14
Los nervios lo carcomían, mordiéndose las uñas y sus ojos yendo de un punto a otro en vez de prestar atención a lo que el profesor de química estaba explicando. Su pierna temblaba, golpeteando contra la mesa.
—Hwang Hyunjin deja de hacer ruido –le regañó el profesor, asustándolo ante la repentina y alta voz.
Asintió con la cabeza, intentando calmarse, concentrándose mejor en dibujar algo en el borde de la hoja donde había unas cuantas formulas incompletas y al azar. Suspiró, después pediría lo que hicieron a alguien más.
Se centró en dibujar, en desahogar sus sentimientos en el lápiz, trazando líneas y líneas hasta tomar una forma, perdiéndose en un espacio de su cabeza mientras dibujaba y no fue hasta que sonó la campana que regresó a la realidad, viendo lo que había hecho, un pequeño dibujo en la esquina se convirtió en toda una obra en el papel, el dibujo de dos niños de espalda y tomados de la mano.
Sonrió con cierta nostalgia, su dedo trazando con cuidado la figura del pequeño más bajo, desearía que las cosas fueran distintas.
—Jinnie vamos, Jeonginnie nos debe estar esperando –asintió con la cabeza, guardando sus cosas y levantándose para salir junto a Felix.
Caminaron en silencio, dirigiéndose a la azotea de la escuela donde Jeongin seguramente estaba, era su lugar favorito para alejarse del resto de personas, el pelirrojo nunca había sido alguien muy social, podía ser bastante energético y bromista con ellos pero era bastante callado y tímido en general.
En cada paso podía escuchar las voces de todos los demás, los murmullos, todos susurrando con respecto a Chan. De pronto el chico del que nadie hablaba ahora era un tema popular en el instituto y lo sería hasta unos días más, hasta que la marea se apacigüe y todo vuelva a lo que era antes, deseaba que realmente todo pudiese ser como antes.
Desearía que Felix fuese el chico alegre y dulce que conocía, desearía que Chan estuviera con vida y verlo escabullirse entre los pasillos, desearía volver a esos pocos momentos entre ellos donde reían y se sentía como amigos.
Desearía volver a ver al Felix que era nervioso y tímido y sumamente adorable cuando estaba cerca de Jisung, desearía traer esos días donde todo estaba bien, donde lo único que callaba eran sus sentimientos por el pecoso mientras lo ayudaba con su enamorado y no tener que ser cómplice en este crimen, en callar a las autoridades que el chico que anunciaban desaparecido realmente estaba muerto.
Debería hablar, confesar pero no puede porque jamás haría algo que afecte a Felix.
Su cabeza pasaba de un torbellino a todo un tornado, era demasiado y sólo pudo volver a poner los pies sobre la tierra cuando sintió calidez en su mano, la pequeña mano de Felix unida a la suya.
—Tranquilo, todo estará bien –le aseguraba con una dulce y leve sonrisa.
—Realmente eso espero –murmuró.
—Ya te lo dije antes, este es sólo un día normal como cualquier otro.
Asintió con la cabeza, deseando que aquello pudiese ser cierto.
Se encontraron con Jeongin al llegar a su destino, el pelirrojo parecía perdido y pensativo mientras sorbía de su pequeña caja de leche chocolatada.
—Jeonginnie –el rubio soltó su mano, yendo hacia el menor para lanzarse con cuidado encima de él, abrazándolo por la espalda.
Escuchar por un momento las pequeñas risas de sus amigos lo hizo sentir como si por un breve instante, todo era como antes, solo tres mejores amigos pasando el rato.
Se acomodaron los tres juntos, mirando hacia el cielo despejado.
—Espero Chan hyung esté bien –murmuró Jeongin, la preocupación en todo su rostro–. Debe ser difícil ¿cierto? Tú y hyung eran los más unidos –volteó a ver en dirección al rubio.
Pudo ver la expresión de Felix transformarse, las lágrimas asomarse por sus ojos y un sollozo roto escapar de sus labios. Como si explotase después de guardar su dolor por tanto tiempo.
¿Cómo?
—Y-yo –sollozó–. Sólo e-espero que puedan encontrarlo y él esté bien –abrazó a Jeongin, ocultando su rostro en su pecho, el pelirrojo acariciando su cabeza ante la mirada de un sorprendido y helado Hyunjin.
¿Desde cuando Felix había aprendido a mentir tan bien? Era realmente un buen actor, recuerda esas obras escolares donde solían elogiarlo por lo bien que le daba vida a su personaje, y en este momento el rubio solo estaba interpretando un nuevo papel, el de un chico afligido al no saber nada de su amigo.
Era increíble como los sollozos se sentían casi reales pero él conocía tan bien a Felix que sabía diferenciar entre un papel y la realidad.
Toda esa mañana se sentía pesada y difusa, su cabeza ahora era un ruido sordo, su mirada estaba constantemente pérdida desde que regresaron a su salón luego de estar con Jeongin, viendo como el rostro de Felix volvía a la calma y limpiaba sus lágrimas con la manga del uniforme, dirigiendo sus ojos a él junto a una sonrisa suave.
El resto de la semana se la pasó pensando, perdido en su cabeza.
—Felix –lo llamó, las clases habían terminado y ambos amigos estaban sentados al lado del otro en la casa del rubio, enfrente del televisor jugando en su swicht.
—¿Qué sucede Jinnie? –volteó a verlo al mismo tiempo que pausaba el juego.
—Esto no puede seguir así Felix –se atrevió a enfrentarlo, dejando el control en la mesa.
—¿A qué te refieres? –repitió su acción.
—¿Cómo puedes actuar tan natural sabiendo lo que pasó? ¿Cómo puedes fingir llorar cuando tus ojos están tan vacíos? ¿Cómo puedes no arrepentirte de esto? Acabas de asesinar a alguien Felix, ¿por qué lo hiciste? –cada vez su tono adquiría uno mucho más desesperado, estaba confundido, asustado, preocupado y la frialdad en los ojos de su amigo no ayudaba.
—Tenía que quitarlo del camino.
—¿Qué?
—Lo vi besándose con Jisung –frunció el ceño–. Él quería quitarmelo, aún siendo amigos y habiendo hecho una promesa, aún cuando le di una oportunidad, él me traicionó... Fue su culpa, debió pensar mejor antes de actuar.
Dios, Hyunjin simplemente no podía creerlo, aunque una parte de su cabeza sabía realmente de todo lo que era capaz Felix pero simplemente se negaba a aceptarlo.
—Felix, necesitas ayuda, podemos ocultar lo de Chan, nadie tiene que saberlo, pero necesitas ayuda psicológica o psiquiatra, no lo se –exclamó, su respiración un tanto agitada, se sentía nervioso de estar soltando todo lo que venía pensando-. Podemos hablar con tu tía.
—No, no.
—Felix –intentó acercarse pero el rubio seguía negando con fuerza, las lágrimas acumulándose en la esquina de sus ojos.
—¡Él pensará que estoy loco! ¡Todos volverán a hacerlo! –sollozaba, alejándose de Hyunjin.
—Felix no eres loco por querer ayuda, necesitas cuidar tu salud mental, necesitas volver al tratamiento y retomar tus medicamentos –intentaba calmarlo, dar pequeños pasos en su dirección para atraparlo–. Felix, ya no se como seguir ayudandote.
—¡Me llevaran junto a los locos! ¡Me encerraran y tú también me dejarás!
—Nunca lo haré, lo prometo, somos mejores amigos ¿recuerdas? Jamás te dejaría atrás.
—T-tú –lo miró fijamente, de pronto su expresión había cambiado, las lágrimas continuaban cayendo pero su rostro se veía tan perdido–. ¿Por qué Jinnie? ¿Por qué quieres traicionarme también?
De un segundo para el otro estaba en el suelo, su espalda y cabeza golpeando con fuerza, provocando una mueca en su rostro y un mareo. Un peso encima suyo, alzó la mirada encontrándose con los vacíos ojos del rubio, estaba asustado mientras sentía esas manos que solían ser tan cálidas, ahora eran extremadamente frías mientras se envolvían alrededor de su cuello.
—Prometiste que no le dirías a nadie, prometiste que estarías conmigo –respirar se volvía todo un reto ante la presión que seguía creciendo, sus pulmones estaban desesperados por un poco de aire y su corazón latía como loco ante el miedo y la falta de oxigeno– ¿Por qué quieres dejarme Jinnie?
—F-Felix –lo llamó con dificultad, sentía de a poco puntos negros en toda su visión, sus manos intentanto pelear y sacarse a su amigo de encima pero se quedaba sin fuerzas.
Nunca los ataques de Felix habían sido tan peligrosos como hasta ahora.
Creyó por un momento que iba a morir así, en las manos de quien mas amaba, pero la presión desapareció y pudo respirar, inhaló con fuerza y comenzó a toser, respirando agitado, sentándose cuando el peso encima suyo desapareció.
Le costó unos minutos respirar correctamente, viendo en dirección al pecoso quien estaba lleno de pánico.
—L-lo siento –rompió a llorar con más fuerza, tirándose en los brazos de Hyunjin quien lo recibió y abrazó, ofreciéndole un lugar seguro entre sus brazos, ambos llorando–. P-por favor, has que las voces se callen, n-no quiero lastimar a nadie, no q-quiero lastimarte –le dolía tanto escuchar la voz de su estrella tan rota, ver tanta desesperación.
—Te ayudaré Lix, estaré a tu lado en cada momento.
—N-no quiero que me lleven Jinnie.
—Si tienes que ir a uno de esos centros psiquiátricos, será por tu propio bien Lix y prometo ir a verte todos los días –sollozaba–. Jamás te dejaré solo.
—¿Lo prometes? –se alejó de su pecho, extendiendo su meñique y Hyunjin lo envolvió con el suyo completando la promesa antes de traerlo de vuelta contra su pecho y abrazarlo con más fuerza.
La silenciosa casa se llenaba con los sollozos de dos amigos que rogaban por otra oportunidad, por que realmente todo volviera a ser como antes.
—T-te quiero.
—Y yo a ti –besó su frente con cariño.
Realmente deseaba que las cosas pudieran cambiar, deseaba que todo pudiese mejorar.
Pero a veces los deseos no se hacen realidad.
Ah, realmente me desaparecí por un buen rato, me disculpo por eso
Espero este capítulo les haya gustado y estén disfrutando de la historia ^^
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro