Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11

Pov becky

Me estiré y abrí mis ojos lentamente. Todo está muy oscuro. Inspire con fuerza, sonriendo al sentir el glorioso aroma de freen impregnado a mí.

Sentí su duro pecho en mi espalda, y su brazo rodeando mi cintura posesivamente. Intente moverme, pero freen emitió un leve gemido y me apretó con más fuerza. Roja como un tomate al recordar lo que había pasado hace unas horas, giré dentro de sus brazos, y me encontré con el rostro de freen a escasos metros del mío.

Dios santo, es extremadamente tierna cuando duerme. Su rostro esta relajado, y sus labios no poseen aquella típica muestra sarcástica. Parece una niña pequeña.

Levante mi mano derecha para acariciar su mejilla con suavidad, y freen suspiro.

− ¿Siempre miras a la gente cuando duerme? - abrió los ojos, y su voz sonó muy baja.

Sonreí.

− Oh, sí. Es un pasatiempo de lo más entretenido.

Freen abrió los ojos durante unos segundos, y luego los volvió a cerrar, mientras una tenue sonrisa se expandía por su rostro.

− ¿Ya es de noche? - pregunto.

− Si. Dormimos todo el día

− Mmh - freen rodo hasta dejarme debajo de ella. Y enterró su rostro en mi cuello.

− ¿Qué haces?

− Tomemos un baño - se limitó a responder, para luego ponerse de pie y estirarme una de sus manos – Vamos.

La tome, y la deje guiarme hacia la gigantesca bañera.

− ¿Por qué todo es tan grande aquí? - susurre, y ella solo soltó una carcajada, mientras abría la llave del agua caliente, y luego se giraba para verme intensamente.

Con un sonrojo, caigo en cuenta que estoy desnuda, igual que ella. Me apresure a darme la vuelta, dispuesta a buscar algo con lo cual cubrirme en ese instante. Pero freen rodeo mi cintura y me estrecho con fuerza por detrás, enterrando su rostro en mi cuello.

− Estoy desnuda - susurre.

− Lo sé, y me encanta. Tú me encantas - me hizo girar entre sus brazos y me sonrió torcidamente - ¿Pensaste que nos íbamos a bañar vestidas o qué?

Rodé los ojos, apretándome más contra ella para cubrir mi desnudez, y freen gruño levemente.

− No estoy acostumbrada a andar desnuda frente a... la gente.

− Demos gracias a dios por eso, amén - susurro, y luego me tomo en brazos, sumergiéndome en la bañera. El agua estaba caliente, y me relajé en cuanto entre en contacto con ella - siéntate - me ordenó, y obedecí con una ceja alzada mientras la veía.

− Eres una dictadora - le reproche y freen sonrió mientras se metía en la bañera detrás de mí, quedando con sus piernas a mí al rededor y su pecho contra mi espalda.

Me abrazo, mientras dibujada círculos imaginarios sobre vientre, y yo inhale con fuerza al sentir su erección contra mi baja espalda.

− Me gusta que me obedezcan - respondió con simpleza.

Estuve a punto de contestarle, pero reemplace las palabras mordaces por un gemido en cuanto su mano entro en contacto con mi intimidad.

− freen... - Me mordí el labio con fuerza, sintiendo sus hábiles dedos acariciarme allí abajo.

− ¿Si, cariño? - mis caderas se arquean involuntariamente contra su mano, y freen muerde el lóbulo de mi oreja con suavidad - quieta.

− No puedo

− Si que puedes - jadee cuando freen tomó mis caderas con fuerza, y me giro hasta que quede sentada a horcadas sobre ella.

Cuando estuvo a punto de penetrarme, me quede rígida al recordar un pequeño detalle.

− Oh, carajo

− ¿Qué?

− Protección

Freen me miró con una ceja alzada durante unos segundos, luego su expresión se tornó horrorizada.

− Mierda

− Espera- puse mis manos frente a mi haciendo cálculos.

− ¿Qué haces?

− Dios - suspiré y me deje caer sobre su pecho - No debería de pasar nada.

− ¿Alguna vez has tomado la píldora del día después? - freen acarició mi espalda de arriba hacia abajo, pero claramente, la tensión todavía no desaparecía.

− No

− Siempre hay una primera vez para todo - susurro mientras me levantaba con cuidado – espérame.

Desapareció de mi vista envolviéndose en una bata blanca, y yo me sumergí en el agua. A pesar de todo, seguía estando acalorada. Gemí imperceptiblemente. Maldita Sarocha y sus espectaculares manos

¿Tan apuradas habíamos estado? Santa mierda.

Una idea loca me paso por la cabeza ¿Y que si estoy embarazada? No, no podía ser.

Luego de lo que parecieron horas, freen regreso hacia mí con un vaso de agua en la mano, y una píldora en la otra.

− ¿Tienes algún problema en hacerlo? - pregunto mientras estiraba la mano hacia mí, la contemple durante unos segundos antes de tomarla.

− No, ¿De dónde la sacaste? - pregunte con suspicacia.

− Jane

− ¿Jane?

− Es de limpieza. También es así como una farmacia aquí. Trabajo para mis padres durante muchísimos años.

− ¿Y Jane de la limpieza te vio vestida así? - pregunte con una ceja alzada, para luego tragar la pastilla con rapidez, intentando no pensar en la inhóspita posibilidad de haber podido quedar embarazada.

Freen sonrió de lado, y se metió en la bañera, quedando sentada frente a mí.

− Eres una celosa - le rodé los ojos, y su expresión se tornó completamente seria de un momento a otro - Lo siento.

− ¿Por qué?

− Por haber olvidado usar protección. No te cuide.

− freen, ambas nos olvidamos, no imp...

− No se te ocurra decir que no importa, rebbeca- susurro en un tono de voz extremadamente bajo, autoritario - Yo soy la mayor y se supone que debía protegerte y cuidarte, y no lo hice. Me comporte muy mal contigo, y me deje llevar por mis deseos egoístas antes de velar por ti. Lo siento.

Rodé los ojos, y me acerqué hasta quedar sentada sobre ella nuevamente. Acaricie su cabello con lentitud, mientras ella depositaba un suave beso en mi frente.

− No sucedió nada. Yo también me deje llevar, y también lo siento.

− becky...

Bufé

− Está bien. Como quieras - me aleje unos segundos para mirarla a los ojos - estas perdonada por tu horrible comportamiento ¿feliz?

Freen sacudió la cabeza. Mientras una leve sonrisa se formaba en sus labios.

− ¿Qué voy a hacer contigo, becky Armstrong? - solté una risita, mientras mordía su hombro levemente.

− Quizás podrías ayudarme con mi problema.

− ¿Tu problema? - su voz se oía ronca, extremadamente sexy.

Asentí mientras rozaba mi nariz con la suya.

− Mi problema

− ¿Dónde está tu problema?

− Aquí - murmure con fingida inocencia, y baje mi mano derecha hasta mi entrepierna. Freen jadeo, y cuando sus ojos se volvieron a clavar en los míos, hice un leve mohín en su dirección.

− Oh, pobrecita - asentí con una sonrisa cuando freen comenzó a besar mis pechos - ¿Necesitas mi ayuda?

− Si - inesperadamente, freen me hizo retroceder, tendida y con la cabeza apoyada en el borde de la bañera - ¿Q..Que haces? - murmure cuando comenzó a besar mi vientre, bajándose cada vez más y más.

− Te ayudo, bec- susurro, justo antes de enterrar su rostro en la parte más delicada de mi cuerpo.

Con un gemido, tome su cabeza con mis manos, y eche la cabeza hacia atrás. Freen hizo un muy buen trabajo ayudándome.

Pov freen

− Diga - dije en el momento que atendí la llamada, mientras le mantenía la mirada a becky, que se enfundada en una de mis camisas blancas.

− freen debes volver a Bangkok, ahora.

− Explicaciones

− Hemos llevado a cabo el ataque contra los prostíbulos. Phakphum descubrió que venía de parte tuya. Esta como loco buscándote, no es seguro que estés allí sola.

− No puede descubrir mi paradero.

− Eso no lo sabemos Freen - Baitoey suspiro - Por una vez en tu vida, hazme caso Sarocha.

− Sabes que no soy buena en eso. Mas bien, yo soy la que manda, Punnisa.

− Por supuesto que lo sé, pero es necesario en este momento. Tienes que volver.

− ¿Ir hacia el peligro?

− Ir hacia tus guardaespaldas

− No lo creo

− freen, si no quieres pensar en tu seguridad, piensa en esa morena que tan estúpida te trae - rodé los ojos, solo Baitoey era capaz de hablarme de esa forma - No es seguro para ella estar allí. Imagina lo que le haría si descubre donde estas.

− ¿Como podría descubrirlo? Solo Noey, Looknam y tú lo saben.

− Mile tiene influencias, contactos.

Solté un bufido.

− No iremos a Bangkok, es demasiado peligroso.

− ¿España?

− París

− ¿París?

− París - repito mientras le sonrió tranquilamente a becky, que evidentemente está intentando entender algo de aquella llamada, mientras ladea con la cabeza con el ceño fruncido.

− Bien. ¿Te quedarás en alguno de tus departamentos?

− Si, en el de siempre.

− Enviare guardias hacia allí.

Lo medite.

− Solo dos, no más. Llamaría la atención.

− Bien, Adiós.

− Adiós - corte la comunicación, y Becky se arrodilló en la cama.

− ¿Qué pasó?

− Qué impaciente es usted señorita Armstrong - susurre mientras me acerque hasta ella y tome su bello rostro entre mis manos.

− Si, lo soy. Ahora cuéntame.

− Iremos a París - le informe, mientras apoyaba mi frente contra la suya, aspirando su embriagador aroma.

Mi morena abrió mucho los ojos.

− ¿Estás de broma?

− Claro que no

− ¿¡París!?

Sonreí, sin despegarme de ella.

− ¿Te hace ilusión?

− ¡Claro que sí! Siempre quise conocer París.

− ¿Nunca has estado en París? - sacudió la cabeza negativamente - ¡Pero si eres mitad britanica!

− Nunca tuve el tiempo ni dinero necesario - murmuró.

− Amarás París - su mirada se tornó nerviosa - ¿Qué sucede?

Besé su frente con suavidad, y me recosté sobre la cama, sentándola sobre mi regazo. Becky comenzó a juguetear con los botones de mi camisa.

− Este... Quería preguntarte sobre mi... ¿Cautiverio? - clavo la vista en sus manos y me tense por completo ¿Cautiverio?

− ¿Qué quieres saber?

− ¿Cuánto tiempo más estaré...? Ya sabes...

− No, no lo sé

− No te enfades - susurro con un hilo de voz, mirándome a los ojos. La deposite sobre la cama y camine hasta la puerta de la habitación.

− No estoy enfadada - mentirosa - Y todavía no sé qué haré contigo. Lo pensaré luego. Prepara la maleta, nos vamos en un par de horas - me gire sobre mis talones. Cerrando la puerta con un poco más de fuerza de la necesaria.

Ella no tiene la culpa. Claro que no. Yo la tenía.

Esas últimas horas me había dejado llevar por esas fantasías, olvidándome por completo del asunto del secuestro. Y de algunas otras cosas.

Sacudí la cabeza, enfadada conmigo misma. Me sentí fatal cuando Becky recordó lo del preservativo, o más bien la falta del preservativo. No puedo creer que había sido tan idiota. Nunca antes había cometido un error así, y justo con ella, a quien quería proteger, le hago algo como eso.

− Thongthong, prepara el Jet. Vamos a París.

− Si, señorita - corte la llamada, y suspiré.

Debía dejarla ir. Y eso me dolería más de lo que pensaba.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro