
13.
Cuando estaba lista para irme todo me parecía especialmente deprimente.
Cuando había bajado para irme él me insistió en acompañarlo a desayunar, aunque yo no comiera nada solo quería mi compañía, no me pude negar al ver sus ojos, transmitían un sentimiento que solo no pude ignorar.
Lo vi comer con especial lentitud, como si esperara algo, yo iba enfundada con un vestido negro con toques de distintos colores, todos oscuros.
Si alguien me dijese que yo le tomaría gusto a vestir colores oscuros me hubiese reído, si alguien me hubiese comentado que me enamoraría del señor de los muertos empezaría a carcajear en ese mismo instante.
Si alguien me hubiese asegurado que yo iba a vivir todo esto posiblemente lo hubiese tachado de loco y mandado a sembrar rábanos, por que vamos, la diosa de la primavera y las flores junto al señor de los muertos y las riquezas.
Una historia digna de Afrotida.
Pero ahora aquí en este frío y oscuro palacio esperando para volver a mi vida, con mi madre y todo lo que amaba, no imagino ni logró pensar algo más que esto para mi, con alguien más.
Y eso me asusta.
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