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20

—Felix tiene su celular –otra noche hablando con Seungmin, solo que está vez en un lugar más privado, esta vez se encontraban en su habitación.

Eran solo ellos dos ya que su madre se quedaría hasta más tarde en el trabajo por lo que podrían estar tranquilos y nadie los escucharía.

—¿Y? ¿Lo tomaste? –preguntó el castaño, acostado en la cama y los brazos detrás de la cabeza, mirando fijamente el techo.

Changbin casi quiso abofetearse.

—Mierda –fue todo lo que respondió y Seungmin se sentó, irritado.

—Eres un idiota.

—Lo se –no sabía si reír o llorar en este momento, quizás un poco de ambos–. Pero estaba tan asustado que no supe que hacer, además si actuaba de forma precipitada sería atrapado rápidamente.

Luego de encontrarse con el celular de Bangchan en el cajón del escritorio de Felix, todo lo que hizo fue guardar el aparato y volver a cerrar con llave, dejando todo en su lugar mientras escapaba, demasiado asustado por su descubrimiento. Tuvo que calmar su pequeño ataque de pánico en el baño y casi gritaba al escuchar los golpes en la puerta, por suerte la voz que provino de afuera fue la de Jisung y no la del pecoso, por lo que se permitió relajarse y tras un minuto más, salió, sonriendole a su amigo mientras regresaban juntos a la sala.

Changbin nunca fue buen actor pero se esforzaba lo suficiente en todo y en ese momento, debía dar su mejor papel de si mismo, actúa natural, no dejes que la bestia de atrape, no dejes que sepa que sabes algo.

Fue por ello que no tomó el celular y cuando todos se fueron de casa del australiano, corrió hasta su hogar, llamando a Seungmin porque no sabía con quien más hablar y que le creyera a menos que tuviese la evidencia en sus manos

Seungmin suspiró, volviendo a recostarse, podía sentir lo enfadado que estaba el menor por sus descuidadas acciones.

—Primero te digo que no hagas nada estúpido y es lo primero que haces –Changbin agachó la cabeza como un perro siendo regañado por su dueño al morder sus zapatos–. Y luego en vez de al menos guardar la evidencia, la dejas donde está –otro suspiro, el azabache alzó la mirada–. Pero está bien, podemos dejar esto pasar, un simple desliz; sigamos con el plan original, nada de esto pasó y es un día como cualquier otro.

Apretó sus puños, arrugando las sábanas bajo su palma.

—Pero no puedo solo ignorar lo que vi.

—Changbin –el castaño se sentó correctamente esta vez, mirándolo fijamente, su tono era de regaño, era su típica voz de deja de hacer algo estúpido.

—Si ese celular al menos sirve de algo, si puedo tomar y buscar cualquier pequeña cosa, entonces habría una pista, algo, evidencia que podría presentar y los policías retomarían el caso.

—No es el momento para hacerte el héroe, ya estas pendiendo de un hilo, no des más pasos por los bordes o te caerás.

—¡Pero no puedo solo quedarme con los brazos cruzados! –exclamó, su respiración agitada por el enfado que se aproximaba– ¡No puedo solo ignorar esto cuando dos personas fueron asesinadas y nadie lo sabe!

—¡Y tú tampoco lo sabes! –gritó igualmente Kim–. Sólo te estas guiando a base de un instinto, un presentimiento, te dejas llevar por tus emociones en vez de pensar con la cabeza, no sabes lo que pasó, lo de Hwang pudo haber sido realmente un accidente y el celular de Bang en casa de Lee quizas fue que lo olvidó y no llegó a devolverlo porque no volvió a verlo.

—¿Por qué no llevar el celular hasta su casa entonces? ¿Por qué quedarselo? Podría haberlo dejado con algún familiar pero no, él lo tiene.

—¡Ni siquiera conocías a Bangchan ni te importaba! –se levantó, tomándolo del cuello de su remera, Seungmin se veía listo para dar un golpe.

—¡Pero a Jisung si! E igualmente sigue siendo una persona inocente y no merece lo que pasó ¡merece que se haga justicia! –su rostro giró hacia la derecha y su mejilla empezaba a arder, la mano del menor era bastante dura.

Aún con el golpe, Changbin volvió a enfrentarlo, ambas miradas ardiendo en llamas.

—Deja de hacer cosas estúpidas, deja de intentar ser algún tipo de héroe justiciero y no te metas en problemas, sigue con tu miserable vida tal y como está, mantente en tus propios problemas –cada palabra siempre tan afilada, siempre dispuesta a cortar lo que hubiese a su paso–. Mejor intenta hacer algo por ti mismo en vez de hacer algo por alguien que no está.

—Solo...

—Changbin esto no es una película, está es la puta vida real y las cosas no van a salir bien al final, no habrá un final feliz, no habrá tu supuesta justicia, no volverás si él te hace algo –lágrimas, había pasado tanto tiempo desde que vio aquellos ojos llorosos.

Le recordó el día en que volvieron a encontrarse, Seungmin llorando en un callejón, marcas en forma de dedos en su cuello y jamás dispuesto a hablar de lo que sucedió. Pero Changbin permaneció a su lado, ofreciendo su silencio y un hombro donde el menor se dejó caer y sollozar hasta calmarse.

Tras ese día siguieron topándose, primero fue de casualidad y luego simplemente se buscaban, charlando entre tragos, Changbin desahogando sus problemas y Seungmin insultando a todo el mundo.

De a poco la expresión del mayor se fue relajando, acercando sus manos a aquellas mejillas húmedas, acariciandolas con cuidado, casi a punto de detenerse cuando sintió que el menor se estremecía pero luego se dejó caer en el suave tacto.

—Estaré bien, no tienes que preocuparte ni meterte en esto.

—Idiota, no puedo abandonarte y dejarte solo.

—¿No decías que estabas harto de cuidar de mi trasero cuando me metía en esas peleas con otros adolescentes o borrachos? –sonrió, bromeando.

—Quizás simplemente me acostumbré a ello –el azabache rió suavemente.

Permanecieron en este extraño silencio, donde un toque de calidez y dulzura se planteaba en el aire, los pequeños sollozos se detuvieron tan rápido como llegaron, el castaño jamás dispuesto a demostrar su debilidad durante mucho tiempo. Pero aun así, Changbin continuó acariciando su rostro, la yema de sus pulgares rozando con cuidado en la piel y se acercó lentamente para dejar un pequeño beso en su nariz, notando las mejillas del menor comenzar a arder.

Un suave rubor que fue suficiente para calentar su corazón, el azabache sonrió, si todo salía bien, quizás tendría una oportunidad.

—Estaré bien, lo prometo.

—Idiota, no hagas promesas que no sabes si podrás cumplir.

Esa noche durmieron por primera vez acurrucados en los brazos del otro, intentando no caerse de la pequeña cama que apenas cabía una sola persona.

Fue difícil conseguir otra oportunidad pero en el momento en que hubo un espacio, lo tomó. Volvieron a ir a casa del pecoso, solo que está vez eran Felix, Jisung y él; Jeongin no podía asistir ya que sus padres lo castigaron por reprobar un examen y Minho tenía clases de baile, ya que, además de asistir al club de la escuela, el pelinaranja tomaba clases en un estudio cerca de su casa.

Una simple invitación para jugar videojuegos fue lo que le permitió volver a ingresar a ese frío hogar, esperó su momento, no queriendo actuar precipitadamente y cuando se sintió listo, actuó. Esta vez el ir al baño fue solo una excusa, ingresó a la habitación con el mismo cuidado de la otra vez, tomó la llave y abrió el mismo cajón, sacando de allí el aparato, guardándolo en el bolsillo de su sudadera junto a la llave tras volver a cerrar todo.

Se dio la vuelta, con la mano aún posada en la perilla de la puerta, su cuerpo casi chocando con el pecoso cuando se dio la vuelta.

—Que haces aquí hyung, estoy bastante seguro que ese no es el baño –la voz del menor era tan calmada como siempre.

No tenía ninguna excusa que dar, ninguna que fuese lo suficientemente creíble y lo sabía, ambos lo sabían.
Pero también sabía que Felix no actuaría mientras Jisung estuviese presente, jamás haría algo que lo delate enfrente de la persona que más ama.

—Hyung, ¿no te han dicho que la curiosidad mató al gato? –se acercaba más con cada paso, casi arrinconandolo, arrastrándose como una víbora que comenzaba a envolver a su presa.

—Los dos sabemos que no harás nada mientras Jisung este aquí y él seguramente debe estar esperándonos confundido ahí abajo.

Por suerte la voz de Jisung lo salvó, sus palabras "¿está todo bien ahí arriba?" escuchándose desde la escalera.

Felix se alejó y Changbin se permitió volver a respirar mientras ambos regresaban con su amigo.

La tarde continuo llena de tensión por parte de ambos, disminuyendo solo gracias a Jisung y sus bromas, seguro notando la incomodidad en el ambiente hasta que fue hora de irse y todo el acto se detuvo.

Apenas pudo dar unos pasos antes de vomitar, sus piernas temblorosas y la mano de Jisung frotando su espalda, preocupado. Su respiración era agitada, el miedo recorría cada parte de su cuerpo, picando en la piel, pero sabía lo que tenía que hacer.

—Hyung, ¿te sientes mejor? ¿vendrás a la pijamada mañana? —Jisung colgaba de su hombro y Minho caminaba del otro lado.

—Si, lo de ayer no fue nada, solo tenía el estomago revuelto; y no lo me perdería por nada –revolvió con cariño los cabellos del menor.

—¿Promesa?–-alzó su dedo meñique, aquella sonrisa de corazón tan brillante como siempre aunque quizás con un poco de dolor tras todo lo sucedido.

—Promesa –asintió, entrelazando sus dedos para luego abrazarlos a ambos, colgándose de sus hombros y riendo al escuchar sus quejas.

Sabía que pasos lo estaban siguiendo, sabía lo que iba a pasar, que en este momento era la carnada fácil de la bestia que iba detrás pero no se detuvo, no corrió, por primera vez, le hizo frente a los problemas en ese abandonado callejón.

Minho se sentó a su lado, ambos en silencio, habían tenido una fuerte discusión hace unos días y se habían distanciado desde entonces.

—Sólo... Me preocupo por ti –murmuró tras días sin hablarse y Changbin suspiró, dejando caer su cabeza en el hombro del mayor.

—Lo se... Pero estaré bien, puedo con esto.

—Sabes que si alguna vez necesitas ayuda, estaremos aquí siempre, no importa que tan grande o pequeño sea el problema, te ayudaremos, te ayudaré, somos amigos ¿cierto? –una pequeña sonrisa que el azabache correspondió.

—Que bueno que al fin solucionan sus problemas, par de tontos –Jisung se hizo presente, abriendo la puerta en la que estaba escondido con fuerza, tirándose encima de ambos para un abrazo grupal o ataque para aplastarlos.

Rió, se sentía tan cálido entre ambos.

Sintió un suave agarre en su mano y giró en dirección al castaño, quien permanecía sin verle, sus ojos fijos en la pared de enfrente, dándole un sorbo a la botella.

—Recuerda idiota, no te metas en más problemas solo, no quiero lidiar con tu trasero herido.

Changbin sonrió, aún si la sonrisa hacia que sus mejillas magulladas dolieran, entrelazando sus dedos lentamente, otro tipo de calidez se sentía al estar a su lado, uno que hacía que su corazón y cabeza se volvieran tontos.

—Eres tan impulsivo hyung –otra navaja en la mano, maldicion, Changbin debio haber revisado si tenía otra arma–. Siempre actuando sin pensar, tan fácil de molestar e irritar –se agachó a su altura, tomándolo del cabello en su nuca para enfrentarlo– ¿Quieres saber donde está Chan? Entonces porque preocuparse por un celular y una insignificante llave bajo la lámpara –volvió a sentir el filo contra la herida, clavándose profundamente–. Si querías una respuesta entonces deberías haberte fijado en el tapete ¿no oculta la gente siempre los errores bajo el tapete?

Los puntos negros dominaban su visión, la voz se iba volviendo tan distante.

—Oh hyung, eres tan tonto, si tan solo no te hubieras metido donde no te llamaban.

Ah, desearía haber luchado más y mantener sus promesas.

Ok, este capítulo me costó bastante, he tenido muchos bloqueos y lo he editado varias veces
Creo que ahora quedó decente, espero a ustedes les haya gustado ^^

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