22
Había algo en Felix que llamaba su atención, que lo cautivó por completo; algo que hacia que su corazón latiese más rápido y los nervios picasen en la piel. Había algo en Felix que siempre lo mantuvo atrapado y que conquistó su corazón desde el primer encuentro.
Era un martes por la tarde, las clases habían terminado y comenzaba el horario de los clubes de la escuela, por lo que se dirigió al suyo luego de despedirse de sus amigos con un pequeño abrazo y algunos pellizcos en las mejillas para molestar a Jisung. La música sonaba en sus auriculares mientras se encaminaba al salón, teniendo en mente calentar y estirar antes de que el resto de miembros llegasen.
Fue cuando abrió la puerta que lo encontró, sus ojos que se encontraban entrecerrados debido al cansancio de las clases se abrieron como platos, el auricular que sostenía cayó de sus manos y un gran interés se despertó en su interior mientras veía a la pequeña figura moverse por el salón. Aquel rubio estaba absorto, perdido en la música que se reproducía por el estéreo, su mirada perdida y sus labios entreabiertos. Cada movimiento era ágil y frágil al mismo tiempo, contaban una historia llena de demasiados sentimientos que peleaban entre si, había conflicto, una batalla consigo mismo mientras miraba a su reflego con violencia.
Había tanto ruido peleando y se expresaba en movimientos que cambiaban constantemente pero mantenían un rumbo, hasta que la musica fue disminuyendo y al sonar la última nota, el cuerpo yacía en el suelo, su mano en forma de pistola apuntando al espejo, presionando el gatillo mientras desviaba la mirada, rechazando a la persona que veía del otro lado pero sin atreverse a acabar con ella de frente.
Sus pies se movieron por cuenta propia, su cuerpo comenzando a funcionar de manera automática mientras se acercaba al chico y regresaba a la realidad, ofreciendo una sonrisa impresionada y un leve aplauso que sacó de su mundo al rubio.
Los movimientos del menor ahora más torpes, casi tropezando con sus pies al levantarse y voltear a verle, sus mejillas habían enrojecido, una mezcla de la vergüenza y el cansancio luego de tan duro baile.
—Eso fue bastante bueno –rompió con el silencio que se había instalado y donde solo podía escucharse la respiración agitada del contrario, ahora estando frente a él, notando las hermosas y pequeñas manchas en su rostro que solo le trajeron mas fascinación–. No he visto tu rostro por aquí antes, ¿eres nuevo?
El menor asintió con la cabeza rápidamente, ofreciendo una pequeña reverencia como saludo a la vez que comenzaba a presentarse.
—Soy Lee Felix, me cambié este año y cuando supe sobre este club, deseaba poder unirme –sus palabras se tropezaban entre ellas, el nerviosismo trajo cierta ternura, Minho sentía muchas ganas de arrullarlo y molestarlo.
—Ya veo, bien Lee Felix, estas ahora hablando con el actual líder del club a quien le gustaría ver más de tus pasos.
Algo en esos ojos que brillaron provocó que su corazón flaquease, aquella inocente felicidad que se reflejaba en su rostro mientras la sonrisa se ampliaba fue contagiosa, sonriendo igualmente mientras lo veía acercarse a su celular y reproducir otra canción antes de que el resto de miembros llegasen y practicasen en conjunto.
—Entonces, ¿qué opinan de ir por unas hamburguesas y ahogar las penas comiendo luego de estos desastrosos exámenes? –propuso Jisung, su sonrisa tan alegre como siempre mientras intentaba aligerar el ambiente, todos estaban exhaustos luego del periodo de exámenes.
—Realmente me encantaría, pero tendrás que cargarme hasta allí, tu hyung está tan cansado~ –puchereo Changbin, un tono infantil en su voz mientras molestaba al menor y se dejaba caer sobre su espalda, con sus brazos envueltos alrededor de su cuello en un agarre firme.
Las quejas de Jisung no faltaron y ambos comenzaron a molestarse entre ellos, una guerra de piquetes se desarrollaba frente a Minho quien intentaba ocultar esa sonrisa llena de cariño que se hacia presente cada que estaba con sus amigos, lastima que no pasó desapercibido y pronto tenia a dos molestos niños bromeando y colgándose de sus brazos, siempre sabiendo que puntos tocar para que sus oídos ardiesen.
Jura que va a extrangularlos algún día.
Fue una caminata entretenida, llena del ruido habitual, sus amigos tan parlanchines como siempre, sin darle un descanso al pobre cerebro de Lee, que ya estaba agotado luego de días de desvelo envuelto entre libros, resúmenes y tareas.
Llegaron a su destino en poco tiempo, o así se sentía cuando te estabas divirtiendo, mientras que estudiar y las clases eran eternas, el pasar tiempo con sus personas favoritas no era suficiente, podían pasar horas pero se sentirían como minutos.
Fue agradable, siempre lo era, los tres riendo y molestándose, robando las papas de Changbin cuando se distraía y disfrutar del momento en que su ceño se fruncía cuando notaba la bolsa vacía.
—Esta generación de ahora ya no tiene respeto por sus mayores –se quejaba el azabache, sorbiendo su gaseosa, siendo lo mas ruidoso posible con tal de enfadarlos.
—Oye Min, ¿cómo va el club? Debe ser difícil ser el nuevo presidente –el rubio preguntó, llenando sus mejillas de más comida mientras fijaban su atención en el chico, parecía una ardilla siempre que comía.
—Las reuniones suelen ser aburridas pero todo esta bien, puedo ver la determinación y pasión que hay en muchos de los miembros.
De pronto la imagen de Felix llegó a su mente, el rubio agotado y tendido en el suelo con la respiración agitada pero aún así sonriendole, provocando que el carmín tiñese sus mejillas y despertando la curiosidad en sus amigos.
—¿En quien piensas Lee?~ –empezó Changbin y el menor le siguió.
—¿Alguien capturó la atención de este arisco gato?
Sus orejas solo ardieron más al escucharlos, sin poder quitar esos brillantes ojos de su mente.
—Les juro que voy a freírlos a ambos si siguen molestando –escuchar los chillidos calmaba parte de la vergüenza creciente.
Cerró la puerta del club luego de salir, un suspiro escapando de sus labios, estaba agotado tanto física como mentalmente. No sabía que hacer, como manejar la situación, los recuerdos de momentos felices junto a sus amigos inundaban su mente y si bien seguían manteniendo esa conexión, sabía que las cosas estaban mal, que la desaparición de Bangchan había afectado por completo a Jisung, aquel brillo ya no era lo que solía ser y sabía que para recuperarlo tardaría tiempo. Sumado a eso Changbin seguía actuando extraño, sobre todo cuando estaba alrededor de Felix, desde que sucedió el accidente de Hwang, el pequeño rubio solía estar más pegado a Jisung, ambos comprendían lo que el otro estaba pasando y se apoyaban mutuamente.
Podía ver la incomodidad y nervios en el cuerpo de su amigo cuando el pecoso se acercaba, sin comprender realmente que estaba pasando; no sabía en lo que Changbin se estaba metiendo ahora y por más que intentó sacar respuestas, nada consiguió, y Seo solo le repetía que Felix era extraño, lo que llevó a varias discusiones.
Masajeo su sien, todo era demasiado.
Caminó en dirección al baño, sus pasos pesados mientras se dirigía con la intención de lavar sus manos y limpiar el sudor seco en su rostro, solo que todas sus acciones se detuvieron al escuchar un sollozo, el bolso cayendo de su hombro al suelo mientras se acercaba rápidamente al pequeño rubio que yacía apoyado contra la pared, abrazando con fuerza sus piernas y ocultando su rostro entre ellas.
—Felix, mirame, respira conmigo –con mucho cuidado acercó su mano, acariciando su rodilla, el menor de a poco saliendo de su escondite.
Sus ojos rojos e irritados, las lágrimas corriendo por todas partes, pequeños mocos que sorbía. La imagen solo trajó dolor a su corazón, un fuerte pinchazo acompañado de la necesidad de proteger a aquel precioso chico.
A veces cuando veía a Felix, no podía evitar pensar en Jisung, ambos eran como el sol, brillantes y llenos de energía y cuando algo hacia que se apagasen, simplemente dolía el verlo y no saber como despejar el cielo.
Felix había comenzando a faltar al club desde que sucedió lo de Bang y posteriormente lo de Hwang, sabía que no era fácil para el chico haber perdido a dos de sus amigos pero era la primera vez que lo veía tan destruido. El rubio siempre se mantenía sonriente, incluso las pocas veces que llegó a asistir a las prácticas, conversaba y bromeaba con todos, solo fueron breves momentos aquellos donde llegó a unir sus miradas, ese vacío que encontró había helado su sangre.
—Hy-hyung, tengo miedo –tartamudeaba, sus ojos grandes y asustados, perdidos en algún punto del baño mientras negaba con la cabeza, sus labios moviéndose en susurros silenciosos.
—Felix, mirame –apartó las manos que comenzaba a presionar contra sus oídos, intentando callar un ruido que Minho no podía escuchar, acarició las suaves palmas con cuidado hasta que consiguió que esos bellos ojos lo mirasen.
Había algo en estos, algo que Minho seguía sin descubrir que era.
—Hyung...
—No tengas miedo, estoy aquí, no dejaré que nada te pase –siempre fue tan débil por este chico, toda su apariencia fría se desvanecía con tan solo una mirada.
De a poco logró sacar al pequeño de su ataque de pánico, su respiración más calmada ahora pero aún con pequeños hipos escapando. Minho acuno a Felix contra su pecho, se preguntó si esto solía pasar a menudo. Recordaba esas veces que podía ver a lo lejos esos ojos rojos y aún con lágrimas secas en su rostro mientras se aferraba a la mano de Hyunjin y dejaba caer su cabeza contra su hombro.
—Hyung... Lo siento...
—¿Por qué lo sientes?
El rubio solamente se acurrucó más contra sus brazos, ocultando su rostro, aquellos ojos vacíos.
Bien, le damos comienzo al arco de Minho~
¿Qué creen que vaya a pasar?
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