Mis pies se sentían algo pesados a pesar de que no había caminado demasiado. La casa de Aidan no quedaba muy lejos de la mía pero aún así sentía que había corrido un maratón. Toqué el timbre y esperé unos segundos a que alguien me abriera.

Previamente le había escrito a Adam disculpándome por no haber ido ayer a hablar con él, le dije que había tenido un inconveniente, lo cual era mentira, pues después de ver a Tres matando a alguien y pensar en su enorme parecido con Aidan me quedé petrificada. Ya le había explicado que vendría con Kacey, ya que lo que ambas teníamos que contarle también era algo sobre su hermano, o eso creíamos.

Lo que vimos en ese lugar ayer nos había dejado muy sorprendidas a Kacey y a mí, y más que sorprendidas, también estábamos asustadas. En mi caso, no pude dormir anoche por no poder apartar esas imágenes atroces de mi mente. Si le dijera a alguien que eso de dar vueltas en la cama toda la noche y el imaginar que alguien entraba a mi cuarto a asesinarme era lo que me ocurría, creerían que estaba paranoica.

Es cierto que Kacey y yo llegamos a la casa de los hermanos Whitehall con un serio estado de alarma, unas horribles ojeras en nuestro rostro, y un claro miedo que nos recorría hasta el alma. Si era Aidan quien había hecho algo tan horrible como asesinar a alguien, entonces necesitábamos hablar de esto con Adam, así podríamos saber qué ocurre y cómo mantenernos alejadas del asunto y así conservar nuestra vida. Aunque también tenía la sospecha de que Tres no fuera el mismo que Aidan y de que si le decíamos todo a Adam quizás estuviéramos juzgando mal.

Sea lo que fuera, mi amiga y yo debíamos averiguarlo. Solo esperaba que Aidan no estuviera en casa.

Toqué el timbre por segunda vez y al pasar unos segundos nos topamos con la mirada dulce de Adam. Sus ojos se abrieron en sorpresa pero al pasar unos segundos se normalizaron.

-Hola chicas, ¿qué tal todo? -nos saludó alegremente.

Sonreí ampliamente. Kacey solo a medias, a penas podía ocultar su cara de tragedia.

-Hola, Adam. Todo bien, ¿cómo estás? -pregunté hablando rápido. En el momento en que me di cuenta de que mis nervios estaban claramente reflejados en mi voz, guardé silencio por unos segundos.

Kacey solo hizo un saludo con la mano, gesto que me pareció raro pues estábamos delante de su muy apuesto crush.

-Me alegro muchísimo, estoy muy bien -contestó- Pero están aquí porque las llamé para tener una conversación importante con ustedes, así que pasen y tomen asiento.

Adam sonrió algo emotivo.

Nuestros pies se dirigieron dentro de la casa y tomamos asiento en el sofá más grande de la sala.

Adam trajo a nuestras manos unas tasas de té luego de preguntarnos si estábamos dispuestas a tomar un poco. Tal vez había notado en nuestras caras las expresiones de cansancio y las inminentes ojeras. El castaño tomó asiento en un pequeño sofá frente a nosotras.

-Bien chicas, me alegro que ambas hayan venido. Ya que tienen suficiente confianza con mi hermano -comenzó a hablar- Nunca había tenido que hablar con alguien de este tema, pero un especialista me recomendó abordarlas a ustedes por ser tan unidas con Aidan.

¿Especialistas? ¿Qué quiere decir?

-¿Le ocurre algo a Aidan? -preguntó Kacey preocupada y con la mirada sorprendida. Adam la observó con los ojos vacilantes y una expresión que podría parecer algo nostálgica.

No podía evitar la curiosidad que sentía de saber qué ocurría con Aidan. Así que me apresuré a decirle algo a Adam sin remordimiento.

-Adam, perdona si parece muy entrometido de nuestra parte, pero hemos estado bastante preocupadas. Lo hemos notado un poco extraño últimamente -los ojos de Adam no dejaban de examinarme y estoy segura de que era por mi tono realmente preocupado y mi mirada triste.

-Sí, es cierto lo que Raven dice. Ha estado muy extraño con nosotras. Incluso antes frecuentaba responder a todos mis mensajes, ahora ni siquiera los lee. A veces creo que me está evitando -contó Kacey.

Adam suspiró abatido.

-Les diré lo que ocurre, siempre y cuando prometan que no se entrometerán en la situación ni le dirán a Aidan ningún comentario sobre esto. Quería que fuera él quien decidiera contarles porque es un asunto personal que le ha afectado demasiado. No iba a decírselos, pero veo la urgencia. Además, me parece que puedo confiar en ustedes para esto.

-Lo prometo -le di mi palabra.

-Sí, guardaremos el secreto -dijo Kacey.

Me sentí como en esas películas donde les contarían a la protagonista que el chico al que había estado viendo era un vampiro o un superhéroe. Todo se sentía de esa forma.

-Bien, confiaré en ustedes -recalcó y luego de dejar un largo suspiro se dispuso a seguir hablando- Aidan ha tenido problemas últimamente. Se ha sentido deprimido estos días, tampoco ha comido o dormido bien. Temo, porque cuando se deprime se vuelve muy... complicado y su situación es diferente.

-¿A qué te refieres con diferente? -inquirió Kacey.

Adam nos miró, como si intentara analizar la situación para elegir las palabras correctas.

-Quiero preguntarles algo antes de seguir hablando del tema y responder esa pregunta de Kacey -confesó-. ¿Lo han visto comportarse diferente últimamente? ¿Quizás hayan notado que la diferencia de un momento a otro es enorme? Como si...

Mi cabeza comenzó a darle vueltas a las palabras de Adam.

Inmediatamente me vino a la mente la imagen de Aidan y luego la de Tres.

-Fuera otra persona -completé su frase.

Adam se sorprendió.

-Exactamente. ¿Tú lo has visto comportarse de esa forma? -me interrogó expectante.

Dudé en responder, pero finalmente me decidí.

-Sí, sí lo he visto -la mirada de Adam fue de preocupación excesiva. Tomó un buen trago de té caliente como si se tratase de agua.

-¿Qué has notado en él? ¿Podrías describir la manera en la que se comporta cuando es diferente? -me pidió.

Me quedé en blanco, no sabía cómo empezar.

Intenté recordar, e imaginé la diferencia de su ropa y cabello, la manera en la que se arreglaba era distinta. Luego su voz... esa tonalidad, ese acento era diferente. La forma de su mirada y sonrisa eran complejas e intimidantes, en definitiva, no eran iguales. ¿Y qué hay de lo que decía? Su forma de dirigirse a otros, incluyéndome, no era la misma. Y su nombre... se hacía llamar Tres, como un número, ¿por qué?

Así que con todas esas diferencias ya encontradas, comencé a explicarle a Adam lo que había notado.

-Entiendo. Gracias por compartir esto conmigo, es de verdad muy importante saber esto porque quiero que mi hermano esté bien. Me ha preocupado bastante esta situación -señaló Adam luego de exhalar con profunda angustia.

Me preocupó la situación a pesar de que no tenía los detalles.

-¿Quieres decir que Aidan finge ser otra persona? -le interrogó Kacey a Adam.

Él negó con la cabeza.

-No, quiero decir que Aidan tiene un diagnóstico -Kacey y yo nos vimos las caras de inmediato con clara sorpresa en ellas- Él sufre de algo llamado Trastorno de Identidad Disociativo. Es una enfermedad que se caracteriza por el hecho de resguardar varias personalidades en un mismo cuerpo -mi boca cayó abierta al mismo tiempo que la de mi amiga.

No podía creer. ¿Aidan tenía otra personalidad producto de un trastorno de identidad?

-Él es... bastante inestable y me preocupa que su estado empeore. Por eso necesito saber...., necesito que prometan informarme sobre cualquier cambio en su comportamiento, porque es importante. Un trastorno como ese necesita de mucho cuidado, y por mi trabajo en el hospital.... es complicado que pueda vigilarlo, así que les pido que me informen y yo me encargaré del resto -nos pidió el mayor de los Whitehall.

Estaba tan sorprendida que no podía formar una palabra. Entré en un estado de shock.

¿Tres fue todo este tiempo una personalidad más de Aidan?

Tiene sentido, eso explica el por qué eran físicamente iguales. Siempre habían sido el mismo.

¿Cómo es que no lo sospeché?

«Porque no sabes nada sobre la existencia de ese trastorno, y sin mencionar que estabas tan ocupada en otras cosas»

Su sonrisa torcida aparecía en mi mente una y otra vez, esa pajilla en su boca, esa mirada astuta, ese acento...

Todo este tiempo estuvo frente a mí la explicación a eso, y nunca me había detenido a pensar en cuál era la respuesta.

Una ola de recuerdos invadió mi mente en un segundo. La primera vez que lo ví en esa ventana. Cuando lo conocí por primera vez. La vez que golpeó a Nath y a Eliob en la fiesta. Y cuando lo vi asesinando a alguien...

Todo este tiempo, el niño de la ventana guardaba un secreto, el pequeño pelirrojo de mirada triste y ojos azules, y por fin yo lograba saber cuál era.

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Muy bien, lectores<3 ¡Muchísimas gracias por leer y comentar en este capítulo!

Sin duda ya algunas personas en los comentarios de otros capítulos se esperaban esta noticia, pensaban que Aidan sí tenía un trastorno. Y es que eso era muy obvio, en las etiquetas de la historia puse TID como etiqueta porque en verdad el misterio no gira en torno a el secreto del TID de Aidan aunque lo parezca.

Sino que gira en algo más grande que todo esto, y pronto los sabrán jsksks a medida que avancen en los capítulos.

Espero les haya gustado y continúen leyendo, prometo que esta historia tendrá muchas más sorpresas que esta<3

El siguiente capítulo es una continuación de este, verán más detalles sobre el trastorno de Aidan y algunas cosas que explicaran sus comportamientos y el de Tres.

Les advierto, no soy una experta en este tema, solo me dejo llevar por mi imaginación y creatividad, así que tengan en cuenta que un Trastorno de Identidad Disociativo no es del todo como yo lo explico en esta historia. Además, tengan en cuenta que las personas con este Trastorno no tienen el deseo de asesinar personas o de ser peligrosas, eso es solo en las películas o en los libros de ficción que ocurren esas cosas.

Pronto entenderán por qué Tres actúa como actúa y sabrán que todo esto tiene un motivo de peso dentro de la historia.

Sin más, vayan a leer el otro capítulo<3