12
Sus miradas se encontraron en la salida del instituto, las clases por fin habían finalizado y tenía tiempo para poder atrapar a Felix, quien iba acompañado de Jeongin, colgándose de sus hombros y pellizcando sus mejillas, estirandolas o pinchando sus hoyuelos, escuchando las quejas del menor quien seguía sonriendo y la risa del pecoso, tan brillante y preciosa como siempre.
Fue en el momento en que sus ojos se encontraron que la dulce risa se detuvo, manteniendo una sonrisa suave y esquivando su mirada, dirigiendo su atención de vuelta a Jeongin. Hyunjin fruncio levemente el ceño ante esto, enfadado de que su amigo siguiese ignorándolo y evitándolo.
El azabache decidió acercarse hasta ellos dando largos pasos, apretando el agarre en las correas de su mochila lleno de determinación, decidido a hablar con Felix, a enfrentarlo y buscar respuestas; estaba enojado y preocupado al mismo tiempo, quería saber que había pasado o que había hecho el pecoso para que decidiese evadirlo.
Estaba seguro, con solo ver sus ojos, que algo andaba mal. Algo había hecho, algo que podría relacionarse a la ausencia de Chan, a quien no había visto durante toda la mañana. Realmente no había notado esto último sino hubiera sido por Jisung que se acercó a preguntarle si había visto al australiano, negando con la cabeza e intentando calmar el nerviosismo del chico.
Sabía de lo que Felix podía ser capaz o eso creía, quizás había lastimado a Chan o le habría dado algo para que enfermase, no sería la primera vez que el pecoso lastimaba a alguien tan solo por acercarse a Jisung y probablemente nunca sería última, aún así creía que el menor había mejorado al no verlo reaccionar por sus celos cuando alguien se acercaba al rubio, ni siquiera con Minho y Changbin, siendo amigos tan cercanos de Jisung, pero siempre podía haber un desliz.
Felix no estaba bien y lo sabía, era él único que sabía todo, ni siquiera la tía del pecoso o su madre estaban al tanto de las cosas. Hyunjin era el único que conocía todas las partes de Felix.
Porque Felix era como un hermoso libro, la tapa y contratapa tenían los más bellos diseños y dibujos, mostraban a un chico dulce y amable, tímido y al mismo tiempo directo y energético, a un pequeño sol que irradiaba calidez constantemente. Mostraban simplemente a un chico normal cuyo cabello era sumamente esponjoso y había pequeñas estrellas en todo su rostro, mostraban luz y dulzura; a una amable hada o a una hermosa pintura hecha a base de tonos grises que dejaba confundido al resto porque algo tan vacío podía verse tan brillante. Pero nadie conocía su significado, nadie sabía su verdadero contenido, todos estaban fascinados por un libro que no podía leerse, páginas y páginas llenas de textos que jamas serán leídos porque estaba cerrado, bloqueado, protegido con un candado que sólo Hyunjin poseía la llave.
Él era el único capaz de leerlo, era el único que conocía cada parte de su historia, desde lo más bello hasta los más oscuro, desde las historias llenas de azúcar a lo más amargo.
Hyunjin era el único que conocía a la perfección a Felix porque el pecoso se lo permitió, le entregó la llave y dejó que leyese con atención el contenido, dejó que sus ojos explorasen cada oración, diciéndole al final que podía marcharse, que no tenía involucrarse con alguien tan roto y rodeado de oscuridad como él, aún si sus palabras contrastaban con sus temblorosos ojos que le rogaban al azabache que se quedase porque era el único capaz de poner sus pies en el suelo, de impedir que la tormenta lo arrastrase.
Fue decisión propia quedarse a su lado, prometerle que nunca lo abandonaría sin importar que, una promesa que sigue hasta ahora de pie porque Hyunjin adoraba a su amigo, sin importar que haya dentro de esas páginas, sin importar que nuevas cosas serán escritas y que tan oscuro y doloroso pueda volverse todo, Hyunjin siempre estará ahí, siendo el único capaz de ver la verdadera luz de una estrella que se creía apagada.
—Hyunjin hyung, hola –saludó sonriente el pelirrojo y el mayor correspondió, dibujando una sonrisa en sus labios y relajando su expresión para mostrar una mucho más amable.
—Hola Innie –despeinó sus cabellos con dulzura, contagiándose del animo del menor, ese pequeño irradiaba tanta felicidad que era imposible no reir y sonreir con tan solo verle, Jeongin era una adorable bola de luz–. Hola Lix –dirigió su mirada ahora hacia el rubio quien mantenía su sonrisa.
—Hola Jinnie.
El silencio y enfrentamiento de miradas solo se mantuvo por unos segundos hasta que Jeongin decidió romperlo.
—Ibamos a comer helado con Felix hyung, ¿quieres unirte hyung? –habia tanta ilusión en esos pequeños ojos que simplemente nunca sería capaz de negarse, aunque sentía cierto remordimiento al conocer los sentimientos del pelirrojo pero no ser capaz de corresponderlos.
Jeongin era increíble y lo adoraba, haría lo que sea para jamás ver esa preciosa sonrisa apagarse, pero no podía mandarle a su corazón, no podía obligarse a amar a alguien a quien solo veía como un hermano menor.
A veces desearía ser más valiente y decirle las cosas de frente al chico pero no sería capaz de romper toda esa ilusión. Sería un monstruo si se atreviese a romper su corazón y Felix sin duda lo golpearía todos los días por hacerle daño a su pequeño, a quien miraba siempre con una enorme sonrisa porque era casi imposible no sonreír y sentirse cálido ante la presencia de Jeongin.
—Me encantaría –respondió.
—Entonces, andando –anunció el pecoso, extendiendo un brazo al aire y tomando a ambos de la mano para comenzar a trotar a la heladería.
Jeongin reía al mismo tiempo que se quejaba de estar cansado y Felix le respondía que estaba actuando demasiado viejo para su edad, bromeaban y se molestaban entre ellos bajo la cálida mirada de Hyunjin, adorando a sus dos mejores amigos.
Eran tan diferentes entre ellos, mientras Jeongin era páginas de alegría, energía e inocencia ocultas en una tapa simple y tímida que evitaba la atención del resto; Felix era páginas llenas de historia que no puede ser leía y una tapa que simplemente te tienta a tomarlo, a disfrutar de lo que puedes ver pero sin embargo jamás podrás conocer realmente, y por su parte Hyunjin era un libro común, sin demasiada extravagancia aún si su contenido podía ser dramático; quizás más que un libro era una pintura que cambiaba constantemente porque no estaba del todo convencido con el resultado, agregando o quitando algo con nuevas pinceladas.
Pero aún en esa timidez de Jeongin y esa oscuridad de Felix unidos a la simpleza y dramatismo de Hyunjin, todo era capaz de encajar perfectamente en esa pequeña estantería.
Eran un cuadro lleno de contradicción, colores llamativos chocando con escalas de grises y luego con tontos cálidos.
Eran un gran pero maravilloso desastre que creaba una bella pintura porque todos se querían entre ellos.
Aún si ni siquiera Jeongin conocía todo acerca de Hyunjin y Felix era capaz de encajar hermosamente, agregando sus propios colores a la obra.
Casi se había olvidado de lo que quería hacer mientras disfrutaba de la presencia de sus amigos, como si este solo fuese un día normal en sus vidas, como si solo fuesen esos adolescentes normales que ve en sus dramas disfrutando su juventud, comiendo helados; Felix derramando el suyo sobre su uniforme y Jeongin burlándose de él mientras Hyunjin intentaba ayudarlo a limpiarse. El pelirrojo dando todo de sí ganar un peluche en la garra y saltando de alegría al conseguirlo, los tres compitiendo entre ellos en la zona de juegos por quien pagaría las próximas bebidas con Hyunjin perdiendo a propósito porque era demasiado débil ante sus pequeños que no se cansaban de bromear.
Fue tan divertido y maravilloso, caminando juntos, disfrutando la suave brisa, acompañando a Jeongin a su hogar y despidiéndose con un gran abrazo.
Fue cuando solo quedaron ellos dos que la tensión regresó, caminando bajo los rayos del sol que se iba ocultando para darle la bienvenida a la noche.
—¿Me dirás ahora que sucede? –su voz era tranquila al preguntar, sin querer alterar al menor.
—No creo que sea algo malo.
—¿Qué cosa?
—Jeonginnie me dijo que si no sentía nada entonces tal vez no debía ser algo malo –aún si su profunda voz era tranquila podía notar el temblor en sus ojos que evitaban enfrentarlo.
—Felix, ¿qué hiciste? –se detuvo.
—Así que no creo que lo sea –lo estaba evitando y si seguía así las cosas empeorarían.
Debía saber que había pasado para hacerle entender si lo que había hecho estaba mal o no, porque sabía que a veces el pecoso no podía distinguir entre lo bueno y lo malo, creando su propio y retorcido juicio que había adquirido por culpa de su madre.
La mujer podría ser amable e incluso le había tratado muy bien en las veces que se vieron pero eso no quitaba todo el daño psicológico que le hizo a su hijo aún si quizás no estaba consciente de ello.
—¿Qué hiciste? –su tono mucho más serio y firme ahora, tomándolo del brazo y obligándolo a enfrentarse.
Podía ver la duda en su rostro, el conflicto y la discusión interna, podía verlo batallar contra esas voces, contra sus pensamientos.
—Siempre puedes decirme las cosas Lix –su expresión se fue suavizando, acariciando su pequeña mano y ofreciéndole una sonrisa amable.
—¿Prometes que no te enfadaras?
—Dependerá de que tan malo sea.
—Bueno... Entonces ¿prometes no marcharte luego de esto?
Así que lo que sea que había hecho era realmente malo como para hacer este tipo de promesas. Conocía a Felix a la perfección, siempre eran las mismas dos preguntas antes de confesar, a veces era algo pequeño, lo que llevaba a la primera pregunta, como haber borrado sin querer algún word de su computadora o manchar su camiseta favorita luego de habersela quedado una noche porque disfrutaba de lo cómoda y grande que era la ropa del azabache.
Luego estaba la segunda pregunta, cuando las cosas eran más fuertes, como haber golpeado o amenazado a alguien.
—Lo prometo –siempre era la misma respuesta pero eso no significaba que su promesa dejara de ser honesta.
Apretó el agarre entre sus manos, brindándole mayor seguridad.
—Yo... Lo hice.
—¿Qué hiciste?
—Maté a Chan.
Sus ojos se encontraron nuevamente y por primera vez, veía un tipo de oscuridad que no creía ser capaz de poder manejar.
Lamento mucho la demora, no me encontraba con tantos ánimos para escribir pero ahora volveré a tomar el ritmo ^^
Es el turno de conocer a Hyunjin~
Pregunta, ¿creen que Felix sea capaz de hacerle algo?
Espero la historia les esté gustando, aún queda mucho por contar~
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