8
—¿Por qué faltaste? –Seungmin lo había acorralado en las escaleras que iban rumbo a la terraza, su lugar favorito para esconderse de los abusivos y perderse mirando el cielo, creando formas en las nubes, imaginando que todo estaba bien y que no estaba siendo acosado y amenazado a muerte.
El agarre del castaño era firme en su brazo, clavando sus uñas, dejando marcas rojas en su pálida piel.
—Y-yo estaba enfermo –mintió, esperando convencer al menor quien lo empujó al suelo.
—Dime la verdad –gruñó– ¿Y qué te pasó allí? –señaló el profundo corte en su mejilla.
Hace dos días había sido atacado, salir de noche fue una acción descuidada conociendo su situación pero quería caminar, reflexionar, pensar. No esperaba que unas manos lo agarrasen, su boca cubierta por una pequeña mano enguantada que callaba sus gritos junto al cuchillo que se aproximaba, cerca de su ojos, apenas unos centímetros de distancia.
"Alejate de Jisung, ¿entendido? No pienso darte otra oportunidad" le había susurrado esa profunda y terrorífica voz, clavando el cuchillo y extendiéndolo hasta su pómulo, su grito siendo ahogado y cayendo al suelo sangrando.
No fue al hospital para evitar las preguntas, sólo corrió a casa cuando el desconocido lo soltó, desinfectando la herida por cuenta propia.
—Contesta –lo tomó del cabello, alzando su rostro.
—¿Por qué quieres saberlo? –se arrepintió de su pregunta tras recibir un fuerte golpe, podía sentir la sangre marcar el recorrido por su mejilla y ver las gotas caer hasta el suelo.
La herida se había abierto y los nudillos de Seungmin tenían pequeñas manchas.
Vio por un momento sus ojos, no comprendiendo que había allí.
—Eres una pequeña mierda, una piedra en mi zapato tan molesta –lo soltó, pateando a un lado suyo.
—¿P-por qué estas tan furioso? –sollozó, los golpes dolían pero mas doloroso era ver como su amistad se había quebrantado en esto–. E-eramos amigos.
—Callate –una patada–. Olvidate de esos días, siempre me arrepentiré de haber estado con una escoria como tú –le ofreció una mirada tan llena de odio que dolió y quebró aún más su debil corazón–. Me das asco.
Se marchó y Chan rompió en llanto, ya no aguantaba esto, ya no podía seguir siendo fuerte, se repetía todos los días que todo pronto iba a mejorar pero nada lo hacía, nada mejoraba, ¡todo seguía siendo la misma mierda de siempre!
Seguían los abusos, los golpes, los insultos, nada cambiaba.
A veces solo desearía tener el suficiente valor de pararse en el borde de un edificio y dar un paso al frente, caer hacia el vacío, cerrar sus ojos y esperar ser abrazo por la muerte quien le traería la paz que estaba buscando.
No tenía idea de cuanto tiempo había pasado, hasta que escuchó esa dulce voz.
—Shh, no llores hyung, estoy aquí –salió del refugio de sus piernas, siendo abrazado de inmediato por el rubio que lo acunaba entre sus brazos–. Te tengo, todo mejorará, lo prometo.
Quería creer en su palabra y aferrarse a él.
—Ji-jisung –deseaba tanto poder corresponder su abrazo, dejarse llevar por esa calidez, dejar a su corazón expresar lo que sentía pero si lo hacia entonces todo acabaría.
Y aún si una parte de su mente deseaba la muerte, la otra luchaba por continuar viviendo.
—¡Dejame en paz! –gritó.
Forcejeó y pataleó, rompiendo su abrazo, huyendo hasta los baños donde se encerró en uno de los cubículos, se estaba hiperventilando.
Sentía que los muros se hacían cada vez más pequeños y no podía respirar correctamente porque sus pulmones no funcionaban y se negaban a cumplir su función.
—¿Hay alguien allí? –una voz llamó y trató de permanecer en silencio pero simplemente no podía callarse–. Hey, ¿estás bien? –sollozó en respuesta–. Puedo escuchar que no, está bien, abre la puerta y te ayudaré.
Desconfiado pero sin saber que más hacer, sabiendo que a veces negarse era mucho peor que aceptar, abrió el cubículo, había un chico rubio y con pecas en su rostro parado enfrente, este se acercó con cuidado, se agachó y tomó sus manos, eran pequeñas y suaves.
—Está bien, sigue mis pasos –asintió, intentando respirar al mismo tiempo que el rubio, fue un proceso tedioso y lento hasta que al fin logró hacerlo, calmandose de a poco.
Las cálidas manos se encargaron de secar las lágrimas en sus ojos.
Lo arrinconaron otra vez, un agarre firme en su camisa y un puño alzado, estaba listo para recibir el golpe pero nada pasó. Abrió sus ojos confundido, notando que ya no había ningún agarre, su abusador estaba en suelo, quejándose y el mismo chico rubio de la otra vez estaba ahí parado.
—Ven, sigueme –le dijo mientras tomaba su mano.
Comenzaron a correr, escuchando los pasos del grupo que los seguían. Intentaron camuflarse entre los alumnos que estaban en medio del pasillo, intentando perder a los otros de vista y se metieron a una de las aulas vacías de música.
Se agacharon, escondiéndose detrás de la pared, podían escuchar los pasos y la voz de San maldiciendo hasta que se hizo lejana.
Un suspiro fuerte y una risa lo hicieron mirar hacia el pecoso.
—Dios, eso fue demasiada adrenalina para mi sistema –rió agotado–. Realmente, ¿cómo haces para soportar esto todos los días? –se encogió de hombros.
—Sólo intento pensar que algún día todo va a mejorar.
—¿A dónde vamos? –preguntó confundido y nervioso mientras Felix lo arrastraba, ocultándose de algunos profesores que merodeaban la escuela y logrando al final escapar con existo–. Nos vamos a meter en un gran problema si nos descubren.
—Lo se~ –rió divertido y Chan no pudo evitar ser contagiado por aquella brillante sonrisa.
Había algo en Felix, algo tan único, era un chico tan alegre y risueño, era agradable y sus amigos también, Hyunjin era muy amable y Jeongin, aunque un poco tímido, era alguien realmente divertido.
Sentía que volvía a experimentar la emoción de tener amigos.
Caminaron por la ciudad hasta llegar a un edificio abandonado, escabulléndose, subiendo los escalones con cuidado hasta dar en la terraza.
—Ahora grita.
—¿Qué? –lo miró confundido.
—Vamos, será divertido y terapéutico, grita y maldice, desahoga todo lo que sientes.
—N-no tengo nada que decir.
—Vamos Chan –alzó una ceja–. Se que hay mucho aquí –tocó su pecho–. Si sigues guardándolo terminaras explotando, así que estalla ahora –se acercó hasta el borde, saboreando el aire que golpeaba contra su rostro–. Haz como yo –puso ambas ambos a los lados de su boca, haciendo que el sonido sea mas fuerte y... Gritó.
Insultó y rió, volteando a verle, esperando que lo hiciese también.
Bangchan se acercó, respiró hondo y gritó.
Gritó por lo mucho que estaba cansado y lo harto que estaba. Gritó porque nada parecía mejorar, gritó porque odiaba a sus padres y odiaba a sus compañeros. Gritó porque extrañaba a Seungmin y también estaba tan furioso.
Y lloró, lloró porque todo dolía y quería descansar.
Gritó y lloró, y Felix lo sostuvo entre sus brazos mientras se derrumbaba.
—Eso es –acarició su cabeza con dulzura– ¿Cómo te sientes?
—Siento... Dolor en la garganta –Felix rió y Chan le siguió mientras secaba sus lágrimas, ambos riendo y dejándose caer, mirando el despejado cielo.
—¿Por qué te acercaste a mi?
—Estabas teniendo un ataque de pánico y no podía dejarte así.
—Pero... ¿Por qué seguiste volviendo?
Se miraron, había algo en sus ojos que no conocía.
—Porque estas roto.
—¿Roto?
El rubio asintió.
—Roto. Y yo también lo estoy –sonrió de manera calmada–. La gente rota se entiende entre ellos, ambos buscan a alguien que los haga sentir completos... Dime Chan, ¿te gusta Jisung?
¿Qué fue este cambio de tema?
—¿Por qué preguntas?
—Curiosidad~ –tarareó.
Jisung... Bueno... Si, por más que lo negase a él le gustaba Jisung, le gustaba su sonrisa y lo cálido que se sentía al estar cerca suyo y lo extrañaba. Extrañaba su suave toque, sus dulces palabras, y aún si las amenazas no aparecieron en un tiempo (desde que su amistad con Felix floreció), sentía que aún no estaba a salvo y era mejor evitar el peligro que buscar esa felicidad que tanto anhelaba.
—A mi me gusta Jisung –confesó el pecoso–. Hannie es alguien tan dulce y cálido, él es mi sol, la pieza que necesito para que un roto como yo pueda estar completo... Por eso –sus miradas volvieron a chocar–. Voy a hacer mi mayor esfuerzo por conquistarlo, se que él está interesado en ti pero no me rendiré... Así que, ya que somos amigos y no quiero pelear contigo –sonrió, acercando su mano para acariciar su mejilla–. Por favor, alejate de él.
Frío.
Todo comenzó a sentirse tan frío.
Otra doble actualización, estoy bastante inspirado, tanto que logro escribir dos o tres capitulos por día je
La trama va tomando otro giro,¿qué opinan? ¿Les gusta?
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