19
Estaba bromeando con sus amigos, decidido a continuar con su plan, actúa natural, no dejes que vea que te afecta y haz como si nada hubiera pasado, un día como cualquier otro.
Jisung se reía ante las tonterías que Changbin contaba y eso era suficiente, ver a su amigo brillar nuevamente hacia que la calidez se posase en su pecho, todo lo que quería era proteger esa luz, ese brillo, desearía que ninguna nube obstruyese el sol, desearía que estos momentos durasen para siempre.
Sonreír y divertirse al lado de sus amigos, competir contra Jisung y escuchar las quejas de Minho por lo ruidosos que eran los dos juntos, lo molestas que podían ser sus voces al combinarse y compartir esta mirada con el menor que ambos conocían, un acuerdo silencioso, colgándose de los hombros del mayor mientras repetían al unisono con una molesta y prolongada voz "hyung"
Riendo y escapando al final cuando Minho estaba lo suficientemente cansado y listo para atacar, sus amenazas siempre presentes, como freírlos o dejarlos tirados y abandonados al lado de alguna carretera o simplemente decidido a aplastarlos con sus brazos. Abrazandolos por el cuello mientras sonreía de esa manera sombría y amenazante que terminaba con ambos chicos disculpándose aún si no podían contener del todo sus risas.
Amaba cada uno de estos momentos, desde que los conoció a ambos a comienzos de su primer año de secundaria. Conociendo a Minho de casualidad en una competencia entre salones y luego con ello a la bola llena de energía que era Jisung.
Su amistad siempre fue unida desde ese entonces y si bien podía haber desacuerdos y discusiones, al final las cosas se arreglaban, ya sea con charla o con darse un tiempo a solas. Sus peleas con Minho solían ser bastantes, sabía que el mayor se preocupaba por él y su salud, sabía que quería ayudar aunque fuese en su propia forma pero a veces el azabache no deseaba esta ayuda, a veces todo lo que quería era silencio y quizás unas palmadas en la cabeza, nada más.
Y aunque fue difícil, Minho aprendió a comprender esto, quedándose callado cuando notaba que no era el momento indicado aunque a veces ambos llegaban a estallar y gritarse solo para al final reconciliarse, porque Jisung jamás dejaría pasar la tensión que se sentía en el aire cuando ocurrían estas peleas y siempre intentaría hacer que sus amigos se reconcilien y todo terminaba bien al final, porque los dos eran demasiado débiles por el menor y no les gustaba estar distanciados por mucho tiempo.
Su amistad estaba bien, se complementaban, creaban su propio y maravilloso desastre. Eran felices así, siempre lo fueron, apoyándose mutuamente y demostrando su cariño de distintas formas.
Y cuando Jisung se enamoró de Bangchan y les contó sobre él, ahí estaban Minho y Changbin dispuestos a animarlo y también a molestarlo porque es tan divertido molestar al mas pequeño y ver como sus regordetas mejillas se tiñen de rojo y se queja con un exagerado y exasperante puchero.
Pero ahora las cosas no se sentían tanto como antes, incluso si podían brillar los tres juntos y disfrutar de lo resplandeciente que era Jisung, sabían que las cosas aún no estaban del todo bien. Jisung no estaba bien y sacar el tema de conversación que empezaba con la palabra B solo traería problemas porque el menor se negaba a aceptar que a Chan le había sucedido algo, confiando en que algún día aparecía y tendría su oportunidad, confiando en que al fin conseguiría salir con él.
Suspiró, decidiendo apartar esos pensamientos por ahora y disfrutar de la energía de su amigo, quien corría en dirección a las maquinas de garra, decidido a sacar ese pequeño peluche de lobo gris.
—Serás mio~ –dijo con confianza, determinación ardiendo en sus ojos para al final lloriquear al perder en su quinto intento.
Changbin solo se rió levemente, molestándolo un poco mientras pellizcaba sus costados, provocando más quejas.
—Oh, ¿quieres ese peluche Hannie? –una nueva voz se hizo presente y con ello todo la alegría en Changbin se apagó, reemplazada por el frío, el miedo.
Respiró hondo, actúa natural se repitió en su cabeza.
—Bokkie –Jisung volteó a verle, su sonrisa amplia mientras se acercaba al pecoso y lo abraza por los hombros, continuando con su puchero y quejas–. Es imposible, esta maquina se niega a darme lo que quiero.
Felix sonreía y por primera vez, Changbin notaba un brillo diferente en sus ojos, no había amenaza, no había engaños, esos ojos eran reales, su amor por el chico de aspecto de ardilla era completamente real y sorprendente.
La forma en que correspondía tímidamente el abrazo y sus mejillas ardían, como se acercaba a la maquina y la lengua sobresalía de sus labios en una expresión concentrada y sacaba el peluche que Jisung tanto quería, entregándoselo, bañándose de la calidez del menor.
Es increíble como Felix puede ser una bestia feroz pero ante Han todo lo que había era un adorable gatito que mostraba la panza y empujaba su cabeza en busca de atención.
Volvió a sentir su estomago revuelto y se aferró a la mano de Minho en silencio, buscando algo que pudiera mantenerlo firme. El pelinaranja solo se quedó callado, dándole un apretón y sin soltar su agarre, mirando en dirección de ambos menores que reían y brillaban.
Changbin notó los ojos de Minho iluminarse suavemente, atraídos por el pecoso que volteaba a verles y se acercaba para saludar a ambos.
—Que alegría encontrarlos por aquí –saludó, sin borrar esa expresión llena de dulzura.
—¿Qué haces por aquí? –preguntó el pelinaranja y cuando el rubio iba a responder, otra voz se escuchó a lo lejos, un pelirrojo acercándose desde la distancia, deteniéndose a unos pasos un tanto agitado, probablemente por su pequeña corrida.
Felix se acercó hasta él, riendo ante la mirada enfadada que le ofrecía el menor.
—Hyung, otra vez me dejaste atrás –se quejó el chico, Changbin podía reconocerlo como el otro amigo con quien siempre Felix andaba pegado.
El pequeño iba a seguir quejándose hasta que volteo a verlos, enfocándose principalmente en Jisung antes de asentir con la cabeza y dibujar una sonrisa bromista en sus labios, provocando que las orejas del pecoso también ardiesen.
—Esta bien hyung, ahora comprendo todo –le dio palmadas en el hombro a Felix.
—Innie –puchereo y regresó su atención a ellos–. Lo siento, había venido a la zona de juegos con mi amigo, estábamos pasando el rato y luego vi a Hannie a lo lejos y decidí acercarme –habló con su sonrisa presente–. Por cierto, chicos, este es Jeongin, mi mejor amigo y un gran bebé pan –se tiró a los brazos del chico, apretujandolo y este solo bufo.
Entre todos se presentaron y conocieron, y en algún momento ambos grupos de amigos se unieron, pasando la tarde juntos, todo se sentía borroso y confuso porque aunque siempre estaba alerta, a veces no podía evitar bajar la guarda porque todo era real, tan extrañamente real que lo aturdía. Las risas, las bromas, los abrazos, todo era pegajoso y divertido, como si solo fuesen un grupo de adolescentes normales, como si no hubiese ningún problema, como si Felix no presentase ninguna amenaza.
—¿Les gustaría venir mañana a mi casa después de clases? Horneare brownies –propuso el pecoso y Jisung fue el primero en responder, aceptando por todos, iluminado ante la idea de deliciosos y caseros postres.
—Es demasiado extraño y creo que estoy empezando a comprender porque la gente confía en él, se siente... Real y desearía saber si lo es o no –otra noche desahogando sus pensamientos con Seungmin a su lado, esta vez los dos estaban en la azotea de un edificio abandonado, con latas de cerveza que Changbin había robado de su madre, apenas eran dos pero algo es algo y la mente con un poco de alcohol lo ayuda a relajarse y soltarse.
—Quizas solo es bueno actuando, no te dejes engañar tan fácilmente, no te vuelvas como esos idiotas –respondió el castaño, mirando hacia los pocos autos que pasaban.
Changbin negó con la cabeza.
—No lo entiendes, es demasiado confuso, porque cada acción se siente tan real que no se en que momento está actuando y cuando no –le dio un sorbo a su bebida–. La forma en que burbujeaba alrededor nuestro, en que intenta ganarse nuestra confianza, como trata a Jisung o a Jeongin, el cariño que siente es real al igual que sus intenciones... –suspiró, demasiado cansado–. Felix es demasiado contradictorio y engañoso, siento a veces que puedo bajar la guardia pero luego recuerdo esos ojos y me detengo, porque aunque todo se sienta real, también lo malo es real y si ese chico me ve como una amenaza en cualquier retorcido plan que haya en su cabeza, entonces se que estoy en peligro.
—Solo ten cuidado, sigue con el plan y no hagas nada estupido.
Pero Changbin no podía seguir esas simples palabras, claro que no, en el momento en que vio una oportunidad, dejo que la curiosidad ganase.
Estaban en la casa del pecoso, era grande y fría, no había nadie más que él. El chico les había contado que su tía casi no estaba presente debido a constantes viajes de negocios y cuando se le preguntó acerca de sus padres, este guardó silencio y decidieron no continuar con el tema.
Fue agradable, comieron postres y tomaron refresco y luego estaban viendo un maratón de comedias románticas cuando se levantó para preguntar por el baño.
Subía las escaleras y estaba a punto de ingresar pero otra puerta llamó su atención, decorada con estrellas de plástico pegadas en la madera simple y de color blanco. Dudando y observando a su alrededor, se acercó hasta allí y con sumo cuidado abrió la puerta, ingresando con pasos lentos, esforzándose por no hacer ningún sonido.
Exploró la habitación, era simple, un armario, una cama, peluches por todos lados y un escritorio con una computadora encima. No había mucho que ver y debería marcharse pero algo seguía llamándolo así que continuó explorando, abriendo cajones, encontrándose con pequeñas cosas inofensivas como llaveros, maquillaje, medias, etc. Nada interesante.
Se acercó al escritorio, un cajón cerrado, alzó su ceja. Buscó y buscó hasta encontrar una llave debajo de la lampara.
Abrió el cajón.
Un celular.
Y por alguna extraña razón, otro escalofrío lo recorrió.
Tomó el aparato, analizandolo con cuidado y entonces comprendió su miedo.
Aquel celular estaba decorado con una carcasa negra y detrás las palabras "Chan" con stickers de letras lo decoraban acompañado del dibujo de un lobo.
Mierda.
Changbin se apresuró por guardar todo y regresar.
Absoluta y completa mierda.
Todo se irá poniendo más intenso~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro