Digamos que Kirk tenía "secuestrado" a su novio en casa, no le permitía salir ni para trabajar, lo obligó a renunciar de hecho. Su obsesión enfermiza lo hizo querer tenerlo para él las veintocuatro horas del día a su lado, delirando a cada rato con que podría escaparse o pensar en algo que no sea él. Por ello no le permitía oír la radio, leer revistas o libros ni ver la televisión, deseaba toda la atención suya, de un cien por ciento, sin excepciones.

Todas las puertas y ventanas con salidas exteriores se encontraban selladas con llave, la cual Hammett tenía guardada en un sitio misterioso.

¿Algo iba mejorar en la relación de esa manera? Para nada. De hecho, lo empeoraba. Lars se desesperaba por querer saber más acerca de las conspiraciones, así que se dedicaba a buscar pistas de algo en su hogar tan cotidiano, por ello, al pillar el más mínimo detalle que podría no significar nada, de inmediato se alarmaba y temía más y más por su vida; sintiéndose perseguido por eso mismo.

Sentía desconfianza hacia Kirk por tenerle encerrado con tanta simbología, como si lo forzara a traumatizarse de esa forma, por ello es que no tenía intención alguna de mostrarle afecto, en el fondo, sentía como si le demostraran odio en vez de amor con esos demenciales actos de obsesión.

Habían pasado dos semanas en que vivían de ese bizarro modo, ya era hora de pedir una hora con el psiquiatra, así que, Hammett al realizar la llamada, se sorprendió muchísimo al descubrir que Jason Newsted había renunciado para dedicarse a cuidar de su novio en el hospital psiquiátrico. Apretó el puño en rabia, se sintió un poco traicionado por tal hecho.

- Lars, nuestro psiquiatra ha renunciado -declaró molesto.

- ¿Ya? ¿Y...? James renunció hace rato y yo no tuve derecho a no decir ni "mú" por eso. Y tú si puedes quejarte ahora, ¿no? -alzó una ceja, hartado del oír tanta mierda salir de su boca.

- Sólo te decía, cariño... -hizo una mueca- No te enojes -corrió hacia él para abrazarlo-, te quiero mucho, no quería molestarte, perdóname, perdóname... -hizo un puchero.

- Vale -lo apartó.

Gruñó porque no vio muestra alguna de cariño.

Una alocada idea traspasó por su consciencia, no pudo evitar sonreír de forma perversa. Caminó en dirección a la cocina; allí cogió un cuchillo aleatorio y lo acomodó entremedio de sus prendas de vestir, su sonrisa perversa y cínica a la vez, se expandió bastante, regresó al mismo cuarto en que estuvo antes junto a Ulrich, le cogió la mano de forma íntima y romántica:

-Salgamos, cariño.

- ¿A dónde? -lo apartó con algo de repelús, sin confiar ni una pizca.

- A la nueva dirección en que trabaja Jason, vamos a visitarlo a él y a tu amiguito James, ¿sí? -guiñó, cada vez sintiéndose más hipócrita por tener que fingir amabilidad cuando el lado salvaje de la agresividad estaba manifestándose con locura.

- ¿En serio? -le miró a los ojos y luego hacia el suelo, sintió miedo de alguna manera al percibir que le recordaba a cierta simbología perfecta; triángulos, circunferencias y cuadrados; el ojo que todo lo mira y todo lo sabe.

- Sí, cari, vamos, vamos -insistió, cogiéndole la mano con mayor fuerza, con tal de que no se le escape de su poder.

Ambos se subieron al coche y una vez que hayan arribado en el hospital psiquiátrico, pidieron ir a ver a James, como era horario de visitas, aceptaron que ellos entraran a la habitación. Se sorprendieron demasiado que, al abrir la puerta, se percibiera el fuerte olor a cigarro tanto como a alcohol, además de pillar una escena poco agradable: el rubio se encontraba golpeando a Jason en el rostro, este último parecía hallarse inconsciente.

Lars pensó en huir, no obstante, Hammett le apretó el brazo y cerró la puerta con seguro antes de cualquier cosa. Lo soltó para poder retirar su arma que iba entremedio de sus prendas de vestir, sin pensarlo más de dos veces, corrió por detrás hasta acercarse a Hetfield y logró apuñalar en la nuca, de inmediato Lars le tomó por la camiseta con la intención de alejarlo, Hammett le dio un codazo a su amado para dar otra apuñalada, el rubio soltó a su víctima y dolorido, volteó para darle un golpe en la cara a su agresor, quién cayó al suelo, Ulrich le ayudó a levantarse, asustado, prefirió su vida que la de los demás; abrió la puerta y huyó.

James estaba desangrándose, sabiendo que su vida acabaría si nadie le ayudaba. Lamentablemente el alcohol lo tenía demasiado mareado y no veía nada, cayó de rodillas al suelo y al tocar por accidente la cuchilla que le agredió, no dudó en arrastrarse por el suelo y así apuñalar en el pecho a Hammett que por el golpe seguía aturdido, gritó de dolor. Hizo el esfuerzo por apartarlo de encima y le quitó el arma, sus manos temblaban así que apuñaló como pudo, sin saber si golpearía un punto débil que resultó ser el hombro, trató de nuevo y dio en el pecho también, sin embargo, no resistía poder estar en "pie", recostado o lo que fuera, la debilidad lo superaba por mucho.

Cayó inconsciente, quedando tirado en el ensangrentado piso.

Minutos más tarde llegó la policía para revisar el caso.

Jason logró sobrevivir y se convirtió en un internado en el hospital por un caso de trastorno psicótico breve que fue detectado semanas después.

A Lars lo retuvieron en la salida del edificio porque lo veían actuando de manera extraña, ahí es cuando pidió ayuda por el asesinato, le hicieron un par de exámenes psicológicos para ver si tal suceso le habría dejado secuelas; no del todo, pero sí lograron detectar un grave caso de apofenia y de pareidolia, que son consisten en ver simbología tanto como "mensajes ocultos" donde no hay nada.

James falleció en la misma sala, mientras que Kirk durante el proceso de reanimación. Ambos funerales se realizaron el mismo días pero en diferentes zonas del cementerio. Absolutamente nadie asistió a sus funerales porque las únicas personas que tenían, no tenían derecho a salir nunca más del hospital por sus condiciones mentales, no tener a nadie que los cuide y porque eran un peligro para la sociedad al igual que los que perecieron.