23
La música se reproducía a todo volumen, golpeando con fuerza entre las paredes del salón al igual que sus pasos chocando contra la madera, el ruido obstruyendo el sonido de sus propios pensamientos. Su respiración agitada, jadeando, apenas llegando el suficiente aire a sus pulmones que pedían una pausa al igual que sus exhaustos pies, los cuales dolían y suplicaban que los liberase del encarcelamiento de sus converse negras.
Gotas de sudor resbalaban por su piel, acumulandose en la punta de su cabello un tanto desteñido y desarreglado, las raíces marrones comenzando a extenderse y opacar el color anaranjado. Sus ojos intentaban enfocarse en su reflejo, en cada brusco moviento, notando si sus pasos eran correctos o no, era difícil concentrarse cuando tu cabeza estaba perdida en otro lado, con sentimientos chocando y peleando entre si, provocando que el nudo en su garganta creciese y lo ahogase.
Estaba solo en el club, todos los demás miembros se habían ido, había pasado ya probablemente una hora desde que terminó su horario pero aún seguía aquí, repitiendo los pasos una y otra vez hasta que fuese perfecto, hasta que se volviesen naturales y dejasen de ser tan rígidos. Había cometido tantos errores hoy durante el ensayo y el resto de miembros estaban preocupados debido a esto, no solía verse a Minho tan perdido. Varios se habían acercado a preguntar y el mayor tan solo los apartó diciendo que estaba bien cuando nada estaba realmente bien, cuando todo solo estaba empeorando, estaba balanceándose en una cuerda floja al borde del abismo y en cualquier momento caería. Se negó a la petición de que tomase un descanso si lo necesitaba, se negó a parar incluso si sus piernas se lo estaba suplicando, temblando y apenas soportando su propio peso. Pero Minho no podía parar porque esta era la única forma que tenía para ignorar lo sucedido, era la única forma de afrontar las cosas, su propia manera de desahogarse, de ignorar las constantes imágenes que llegaban a su cabeza al cerrar los ojos y las pesadillas que lo atacan todas las noches.
Simplemente no puede aún aceptar el hecho de que Changbin está muerto, que tuvo que asistir a su funeral, que no sabían quien era el culpable del asesinato y que quizás pudo haber sido un robo o alguna disputa que terminó mal conociendo los constantes problemas en que se metía el azabache.
Había tantas emociones chocando entre si, la molestia, la culpa, la tristeza convirtiéndose en pura rabia, en el deseo de encontrar al culpable y hacer justicia con sus propias manos si es necesario, necesitaba hacer pagar a quien le arrebato a su amigo, quien acabó con lo poco que tenían.
Cada que sus ojos se cierran en fuertes pestañeos aún puede ver la imagen de Jisung derrumbándose a su lado, negando profundamente mientras suplicaba que fuese una mentira, una cruel broma, que Changbin algún día aparecería y todo volvería a ser como antes, su amistad se recuperaría. Aún puede ver esos ojos llenos de suplica y desesperación.
Su visión se humedecía, las lágrimas acumulándose, sus oídos aún podían escuchar la voz rota de su amigo, los fuertes sollozos y los gritos que se unían a los de una madre a la que le habían quitado a su hijo.
Sus piernas se enredaron debido a la distracción, los pasos torpes llevaron a que cayese al suelo, sus rodillas impactando contra la madera.
—¡Maldita sea! –exclamó, sus puños golpeando el suelo una y otra vez hasta que su piel se tornó roja y ardía pero el dolor en su mano no podía compararse a la forma en que su pecho se oprimía, no podía compararse a todo lo que estaba acumulado.
Una pequeña mano de pronto lo trajo a la realidad, deteniendo sus golpes, acariciando con cuidado la piel enrojecida.
Alzó la mirada, encontrándose con aquellos preciosos ojos marrones que hace tanto tiempo habían dejado de brillar, se preguntó que de todo lo sucedido había destruido ese inocente brillo y si algún día podría recuperarlo al igual que el suyo propio.
—Tranquilo hyung... –su voz tan suave y llena de consuelo, profunda de una manera reconfortante que envolvía su corazón con cuidado.
Y mientras esos brazos comenzaban a envolverlo creando un pequeño refugio donde Minho desesperadamente se aferraba, su cabeza no podía evitar recordar aquel último mensaje que Changbin le había enviado.
"No confíes en Felix."
No le tomó importancia cuando lo recibió, eran pasada las tres de la mañana, su sueño ligero fue lo que lo llevo a despertarse tan rápidamente con el sonido de la notificación. Recuerda rodar los ojos mientras simplemente le respondía a su amigo que no se olvidase de asistir a su pijamada porque jura por dios que ni siquiera a Changbin le perdonaría si Jisung volvía a decaer.
Volvió a encontrarse con aquellos ojos que le miraban pero al mismo tiempo estaban perdidos, borrosos, llenos de algo que jamás pudo descubrir.
—Changbin... É-él- –era tan difícil pronunciar esas palabras, aceptar el hecho de que su amigo ya no estaba con ellos, que su amigo jamas volvería, que todo lo que alguna vez tuvieron ahora solo era parte del pasado, hermosos y dolorosos recuerdos que atesoraría y lo destruirían en cada momento porque recordar siempre fue un arma de doble filo, antes sonreía mientras revisaba la galería de su celular, llena de imágenes de sus gatos y sus amigos, llenos de recuerdos, recuerdos que ahora mira entre lágrimas que intenta tragar junto al nudo de su garganta porque debe ser fuerte.
Y es tan extraño expresar sus sentimientos aquí ahora frente a Felix, permitirse sollozar con fuerza una vez esa pequeña mano palmea su espalda en comprensión y consuelo, provocando que todo al fin se desborde, permitiendose ser tan vulnerable frente a alguien. Mientras que con Jisung intentaba ser el barco que los mantendría a flote, el pilar del cual siempre podía aferrarse, aquí con Felix se permitió romperse y buscar consuelo porque ya no podía seguir siendo aquel muro indestructible, ya no podía continuar con su papel del humano invencible.
El rubio acariciaba su cabeza, tal como había hecho con Jisung esta mañana la primera vez que se encontraron. Los ojos del pecoso tan llenos de dolor al verlo tan herido, consolándolo mientras Minho observaba en silencio su interacción e intantaba mantenerse fuerte, porque eso era lo que Jisung necesitaba en este momento y Minho podría tragarse todo su dolor si con ello podía salvar lo que alguna vez fueron.
—Lo siento... –susurró contra su cabeza y el mayor estaba tan confundido.
¿Por qué? ¿Qué es lo que sientes? Porque vuelves a repetirlo...
De que te disculpas, que hiciste.
"No confíes en Felix."
Volvió a chocar con esos ojos que siempre estaban suplicando, que el maquillaje no podía tapar las profundas ojeras bajo estos y el vacío tan confuso y atrayente, había tanto como al mismo tiempo nada allí, Felix era un maravilloso misterio.
—¿Por qué? –murmuró, su voz apenas se escuchaba entre la música que reproducía el parlante y los sollozos que lo ahogaban.
Pero Felix no respondió, jamás lo hizo.
¿Puedo confiar realmente en ti?
—Min... –la voz de Jisung era tan pequeña, aferrándose al pecho del pelinaranja como si en cualquier momento también fuese a desaparecer– ¿Cuándo volverán Bin y Channie?
—Ji... –su pecho dolía cuando esos ojos suplicantes lo enfrentaron, deseaba volver el tiempo atrás, cambiar tantas cosas, recuperar la felicidad de Jisung y la suya propia.
—Hyung... ¿Puedes prometer que tu nunca te iras? –alzó su meñique, sonriendo entre las pequeñas lágrimas que comenzaban a caer.
—No iré a ninguna parte, lo prometo –entrelazó sus dedos, jamás se alejaría, no importa que, Minho nunca se marcharía.
Él siempre estaría aquí para Jisung.
Abrió la puerta de su casillero, esperando tomar su libro de historia y disfrutar del receso en la cafetería antes de que comenzase la clase.
Sus ojos se encontraron con una nota en el interior, casi al borde de caerse pero la tomó, leyendo lo que había escrito en esta.
"Ven a verme en la azotea después de clases y no dejes que Felix te descubra.
Kim."
—Hyung, ¿qué lees? –volteo en dirección al rubio que ahora yacía a su lado, sus ojos curiosos y su sonrisa pequeña mientras se aferraba a la mano de Jisung cuya mirada estaba tan perdida.
—No es nada importante –respondió, guardando la nota de vuelta en el casillero.
Faltan entre unos 8 a 10 capítulos para terminar la historia ^^
Espero les este gustando♡
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