroja, esbelta y delgada pero de buena figura, ojos verdes, piel perfecta sin acné y con algunas pecas. Admito que me sentí incómoda por su presencia, ella era muy atractiva y femenina, y al ser amiga de Eliob me hacía dudar de si él estaría consciente de que yo no parecía el tipo de chica que encajaría perfectamente con él.
Ya situándome en el ambiente a mi alrededor para no fijarme en mis problemas de autoestima, me percaté de que un montón de luces coloridas alumbraban el lugar y casi hasta lo hacían parecer una disco.
Eliob me miró y pareció darse cuenta de algo.
-Ah, chicos. Ella es Raven -dijo e inmediatamente todos centraron su vista en mí.
Sonreí intentando camuflar mis nervios pero estaba segura de que no funcionaba. El chico moreno me miró y curveó los labios en una sonrisa que se me hizo algo extraña.
-Mucho gusto, Raven. Me llamo Nathaniel, pero puedes decirme Nath -habló ya con una expresión más relajada.
Sólo pude sonreír, por un momento sentí que se me congelaba la sonrisa y no podía siquiera hablar. No era sólo los nervios, era la incomodidad de la situación.
La pelirroja también me miró y habló tan pronto, como para romper el silencio incómodo.
-Soy Melanie. Un gusto conocerte, Raven -se presentó y le echó un vistazo a Eliob con una mirada que me hacía sospechar que esperaba algunas explicaciones de su parte.
Eliob ignoró sus indirectas con los ojos y miró a otro lado.
-¿Quieres tomar algo? -su voz me sacó de mis pensamientos.
-Ah... no, así estoy bien -respondí. Él sabía que nunca me había gustado beber, así que no se sorprendió por mi respuesta.
-Sé que me has dicho ya varias veces que no te gusta beber alcohol. Pero esta noche lo harás. No seas aguafiestas -me dijo sonando algo imponente.
Me asombraron sus palabras, sin embargo me aclaré la garganta un poco, seguí cruzada de brazos y callada por un rato más. La pelirroja me estaba mirando y eso me incomodaba, así que pensé que si evitaba negarme o hablar me ignoraría.
-Ya vuelvo -informó Eliob retirándose para ir en búsqueda de bebidas.
Sólo seguía incómoda mirando a aquellos chicos jugar al billar y a la multitud gritando de emoción y bailando en la fiesta que parecía gustarles demasiado.
-¡Rayos! -expresó Nath con clara indignación en su voz y rostro- No puedo creer que otra vez me ganaste. Sé que ésta era la revancha. Pero no puedo creer que una chica me ganara. Exijo otra ronda.
Nath tiró la vara con la que jugaba al billar dejándola caer con brusquedad sobre la mesa. Melanie sonrió con satisfacción sintiéndose victoriosa.
-Les dije que yo ganaría -se dirigió a los demás chicos.
Eché un vistazo a mi alrededor para confirmar si Eliob estaba a la vista. Pero no logré localizarlo. La música sonaba cada vez más fuerte, y mis oídos se sentían tan cansados. Me daba la impresión de que esta noche sería divertida para todos menos para mí.
Supongo eso es lo que sucede cuando una introvertida como yo va a una fiesta de un montón de universitarios extrovertidos.
Me centré en la pista de baile. Todos parecían disfrutar de dejarse llevar por la música. Noté entonces que alguien entró en la casa. Un chico que a mi parecer podría reconocer. Si no fuera por el hecho de que todas las luces están apagadas y solo iluminan las luces neón, quizás lograría detallar mejor al chico. Pero no, no podía.
Él se acercaba más y más hacia mí. Pronto pude ver su expresión seria e intimidante. Vestía un suéter de color verde oscuro y su cabello era rojo y lucía desordenado. Tenía algo muy parecido al chico nuevo de la clase de matemáticas avanzadas. De hecho, era exactamente igual a Aidan. Estaba segura de que era él y necesitaba averiguar qué hacía aquí.
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En medio de tanta gente, decidí ir tras él cautelosamente cuando lo vi caminar en otra dirección. Sé que es Aidan, es exactamente igual. Y ahora que he tenido la oportunidad de mirarlo de cerca, no me queda la menor duda. Lo bueno es que hay tantas personas que ni siquiera ha notado lo cerca que estoy de él y lo mucho que lo he estado observando.
Lo escaneo con la vista de nuevo. Me he fijado en que su cabello es totalmente distinto a como suele usarlo en la secundaria. Está alborotado, no se le ve mal pero es un estilo muy diferente. Sus manos yacen en los bolsillos de su suéter y lleva una pajilla en la boca el cual le adorna los labios tal como a un campesino.
Su expresión corporal denota una diferencia enorme. Sus hombros lucen más definidos y algo tensos a pesar de que no debería ser fácil percibirlos por la ropa que lleva puesta. Y sus gestos no son la excepción. Su mirada esta vez es seria y fría y es eso precisamente lo que me hace dudar de que se trate de Aidan. Todo en el luce diferente.
Dudé en acercarme en cuanto observé a un chico alto y delgado de cabello teñido de verde parado junto a Aidan.
-¿Tienes lo que te pedí? -preguntó el pelirrojo con un tono de voz firme y diferente. A decir verdad, su voz se me hacía muy áspera y fría. Incluso tenía un acento extraño, como...
¿Ruso?
-Sí, aquí está -contestó el chico en tono bajo pero audible, dando palmadas a una pequeña caja envuelta en una bolsa negra-. Mejor vayamos a otro lado. Así podrás revisarlo con confianza.
Aidan le da una mirada seria e intimidante y ambos se adentraron en medio de la multitud, así que terminé perdiéndolos de vista.
No tengo ni la menor idea de qué le ocurre a Aidan esta noche. Pero sin duda hubo un cambio. Ayer en la secundaria era tan amable y agradable, y aquí se ve tosco y frío.
Sé que oculta algo y quiero saber qué es. Tal vez así consiga demostrarle a Kacey que él no es el goodboy que ella cree que es. De todos modos, haré un proyecto con él, lo justo sería que estuviera consciente de con quién estaré trabajando ¿no?
Me moví entre tanta gente decidida a encontrar al pelirrojo. Caminé en medio de la multitud de personas que bailaban en la pista como si esto fuera una disco. Pero me detuve en seco en cuanto la música dejó de escucharse, y a cambio de eso, se escucharon murmullos, golpes y gritos.
La gran cantidad de personas invitadas estaban contemplando con ojos sorprendidos la escena que ocurría frente a ellos, haciendo un círculo en medio de lo que anteriormente solía ser su pista de baile. Sentí terror al ver al amigo de Eliob tirado en el suelo con sangre saliendo de su nariz y boca en grandes cantidades y resbalándosele por la ropa. Encima de él, a ahorcadas, se encontraba un chico que lo sostenía desde el borde del cuello de su camiseta y lo golpeaba varias veces.
Una, dos... y tres veces seguidas.
No pude visualizar el rostro del chico debido a que no estaba lo suficientemente cerca y debido a mi estatura, muchos conseguían bloquearme la vista. Sin embargo, por la fuerza que el chico utilizaba pude deducir enojo e ira en él, además de que la sangre brotaba de Nath como si fuera agua en un manantial.
No entendía lo que ocurría, pero me alarmé en cuanto vi a Eliob acercarse furioso al chico que golpeaba a su amigo, tomarlo bruscamente de la capucha de su suéter y girarlo para tenerlo en frente de él. Acto seguido, el chico le lanzó un golpe violentamente que impactó en el ojo izquierdo de Eliob. El pelinegro de ojos azules cayó de rodillas al suelo por el inminente dolor y gruñendo, y fue ahí cuando estallé de preocupación y aparté a la multitud que estaba delante de mi.
Corrí hacia donde estaba Eliob y me senté de rodillas frente a él temblando por los nervios y la preocupación.
-¿Estás bien? -le pregunté asustada.
Eliob me ignora y usa su mano derecha para cubrir su ojo golpeado, y en eso situé mi mirada en el chico que perpetró el cáos en la fiesta.
Lo miré fijamente, sus ojos azules, su cabello rojo y su expresión intimidante...
¿Aidan?
-¡Imbécil! -soltó el pelirrojo con irritabilidad y su mano cubierta de sangre.
Aidan miró a Nath desde arriba y le escupió en la cara en un gesto repulsivo y con furia en la mirada. Después se marchó del lugar. Todos en la fiesta le cedieron el paso debido al miedo que provocaba su presencia.
Cuando transcurrieron unos minutos de haberse ido el chico que usó a Nath como su saco de boxeo, la multitud sólo miraba hacia la puerta sorprendidos por lo que pasó y murmuraban cosas como "¿Quién es ese chico?" "¿Quién lo invitó?" "¿Por qué golpeó a Nath?" Y algunas chicas cuchicheaban sobre lo atractivo y sexy que les parecía.
Pero yo me preguntaba: ¿Qué fue todo eso? ¿De verdad era Aidan?
Quedé en shock. Esto no me lo esperaba.
-¿Estás bien? -vuelvo a preguntarle a Eliob colocando mi mano sobre su hombro con suavidad.
-¡¿Te parece que lo estoy?! ¡Sólo déjame en paz! -espetó con enojo zafándose de mi agarre y colocándose de pie.
Eliob se alejó de inmediato.
-Jerry, ¿tienes hielo? -preguntó a uno de sus conocidos mientras se alejaba.
Me sentía confundida por las palabras y el tono hiriente que usó Eliob. Todo lo que había ocurrido era un desastre. Pero no intenté darle vueltas al asunto, sabía que debía intentar ser más comprensiva con él, estaba herido y quizás se sintió humillado.
La ambulancia llegó y un par de chicos cargaron a Nath para trasladarlo a la misma e ir al hospital. Muchos en la fiesta se dispersaron y se marcharon por el miedo a que llegara la policía. En ese momento llamé a Kacey para saber si podía venir a buscarme, ella accedió y terminé largándome de la fiesta agradecida de contar con una amiga como ella.
Lo que sucedió era una locura. ¿De verdad era Aidan quien había provocado este cáos? ¿Por qué? ¿Qué le ocurría realmente?
Necesitaba averiguarlo.
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Muy bien, queridos lectores y lectoras de Sweet but Psycho. Quería aprovechar para mencionarles que este capítulo es muy escencial en la historia.
"¿Por qué?" Quizás se pregunten, y es precisamente porque como pudieron observar, desde el punto de vista de Raven, las cosas con Aidan parecen estar diferentes y confusas. No hay una imagen clara sobre quién es nuestro querido pelirrojo. Y surgen un montón de preguntas como:
"¿Está fingiendo ser bueno pero en realidad es malo?
¿Por qué es tan violento y otras veces tan dulce?
¿De verdad es Aidan o no?
Si Aidan es el niño que Raven conoció desde pequeño, ¿por qué Aidan no la recuerda en sí?, ¿por qué no hablan del tema?
¿Por qué al principio de la historia se decía que era un niño pelirrojo, luego un joven de apellido Voikovyk y luego se dice que se llama Aidan Whitehall?"
Entre otras preguntas.
Son bienvenidas sus teorías. De hecho en mi anterior historia titulada Invulnerable, amaba las teorías que muchos tenían sobre la historia y ya después les contesté a todas sus preguntas y teorías mediante la trama, así que me encantaría que dejaran sus preguntas y teorías ya que me encargaré de responderlas en las páginas de la historia<3
Les prometo contestar todas esas preguntas que les intrigan a medida que avance la trama, e incluso cuando lleguen a avanzar más en la lectura, se darán cuenta de que las respuestas estaban allí, solo necesitaban fijarse más y usar sus teorías.
¡Muchísimas gracias por leer y comentar!
Att: La autora
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