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#15. Despierta ya, Lilith.

Sus dedos rozan la ceja de ella, delineándola hasta el fin de ésta. Ese gesto le provoca cosquillas, suelta una sonrisa cerrando los ojos. Pronto esa caricia baja por su mejilla, delineando la curva de su mandíbula hasta posarse detrás del cuello, la empuja más cerca de él.

—He deseado hacer esto desde hace mucho —le informa a susurros, Lilith asiente aún con los ojos cerrados, mareada con cada gesto.

—Yo igual.

— ¿Eso quiere decir que sí deseas avanzar con esto?

—Mmm, sí —vuelve a sacudir la cabeza, pegando su frente a la de él—. Quiero hacerlo, Nico.

— ¿Segura?

—Segura.

—... ¿De verdad quieres olvidarme, Lilith? —la voz de Nico se distorsiona por completo, tono diferente, triste.

Abre los ojos y se topa con el par grisáceo de Dylan ante los de ella. Tiembla de pies a cabeza e intenta separarse, él sólo la sujeta con más fuerza hacía su cuerpo. Siente que se le llenan los ojos de lágrimas.

— ¿Ya vas a dejarme atrás? ¿Olvidarás nuestro amor como si no hubiese sido algo importante? ¿De verdad planeas fingir que nunca existí, Lilith? —pregunta él, dolido, roto—. Morí por ti, y así es como me lo pagas.

Comienza a negar con la cabeza mientras solloza —No, no, no. No iba a hacer eso.

—Lo dijiste... Dijiste que querías estar con él.

—Estar con él no significa olvidarte, cariño —le asegura desesperada, tomando sus mejillas con ambas manos—. Nunca, nunca voy a olvidarte. Tampoco que te amé con cada parte de mi cuerpo.

Dylan también llora, ahora se niega a mirarle a los ojos. Lilith debe inclinarse para volver a ver aquel par de iris grises que tanto adoraba.

—No quiero que me olvides.

—Nunca lo haré.

En cuanto sus labios se unen, y el tacto parece demasiado real, Lilith nota que eso era un sueño. Se separa de Dylan suspirando, y en ese momento abre los ojos. El techo de la cabaña de Afrodita se alzaba sobre ella, aún faltaba para el amanecer.

Lilith tenía las manos fuertemente sujetas a las sábanas, por sobre su abdomen. Sus ojos y los costados de su cabeza estaban húmedos, y las lágrimas seguían cayendo. Supuso que no habló en sueños o algo por el estilo, ya que todos sus hermanos y hermanas seguían dormidos. Cerró los ojos respirando profundo para poder calmarse.

Todo estaba bien. Hoy iría con Nico y todo estaría bien. Porque ella le quiere, y él a ella. Eso es bueno, eso es lo que necesita.

***

—Sé que Piper te ayudó —le avisa a Nico cuando nota que éste le dedica miradas de odio a sus amigos que nuevamente iban de chismosos—. Así que claro que ella sigue por aquí.

—Uh —balbucea él, palideciendo al voltear para verla—. ¿Lo siento?

—No lo sientas, por favor —exclama avergonzada por haber hecho que piense mal—. Está bien. Es genial que hayas hecho esto por mí. Te lo agradezco en serio.

—Quería hacerlo, de verdad —carraspea y mira nuevamente sobre su hombro, pillando a los curiosos de sus amigos—. Iré a deshacerme de ellos, tomará un minuto.

Lilith asiente sonriendo. Lo ve dirigirse hacia ellos y hacer un gesto con las manos, de la tierra surgieron al menos tres esqueletos que se encargaron de ahuyentarlos. Las pupilas de ella se agrandaron mientras lo observaba, claro que le gustaba, le gustaba muchísimo.

No me olvides.

No lo estoy haciendo.

—Vamos.

Él toma la iniciativa esta vez al unir sus manos sin pena alguna. Ella se deja guiar por el bosque, no tenía miedo, sabía que allí habitaban alguos monstruos pero no temía. Por alguna razón todo estaba en calma, silencioso.

— ¿Qué pasó aquí que todo está tan tranquilo? —susurra, temiendo romper toda aquella paz. Pone su barbilla en el hombro de él mientras lo mira.

—Sólo está tranquilo —fue su nerviosa respuesta—. Quirón le dijo a Piper que había un lugar donde no...

— ¿Quirón le dijo o Piper le obligó a decirle?

—Esa parte del proceso no cambia el resultado —sonríe medio divertido.

Cuando llegan al pequeño día de campo privado las mejillas de Lilith se encienden. Nico abre los ojos como platos, él no había preparado eso a decir verdad, era demasiado... Cursi.

—Sí, huh, espera aquí. Creo que no necesitamos esto si es de día —toma las velas y mira a los costados intentando buscar un lugar donde lanzarlas.

— ¿Puedo quedarme con la flor? —pregunta al inclinarse y tomar el "centro de mesa". Suelta una risa—. Me gusta.

—Sí, sí —simplemente suelta las velas en el pasto y se acerca para sentarse junto a ella—. No quería que fuera tan... Sólo quería...

—Estar contigo es suficiente, a decir verdad —le confiesa, alzando sus azules ojos por debajo de sus gruesas pestañas. Eso hace que él se quede hechizado mirándola. Lilith sonríe y con una mano delinea el costado del rostro de Nico—. Je t'aime, Nico.

Él toma su mano y la deja sobre su mejilla. Esas palabras, sus labios moviéndose al decirlas. Ella era tan hechizante. Su voz, sus ojos, su cabello rojo flama. Le tenía en la palma de la mano sin lugar a dudas, no podía evitar ser cursi en ese momento.

Ti amo, Lilith —correspondió.

El corazón de Lilith latió con fuerza, estaba presa de la emoción. Se acercó más a él mientras intentaba unir sus rostros. Aquello era lo que deseaba hacer desde el otro día, debía hacerlo. Era su oportunidad perfecta.

Él le quería y ella a él.

¿Qué estaba mal? ¿Por qué se sentía mal?

Las mejillas de Nico estaban sonrojadas, era adorable. Los labios entreabiertos y sus oscuros ojos... Sus oscuros ojos se teñían de gris y tristeza. Eran los ojos de Dylan gritándole que no le olvide, que no le haga aquello.

Su nariz rozaba la de Nico cuando retrocedió con expresión de horror. Él le miró confundido por aquello.

—No puedo —soltó de inmediato, sus ojos se llenaron de lágrimas—. Sólo no puedo.

El corazón de Nico se estrujó, causándole un dolor indescriptible.

— ¿Qué no puedes? —apenas logró balbucear, temiendo la respuesta que claramente vendría.

Ella respiró hondo varias veces para intentar calmarse. La voz de Dylan le susurraba al oído, le rogaba que no le dejara, que recordara su tiempo juntos. Lilith simplemente no podía hacerle eso, él era el amor de su vida.

—No puedo hacerle esto, no después de su sacrificio por mí.

Y la furia llenó a Nico, inundándolo por completo. Se levantó con las manos hechas puños, Lilith le imitó algo temerosa por su reacción. El chico quería llorar, ella estaba rechazándolo luego de... Luego de haberle confesado cuánto le quería.

Eso era demasiado, era el colmo. Llevaba meses teniéndole paciencia con aquel tema, pero ya rebasó el los límites.

—Lilith Toods... No puedes estar hablando en serio. Tú... Tú dijiste que también me querías.

—Sí, sí lo hago Nico. Pero... —se atropelló con sus palabras, fue interrumpida por los gruñidos de él.

—Pero no lo suficiente, entiendo. Prefieres encasillarte a un...

Sus ojos azules se abrieron como platos, estupefactos y horrorizados. No puede estar hablándole así, no él.

— ¡No lo digas, Di Angelo! ¡No hace falta que lo digas! —grita de inmediato, viéndolo borroso gracias a las lágrimas. El llanto se hizo presente, su cuerpo tembló a la par de los sollozos—. Por favor no lo digas.

Estaba demasiado furioso, incluso verla tan rota no le interesó. Necesitaba decirlo, necesitaba dejarlo salir.

— ¡A un muerto, Lilith! ¡Es eso y lo sabes!

Un alarido de dolor, ella cae al suelo sin dejar de sollozar. Tapa su rostro, su largo cabello rojo cae y la oculta. Se veía desolada... Estaba en un eterno luto del cual no intentaba salir. Era obvio, ella era quien no dejaba ir a Dylan, no ella a él.

Nico se inclinó hacia ella, aún envuelto en la adrenalina del enojo.

Despierta ya, Lilith —le espetó—. De nada te sirve aferrarte a los muertos.

Se fue antes de seguir diciéndole cosas más hirientes. Aún a lo lejos escuchaba sus quejidos. A mitad de camino la congoja pudo con Nico, y él también rompió a llorar. Se recostó en un árbol mientras se tapaba el rostro, estuvo tan enamorado, estaba tan enamorado. ¿Por qué debía doler tanto?

Y el llanto de ella cesó al fin, al igual que el de él.

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