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Capitulo 5


Pov Freen

− Aquí tienes lo que me pediste - Noey dejo caer una carpeta roja en la mesa frente a mí, haciéndome levantar la vista de mi laptop - ¿Que sucede, Freen?

− ¿Perdón? - pregunte distraída mientras tomaba la carpeta y comenzaba a leer las impresiones que contenía.

− Esta chica. Rebecca. Nunca me habías pedido investigar a ninguna de tus amantes. Lo hacía para saber que no te estabas metiendo con ninguna poli encubierta, por supuesto, pero siempre fue a tus espaldas.

− Espera ¿Investigas a mis amantes?

Noey bufo

− No es eso de lo que te estoy hablando.

− Si que lo es, Noey, creo que soy lo suficientemente inteligente como para elegir a mis amantes, no necesito que las investigues.

− Yo y Baitoey, debemos encargarnos no sólo de algunos negocios, sino también de tu seguridad freen - Noey golpeó el piso con un pie claramente impaciente - pero estamos hablando de otra cosa ¿Que tiene Rebecca Armstrong que no tengan tus otras amantes?

− Primero que nada. Becky no es mi amante - Noey frunció el ceño.

− Pero se queda en tu casa.

− Secuestrada

− ¿Y?

− No me acosté con ella - ahora me toco a mi fruncir el ceño cuando Noey soltó una carcajada.

− Es decir, que vive en tu casa, qué pasa aquí todo el día, pero no te acostaste con ella - volvió a reír - No creo que eso pueda ser posible.

− Ayer intentó escapar, me detesta.

− Entonces ¿Para qué me hiciste investigarla?

Me encogí de hombros.

No le diría que era porque estaba obsesionada con aquella morena, por supuesto que no.

− Quiero saber quién es.

Noey soltó un suspiro y se enderezó.

− Rebecca Patricia Armstrong. Le gusta que la llame Becky. Cumplirá veinte años en dos semanas. Asiste a la Shrewsbury International School Bangkok Riverside, y está en el último año de actuación y canto. Vive en Wat Phraya Krai, y tiene una compañera de piso llamada Irin. No tiene mascotas, adora el cine y el maquillaje, le gusta leer y pasa el 90% de su tiempo libre metida dentro de una librería a dos bloques de su departamento.

− ¿Parejas?

− Actualmente, ninguna. Terminó con su única novia, T/N, luego de cinco años de relación hace un año y medio. La chica la engañaba con su mejor amiga.

Asentí, pensativa, ignorando la mirada penetrante que me dirigía mi amiga.

− Gracias Noey.

− De nada.

− ¿Looknam está aquí? - pregunte mientras me levantaba del sofá y caminaba hacia la puerta de la biblioteca.

− Si, está aquí, y muy enfadada debo decir.

Rodé los ojos. ¿Que sería esta vez?

− Looknam, buenos días - mi amiga se giró hacia mí para dedicarme una de sus miradas fulminantes.

− ¿¡Secuestro!? ¿¡En serio!? ¡Freen, por el amor de Dios! ¡Nunca pensé que llegarías a algo como esto! - sus gritos me hicieron fruncir el ceño.

− Nam, sabes que no soy ninguna santa, no entiendo de qué te quejas.

− ¡Mi problema es que vengo a visitar a mi amiga, para enterarme de que tiene secuestrada a una chica en su casa! ¡Se que no eres una maldita santa, de echo eres todo lo contrario! Pero esto... esto - Looknam cerró los ojos como si no lo pudiera creer - ¿La violaste?

− ¿¡Que!? - Looknam se había vuelto mas loca de lo que estaba.

− Ya me oíste

− ¡Por supuesto que no! Looknam ¿Quién mierda piensas que soy?

− Freen Sarocha, la mafiosa más temida de asia.

Rodé los ojos.

− Soy Freen, tú mejor amiga desde la infancia y sabes que nunca abusaría de una mujer.

− ¿Como está ella? ¿La alimentas?

− No, no la alimentó, estoy haciendo un experimento de ¿Cuánto puede sobrevivir una persona sin comida? - al mirar su mirada horrorizada, me desespere - ¡Claro que la alimento, Looknam!

− ¿Y que hace ella aquí? Simplemente... ¿Está encerrada?

− Si

− ¿Si quiera tiene ropa? - típico de mi amiga. Abrí la boca, para volver a cerrarla luego

− Llegó hace dos días

− ¿Y?

− Usa una de mis camisas.

Looknam gritó exasperada.

− ¿Dónde está?

− ¿Para qué quieres saberlo?

− ¿Dónde está? - volvió a gritar más fuerte.

− En mi habitación, diablos, deja de gritar.

Noey tomó a Looknam del brazo cuando ella comenzó a subir las gradas precipitadamente.

− ¿Qué haces?

− Iré a comprobar que este bien, por supuesto.

− No irás

− Noey Vorrakittikun , suéltame en este instante si no quieres dormir con el perro esta noche - Noey vacilo, y luego soltó su brazo.

− Ten cuidado.

− ¡Tendría que tener miedo de ustedes, no de una pobre niña secuestrada! Par de idiotas - siguió insultando mientras caminaba hacia mi habitación., y yo me giré hacia Noey.

− Si la ayuda a escapar, asesinaré a tu esposa.

Pov becky

− Trescientos veinte, trescientos veintiuno, trescientos veintidós... - deje de contar los pequeños flecos que sobresalían de la alfombra persa y solté un suspiro.

Estaba muriendo de aburrimiento, y contar elefantes, golpear las paredes y dibujar en los vidrios empañados ya se habían convertido en pasatiempos insoportables.

Me senté en el suelo, pensando en que más podría hacer. Podría gritar, pensé, pero si gritaría, Freen aparecería y yo no quiero eso. Claro que no.

La puerta de la habitación se abrió con fuerza, haciéndome sobresaltar.

Lo último que me espere fue ver allí parada a una chica de unos 26 años, alta y rubia, mirándome con los ojos fuera de lugar.

− ¿Estás bien? - no pude evitar hacerle esa pregunta, parece muy enfadada.

Ella suspiro, y cerró la puerta.

− Eres tú a quien mantienen secuestrada y me preguntas a mi si estoy bien - sacudió la cabeza - Si lo estoy - esbocé una sonrisa tímida, y decidí que esa chica me caía bien.

− Soy Rebecca Armstrong, pero dime Rebe o mejor Becky.

− Yo soy Looknam Poolsak, soy la esposa de Noey, que es la mano derecha de Freen, y mejor amiga de Freen.

− Ah...

No preví sus movimientos, pero en unos segundos ya la tenía sentada frente a mí y sus manos cubrieron las mías.

− Necesito que me digas la verdad ¿Estás bien? ¿Feen te ha hecho daño? - su mirada destilaba preocupación - No puedo interferir en los asuntos de mi esposa y de mi amiga, pero te prometo que si me entero de que te hizo algún daño, la asesinaré.

Solté una leve risita.

− No me lastimó, aunque estaría bien si le dijeras que como cualquier otro ser humano, necesito ocupar mi tiempo, y contar los flecos de una alfombra durante dos horas ya se me hace aburrido.

Looknam se río levemente y el sonido de su risa fue como el de unas campanillas.

− Bien... intentaré hacer algo al respecto - asintió nuevamente, como intentando auto convencerse de que todo estaba bien.

− ¿Looknam?

− ¿Si?

− ¿Freen me dejara ir?

Abrió y cerró la boca varías veces antes de responder.

− No lo sé - baje la vista, y mis ojos se empañaron de lagrima.

− Freen... ella me dijo que era mala ¿Es verdad?

La vi fruncir el ceño.

− Eso es algo... complicado. Pero te puedo asegurar que debajo de muchas capas de frialdad y egocentrismo, no es una mala mujer. Solo está un poco.... atormentada.

Atormentada.

Era creíble.

− Creo que no me hará daño.

− Yo creo lo mismo - me sonrió, y estuve a punto de decir algo más, pero la puerta se volvió a abrir, con un poco más de brusquedad esta vez.

− Buenos días, señoritas - Freen entro a la habitación con paso firme y se paró frente a nosotras, metiendo las manos en los bolsillos de un impecable traje Gris. Lucia increíble.

− Freen... - Looknam levantó una ceja en su dirección, y yo preferí quedarme callada.

− ¿Te está molestando mi amiga? – bufé.

− En realidad, es la persona más agradable que he conocido en este lugar.

Freen sonrió.

− Eso fue ofensivo.

− Esa era la idea - susurre, ganándome una risa por parte de Looknam.

Looknam se puso de pie, llevándome a mí con ella en el proceso.

− freen, eres una animal.

− Wow, que gran noticia - susurró sarcástica, y me estremecí al notar que sus ojos no se apartaban de mí y de mis piernas desnudas.

− ¿Sabes que ha estado haciendo Becky las últimas dos horas?

− No, ilumíname Poolsak.

− Ha estado contando los malditos flecos de tu alfombra ¡Durante dos horas!

Freen fijó sus ojos en los míos, para luego comenzar a reír a todo pulmón.

− Idiota - Looknam y yo dijimos al mismo tiempo, y Freen dejo de reírse para sacudir la cabeza.

− No puedo creerlo.

− ¿Qué otra cosa esperas que haga? Me tienes encerrada todo el día aquí, sin nada que entretenerme, es frustrante.

Freen volvió a pasar su vista por mis piernas, y un escalofrío me recorrió entera.

− Podría encontrarte algo productivo para hacer... - su voz no fue nada más que un lento y ronco susurró, y Looknam le golpeó el hombro derecho con un puño.

− Freen, no. Estamos hablando en serio.

− Yo también - antes de ganarse otro golpe, sacudió la cabeza - Bien como sea. Te gusta leer ¿Verdad, Rebecca?

Abrí los ojos como platos.

− ¿Como lo sabes?

− Se muchas cosas sobre ti - comentó sonriente, pero luego se giró hacia su amiga.

− Nam, debemos irnos, Noey está enfadada contigo.

− Lo sé, y no me importa. Bien, Rebe, volveré a verte para asegurarme de que estés bien - Looknam ignoro el ceño fruncido de freen, y beso mi mejilla.

− Adiós

− Adiós, Look.

La castaña se giró y salió de la habitación, mientras Freen volvió a clavar sus ojos en mi.

− Definitivamente, adoro verte usando mis camisas - comentó, para luego depositar un beso en mi frente y salir de la habitación.

Esto se estaba tornando cada vez más extraño.

Pov Freen

Volví a echar una ojeada a mi reloj. Eran las diez de la mañana ¿estaría despierta ya?

Abrí la puerta con sigilo, y le quedé contemplando a la figura que estaba sentada en el sillón de cuero frente a la ventana dándome la espalda. Tenía un libro en sus manos, y su asiento estaba rodeado de pequeñas torres de libros.

− ¿Qué lees? - Becky se sobresaltó y clavó sus ojos en mí, entre molesta y temerosa.

− Emilio de Jean - Jacques Rousseau.

− Nunca leí ese libro.

Becky volvió a darme la espalda como si mi presencia le fuera indiferente.

− Yo lo leí en la universidad, pero fue hace mucho tiempo... - susurró, y me senté en la cama, a su derecha. Su delicado perfil estaba firmemente concentrado en la lectura, y en su boca se curvó una sonrisa durante unos segundos - Había olvidado lo bueno que es este libro - susurró - Rousseau es un genio.

− Dime una de sus frases.

− ¿Perdona?

− Una de sus frases, todo escritor tiene alguna frase ¿No es así?

− Bien - comenzó a paras las páginas hasta dar con una en particular, y se aclaró la voz graciosamente antes de leer en voz alta - "Es la debilidad del hombre lo que lo hace sociable; son nuestras comunes miserias las que inclinan nuestros corazones a la humanidad; si no fuésemos hombres, no le deberíamos nada. Todo apego a un signo de insuficiencia; si cada uno de nosotros no tuviese una necesidad de los demás, ni siquiera pensara en unirse a ellos. Así, de nuestra misma deficiencia sale nuestra frágil dicha. Un ser verdaderamente feliz es un solitario, pero solo Dios goza de una felicidad absoluta; ¿Quién de nosotros tiene idea de cosa semejante? Si alguien imperfecto pudiera bastarse de sí mismo ¿de qué gozaría según nosotros? Estaría solo, sería desdichado. Yo no concibo que quien tiene necesidad de nada pueda amar y, no concibo que quien no ama nada pueda ser feliz"

Cuando termino, elevo sus enormes ojos chocolates hacia mí, penetrándome con la mirada.

− Es decir, que todos somos miserables, e insuficientes. Y por eso necesitamos de los demás - dije.

− Exacto

− Es profundo

Soltó una risita, mientras se mordía el labio con nerviosismo.

− Por tú bien, y también por el mío, debes dejar de hacer eso.

− ¿Hacer qué? - susurró, y elevó sus ojos hacia mí.

− Morderte el labio de esa forma, es increíblemente tentador.

Sus mejillas se tornaron de un adorable tono carmesí, encendiéndome con fuerza.

− Diablos – susurre un segundo antes de levantarme de la cama, tomarla en brazos y pegar mis labios con los suyos.

Y la bese.

No como las anteriores veces, no como un simple roce.

La bese con dulzura, pero con exigencia a la vez. Marcándola como mía. Becky abrió la boca, con una sutil invitación que derritió todas mis barreras.

Estaba a punto de profundizar el beso aún más, cuando un pequeño carraspeó a nuestras espaldas nos hizo separarnos. Jure asesinar a quien quiera que fuese, pero cambié de opinión al ver a María mirándonos entre divertida y asombrada, sosteniendo una bandeja en la mano.

− Traer desayuno a señorita.

Cerré los ojos, mientras me giraba hacia becky, que respiraba con dificultad.

Clave mis ojos en sus labios sonrosados, sus mejillas rojas y ojos brillantes.

Mía.

− Adiós, Bec - susurre, antes de besarla levemente por última vez, antes de salir de la habitación

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Una hora y media más tarde, me encontraba sentada en mi oficina, leyendo con gravedad uno de los últimos informes sobre el manejo de la política en Asia, cuando Baitoey apareció agitada.

− ¿Qué demonios sucede? - pregunte poniéndome de pie con el ceño fruncido.

− Debes desaparecer. Praiya sabe que iríamos por ella, y le envió una carta a la policía de Bang informándole sobre tus negocios.

− ¿Cuál es el problema Oey? Págales, y adiós problemas.

− La carta llegó a Mile (Kinn) , Freen - me tense, y cuadre la mandíbula - debes desaparecer.

− ¿Cuándo?

− Ahora, Praiya dejó tu dirección en la carta, registrarán tu casa en unas horas. El avión te está esperando, irás a la Isla Anne, es lo más seguro en este momento.

− Debo pasar por casa primero.

− ¡Freen, no hay tiempo!

− No dejare a Bec, Noey.

− ¿Bec?

Suspire, mientras salía de mi oficina con rapidez.

No la dejare.

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