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Pasó casi una semana y el viernes volvió a llegar, Devon estaba en la cafetería sentado junto a Ángela. Jessica no había parado de decirle a todo el mundo que iría con Mike al baile lo que aliviaba bastante a Devon pues Jessica había dejado de mandarle miles de indirectas para que la invitara a ella.

—Devon, ¿te gustaría ir a La Push mañana con nosotros? —le preguntó Angela y Devon le dio una mordida a su manzana.

—¿La Push? —preguntó confundido— ¿es un bar?

—Es una playa en la reserva —le dijo Mike.

—Iremos a surfear —explicó Jessica con una gran sonrisa— deberías venir con nosotros. Será divertido.

—Lo siento, chicos. Tal vez la próxima —suspiró un poco— mañana tengo que ir al hospital a que me digan si aún necesito llevar el vendaje o me lo puedo quitar. Además voy a pasar al taller para que revisen mi motocicleta y asegurarme que la puedo seguir usando sin problema.

—Bueno —murmuró Jessica con cierta tristeza— pero la próxima vez vendrás con nosotros.

—Por supuesto.

Jessica se aclaró la garganta y Devon la miró.

—¿Ya sabes a quien invitarás al baile? —le preguntó con cierta emoción.

Todos miraron a Devon expectantes de la respuesta. No era un secreto que se había vuelto bastante popular entre las chicas. Sin embargo, nadie había visto a Devon besarse con todos esos chicos de la fiesta la semana pasada por lo que todos eran aún ajenos a sus gustos.

—Bueno, no pienso ir —Ángela y Jessica protestaron con un largo jadeo de decepción— además, parece que no lo han notado pero es justo que les diga que en realidad no me gustan la chicas —todos lo miraron confundidos y Devon casi se ríe— me gustan los chicos —aclaró.

Todos parecieron sorprendidos, aunque Jessica más bien parecía decepcionada. Por su parte, Ángela colocó una mano en el hombro de su amigo mientras le sonreía.

—Gracias por confiar en decirnos, Devon —le dio un suave apretón.

—Gracias a Dios —escuchó murmurar a Mike y todos lo miraron con el ceño fruncido— ¿qué? No es sorpresa para nadie que Devon era una amenaza entre los chicos. Ahora me siento mejor sabiendo que no es competencia. Nada personal, amigo. Me caes bien desde antes.

Devon dejó salir una gran risa y al ambiente se volvió a relajar. Con Eric contando una extraña historia y con Mike interrumpiéndolo cada minuto para hacer un comentario estúpido.

Pero no pasó mucho tiempo cuando apareció Bella con una pequeña sonrisa y tomó asiento junto Jessica. Eric fue el primero en invitarla a la playa y ella sí aceptó a ir. Bella se dirigió a la barra de comida mientras los demás seguían conversando pero entonces vieron a Edward Cullen acercarse a Bella y todos parecieron atónitos.

Devon los miró fijamente desde su lugar. ¿Cuando se habían vuelto tan cercanos? ¿Por que se sentía molesto por ello? Prefirió ignorarlo y seguir disfrutando de su comida y la pequeña conversación. Tenía vagos recuerdos de la fiesta donde Edward aprecia pero no había nada realmente claro en su cabeza.

🥀

Cuando Devon despertó al día siguiente, aún se sentía un poco cansado pero logró ponerse de pie para prepararse para ese día. Bella ya se había marchado, Charlie había ido a la comisaría y su madre siempre iba a la florería los sábados en la mañana. Entonces estaba completamente solo.

Se preparó el desayuno antes de meterse a bañar y cambiarse de ropa pero se tomó su tiempo en cada cosa que hacía. Aún tenía un pequeño dolor en el hombro pero era soportable.

Fue casi al medio día que salió de casa y montó su motocicleta para ir directamente al hospital. Le sorprendió un poco encontrarse con el doctor Cullen en aquel lugar pues supuso que al ser fin de semana, descansaría pero se alegraba que fuera él el encargado de revisarlo.

—¿Cómo te has sentido? —le preguntó mientras Devon se quitaba la playera.

—Bastante bien. Aunque no puedo moverlo mucho hacia atrás o comienza a doler muy fuerte.

Carlisle asintió mientras se acercaba y comenzaba a quitar el vendaje para luego tocar el hombro del chico. Devon no se quejó esta vez, no había dolor ni incomodidad, al menos así fue hasta que el doctor comenzó a mover su brazo de atrás hacia adelante y fue cuando sintió la incomodidad.

—De acuerdo. Te mandaré algunos antiinflamatorios pero deberás usar el vendaje una semana más y evitar movimientos fuertes o bruscos. Te recomiendo que te pongas compresas tibias en la zona para ayudar a desinflamar. Ya estás mucho mejor y no creo que necesites más de una semana para saber por completo pero regresa en dos semana para otra revisión.

—Entendido, doctor.

Cullen le entregó un botecito de medicamento junto con una hoja. Luego le volvió a hacer el vendaje y Devon se colocó su playera para marcharse.

—Por cierto, gracias por no decirle a Charlie lo de la última vez. Realmente no quería preocuparlo —habló Devon antes de marcharse.

Carlisle negó con una sonrisa.

—Ni lo menciones. Espero que no te mentas tan seguido en peleas o accidentes.

—Prometo intentarlo —dejó salir una risa.

Devon salió del consultorio y luego del hospital pero al caminar por el estacionamiento, se percató de la presencia de Edward, que estaba recargado contra su auto. Devon lo miró rápidamente pero siguió con su camino a su motocicleta. Supuso que estaba de visita con su padre.

—¿Cómo está tu hombro? —preguntó Edward llegando a su lado.

Devon se estaba colocando sus guantes, así que no miró a Edward.

—Muy bien, gracias por preguntar.

Edward quería comprender lo que sucedía, pero no podía. Era tan relajante estar cerca de Devon pues sus pensamientos eran tranquilos y era como si anulara todos los demás que incluso le costaba leer los propios pensamientos de Devon. Sólo captaba algunas ideas o si los sentimientos eran muy intensos, los leía con claridad.

—¿Vas de regreso a tu casa? —volvió a intentarlo y Devon lo miró con cierta confusión.

—No. De hecho voy al taller.

—Qué coincidencia, yo también iba a llevar mi auto al taller. Parece que están fallando los frenos.

Era una absoluta mentira y ambos lo sabían.

—Edward, en verdad no te entiendo —habló Devon rendido— primero parece que me odias, luego me salvas de la peor golpiza de mi vida pero parece que te arrepientes de haberlo hecho, luego parece que me vuelves a odiar y luego correspondes a mi coqueteo pero al final parece que no te intereso de ninguna manera pero vuelves a intentar hablarme como si fuéramos los mejores amigos de toda la vida.

Edward lo miró fijamente. Era cierto y ni él entendía lo que pasaba.

—Lo siento si te estoy confundiendo —metió sus manos en los bolsillos de su gabardina— la verdad es que ni yo comprendo lo que me pasa.

Devon asintió.

—Edward, es obvio que le gustas a Bella y yo no pienso interponerme en su camino, mucho menos cuando pareces interesado en ella de la misma manera. Así que te sugiero que pongas en orden tus ideas. ¿Quieres que seamos amigos? Bien —se encogió de hombros— ¿buscas de mi algo más que una amistad? Sólo dilo. Yo no puedo leer mentes. Sólo quiero que seas claro respecto a lo que quieres porque no estoy dispuesto a entrar en un juego de niños donde sé que yo saldré lastimado.

Edward lo miró un largo momento.

—Me gusta estar contigo —dijo Edward rápidamente— y me siento un poco molesto cuando te veo con otros chicos. Eso es de lo único que estoy seguro en este momento.

Devon suspiró cansado y bajó de su motocicleta para estar frente a frente con Edward.

—Entiendo que no es fácil aceptar que te gusta alguien de tu mismo sexo. Tal vez ni siquiera te gusto de esa manera y estás confundo pero debes ser honesto contigo mismo. Yo sé lo que quiero, ¿tú lo sabes?

Hubo un momento de silencio en el que Edward reflexionó las palabras de Devon.

—¿Está bien si salimos algún día? —se animó a preguntar Edward, tomando por completa sorpresa a Devon.

—Seguro. Sabes dónde encontrarme cuando te sientas listo.

Devon estaba por volver a montar su motocicleta cuando Edward lo tomó con ligera fuerza del brazo evitando que Devon se marchara.

—Lo siento —lo soltó pero Devon estaba confundido— entonces nos vemos después.

Esta vez fue Edward quien estaba a punto de irse pero fue Devon quien lo tomó del hombro haciendo que Edward volteara pero ni siquiera un vampiro como él, que lee las mentes, se esperó aquello.

Devon estampó sus labios con los de Edward en un suave beso. Edward nunca había sentido nada tan suave, cálido y dulce. Y quería más.

Devon se separó algo avergonzado por su arranque de confianza sintiendo que sus mejillas comenzaban a arder y sin mirar a Edward se apresuró a colocarse el casco e irse de allí dejando a Cullen en ese lugar aún más confundido que hace un momento.

¿Qué rayos había sido eso?









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