13
Hay muchas cosas de las que Louis no está seguro; por ejemplo, no está seguro de si vivirá siempre en Nueva York, no está seguro de si quiere tener hijos o no en un futuro, no está seguro de cuál es su serie favorita a pesar de que Peaky Blinders podría ser la que más le gusta, no está seguro de cual es su color favorito o si alguna vez dejara de beber vodka como si fuera agua.
Pero hay algo de lo que Louis está completamente seguro; esta malditamente enamorado de Harry Styles.
—¿Sueles mirarme así cada vez que duermo? -Harry pregunta cuando finalmente despierta, sus ojos parpadeando lentamente para acostumbrarse a la luz del sol que entra en la habitación del castaño.-
Louis no puede evitar sonreír, dirigiendo una de sus manos al rostro del rizado para acariciarlo con cariño.
Era algo que había asombrado a Louis desde que había empezado a caer por Harry. La simpleza en las cosas, que algo tan cotidiano como despertarse, pudiera convertirse en algo extraordinario y especial. Simplemente porque lo hacía junto a la persona correcta.
—No, pero hoy es tu día de suerte. -Bromea, mientras acaricia su suave piel mientras los rayos del sol lo iluminan.-
Harry rueda los ojos, pero una pequeña sonrisa se mantiene en sus labios.
—Eres muy gracioso.
Y Louis sonríe cuando ambos se miran a los ojos. Entonces todas aquellas pequeñas cosas que ama de Harry de repente aparecen en su mente, haciéndole sentir un tanto abrumado.
¿Era posible querer tanto a alguien? ¿Era posible sentir ese pequeño fuego en su pecho que lo consumía desde el día en que lo conoció?
—Te ves jodidamente precioso mientras duermes. -Louis susurra sincero, sin apartar sus ojos de los de Harry.-
Una sonrisa sincera se dibuja en el rostro del rizado.
—Que idiota. -Murmura, apartando la mirada mientras sus mejillas comienzan a teñirse de un color rosado.-
El mayor suelta una pequeña risa, apartando su mano del rostro de Harry.
—¿Dices eso cada vez te pones nervioso?
Harry levanta ambas cejas, mirando divertido al mayor.
—¿Crees que me pones nervioso?
Y con una pequeña sonrisa satisfecha, Louis responde;
—No lo creo, lo sé.
Harry niega con la cabeza, dándose la vuelta en la cama para que Louis no pueda mirarlo. Entonces, los brazos de Louis envuelven la cintura del chico, pegándolo a él, comenzando a dejar pequeños besos sobre los hombros desnudos del menor.
—No hagas como que no te gusta. -Dice entre besos, y la piel del rizado se eriza.-
—No se de que me hablas. -Murmura.-
Louis sonríe divertido, continuando con su camino de besos hasta el cuello de Harry.
—Lou... -Suspira.-
Y aquello no debería hacer que Louis sonría de la manera en la que lo hace.
—¿Un secreto a cambio de un beso?
Harry no puede evitar sonreír ampliamente ante aquellas palabras, ante aquel pequeño juego que Louis se había inventado. Y aunque nunca lo admitiría en voz alta, le encantaba.
Entonces, finalmente Harry vuelve a girarse para quedar frente a Louis.
—Sorpréndeme. -Susurra, clavando su mirada en los ojos azules del castaño.-
—Cada día que me despierto contigo a mi lado pienso que es imposible que me gustes más, que te quiera más de lo que ya lo hago. -Dice en voz baja, mientras acaricia la piel en las caderas rizado.- Pero luego llega el día siguiente y me doy cuenta de que es posible, de que cada día encuentro una pequeña cosa de ti que me vuelve más loco, que me hace caer más fuerte que el día anterior.
Harry siente como todo su ser se derrite ante las palabras, como su corazón se acelera, siente un calor desprenderse en su pecho, la sensación de flores naciendo en mitad de la nieve, lo imposible convirtiéndose en algo real.
Entonces, Harry toma el rostro de Louis para dejar un beso en sus labios.
—Estoy convencido de que has sido creado para ser mío. -Susurra el menor, su frente pegada a la de Louis.-
El castaño cierra los ojos gustoso, sonriendo ante las palabras.
—Que suerte la mía, que entre todas las personas en el mundo, tenga la suerte de amarte a ti. -Susurra, haciendo que el rizado sonría ampliamente.-
—Eres tan malditamente cursi.
—Te encanta.
Y Harry no puede hacer más que sonreír y asentir.
—Me encanta. -Confirma.-
***
Louis no puede dejar de pensar en ello, no puede evitar la sensación que recorre su cuerpo cada vez que unos de sus amigos mencionan a Harry como "su novio", no puede evitar quedarse despierto por las noches pensando en que en realidad, no lo era.
Oficialmente, Harry no era su novio todavía. Y cuando Louis se acordaba de ese pequeño detalle, un sentimiento de necesidad se instalaba en su cuerpo.
Quería a Harry en todos los sentidos, lo quería como su amigo, como su amante, como su novio...
Y quizás era una tontería, quizás ni siquiera tenían que decir nada, porque ambos ya habían dejado claro sus sentimientos por el otro, quizás no necesitaban decir nada más. Pero el castaño no podía evitar sentir que era algo importante, que era algo necesario, que en el pasado ya habían jugado con los sentimientos del rizado y él no quería hacer las cosas confusas.
Quería ser claro con él, hacer la gran pregunta tan solo por si acaso. Tan solo para que Harry supiera a la perfección la forma en la que lo quería. Así que un sábado por la noche, Louis se esfuerza en hacer aquella noche especial para su chico. Se esfuerza en limpiar su apartamento con la ayuda de sus mejores amigos, se esfuerza en buscar recetas por internet y en buscar la ropa perfecta que utilizaría aquella noche.
Sin embargo, todo parece complicarse.
Louis sabía cocinar lo justo, sabía hacer el desayuno más sencillo y normalmente comía comida precalentada. Pero no imaginaba que preparar una simple pasta fuera a ser tan malditamente complicado.
Había dejado la pasta cociéndose antes de salir de su apartamento para acercarse a la floristería más cercana a su edificio. Encontrando allí tan sólo margaritas, las cuales le habían hecho sentir un tanto decepcionado. Él quería comprar las flores favoritas del rizado, pero sabía que las margaritas eran mejor que nada, así que las compra de todas formas.
Y cuando vuelve al apartamento, el agua en la olla se había evaporado, la pasta estaba completamente cruda y pegada a la olla y nubes de humo llenaban la cocina.
Un completo desastre.
Sin embargo, se dice a sí mismo que aún tiene una hora hasta que Harry llegase, una hora para hacerlo todo de nuevo.
—¿Louis? -Harry pregunta entrando en el apartamento del castaño.-
O no.
—Mierda. -Murmura, cerrando los ojos con fuerza.-
Y cuando los vuelve a abrir, ahí está Harry, con sus skinny jeans y su suéter suave y blanco, con su cabello largo aparatado hacia un lado y sus ojos verdes que lo miraban con confusión.
Y Louis odia no poder ser suficiente, no poder hacer algo tan básico como una cena para él.
—¿Por qué has vuelto tan pronto? -Es todo lo que el castaño puede decir, su voz sonando más baja de lo que le gustaría, más débil.-
—Mi turno ha terminado antes -El rizado mira alrededor de la cocina, captado todo el desastre que Louis había creado, sus ojos deteniéndose en las margaritas sobre la encimera.- ¿Que ha pasado?
El castaño se siente tan vulnerable allí en medio, en mitad del desastre, bajando la mirada al suelo porque no se atreve a afrontar a Harry. No se atreve a ver la decepción en sus ojos.
Y aquello solo hace que la preocupación en Harry crezca, que se acerque lentamente al castaño para intentar entender que estaba ocurriendo.
—Amor ¿Estás bien?
Es entonces cuando Louis explota, levantando la cabeza para mirar a Harry.
—Quería hacer una jodida cena romántica, quería cocinar para ti, pero al parecer necesitas agua para hacer pasta. -Empieza, la molestia clara en su voz.-
Una pequeña sonrisa se dibuja en el rostro del rizado, a pesar de que intenta ocultarlo.
—Lou...
—Y quería comprar tus flores favoritas pero ya era tarde y la floristería solo tenía margaritas así que no he hecho ni una sola cosa bien. Nada de lo que quería hacer a salido bien.
El rizado aprieta los labios en una pequeña sonrisa y abre los brazos para Louis.
—Ven aquí.
Y Louis no pierde ni un segundo en acercarse a Harry para abrazarlo con fuerza, perdiéndose en su olor, en la calidad de sus brazos que le hacen sentir mejor.
—Lo siento. -Susurra, y Harry niega.-
—No hay nada que sentir, precioso.
Pero Louis no lo siente así, Louis realmente quería tener una noche perfecta. Una noche para ellos dos, para hacer algo especial por su chico.
—Quería hacerlo perfecto para ti, mereces más que esto.
Harry se separa levemente para tomar el rostro del castaño entre sus manos anilladas.
—Cállate, eres perfecto, soy muy feliz con el chico que no sabe cocinar pasta. No lo cambiaria por nadie más.
Y aquello de alguna manera consigue que Louis sonría, que sienta un peso menos sobre sus hombros.
—Gracias. -Dice en voz baja, una pequeña sonrisa apareciendo en sus labios.-
Harry se aparta levemente para mirar al castaño a los ojos, colocando ambas de sus manos en su rostro para dejar suaves caricias.
—¿Que te parece si intentamos hacerlo juntos? -Dice en voz baja, una pequeña sonrisa en sus labios.-
Louis cierra los ojos, dejando salir un pequeño suspiro antes de asentir.
—Suena bien. -Murmura.-
Y entonces, Harry finalmente lo besa.
—Eres un idiota. -Murmura cuando se separan, apoyando su frente contra la del castaño.-
—Es parte de mi encanto natural. -Louis no puede evitar sonreír.-
Harry suelta una pequeña risa, y Louis siente que todo ha valido la pena en aquel momento.
—Creo que eso fue lo que me cautivó en primer lugar.
Y así, tiempo después, Harry termina sentado sobre la encimera de la cocina, indicándole a Louis cómo debía hacer cada cosa, cada paso, para que la cena salga bien esta segunda vez, a pesar de que el mayor se empeñaba en querer hacerlo todo él.
—Estoy tan orgulloso de ti, no has quemado el edifico. -Harry dice cuando Louis termina, haciendo que el mayor ruede los ojos.-
—Eres muy gracioso, cariño. -Responde con ironía, sin embargo, Harry sonríe ampliamente.-
—Lo sé, gracias.
Louis rueda los ojos de nuevo, llevando los platos con la cena hasta la sala.
Una vez allí, ambos cenan con una de las películas favoritas de Harry reproduciéndose en el televisor, mientras hablan de su día.
De algún mondo, Louis consigue olvidar el desastre y los nervios que había sentido durante todo el día, y de repente solamente quiere lanzar la tonta pero importante pregunta que lleva en su cabeza desde hacía días.
Así que se levanta del sofá para tomar las flores y dárselas con una pequeña sonrisa, y entonces, los ojos de Harry brillando en la sala de su apartamento le hacen sentir la persona más afortunada del mundo.
—¿Puedo saber ya la razón por la que has hecho todo esto? -Pregunta, tomando las flores mientras sus mejillas se encienden levemente.-
Louis lo mira sonriente y se limita a encogerse de hombros.
—Porque te quiero.
Y Harry sonríe con los hoyuelos que el castaño tanto adora, y siente que quizás en aquel preciso momento se enamora un poco más de él.
Si es que acaso aquello era posible.
—Yo también te quiero, Lou.
Y es algo tan simple, pero se siente tan bien.
—Y en realidad, también porque quiero que seas mi novio, oficialmente. -Lo dice finalmente y Harry parece un tanto sorprendido.- Quizás de alguna manera ya siento que lo eres, pero quiero confirmarlo, quiero poder afirmar con seguridad que eres mío de la misma manera que yo soy tuyo. Quiero absolutamente todo contigo, Harry Styles.
Y Louis está seguro de que puede ver los ojos del rizado llenarse de lágrimas, pero no puede hacer nada al respecto porque en apenas un pestañeo, Harry se encuentra sobre él, abrazándolo con fuerza.
—¿Es eso un sí? -Pregunta con una sonrisa, abrazándolo de vuelta mientras su corazón late alegremente en su pecho.-
—Sí, por supuesto que quiero ser tu novio. -Dice, y la emoción en su voz hace que el cuerpo de Louis vibre.-
Y eso es todo lo que necesita escuchar, es todo lo que ha falta para apartarse y tomar el rostro de su novio para finalmente besarlo.
Y aunque esta no es la primera vez que se besan, de algún modo se siente especial.
—Te voy hacer tan feliz. -Dice, acunando el rostro del rizado entre sus manos.-
—No lo dudo.
Fue una promesa, quizás aquella noche en aquel pequeño apartamento en mitad de las calles de Nueva York, ambos prometieron entre besos, sonrisas y caricias hacer feliz al otro, durante el resto de sus vidas.
FIN
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