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17

Su mirada iba de un lado a otro, su paso intranquilo y sus manos temblorosas, siempre atento a su entorno, siempre cuidando cada pisada, temeroso a lo que podría esperarle. Sino era cauteloso entonces todo se derrumbaría encima y se daría finalizada su historia.

Una mano se poso sobre su espalda en una palmada amistosa que lo sobresaltó, no estaba prestando atención, haciendo lo primero que sabía que no debía hacer, distraerse por haberse perdido en su mente.

—¿Estás bien? –preguntó la interrogativa voz de Minho, relajando los músculos de sus hombros junto a un suspiro que escapó de sus labios.

Changbin asintió con la cabeza, dibujando una sonrisa alegre y calmada.

—¡Es solo que me asustaste hyung! Siempre eres tan silencioso y escurridizo –se quejó el azabache, usando una falsa voz enojada y elevando su tono como de costumbre, sabiendo que irritaría a su amigo.

El mayor negó con la cabeza.

—Eres demasiado gritón –le pellizcó las mejillas, estirandolas–. Y un mal mentiroso –su expresión mucho más seria ahora, su mirada era indiferente pero podía notarse la preocupación reflejada en su rostro.

Minho siempre era así, desinteresado en cada acción, actuando como si no le importase nada pero siempre atento, preocupandose a su manera por sus amigos, cuidándolos y expresando sus sentimientos a base de pequeñas acciones.

Como esa vez donde le pidió al pelinaranja que le comprara una bebida ya que estaba agotado por la práctica de fútbol y el mayor se negó rotundamente, dando un pequeño golpe en su frente mientras recalcaba que no era ningún sirviente que debía seguir sus ordenes para segundos después excusarse y regresar no solo con la bebida sino también con una bolsa de papas y un paquete de galletas. Tanto Changbin como Jisung sonriendole al mismo tiempo mientras su amigo apartaba la mirada, jamás dispuesto a admitir que detrás de esa personalidad de gato salvaje, se encontraba alguien suave.

—No es nada hyung, solo... Un problema en casa que me ha dejado ansioso, estaré bien, lo prometo –tranquilizó al mayor–. No tienes que preocuparte por mi~ –bromeó un poco, disfrutando de la actitud tsundere de Minho.

—Quien se preocupa por ti, tonto, solo no quiero después tener que lidiar con tu trasero por los problemas en que te metas –soltó su rostro y se cruzó de brazos, orejas levemente rosadas.

—Lo que tu digas hyung –rió levemente, ambos continuaron caminando, sabiendo que sus salones de clase estaban cerca por lo que se dirigieron a la misma dirección– ¿Y Jisung?

—Está con ese chico pecoso, parecían tener una conversación seria y decidí no interferir, con lo que le pasó a ambos prefiero no llegar a cometer un error con mis palabras, sabes lo sensible que puede ser Jisung, sobre todo con el tema de Chan, lo ha afectado demasiado –ambos se quedaron en silencio por unos segundos, preocupados por su amigo quien parecía empeorar con el pasar de los días, negándose a la posibilidad de que quizás Chan ya no esté con vida.

Después de todo, habían pasado semanas y la policía no encontraba ni una sola pista.

Un escalofrío recorrió su columna al recordar algo, Minho mirándolo con una ceja alzada.

—Tú... No crees que ese chico, Felix, ¿da un poco de mala espina? –se animó a preguntar, saber si al fin tenía a alguien de su lado que compartiese el sentimiento.

En su mayoría, todos parecían adorar al chico rubio de pecas, quien brillaba como el sol, su sonrisa amplia y su personalidad siempre dulce, energética y amable. Realmente Changbin no solía prestarle tanta atención hasta que lo vio hacerse amigo de Bangchan y sintió una inquietud. Luego sucedió lo de Hyunjin y el presentimiento solo empeoró.

—Que una persona siempre este sonriendo y sea amable no indica que sea mala o que tenga intensiones ocultas –por supuesto que Minho no le creería, sabía que el mayor tenía un pequeño crush con el menor con quien eran compañeros en el club de danza de la escuela–. Además, el chico ya perdió a dos de sus amigos, solo busca un poco de consuelo.

—Yo... No lo se, me parece raro.

—Pero no te parece raro juntarte con Kim Seungmin –lo acusó, sabía que ese tono era de regaño, siempre regañándolo por andar con el chico que solía hacerle bullying al enamorado de Jisung.

—Por lo menos él es mas real y no falso como Felix –se defendió, molestó y Minho solo suspiró, agotado.

Ambos permanecieron en un silencio tenso hasta llegar a sus salones, donde se despidieron con un leve adiós y cada uno se fue por su lado, sumido en sus propios pensamientos, demasiado orgullosos para dar el paso a torcer.

—No me agrada Felix –le comentó al chico sentado a su lado, ambos con su ropa sucia y desarreglada después de una pelea, tirados en un callejón con la espalda recostada sobre la pared de ladrillo y una botella de alcohol que compartían de a sorbos.

—Lo se, últimamente repites mucho esa frase, es tan molesto escucharte –se quejó Seungmin, sin mirarlo, su ceño siempre fruncido.

—Yo...

—Tú ¿qué? ¿Ahora es cuando vuelves a repetirme que viste a Lee empujar a Hwang por la avenida? ¿Qué eso no fue un accidente sino un homicidió? ¿Qué sospechas que Lee le hizo algo al inútil de Bang? –habló irritado, sus manos cerrándose en fuertes puños, las uñas clavandose en sus palmas, conteniéndose.

Changbin lo observó en silencio, sus ojos un tanto desenfocados por culpa del alcohol pero aún pudiendo ver las lágrimas contenidas en el rostro del menor, leyéndolo a la perfección, sabiendo que detrás de toda esa ira, detrás de esa fortaleza de enormes llamas que arrasaban con todo a su paso, se hallaba alguien frágil y roto; un perro callejero que estaba tan herido y hambriento que solo mostraba sus dientes a cada persona que acercase su mano porque estaba tan asustado y prefería desconfiar y ladrar a arriesgarse a que la mano que intente tocarlo solo este llena de malas intensiones aun si existiese una pequeña posibilidad de disfrutar unas pocas palmadas en la cabeza.

Changbin dejó caer su cabeza sobre el hombro tenso del menor, sintiendo su temblor ante la acción.

—Se lo que vi –habló con determinación, asintiendo con la cabeza ante sus propias palabras.

Él estaba a tan solos unos pasos de distancia cuando vio a Felix soltar la mano de Hyunjin para empujarlo al carro que se aproximaba a toda velocidad y cuando estaba por llamar a una ambulancia creyendo que el pecoso estaba en algún tipo de estado de shock por lo sucedido ya que no hacia nada más que sostener el cuerpo de su amigo. Esos ojos se encontraron con los suyos por unos segundos y fue horrible, jamás sintió tanto miedo por alguien cuando se topo con esa mirada fría, carente de sentimientos, esa expresión que mostraba a alguien que no se arrepentía de nada y por primera vez vio la actuación caer del rostro del menor.

Huyó de la escena tan pronto como escapó de esos ojos, llamando igualmente a una ambulancia.

Días después, Jisung y Felix se habían hecho de cierta forma cercanos, ambos compartían algo pero además de esa perdida también charlaban de otras cosas, ayudándose mutuamente. Le gustaba ver a su amigo recuperar su brillo después de todo el dolor que estaba pasando pero no le gustaba Felix, no le gustaba su presencia y odiaba esos malditos ojos que a veces le veían, como diciéndole algo que no sabía a la vez que sonreía.

Otro escalofrío.

—Entonces ve y dile a la policía, estoy harto de escuchar tu molesta voz todos los días –aún si sus palabras eran como cuchillos que buscaban clavarse en su piel para herirle, sabía que detrás de todo estaba preocupado y le permitió acurrucarse mas a su lado, tomando su mano.

—Nadie me creería –no tenía ninguna prueba, solo sus ojos que podían haberlo engañado y un mal presentimiento, no era suficiente evidencia, necesitaba algo más.

—Cierto, nadie le creería a un estúpido y depresivo alcohólico –se burló el menor con una risa maliciosa.

—Parece que la única persona que me cree eres tú, un perro rabioso con problemas de ira –respondió de la misma forma, sintiendo el moviento de la cabeza de Seungmin asintiendo.

—Quizas por eso seguimos aquí, porque somos dos estúpidos llenos de problemas y que intentan llenar cada pieza rota con alcohol –rió amargamente, apretando su agarre en la mano de Changbin.

El azabache sonrió, cerrando por un momento sus ojos, así es, solo eran dos idiotas, dos personas completamente rotas y quizás por eso seguían aquí, juntos, charlando a pesar de que su primer encuentro fue una pelea en la azotea de la escuela que terminó con un labio roto, mejillas moradas y una nariz sangrando.

—Solo ten cuidado... Confía en tu instinto y no te acerques a él –susurró Seungmin, su voz mucho más suave ahora, ofreciéndole una pequeña mirada.

El fuego en sus ojos se apaciguaba para dejar espacio a la preocupación y el mayor sonrió levemente, acercándose lo suficiente para dejar un pequeño beso en su frente, sin importarle el golpe en su brazo que llegó segundos después y como perdió la calidez de sus manos unidas. Seungmin alejándose con pasos temblorosos e insultando cada parte suya mientras tambaleaba porque estaba muy borracho.

Rió, levantándose igualmente para llegar a su lado y recibir cada afilada palabra que ya no podía hacerle daño porque nadie conocía tan bien a Kim como él lo hacía.

Y en el momento que pudo volver a deslizar sus dedos con los del menor, este continuó gruñendo sin soltar su mano.

Demosle la bienvenida al arco de Changbin~ jsjs
¿Qué creen que pasará ahora?

Espero les esté gustando la historia

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