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Negociación

Mika

Los reportes de lo sucedido estaban en mi escritorio, había llegado de la fiscalía, me pudre que la involucrada tenga el poder suficiente como para que sus matones salgan impunes.

No solo me molesta eso, si no que aún siento las manos de ese sujeto sobre de mi, me permití dejarlo dominarme, sus labios, su piel, su torso musculoso, su...

—¿Mika?

—Perdón Minho estaba algo distraída.

—Me doy cuenta, te menciono que ya está todo en orden, observamos los puntos vulnerables y ya quedó instalada la puerta de seguridad del señor Park.

—Bien, seguiremos con el mismo modus, pero cambiaremos las balas de salva por reales, los novatos de anoche nos sirvieron de práctica, quiero a todos en el campo de tiro en horario que no incumpla sus actividades.

—Si jefa — se me acercó y tomo mi rostro —debes ponerte algo en la herida del labio, lo tienes algo inflamado.

Quite su mano con delicadeza, mi labio estaba así por las mordidas de Jimin más que por el golpe que recibí en el ataque.

—Estaré bien tranquilo, iré por un analgésico para el cuerpo.

Todo estaba muy tranquilo, el señor Park se la paso dormido la mayor parte del día, yo metida entre papeles y haciendo los rondines, estuve con el dolor de cabeza y cuerpo casi todo el día, me permite sentarme en la cocina, comiendo un gran tazón de helado.

—Arruinaras tu apetito solo con eso.

—Esto es lo que hace que no asesine a todos en esta casa Jackson, así que mejor no me molestes y dame un poco más.

Me rodo los ojos y tomo el tazón para irme a servir más.

"Jefa el señor Park va a salir de la casa"

—¡Cómo odio a ese sujeto!

Me levanté del suelo y salí corriendo hacia la entrada principal, lo alcance casi subiéndose al auto, detuve la puerta.

—¿A dónde se supone que va?

—Voy a salir.

Se acomodo las mancuernas de su camisa sin mirarme.

—¿No entiende en la situación que está? Hace bastante difícil mi trabajo señor Park.

—Sube al auto y deja de estar con el ceño fruncido.

Tome el radio y avisé que iba a salir, le dejé el aparato a uno de los guardias de la entrada, Jungkook iba manejando el auto y Eun Wo al frente con él, yo iba en la parte trasera sentada al otro extremo del auto.

—¿Por qué estas hasta allá?

—Tengo el cinturón puesto, usted también debería usarlo.

—Mika acércate más, es una orden.

—Usted y sus órdenes caprichosas.

Pero no me moví de mi lugar.

—¿Se puede saber a dónde vamos?

—Tu querías que solucionará el problema de anoche, y como te portaste tan bien en la cama, cumpliré tu pedido.

—¿De que está hablando?

Vi que estacionamos enfrente de un club, la noche ya estaba cayendo así que las luces neón del lugar empezaban a relucir, Jungkook se bajó para abrirnos a el señor Park y a mí. Salí por la puesta contraria observando el lugar, camine tras de ellos como suelo hacerlo cuando a compañía a los Kim, el cadenero no dijo una sola palabra solo abrió para dejarnos pasar sin interrupciones.

Al entrar el ruido de la música atacó, ya había personas conversando en la barra y otras en las mesas esparcidas por el lugar, estaba analizando todo el club, sin despegar la vista de mi objetivo, un letrero con luz Azul anunciaba el área VIP, el señor Park me espero hasta que llegue a su altura, entonces me tomo de la mano, intente soltarme pero su agarre fue más fuerte.

Cuando entramos en unos sillones rojos estaba una preciosa mujer, vestida con un entallado vestido amarillo, apenas se puso de pie y mis ojos se fueron a su cuerpo, es de esas personas que aunque no lo desees las  miraras con morbo, es como ver una supermodelo.

—¡Jimin mi amor!

Corrió hacia él pero el señor Park apenas levantó un dedo y ella se detuvo, este se giró hacia mi y me tomo el rostro girándolo mientras lo observaba, me soltó y camino hasta ella que lo esperaba con emoción, hasta que sintió la mano del señor Park impactando en su rostro, la chica cayó al suelo sosteniéndome la cara, su cabello negro le cubrió gran parte de sus ojos, pero el terror se notaba al alzar la mirada y observar a su agresor.

—¿Qué hice? Amor...

Jimin se acercó hasta ella nuevamente y la tomo de los cabellos levantándola yo estaba atónita, me iba a involucrar cuando sentí la mano de Jungkook sostenerme al mirarlo negó con la cabeza.

—Quiero que ponga atención —hablaba entre dientes bufando molesto — la señorita enfrente de ti —los ojos de la chica me analizaron —es mía, y su lindo rostro fue dañado por uno de tus guardias Hwasa.

—Yo..yo no sabía —sus ojos estaban llenos de lágrimas — perdóname.

La volvió a arrojar al suelo, saco un pañuelo y se lo arrojo.

—Límpiate el rostro, te vez deplorable.

La chica llamada Hwasa tomo el pañuelo como si de un trofeo se tratara, se limpio el labio roto, y los ojos llenos de lágrimas, dónde su maquillaje se había arruinado por el llanto, que ahora entiendo fue más de  decepción que de dolor.

—No te pertenezco Hwasa, no tienes derecho de mandar por mi, conoce tu lugar, si algo le pasa a Mika por causa tuya, te mataré no dudes de ello.

Jimin se sentó en el enorme sillón, todo el lugar se movió como si él fuera el centro del universo, la chica se arrastró hasta él, una mesera llegó dejando un trago que no había pedido, le dejaron una caja de habanos y le ofrecieron fuego.

—Jiminie te extrañe mucho.

Casi se me cae mandíbula, el señor Park le dejo el rostro hinchado por la cachetada y ella está ahí rogándole. Se puso entre sus piernas y le quitó el cinto del pantalón.

—¿Quieres lamer mi polla? —le detuvo la mandíbula —primero debes de merecerlo.

No quería seguir viendo esta escena pero como su guardaespaldas no me puedo mover de aquí, el señor Park saco un paquete dorado de su bolsillo y le dio un pequeño dulce a Hwasa.

Éxtasis

La chica lo metió a su boca, Jimin la alejo un poco para cruzarse de piernas y poner un pie cerca del rostro de Hwasa.

—Lame mi zapato como disculpa por el alboroto de anoche.

No lo pensó, no parpadeo, su mirada se centro en el señor Park mientras su lengua ya estaba tocando el zapato.

—¡Suficiente!

Me di la media vuelta y salí del lugar. Esto está más allá de mi tolerancia.

Jimin

¿A dónde va?

¿Por qué sigue desafiándome?

—Tráiganla, ahora.

Hwasa seguía lamiendo mi zapato como si fuera una paleta, le troné los dedos, y subió a mi entrepierna para sacar mi miembro y empezar a darme una rica sesión de sexo oral, ella es la Hija de uno del gobernador y me conviene seguir teniéndola de mi perra.

Me recosté en el sofá tragando saliva mientras los hábiles labios de Hwasa seguían delineando mi duro miembro.

Escuché bastante alboroto, mire por encima y entre dos guardias escoltaban a Mika, ambos golpeados, Jk y Eun Wo se reían al verlos.

—¡Disculpe señorita deténgase ahora! Al parecer mi adorado jefe necesita algo.

—Ya la oíste largo.

Jale el cabello de Hwasa para quitarla de mi miembro, está se limpio los labios y con odio miró a Mika que no le tomo importancia, guarde mi erección, ella no quitaba su vista de mis ojos.

—Se supone que debes quedarte a mi lado en todo momento Mika.

—No vi ningún peligro, usted está a siendo entendido sin problemas, a menos que la señorita le arrancará el miembro a mordidas no vi amenaza alguna.

—Aun así me la este follando tu no debes de irte.

—PU-DRA-SE.

Me pare y arroje el vaso de whisky al piso.

—¡Todos fuera del lugar!

Todos los empleados salieron Mika solo se cruzo de brazos sin quitar su vista desafiante de mi. Al estar los dos solos, me pase los dedos por el cabello.

—No entiendo tu actitud, ayer estabas tan complaciente, tan deliciosa.

—Ayer estaba enojada y excitada, así hubiera sido Jackson quien se me atravesara me lo hubiera follado, en este momento solo me siento asqueada por usted.

Saque mi cinturón de un tirón.

—¡Las reglas Michaelle! Te puse unas sencillas reglas, es todo lo que debes seguir, pero insistes en romperlas, manos atrás de la espalda.

Aún sin dejar de mirarme de manera furiosa hiso lo que le pedí, se que solo lo hace por qué tengo a sus amigos y los Kim en mis manos, me pone algo molesto que no sea porque ella lo desea.

Camine atrás de ella y con el cinturón ate sus manos tan fuerte como pude, volví al frente de ella y rompí los botones de su camisa exponiendo para mí su perfecto cuerpo, el sujetador que llevaba me dejaba ver sus lindos pezones atraves  de la tela.

—Estoy tan furioso, detesto que me tengas así, solo ver un poco de tu piel me vuelve loco Mika.

—Ese es tu problema.

—Silencio.

La tomé por la cintura y la atraje hacia mi, comencé a besarla, sentí como quería soltar sus manos, pero también me daba acceso a su boca, mis manos se fueron a su espalda baja primero saque el arma que llevaba, coloque el seguro y la arroje al sofá.

—Te diré las veces necesarias esto hasta que lo entiendas Mika, tu eres mía, porque así lo decidí.

La empuje hasta el sillón para comenzar a quitar las mallas negras y su ropa interior, las botas salieron de manera fácil.

—Puedes tener el cielo conmigo Mika— bese sus muslos para ir subiendo —si tan solo me dejaras, se que no te arrepentirás.

Se estremece a mi tacto, y remueve su entrepierna, al besar su abdomen un suspiro sale de su garganta.

—Di mi nombre Mika, tan solo dilo y el mundo será tuyo.

—No me interesa ser uno de tus caprichos.

La jale para sentarme yo y tener su trasero a su disposición sobre mis rodillas, le di la primer palmada en su perfecta nalga.

—Mmmh—

—Acéptame Mika.

Di otras dos palmadas, una más fuerte que la primera, un gemido de dolor se escuchó a la par que la piel empezaba a enrojecer.

Sus manos seguían luchando por soltarse, pellizque la piel debajo de su trasero.

—No te muevas así, te vas a lastimar.

—¡Una mierda te da si me lastimó!

La levanté y la senté sobre de mi abriendo sus piernas dejándola exactamente en mi miembro.

—¡Acabo de golpear a la hija del gobernador, por qué daño tu rostro Mika!

—Es algo estúpido soy tu guardaespaldas, esto pasará seguido, si vas a andar golpeando a todo el que me haga daño, ¿Para que me necesitas?

Metí mi mano y saque mi miembro clavándole en su húmeda vagina, sus labios se abrieron al sentirme.

—Mis intereses contigo son de otro nivel.

—Soy.. de la élite en seguridad —tome sus caderas haciendo subir y bajar —no soy una prostituta.

Dejamos la charla, ya estaba besándola, mientras la embestía con deseo, su cadera tomo el control, podía sentir como abarcaba mi polla hasta la base y daba un semicírculo con la cadera cuando bajaba.

—Jimin —jadeo mi nombre y la detuve.

—De nuevo.

Di un azote en su trasero.

—Jimin.

—Si así.

Le solté las manos y estás se fueron inmediato a mi cuello para rodearme con ellas e impulsarse más, sus labios estaban en mi cuello dejando besos en la manzana de Adán.

—¿Estás seguro que me darás lo que sea?

—Cualquier cosa.

Apreté sus trasero mientras seguía bajando sentía como apretaba, sus labios estaban ahora en mi boca, me miraba y yo estaba sintiéndome débil.

—Libera a lo Kim de su deuda contigo.

Le jale el cabello y la mire con el ceño fruncido, haciendo que se detuviera.

—¿Qué?

—Si tu dejas a los Kim, trabajaré para ti, me iré a tu casa.

La bese mordiendo sus labios.

—No solo eso, serás mi sumisa, las reglas aumentarán, no deberás cuestionarme, harás absolutamente todo.

—¿Cumplirás tu palabra?

—Todo legal amor, siempre y cuando no me desobedezcas.

Empezó a moverse de nuevo, eso lo tomaré como afirmación, haré que valga este trato, la baje y puse contra el sillón, si cabeza quedaba en el respaldo, arremetí con fuerza, se sujeto de los cojines, subí un pierna al sillón y el golpeteo se hizo más intenso.

Sentía mi pulso demasiado acelerado, ella gemía contra el respaldo para poco después correrse, salí de ella y jale su cabello para dejar mi polla junto a su rostro me masturbe con la otra mano y terminé sobre su cara, ella lamio lo que le quedaba cerca de labios.

—Mañana nos iremos de la mansión de los Kim.

Nos sentamos, tome su mano y la bese.

—¿Algo que desees agregar a nuestro trato?

—Deja de romper mi ropa, ahora debo salir con el torso desnudo, mandaste al carajo mis botones.

Me reí un poco, me levanté por mi chaqueta, unas servilletas, la senté en mi regazo y en lo que ella se limpiaba el rostro yo le acomodaba la chaqueta.

—Jiminie —entro Hwasa con la mirada baja —¿Podemos hablar un minuto?

—¿Qué quieres?

—A solas.

Mika hiso intento de levantarse pero la senté de nuevo en mis piernas.

—Ella no se irá a ninguna parte, si deseas decir algo hazlo.

—Se supone que viniste a verme a mi, ¿Qué haces follandote a esta en mi club?

—¿Crees que estoy para complacerte niña estúpida?

Hwasa se encogió en su lugar al escucharme hablar, Mika se me acercó al oído dejando un beso en el lóbulo de mi oreja.

—Vamos a casa señor Park, tenemos un trato que cerrar.

Tome por el cuello a Mika y la bese descaradamente, de ser otra mujer el solo hecho de sugerirme algo así ya estuviera de rodillas con algún castigo.

Me tiene de los huevos esta mujer.

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