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Fue una larga semana. A Devon aún le costaba un poco de trabajo adaptarse a un estilo de vida completamente diferente al que estaba acostumbrado, donde recibía gritos y golpes por parte de su padre todos los días. Pero realmente lo intentaba. En realidad todos lo estaban intentando. Charlie y Amy querían adaptarse a Devon y hacerlo sentir cómodo y por su parte, Devon también intentaba adaptarse al estilo de vida de personas que no había conocido hasta hace una semana.
Y todo parecía ir más o menos bien, aunque claro, recién llevaba allí una semana. No era fácil para ninguno pues el ambiente aún se sentía muy incómodo y nadie sabía cómo comenzar una conversación sin que se sintiera incómoda.
Fue el viernes en su clase de química que sintió que había tenido suficiente y sólo quería regresar a casa para dormir todo el día. Sin embargo, para su sorpresa, el chico con el que había chocado el lunes se sentó a su lado. Era un chico fácil de recordar por lo guapo que era.
Ángela le había dicho que se llamaba Edward, al parecer era muy popular igual que sus hermanos. Los hermanos Cullen. Aunque eran muy raros y en realidad no se relacionaban con muchas personas. Lo que según las palabras de Jessica, los hacía misteriosos, fascinantes y mucho más deseables.
Lo miró rápidamente y volvió a recostar su cabeza en el escritorio para descansar mientras el profesor aparecía. Edward era muy raro y en ese momento Devon no tenía muchas ganas de hablar con nadie. El dolor de su rostro seguía siendo bastante fuerte y lo peor era que había olvidado sus analgésicos en casa y ahora tendría que soportar el dolor todo el día.
—Eres Devon, ¿cierto? —escuchó la voz del hombre a su lado y se levantó para mirarlo de nuevo.
—El mismo. Tú eres Edward, ¿no?
El nombrado sonrió un poco.
—El mismo —contestó de la misma manera.
Devon lo miró con mayor atención, antes sólo lo había visto rápidamente pero Edward en verdad tenía un rostro muy hermoso.
—¿Qué tal tu primera semana en Forks? —le preguntó Edward y Devon no pudo evitar fruncir el ceño.
Se sentía muy extraña esa conversación. Muy repentina. Se sentía como si Edward supiera algo que él no y le aterraba un poco. Además, le hablaba como si fueran amigos de hace tiempo, lo que era aún más extraño.
—Supongo que bien. No hay mucho que decir.
Edward asintió. Él tampoco entendía muy bien por qué quería seguir hablando con Devon pero por alguna razón, quería seguir escuchando su voz, quería tener su atención un momento más. ¿Era eso normal? Nunca antes le había pasado. Siempre había evitado cualquier tipo de conversación con las personas.
—¿De dónde vienes? —siguió insistiendo Edward.
Devon liberó un corto suspiro de rendición y aceptó que tendría una pequeña conversación con Edward.
—Pensilvania —se aclaró la garganta— de Pittsburgh.
—Es muy lejos de aquí —incluso Edward se sintió un poco tonto por no encontrar las palabras adecuadas.
Devon lo miró fijamente con curiosidad.
—Lo es. Fueron casi seis horas de vuelo.
Edward asintió.
—¿Y qué te trajo a este lugar?
Devon casi suelta una risa pero en su lugar salió algo parecido a un bufido. Señaló su ojo, donde permanecía el moretón aunque ya era un poco más pequeño. Sólo un poco.
—Supongo que esto es una buena explicación. En mi antigua escuela me metía en muchas peleas y mi padre se hartó de ir cada semana a mi escuela porque lo llamaban porque me había peleado. Decidió que era mejor deshacerse de mi.
Edward frunció el ceño. No estaba muy seguro de comprender pese a que podía escuchar los pensamientos de Devon.
—¿Tu padre no te quería? —no quería que sonara mal pero así fue.
Devon dejó salir una risa pero se mantuvo con el ceño fruncido. Edward realmente era muy raro.
—Supongo que es una forma de decir que me odiaba —asintió— es algo estúpido porque desde que se separó de mi madre peleó por mi custodia y ya que es abogado, tenía varías conexiones que lo hicieron ganar.
Rápidamente se aclaró la garganta y se adelantó a hablar antes de que Edward siguiera con su interrogatorio.
—¿Qué hay de ti? —no sabía por qué de pronto le comenzó a platicar sobre su vida pero era mejor desviar el tema antes de seguir despotricando palabras.
—¿De mi? —fue el turno de Edward de fruncir el ceño.
—Sí. ¿Tu y tu familia llevan mucho tiempo viviendo en Forks?
Hubo un corto momento de silencio. Edward parecía estar pensando en la respuesta más adecuada pese a que ya tenían una historia completa para ello. Alice se aseguró de que todos la supieran al derecho y al revés.
—No realmente. Antes vivíamos en Alaska pero nos mudamos porque a mi padre adoptivo le ofrecieron un buen trabajo aquí. Mis padres querían una vida más tranquila y Forks parecía ser el lugar adecuado.
Devon asintió en comprensión.
—¿Y te gusta? Me refiero a Forks.
—Supongo que es un buen lugar. Aunque algo aburrido.
Asintió en acuerdo. Devon se había dado cuenta en los pocos días que llevaba allí que no ocurría nada interesante nunca. Todo mundo se conocía entre sí y cualquier chisme se esparcía con una velocidad verdaderamente increíble.
La charla se detuvo cuando la profesora entró al aula y Devon dejó de mirar a Cullen, sin embargo, Edward siguió mirando un momento más a Devon. No entendía por qué le causaba curiosidad. No es que tuviera algo especial. Ni siquiera lo conocía realmente y antes de ese momento no habían intercambios palabra alguna.
La clase fue bastante larga y pesada pero finalmente terminó y Devon guardó todas sus cosas listo para irse directamente a casa. Antes de comenzar a caminar miró a Edward que seguía sentado, parecía algo perdido en sus propios pensamientos. Parecía que ni siquiera respiraba.
—Adiós, Edward —se despidió por mera educación pero Cullen lo miró fijamente y Devon seguido con su camino sin esperar ninguna clase de respuesta.
Caminó lo más rápido que le fue posible para evitar a Jessica, quien toda la semana lo estuvo bombardeando con miles de palabras. No quería ser grosero con ella, así que la había estado escuchando tanto como le fue posible y era Ángela quien generalmente lo salvaba de ella o en ocasiones era Mike, quien hacía todo por obtener la atención de la rubia y era la oportunidad de Devon para salir huyendo.
Afortunadamente logró llegar hasta el estacionamiento sin interrupciones. Subió a su motocicleta con un gran suspiro y antes de colocarse el casco, sintió una intensa mirada en su nuca, miró a su alrededor hasta dar con Edward Cullen quien estaba junto a un bonito Volvo. Allí también estaban los demás Cullen pero todos parecían estar en sus propios asuntos.
Devon le dirigió una sonrisa y un saludo con la mano, lo que pareció desconcertar a Edward pues frunció el ceño y volteó a mirar a una de sus hermanas para decirle algo. Devon rió por lo bajo y finalmente se colocó su casco y arrancó rumbo a casa.
🥀
Fueron tres semanas más tarde que Charlie anunció que iría al aeropuerto de Seattle a recoger a Bella. Devon se ofreció a ir con él y Charlie aceptó muy gustoso pues sabía que sería un poco incómodo estar a solas con su hija. Además, de esa manera Devon y Bella podrían conocerse un poco durante el camino.
Amy mencionó que haría un pastel de fresas de bienvenida para Bella, así que estuvo horneando desde temprano. Charlie había mencionado que ese era el sabor favorito de su hija, en realidad, hablaba mucho de Bella. Se notaba que realmente estaba emocionado por tenerla en casa.
El viaje de ida en realidad fue tranquilo y ameno, Charlie y Devon estuvieron conversando un rato sobre la escuela y Devon le preguntó a Charlie sobre su trabajo. El sheriff le contó con mucho gusto sobre todo lo que hacía y lo feliz que era con su trabajo.
Cuando llegaron, ambos se dirigieron a la terminal indicada y esperaron pacientemente. Afortunadamente no esperaron demasiado cuando una chica delgada y de baja estatura se acercó a Charlie.
Devon la miró con curiosidad pero sinceramente le pareció una chica muy extraña. Parecía muy incómoda de estar allí y saludó con mayor incomodidad a su padre, sin estar muy segura de si sólo decir "hola" o también darle un abrazo.
—Él es Devon —lo presentó Charlie— el hijo de Amy.
Bella lo miró y simplemente asintió en forma de saludo por un momento pareció nerviosa y a Devon le recordó a un pequeño perro chihuahua que se la pasan temblando. Claro que no lo mencionó en voz alta.
—Hola —murmuró entre dientes con incomodidad.
—Un gusto conocerte, Bella. Charlie me ha hablado mucho de ti.
Ella pareció aún más incómoda que hace un segundo si es que eso era posible.
—Bueno, vamos por las maletas —Charlie rompió el ambiente tenso y los tres comenzaron a caminar.
Bella les señaló cuáles eran sus maletas mientras pasaban por la banda y cuando recuperaron todas, Devon se ofreció a llevar algunas. Al final, Charlie y él llevaron todas mientras Bella cargaba un bonito cactus y seguía desde atrás a los dos chicos.
—Iré en el asiento de atrás —dijo Devon rápidamente y no esperó respuesta cuando abrió la puerta y entró al auto.
Bella suspiró aliviada por no tener que decidir en qué lugar iba a ir cada uno aunque en realidad no le importaba ir atrás o adelante. Ella sólo quería que terminara todo ese momento de incomodidad.
El camino de regreso se sintió eterno. Bella no hablaba mucho y cuando lo hacía, sólo soltaba un par de palabras por lo que se sentía imposible tener una conversación completa con ella.
—Devon está en la escuela a la que irás —comentó Charlie luego de un largo e incómodo silencio.
Bella volteó rápidamente a mirar a Devon quien le dirigió una sonrisa. La chica pareció un poco aliviada por escuchar aquello.
—Eso es genial —murmuró la chica. Pero esta vez su tono de voz sonó un poco más animado.
Fue así que encontraron un tema de conversación. Para Devon no era el mejor de los temas pero al menos ya no se sentía la incomodidad fluyendo por todo el auto. Y así el viaje de regreso a casa fue mil veces más rápido.
Amy los recibió a los tres con una gran sonrisa y un exquisito aroma a comida casera y pastel. Bella sinceramente se alegraba de que su padre tuviera a alguien que cuidara de él. Amy le pareció muy agradable y amable.
Devon se quedó en la cocina cuando Charlie y Bella subieron para que la chica se instalara en su habitación.
Y fue un par de horas más tarde que recibieron visitas. Charlie los presentó a Devon como Jacob y Billy Black. Hijo y padre respectivamente. Y fue ahí mismo que Devon descubrió que Bella y Jacob habían sido amigos en la infancia.
Al parecer, Charlie le había comprado una camioneta a su hija para que se pudiera transportar. No era algo realmente extraordinario o fabuloso pero cumplía con su función y Bella en realidad parecía estar encantada por el obsequio.
Jacob y Billy se quedaron a cenar. Fue una noche bastante agradable y divertida, aunque fue Devon el primero en retirarse a su habitación para dormir. Realmente estaba agotado y no había hecho sus deberes así que se levantaría muy temprano al día siguiente para poder terminar.
¿Qué pasaría ahora con la llegada de Bella a Forks?
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