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25

Su mente estaba en blanco, su cabeza pérdida al igual que su mirada, la música que se reproducía en el pequeño parlante se volvía un ruido sordo a sus espaldas, aún no puede creer que realmente está haciendo esto.

Mira a Dori descansar tranquilamente sobre su almohada, deseando poder tomar su lugar, deseando descansar sin ninguna preocupación en su cabeza, recibiendo comida y caricias con tan solo un maullido. Deseaba una vida más fácil pero por desgracia le tocó ser un humano y nunca podrá tener la tranquilidad que anhela.

Suspira, intentando calmarse, intentando consentrarse en las palabras de Seungmin quien ahora se encuentra sentando en el suelo a su lado, la espalda descansando contra su cama y sus labios moviéndose al hablar. Su rostro es serio y su mirada está llena de fuego, lleno de determinación, lleno del deseo de hacer justicia y Minho también lo desea pero no puede evitar que sus sentimientos se involucren en todo esto. No puede evitar esa parte de su corazón que se niega a creer que Felix pudo haber hecho algo tan terrible pero sabe que en este momento no puede dejarse llevar por sus emociones, tiene que ser firme, tiene que sacar a la luz toda la verdad, desenmascarar al monstruo.

Por Changbin y todas las otras víctimas, él debe ser fuerte, así que traga su enamoramiento, lo ahoga con su propia saliva y concentra su atención en Seungmin quien continua explicando su plan, soportando la amargura en su boca y la forma en que su estomago se retuerce, el puede hacer esto, el debe hacer esto.

—Para conseguir alguna evidencia necesitamos entrar a su casa –Seungmin habló seriamente mientras observaba su celular.

—¿Cómo lo haremos?.

—Primero, necesitamos alejar a Felix el tiempo suficiente para explorar toda la casa, ahí es donde entra Jisung.

—¿Jisung? No voy a involucrar a mi amigo en esto.

—Han no sabrá lo que sucede, todo lo que necesitamos es que él se lleve lejos a Felix.

—¿Y si eso lo pone en peligro? –la ansiedad lo consumía, creando escenarios en su cabeza de todas las cosas que podrían salir mal.

Respiró hondo y exhaló lentamente, debía calmarse, no es momento de estar nervioso, cuidaría a Jisung y jamás dejaría que algo malo le pasase.

—Creeme, entre todos nosotros, Jisung es la única persona que no corre ningún peligro, Felix jamás lastimaría a Han y tampoco haría algo sospechoso mientras él esté cerca, Changbin lo comprobó.

—Está bien, llamaré a Jisung, veré que puedo hacer, pero, ¿cómo entraremos?

—Eso dejamelo a mi.

Continuaron hablando sobre el plan por una hora más antes de que Seungmin se marchase.

—Ya no puedes dar un paso atrás ahora, así que no dejes que tus sentimientos lo arruinen todo –es la última advertencia que el castaño le ofrece antes de irse, el sol comenzando a ocultarse, alejándose junto a Seungmin.

Se deja caer contra el colchón al regresar a su cuarto, rebotando suavemente y tomando su celular, marcando el número de su amigo, esperando tres veces el tono antes de que Jisung atienda. Se siente mal involucrar a su amigo en esto cuando ni siquiera sabe si es verdad, cuando la única prueba hasta ahora es un celular y no es del todo confiable.

—¿Min? –responde la voz del menor del otro lado.

—Hey Ji, solo quería proponerte salir algún día, podríamos invitar a Felix y Jeongin y pasar un tiempo de diversión juntos, ya que las cosas no han estado del todo bien últimamente –hace su mayor esfuerzo para que su tono de voz se mantenga estable.

—¿Salir?... –podía escuchar la inseguridad en su voz–. No lo sé...

—No puedes estar encerrado en casa todo el tiempo, sabes que eso no te hará ningún bien, debemos ser fuertes y seguir adelante, así lo querría Changbin –siente las lágrimas arder al borde de sus ojos al pronunciar su nombre.

Y puede escuchar la forma en que Jisung se rompe del otro lado.

Lo siento, es lo que anhela decir, se siente horrible al usar a Changbin para convencer a su amigo de llevarse a Felix lejos, pero es la única forma de lograrlo.

—Está bien, tienes razón, necesitamos despejarnos un poco, a hyung no le gustaría vernos tristes –el dolor en su voz.

Su pecho recibiendo una punzada con cada palabra, deseaba estar frente a su amigo y no en su propio cuarto, deseaba correr hasta la casa de Jisung y envolverlo entre sus brazos, deseaba recuperar su felicidad y unir todas las piezas de vuelta.

Deseaba volver el tiempo atrás y cambiar las cosas o que todo fuese una cruel pesadilla de la cual pronto despertaría, encontrándose con otro día normal en su rutinaria vida.

—Ji... –murmuró.

—Y-yo los extraño –un doloroso sollozo del otro lado–. Realmente desearía que las cosas fuesen diferentes, desearía que Chan y Bin estuviesen aquí... P-por favor –su respiración cada vez más agitada–. Tú nunca me dejes hyung.

—No lo haré, lo prometo, siempre voy a estar aquí a tu lado.

Realmente esperaba poder cumplir esa promesa. Haría todo por cumplirla.

—¿Realmente no vendrás? –la voz de Jisung sonaba decepcionada desde el otro lado de la llamada.

Ah, se sentía tan mal haciendo esto.

Cerró sus ojos por un momento y respiró hondo.

—Si, lo siento, mi profesor me llamó de repente y por más que quiera ir, no puedo perderme las prácticas de baile.

—Entiendo... –murmuró–. Suerte, se que lo harás genial y cuando nos veamos espero me muestres como va tu coreografía –intentó animarlo su amigo y una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Minho.

—Lo haré, lo prometo, ahora ve y diviertete, ya tengo que irme, adiós –cortó la llamada, guardando su celular en el bolsillo de sus jeans y regresando la mirada al frente.

Seungmin fue el primero en hacer un movimiento, dándole una mirada antes de acercarse a la puerta de la gran casa, agachándose a la altura de la cerradura. Minho no podía ver bien lo que exactamente estaba haciendo el chico pero fue sólo cuestión de uno o dos minutos para que Seungmin se levantará, abriendo la puerta.

El pelinaranja suspiró, realmente tenían suerte de que nadie los hubiese visto.

—Adelante –el menor entró.

Minho miró a su alrededor antes de hacer lo mismo, cerrando la puerta detrás suyo, asegurándose por última vez de que todo estuviese en orden.

—Asi que eres bueno abriendo puertas... –comentó casualmente, intentando relajar los pequeños nervios que se acumulaban en su sistema.

—He tenido cierta practica –se encogió de hombros, restándole importancia mientras observaba la sala–. Bien, nos dividiremos, tu exploras arriba y yo aquí abajo, hay que ser rápidos o nos descubrirán.

Asintió, encaminándose a las escaleras que lo guiaban al segundo piso. Exploró cada habitación que encontró; el baño, el cuarto de invitados, el cuarto que propablemente pertenecía a la tía de Felix y por último, la habitación de este; la puerta estaba decorada con bonitas pegatinas de estrellas y animales, provocando una pequeña sonrisa inconsciente en el rostro de Minho la cual se encargó de borrar, no era momento para actuar así.

Contó hasta tres, buscando relajarse e ingresó al cuarto, observando con atención cada rincón de este, la cama estaba bien ordenada y había varias peluches descansando encima de esta. El escritorio estaba limpio y organizado, al lado había un pequeño estante con libros y un álbum de fotografías, se acercó y lo tomó, ojeando las imágenes, no había muchas, la mayoría siendo fotos del rubio cuando era pequeño, a veces estaba solo y otras acompañado por una mujer que seguramente era su madre.

Dejó el álbum donde estaba y continuó explorando hasta que sintió que pisaba algo y miró hacia la alfombra debajo suyo, notando una pequeña irregularidad; se agachó y tocó la zona hasta sentir algo. Se levantó y movió la alfombra, encontrándose con una llave, la cual guardó en su bolsillo y volvió a poner todo en su lugar, retirándose al escuchar la voz de Seungmin llamándolo.

Se detuvo enfrente del menor quien le miraba con atención.

—Encontré esto, es una llave –se la entregó.

—Bien, quizás nos sirva.

—Deberíamos irnos pronto, no sabemos cuando Felix regresará –el castaño asintió y los dos se pusieron en marcha.

Tras haber conseguido la pista de la llave e investigar un poco más, los dos se marcharon por caminos separados. El pelinaranja regresó a su hogar y tras darse una ducha reflexiba, intentando calmar la tormenta de pensamientos en su cabeza. Se dejó caer sobre la silla de su escritorio, abrió su chat con Seungmin, ingresando al link que este le había enviado.

Era una pagina de noticias, el contenido era viejo, un articulo hablando sobre el caso de una mujer que asesinó a su ex marido y la actual pareja de este. Observó con atención la foto que se mostraban de la mujer al final de la noticia, sentía que ya la había visto antes e intentó hacer memoria, recordando el rostro de la mujer en el álbum de fotografías.

Recibió una llamada del castaño y la atendió rápidamente.

—¿Lo leíste? –preguntó Seungmin.

—Si, esa mujer... –dudó por unos segundos antes de continuar–. ¿No se trata de la madre de Felix?

—Si –le confirmó el castaño–. He estado investigando a Lee, concuerdo con Changbin acerca de que parecía a alguien extraño pero le restaba importancia.

»Hasta que hice memoria -continuó el menor, atrayendo de vuelta la atención de Minho-. Fuimos a la misma escuela, no recordaba a Lee porque íbamos a diferentes cursos pero recordé los rumores que corrieron entre los niños cuando salio la noticia.

»Probablemente nadie sabía que pasó realmente pero todos llamaban a la madre de Lee una loca y que Felix también lo sería, el hecho de que tomase unas pastillas sólo aumentó el rumor pero Lee se cambió de escuela apenas una semana después de esto.

—¿A qué viene todo esto? –decidió preguntar para llegar al punto.

—Quizás esta llave es de su vieja casa. Felix vive con su tía ahora, ¿cierto?

—Si, pero mayormente está solo ya que ella viaja constantemente por el trabajo según nos contó una vez –mordió su labio inferior, dudando–. ¿Pero cómo estas seguro de que esa llave sea de ahí?

—No lo se –fue la simple respuesta de Seungmin–. Pero vale la pena intentarlo.

»Lo único que necesitamos es ir hasta allí. Si la llave estaba oculta entonces quizás haya algo oculto allí también y podríamos encontrar la prueba que necesitamos.

—Está bien, te ayudaré –finalizó la llamada.

Dio vueltas en la silla, masajeando su sien, realmente estaba haciendo todo esto. Quizás él y Kim son los que terminarían en la cárcel si los descubren por allanamiento de propiedad. Tomó su mochila y sacó su libro de ingles, sería bueno distraerse un poco, centrar su atención en otra cosa como la tarea que debía terminar para el Martes.

Pasó quizás una hora o un poco más cuando su celular volvió a vibrar, se fijó la hora, eran ya las 21:00 pm, realmente el tiempo pasaba rápido, se preguntó si Jisung ya había regresado a casa. Otro sonido de notificación y desbloqueó el aparato, recibiendo una llamada antes de que pudiese leer el chat.

—¿Hola? –dijo tras varios segundos de silencio del otro lado.

Escuchó una pequeña risa, una que conocía a la perfección pero al mismo tiempo sonaba distinta, no era dulce sino fría y calculadora.

—Hyung~ –canturreo Felix–. Acaso no te dijeron que no está bien meterte en propiedad ajena~.

Se paralizó, ¿cómo los descubrió? Pero eso no es lo más importante ahora.

—¿Por qué tienes el celular de Jisung?

—No lo se~ quizás deberías venir y averiguarlo, no queremos que algo malo le pase a nuestro sol ¿cierto? –cortó la llamada antes de que Minho pudiese seguir hablando.

El último sonido que oyó se parecía a la voz de Jisung.

Se levantó, actuando por impulso, despidiéndose de sus padres y diciéndoles que volvería pronto para luego empezar a correr en dirección a la casa del pecoso.

Quizás debió pensar más, analizar la situación, tomar en cuenta las importantes palabras de Kim, pero en este momento todo eso se olvido, quedó en lo más fondo de su cabeza porque el único pensamiento que importaba es que debía llegar allí, proteger a su amigo de la persona que ama.

Llegó, su respiración agitada y siendo un desastre, no necesitaba golpear la puerta ya que esta se encontraba abierta e ingresó, llamando el nombre de Jisung con desespero y preocupación al mismo tiempo que buscaba el interruptor de luz en la sala.

Pero algo lo derribó al suelo en el momento que logró encender la luz, un fuerte golpe en su cabeza lo aturdió pero por suerte pudo mantener la conciencia y esquivar el próximo golpe de Felix, rodando por el suelo.

—¿Dónde está Jisung? –exclamó mientras intentaba defenderse, logrando ponerse de pie y esquivar el objeto afilado que el pecoso traía.

Susperar el estado de shock e intentar contraatacar era difícil, no pensó que en algún momento algo como esto pasaría, enfrentándose a la persona que tanto amaba y que resultó ser un monstruo.

Y al escuchar su maliciosa risa y asimilar que todo fue verdad, que Felix era el culpable fue un golpe de realidad y lo que lo llevó a derribar al rubio al suelo, el horrible sonido de su cuerpo y cabeza impactando contra la cerámica, arrebatándole el cuchillo y usándolo para mantenerlo quieto mientras su cuerpo lo inmovilizaba.

—¿Dónde está Jisung? –volvió a preguntar, sus ojos esta vez llenos de ira contra la persona que antes miraba con amor.

—¿Realmente crees que puedo hacerle daño a mi sol? –fue su respuesta.

Había cierto alivio al saber que Jisung estaba a salvo, que esto solo era una trampa que falló porque ahora Minho tenía la ventaja, encima de Felix, inmovilizándolo contra el suelo, el cuchillo demasiado cerca de su cuello.

Los pensamientos intrusivos lo atacaron entonces, ¿por qué no terminar con todo esto? ¿Por qué dejar que la policía se encargue cuando podría hacer justicia ahora mismo? Era tan fácil acabar de una sola vez con el monstruo.

Su miradas chocaron, ese algo seguía brillando en los ojos del rubio, ¿qué era?

—¿Por qué lo hiciste? –susurró, apretando el mango del cuchillo.

—Nadie puede tenerlo –respondió con el mismo tono bajo de voz.

La rabia comenzó a arder con más fuerza.

—Changbin era mi mejor amigo, su amigo, ¡¿cómo pudiste matarlo?! –su mano libre sujetó con fuerza el buzo del rubio–. Bangchan, Hyunjin, ¿cómo pudiste incluso matar a tus propios amigos?

La mirada del rubio cambió, la desesperación, el dolor, tantas cosas se mezclaron y reflejaron por tan solo un segundo.

—Hyung... Lo siento... Ya no quiero seguir con esto –sollozó.

Las lágrimas caían en cascada por su rostro, confundiendo a Minho.

—Por favor hyung, acaba con esto... –su mirada se desvió al cuchillo que el pelinaranja aún sostenía tan cerca de su cuello.

Los ojos de Minho se abrieron en grande, como si pronto reaccionase y tuviese el control de su cuerpo, alejando el cuchillo pero la mano de Felix sujetó su muñeca, acercando el objeto de vuelta.

—Por favor –había tanta suplica en sus ojos–. Por favor, matame hyung –rogaba.

Quizás eso era ese algo que sus ojos siempre traían, la suplica de que todo algún día acabase.

Minho lo miraba con dolor, recordando al Felix que conoció, al chico que brillaba y traía alegría a su paso, que siempre fue dulce y gentil, que le gustaban los videojuegos, hornear y bailar. El chico del que se había enamorado por su calidez y determinación, el chico que ayudaba sin pedir nada a cambio.

Amaba tanto a Felix pero este chico de aquí, esta persona bajo suyo, no era quien solía ser y deseaba tanto que las cosas fuesen diferentes.

Ese momento de distracción fue su segundo error, ese anhelo lo llevó a bajar la guardia y terminar en el suelo, presionando sus manos contra la herida en su abdomen.

—Lo siento.... –susurró Felix antes de que Minho pudiese hacer algo, antes de que su visión se tornará oscura.

No, esto no puede terminar así, tiene que regresar con Jisung, tiene que cumplir su promesa, estar a su lado y protegerlo, recuperar su luz y juntar todas las piezas.

Este fue un capítulo largo y que me costó bastante escribir, aún no me convence pero bueno.

Espero les guste ^^

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