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Habían pasado un par de semanas. Devon y Edward no habían intercambiado más de tres palabras cuando se llegaban a encontrar. Y Edward se estaba retorciendo de celos por dentro, a comparación de Devon quien seguía sin comprender a Edward o lo que quería.

Sin embargo, Devon debía ponerse al corriente con las escuela, pues aunque ahora era un ser inmortal, cosa que aún necesitaba asimilar, no quería decepcionar a su madre teniendo malas calificaciones. Por lo que pasaba la mayor parte del tiempo en su casa luego de la escuela.

Ronan era un visitante frecuente en la casa Swan, únicamente le hacía compañía a Devon en su habitación mientras hacía deberes o estudiaba. Ronan sabía muchas cosas y de vez en cuando le explicaba a Devon cuando no entendía algo.

Ya no había pasado nada más entre ellos. Nada realmente significativo. Ronan seguía siendo muy coqueto con Devon y ambos se provocaban mutuamente pero no le había robado un beso como aquel en el pasillo de la escuela o de aquella vez luego del cine. A Devon no le importaba realmente pues comenzaba a comprender la forma de ser de Ronan.

Ambos habían tenido la oportunidad de hablar sin parar sobre absolutamente todo. Claro que era Ronan quien tenía una vida más interesante y a Devon le encantaba escucharlo.

Aquella tarde, Ronan estaba acostado en la cama de Devon mirando una pared que estaba llena de bonitas fotos tomadas por Devon, a su lado estaba Rory durmiendo muy plácidamente, el gatito que Ronan había rescatado y que Devon se había quedado. En la mesita de noche estaba la cámara del chico y no dudó en tomarla para seguir mirando algunas de las fotos que había sacado Devon.

Pero había terminado de ver las fotos y aunque Ronan conocía un poco sobre fotografía, en realidad no era algo que le gustara tanto como parecía ser el caso de Devon. Aún así, colocó su ojo en la mirilla y enfocó a Devon, que estaba sentado en el escritorio escribiendo su ensayo de historia.

Presionó el botón para tomar la foto y al escuchar el sonido, Devon levantó la mirada para ver a Ronan. Se sintió un poco avergonzado pues estaba acostumbrado a sacar fotos, no a que le sacaran.

—¿Qué haces? —se dejó caer en la silla y la giró un poco para estar de frente al chico que seguía acostado en la cama.

—Es que eres muy bonito —Devon puso los ojos en blanco con diversión— lo digo en serio. ¿Algún día me sacaras fotos a mi y las pondrás en tu pared?

Devon se encogió de hombros. Ya lo había pensado antes pero no estaba muy seguro de cómo preguntarle. Le alegraba que Ronan lo haya dicho por su cuenta.

—Por supuesto.

Ronan siguió mirado la cámara con curiosidad, dándose cuenta de que era bastante vieja. Incluso tenía un trozo de cinta adhesiva para evitar que se cayera la tapa de la batería.

—Te regalaré una nueva cámara para tu cumpleaños —dijo de pronto. Devon frunció el ceño.

—No es necesario.

—Pero esta cámara es muy vieja. Se destruirá en cualquier momento.

Devon sonrió con cierta tristeza.

—Me la regaló Margo cuando cumplí catorce. Fue mi único regalo después de un momento muy complicado en mi vida y lo aprecio mucho.

Ronan se puso de pie, dejando con cuidado la cámara en la mesita de noche y enseguida se acercó a Devon, quedando frente a él y recargando sus manos en los reposabrazos de la silla.

—Bueno, no tienes que tirarla. Sólo dije que te regalaría una nueva para que puedas seguir tomando muchas y mejores fotos —su rostro se acercó al de Devon y sus labios tocaron suavemente su mejilla— pídeme lo que quieras y te lo daré, Devon.

Devon dejó salir una risita pero llevó sus manos a las mejillas de su contrario y miró sus ojos fijamente pero enseguida se desviaron a sus labios. Los ojos de Devon ya se habían vuelto dorados aunque seguía usando lentes de contacto pues no era posible explicar el repentino cambio de color a su familia y amigos.

—Ya te dije que no es necesario —murmuró Devon.

Ronan permaneció en silencio, debatiendo internamente entre si debería acercarse y terminar con esa pequeña separación o alejarse y volver a acostarse.

Se decidió por lo primero.

Llevó su cabeza ligeramente hacia adelante, uniendo sus labios con los de Devon y comenzando a besar lentamente, dándose el tiempo para probar los labios de su contrario. Pero el beso se tornó cada vez más intenso y en un momento sus lenguas se cruzaron y comenzaron a moverse con desesperación.

Ronan llevo una de sus manos al borde del pantalón de Devon, enganchando un dedo en el dobladillo y sintiendo la piel de su contrario.

Devon no se quedó atrás y quitó sus manos de las mejillas de Ronan para ponerse de pie sin parar el beso y empujando a Ronan hacia atrás hasta que este quedó acostado en cama. Devon se sentó en la cadera de su contrario y fue cuando finalmente se separaron. Rory se levantó muy molesto de la cama y fue en busca de otro lugar para dormir.

Devon lo miró desde arriba mientras Ronan sonreía con el cabello desordenado y extendió una mano hacia la cadera de Devon donde comenzó a deslizarla por debajo de su playera, primero hacia arriba y luego hacia abajo hasta llegar de nuevo al borde de sus pantalones. Su dedo índice recorrió la tersa piel de Devon desde su cadera hasta su abdomen y luego lo fue bajando lentamente llevando consigo una parte de su pantalón y dejando expuesto un pequeño rastro de pelo.

Se sentía bien. A Devon le gustaba la manera en que Ronan lo estaba tocando y quería aún más. Devon también extendió ambas manos y sin dudarlo comenzó a levantar la playera de Ronan hasta su clavícula. Tomándose el tiempo de sentirlo bajo sus palmas y apreciado las reacciones del chico debajo de él.

Sin embargo, el momento quedó completamente arruinado cuando escucharon que afuera se cerraba la puerta de un auto y enseguida alguien abría la puerta principal de la casa. Devon volvió a su escritorio para escribir algo que en realidad no recordaba del todo y Ronan se quedó acostado y volvió a tomar la cámara para seguir mirando con curiosidad las fotos pese a que ya le había dado la vuelta al carrete tres veces.

No pasó más de dos minutos cuando escucharon pasos subiendo a prisa las escaleras. Alguien llamó a la puerta de Devon y ambos sabían que era la madre de este.

—¿Si?

La mujer abrió la puerta y asomó la cabeza con una sonrisa. Sus ojos dieron primero con Ronan que estaba en la cama y luego miró a Devon. Rory salió corriendo de la habitación y se restregó contra la pierna de la mujer antes de ir escaleras abajo hasta la cama que le habían preparado en la sala.

—Hola, chicos. Hoy salí temprano del trabajo así que pasé a comprar algunas cosas para hacer un pastel. ¿De qué sabor les gustaría?

Devon miró a su madre con una sonrisa y luego miró a Ronan.

—Que nuestro invitado decida.

Ronan dejó ver una sonrisa brillante.

—¿Es posible un pastel con frutos rojos?

—Por supuesto —habló la mujer con emoción— estará listo en un par de horas. Les llamaré para que bajen —miró a Devon— hoy Charlie llegará temprano.

—De acuerdo mamá. Gracias.

—Gracias —le dijo Ronan.

Sin más palabras, la mujer se marchó cerrando la puerta tras de ella. Hubo un momento de silencio hasta que la escucharon abrir la nevera.

Devon miró a Ronan. Ambos estaban realmente encendidos pero ahora era muy incómodo sabiendo que Amy estaba en casa. O tal vez era más emocionante, sabiendo que alguien los podría descubrir. Quien sabe. 

—¡No! —le dijo Devon a Ronan con advertencia.

El nombrado se sentó en la cama y lo miró con falsa incredulidad.

—¿Qué? Yo no dije nada.

—Sé lo que estás pensando. No haremos nada con mi madre en el piso de abajo.

Ronan dejó salir una risa mientras se dejaba caer en la cama y abrazaba una almohada.

—La vida es un riesgo, Dev. Pero esta bien, yo tampoco lo haría sabiendo que mi propia madre me podría descubrir —en un segundo estuvo detrás de Devon, llevando sus manos por debajo de la playera de este acariciando su piel— pero la próxima vez no tendré tanto autocontrol —murmuró en su oreja y dejó un beso en su cuello antes de volver a la cama.

No hubo más palabras mientras Devon continuaba con su ensayo y Ronan ahora miraba con curiosidad la ropa en el armario de Devon.

—Por cierto —habló Ronan mientras sacaba una bonita camisa blanca que iba a juego con un traje— ¿te gustaría ir a jugar béisbol conmigo y los Cullen?

Devon se giró a mirarlo con curiosidad.

—¿Béisbol?

—Sí. Es divertido.

Devon dejó salir una risa que más bien pareció un bufido.

—Seguro. ¿Por qué no?

—Genial. Vendré a recogerte el sábado —lo pensó por un momento— creo que Eddy va a invitar a Bella a venir con nosotros. Tal vez nos podríamos ir los cuatro juntos.

Devon lo miró fijamente, pero Ronan estaba sacando otra prenda y ya no lo miraba.

—Está bien —giró la silla y continuó con su trabajo.

Estaba bien, ¿cierto?



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