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Capítulo 46. Luke.

Espero más de una hora hasta que el auto estaciona afuera de la casa, luego lo veo bajar llevando todavía esos jodidos lentes oscuros cuando se acerca a la puerta.

Las niñas están viendo una de esas películas de su colección de princesas con palomitas, así que las dejo ahí un momento para encontrarlo en la entrada y que no las moleste. Abro la puerta antes de que toque.

—Hey —saluda, mirando la casa—. Estoy aquí, ¿Para qué querías verme?

Busco el papel dentro de mi saco y se lo entrego.

—Aqui tienes.

Lo extiende para verlo, sus cejas frunciéndose en el acto.

—¿Qué se supone que significa esto? —gruñe.

—Que no voy a tomar el empleo, y eres el segundo mejor por lo que he oído, deberías tomarlo tú.

La incredulidad sigue grabada en su cara, no se ha movido ni un centímetro. Presiona los labios en una de esas muecas irritantes.

—¿Por qué?

Este chico.

—¿Por qué no voy a tomar el trabajo? —me señalo—. No quiero ir a California, está demasiado lejos.

—¿Y crees que yo sí quiero ir?

El odioso intenta devolverme el papel, pero lo empujo de nuevo sobre su pecho. ¿Qué carajo cree que hace?

—Deberias querer, chico. Salir de debajo del brazo de tu padre y demostrar que sabes hacer algo más que coger todo lo que se mueve.

Estira sus labios en una de esas sonrisas de sabelotodo que irrita tanto a Christian, ahora sé por qué tiene ese jodido mal humor todo el tiempo. ¡Por culpa del idiota de Jesse!

—¿por qué quieres que yo tenga tu empleo? —intenta regresarme la hoja—. Pensé que me odiabas.

—No te odio, idiota. Creo que has tomado desiciones equivocadas, pero todos lo hacen alguna vez.

Yo no, por supuesto. Sus cejas siguen fruncidas.

—No es así de fácil, Sawyer, no me van a dar tu empleo solo porque me presento. Hay requisitos que deben cumplirse, incluso para ser recluta se debe cumplir con cierto perfil.

Mierda, tiene razón. Esperan al mejor de los mejores, no será tan fácil que acepten al chico Abernathy

—Les escribiré una carta de recomendación, alabando tus cualidades. Carajo, incluso haré que Christian te escriba una carta si eso funciona.

Querrá entregarla él mismo si eso quita a Abernathy de su camino. Esta podría ser su oportunidad de deshacerse de él finalmente, ofreciéndole algo mejor de lo que tiene aquí.

—No sé si eso funcione, viejo —me dice. ¿Viejo?—. Tendría que ser una excelente recomendación, hablando obviamente de mis múltiples habilidades.

Si, claro.

—¿Sabes qué? Tienes razón, necesito verte disparar para corroborar que eres bueno. Voy a poner mi maldito nombre en la hoja, mas te vale que seas al menos la mitad de bueno que yo.

Por primera vez sus cejas se arquean divertidas, dejando el papel en sus manos sin tratar de devolvérmelo.

—Soy el mejor, viejo. Ni se acordarán por qué te quieren a ti.

Eso espero. Ahora que estamos llegando a un punto, cruzo los brazos sobre mi pecho y lo miro, mientras sigue parado en mi puerta.

—¿Por qué, Luke? Esto es... —se pasa la mano por el cabello corto y rubio—. ¿Por qué estás renunciando a esto?

Respuesta fácil.

—Mis niñas no quieren mudarse, quieren que me quede aquí con ellas y es lo que estoy haciendo.

—¿Niñas? —balbucea.

—Mis rojas. Ahora vete a hacer maletas o lo que sea que debas hacer. Escribiré la recomendación y me aseguraré que Christian haga una también.

Golpea el papel en sus manos y mira de un lado a otro, de pronto incómodo frente a mi.

—Yo... Gracias. Intentaré llegar ahí y hablar con los responsables. Tal vez probarme a mi mismo lejos de mi padre.

—Suena como un plan.

Por fin gira para alejarse hasta la acera, me mira antes de subir al auto y hace un gesto de despedida con la mano.

Arreglado ese asunto, vuelvo mi atención a las niñas en la sala con los deditos manchados de mantequilla, tan absortas en la película que no notaron nada de la conversación.

—¿Y bien? ¿Qué quieren cenar?

—¡Pizza! —chillan.

—No, no, su madre dijo que nada de pizzas. ¿Qué tal hamburguesas y papas fritas?

—¡Pizza! —repiten. Carajo, no deberían de convencerme tan fácilmente.

—Bien, pero pediré una de peperoni para ustedes y una de pimientos para mí porque es un día especial.

Me ignoran porque la película aún no termina, así que tengo tiempo de redactar un correo rápido para la junta de reclutamiento de SWAT y les prometo enviar las recomendaciones necesarias para Abernathy.

—No me decepciones, chico.

Pido las pizzas media hora antes de que llegue Becca y me aseguro de tener dos cervezas frías en la nevera para recompensarme por mi buena desición del día.

Cuando Becca llega, las niñas están aseadas y sentadas a la mesa, la pizza recién llegada, calientita y servida en los platos. Las cejas de la pelirroja se fruncen tan pronto como pasa la puerta.

—¿Qué pasó? ¿Qué hicieron?

—¡Nada! —chillamos al unísono.

—¿Entonces? ¿Por qué están todos ahí? —deja el bolso en el sofá y se acerca con las manos en la cadera—. ¿Rompieron el televisor? ¿Volvieron a molestar al gato de la señora Banks?

—Mamita... —la atraigo a la mesa y le doy un pequeño beso—. Todo está bien, siéntate con nosotros a cenar.

Arquea la ceja cuando mira la pizza, pero decide ignorarlo cuando pongo frente a ella una cerveza fría de sus favoritas. Es tarde, está cansada y sé que quiere una ducha más que cualquier otra cosa.

—¿Cómo estuvo el bar?

Ella agita su cabeza y los rizos rebotan por todo lados.

—Brandon dejó de pelear con Natalie, no sé si eso debería preocuparme. —muerde una rebanada de su pizza y me señala—. ¿Cómo estuvo tu día?

—Genial. Me ofrecieron un trabajo en California.

Lanzo otro pedazo de peperoni en mi boca y mastico, disfrutando el sabor de la grasa del queso y los pimientos combinándose en mi boca. Las cejas de mi mamita se arquean en su frente.

—¿Qué?

—Quieren que entrene a los nuevos reclutas del equipo SWAT, ¿No es genial? —muerdo otro pedazo de pizza—. La base principal está en California.

La veo porque apoya las manos en su rostro y se inclina, incluso su respiración cambia. Mira a las niñas cuando se descubre y luego me mira.

—¿Cuándo te vas?

—Oh, no me voy. Lo rechacé.

—¿Por qué? —no sé si está molesta o solo sorprendida.

—Porque no quiero irme, quiero quedarme con ustedes y seguir haciendo esto de la familia.

—Luke... —sus ojos se llenan de lágrimas—. ¿Estás seguro que quieres hacer esto? ¿Que no vas a resentirte conmigo por eso?

—Estoy seguro, mamita. Además, soy feliz en Seattle, todas las personas que amo están aquí.

Ay, mierda. No era así como quería tocar el tema. La miro y ella tiene ahora una sonrisa en su rostro.

—¿Quién eres tú y qué has hecho con Luke Sawyer? —se ríe.

—Maduró.



~ • ~

👀

Dije que ya no me iba a desvelar 😦, pero pues ya qué 😅.

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