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Capítulo 16. Luke.

Jodido Brandon.

¿No puede mantener su jodida nariz lejos de mis asuntos?

Termino el cigarrillo que estaba fumando afuera del bar y entro, sabiendo que Becca no está aquí porque no ha conseguido reemplazo para la niñera.

Apenas empujo la puerta, su vista se fija en mi como si lo supiera. Lo ignoro en mi camino a la barra y tomo asiento justo frente a él.

—¿Qué haces aquí? —gruñe.

—Es un bar, las personas vienen aquí a beber, ¿Qué crees tú? —gruño en respuesta—. Tu servicio al cliente es pésimo.

Su ceño se frunce más, pero toma el vaso de cristal y sirve el líquido ambarino de mi whisky porque el jodido idiota si recuerda mi bebida favorita.

—Mi hermana no está aquí.

—No me digas... —tomo un trago de mi vaso.

—¿Qué esperas lograr con tu comida barata? es obvio que no sabes nada de niñas y no te dejaré experimentar con mis sobrinas.

Cabrón.

—Para empezar, no es comida barata porque esas hamburguesas llevan salsa secreta, y en segundo lugar, ¿Cuál es tu problema?

Ahora sus cejas se arquean por encima de sus gafas con un gesto de sorpresa.

—¡Mi problema eres tú! ¡Y tú promiscua...! —el volumen de su voz diminuye de golpe cuando el sonido de la puerta se escucha.

—¿Mi promiscua qué? —pregunto confundido.

Una mano se apoya en mi hombro y palmea antes de sentarse a un lado.

—Hola chicos, ¿Qué hacen?

Lay pestañea mirando entre Brandon y yo, su ceño frunciéndose porque seguimos mirándola.

—¿Qué está pasando aquí? —entrecierra los ojos para mirarme—. ¿Qué hiciste?

—¡Nada! —chillo en mi defensa. ¿Por qué siempre asumen que es mi culpa?

—¡Tu amigo no deja en paz a mi hermana! —me acusa el cabrón.

—Lay, dile a este idiota que soy un buen tipo. —señalo. La rubia frunce los labios—. Solo pasé a saludar y llevé comida.

—¿Ah, si? ¿Y el manoseo en la cocina?

Eso hace que mi amiga me mire.

—Ella no pudo resistirse a mi cuerpo atlético, ¿Tienes envidia, Brandon?

—Basta, es suficiente. —gruñe Leila.

—Solo díselo, Lay. Que soy un buen hombre y puedo hacer feliz a su hermana.

—¿Si? ¿Por cuánto tiempo? ¿Un día?

Jodido chico.

—Calma los dos, es obvio que ambos tienen que respirar un poco y bajar la testosterona, ¿Está bien? —Lay suspira—. Brandon, te prometo que ésta es la versión más decente de Luke, ¿Podrías darle algo de crédito?

Luego me mira con una expresión de fastidio, la misma que pone mi mamá cuando tomo un poco de betún de un pastel con mi dedo.

—Lo estoy intentando, ¿Está bien? Sé que es su hermano y solo quiere protegerla. —asiento hacia el chico—. Bien hecho, chico.

Leila gira para mirarlo, aún sin comprender del todo lo que ocurre. Y entonces lo veo. Un ligero sonrojo en la cara del jodido Brandon porque Lay lo está mirando fijamente.

Y estoy seguro que algo como esto ya había pasado antes... Porque a Brandon le gusta Lay y sé cómo ganármelo.

—Deberíamos salir en una cita doble.

Brandon se sonroja incluso más, pero es Leyla quien se pone nerviosa.

—¿Qué dices?

—Que creo que mi amigo Brandon también es un buen chico, responsable y muy trabajador. ¿No te gustaría salir con él?

Él sigue ahí, totalmente sonrojado pero sin dejar de mirar a la rubia, esperando una respuesta. Lay fuerza una sonrisa en su cara antes de mirar al chico.

—Brandon, ¿Nos das un segundo?

Él asiente y finge que le hablan desde el otro extremo de la barra mientras Leila frunce las cejas.

—¿Por qué dijiste eso?

—Porque le gustas, —encojo los hombros—. ¿No lo sabías?

—Si, más o menos —sacude la cabeza—. Pero eso no es motivo para lanzarme a un intercambio para deshacerte de Brandon. ¡No estoy lista para salir con alguien!

—Lo sé, Lay, pero ¿Podrías ayudarme? De verdad me gusta Becca —Hago un puchero con mis labios—. Además, no tienes que casarte con él, solo deja que te lleve a cenar o algo. Lo peor que podría pasar es que el chico resulte agradable.

—¡Luke!

—¿Por favor? ¿Porfis, porfis? Te traeré rosquillas con cubierta de chocolate una vez a la semana.

Me mira fijamente por un largo momento, supongo que  decidiendo si vale la pena mi propuesta y hago otro puchero para que ella se apiade de mi.

—Agh, ¡bien! Saldré con Brandon para que puedas salir con Becca en una cita. —Luego su dedo me acusa—. Y más vale que no te olvides de mis rosquillas.

—¡Lo prometo! Dios, podría besarte ahora mismo.

Lay pone los ojos en blanco.

—Manten tu boca lejos de mi, idiota. Y lávate bien con desinfectante, esa boca ha estado en muchos lugares asquerosos.

Qué grosera.

Leila se levanta de la silla, se acerca a dónde está Brandon y le dice algo mientras me señala. Sé que lo tengo en el bolsillo cuando el chico sonríe y asiente.

—Me voy ahora, Luke. Saldré con Brandon a solas, no soportaría una cita romántica y tus malas bromas la misma noche.

—Como ordenes, Lay. Llevaré a Becca a una cita y su hermano puede cuidarnos a las niñas.

Leila hace otro gesto, pero esta vez sale del bar sin decir más. Yo también pago la cuenta por mi bebida para ir a visitar a ciertas chicas.

—No más comida chatarra, Luke. Lo digo en serio. —gruñe el chico cuando me entrega el cambio.

—¿Ensaladas y pollo a la parrilla?

No espero su respuesta y salgo del bar, aunque no era una broma. Cuando mamá me ofrece comida saludable significa pollo y verduras.

Guácala.

Pero igual me detengo en el local de ensaladas con menú de niños. Me aseguro de llevar un platillo extra para Brandon y conduzco en dirección a la casa de Becca.

Es un poco más tarde que el día anterior, el ruido de la televisión aún es fuerte y las luces aún no están encendidas cuando golpeo la puerta.

—Luke. —dice cuando abre—. ¿Más hamburguesas?

—Por supuesto que no, ¿Cómo se te ocurre? —Mi ceño se frunce—. Los niños necesitan comida saludable, creí que lo sabías.

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