17
Tzuyu POV
Volví a acariciar la mejilla de mi castaña con suavidad. Estaba profundamente dormida, y no se revolvió ante mi contacto.
Había estado llorando. Sus mejillas estaban surcadas en lágrimas y sus ojos estaban hinchados, al igual que sus labios.
¿Por qué lloraba?
¿Acaso era que extrañaba a su familia?
¿Querría alejarse de mí?
No.
No podía ser eso, ¿O sí?
La idea me hizo estremecerme. Rayos, odiaba sentirme así.
A pesar de los muchos riesgos que había corrido en mi vida, siempre había sido muy segura de mí misma. No sentía miedo. Y ahora, así como si nada, me sentía extremadamente vulnerable. Y todo por esta niñita de aquí.
Odiaba sentirme vulnerable. Odiaba darme cuenta de que por primera vez en mi vida, había una persona que podía lastimarme de verdad. Y esa era Sana.
Suspiré, levantándome de la cama.
No podía irse. No la dejaría irse.
No puedes obligarla a quedarse.
Decidí alejar aquellos pensamientos de mi cabeza, y me interné en la ducha, pero otro pensamiento alarmante me asaltó.
Kim había vuelto a la acción.
Estaba buscándome como loco, y había prometido hacer pagar a Sana también.
¿Pagar por qué? ¿Qué clase de culpa tenía ella en todo esto?
Todo era por mí. Si yo no me hubiera inmiscuido en su vida de una forma tan abrupta, nada de esto estaría sucediéndole.
Has arruinado su vida, amiga.
Gruñí, echando la cabeza hacia atrás para que el agua caliente me bañara el rostro.
No había vuelta atrás. El daño ya estaba hecho.
Ahora debía enfocarme en lo inminente. En cómo proteger a Minatozaki Sana.
Porque si de algo estaba realmente seguro, es que nada le sucedería a Sana. No lo permitiría.
Alejaría cualquier tipo de peligro de ella.
Incluyéndome a mí.
──────────────────────── ♡︎
Sana POV
Oh, Dios. Nauseas otra vez. Rodé sobre mi costado, cerrando los ojos con más fuerzas.
Si las ignoraba, quizás desaparecerían.
Cabe destacar que no lo hicieron.
Gruñí, medio adormilada, y abrí un ojo para ver qué hora era.
Ayer, entre lágrimas, había caído rendida a las siete de la tarde. Y ahora eran las diez de la mañana.
¿Dónde estaría Tzuyu? ¿Se habría ido a trabajar ya? ¿Por qué no me habría despertado ayer?
Me levanté con cuidado, y me senté en el borde de la cama, repasando mí estado en general.
Me dolía la cabeza y tenía nauseas. No estaba tan mal.
Caminé tambaleándome hasta el cuarto de baño, y salí media hora más tarde, acicalada y mucho más fresca.
10:30 am
¿Seguiría en casa?
Bajé las escaleras con cuidado. Antes, a pesar de mi innata torpeza, nunca había sido muy cuidadosa con mis movimientos. El saber que una personita crecía dentro mío me había vuelto mucho más prevenida.
Llegué a la planta baja, mirando hacia todos lados para encontrar a mi hermosa secuestradora azabache.
──Señorita.──Giré sobre mis talones para encontrarme a... ¿María? Sí, María. La cocinera de Tzuyu.
──Hola, María. ¿Sabes dónde puedo encontrar a Tzuyu?
María pareció pensárselo, frunciendo el ceño un poco.
──La señorita Tzuyu saldrá trabajar en minutos. Está en cocina.
Asentí, y luego de darle las gracias dirigí mis pasos a la gigantesca cocina de la casa.
──Dijiste que María no te dejaba acercarte aquí.──Comenté divertida cuando la encontré sentada en la barra, bebiendo café.
Tzuyu pareció sorprendida de verme, y algo... ¿Frustrada?
──Sólo me deja entrar para comer. Nunca para cocinar.──Me respondió, y me di cuenta de que algo andaba mal. No me miraba a los ojos y estaba tensa.
──¿Estás bien?──Frunció el ceño ante mi pregunta, y se bajó del taburete.
──Sí. María te preparará el desayuno, pídele lo que quieras.──Comenzó a caminar hacia la puerta, y por ende, hacia mí.
──¿Ya te vas?
──Sí.──Fruncí el ceño ante el tono tosco de su voz, y pareció notarlo, porque respiró hondo y se acercó un poco más a mí.── ¿Tú estás bien?
Díselo. Díselo, ya.
No.
Asentí.
──Sí, estoy bien.──Intenté forzar una sonrisa, y Tzuyu asintió también, como si estuviera intentando convencerse a sí misma de algo.
──Bien. Ni se te ocurra salir de la casa en mi ausencia, ¿De acuerdo? Adiós, Sana.──Sentí el corazón encogerse dentro de mi pecho cuando Tzuyu pasó a mi lado, sin siquiera mirarme.
──Adiós, Tzuyu. Te quiero.──Oh, mierda, ¿Por qué había dicho eso? ¿Acaso era estúpida o qué?
Me quedé de espaldas a ella. Quizás no me había escuchado.
Por favor, que no me haya escuchado.
La sentí frenar en seco, y girarse hacia mí de nuevo.
Contuve la respiración al oírla acercarse.
Tzuyu se paró a mi derecha, e inspiró hondo antes de tomar mi cabeza con una mano e inclinarse hacia mí.
Presionó sus labios sobre mi coronilla, y volvió a inspirar hondo, allí, pegado a mí.
──Te quiero tanto.──Susurró tan bajo que me costó oírlo, y antes de que pudiera responder, volvió a irse.
Te quiero tanto... Te quiero tanto...
Esto sí que no lo había soñado.
Ella había dicho que me quería. ¿Entonces por qué estaba tan distante conmigo?
Chou Tzuyu era un puto misterio.
Me dejé caer en el taburete que antes había ocupado ella, saboreando sus palabras.
Ella me quería.
Y yo le había mentido.
Le había mentido.
Dejé caer mi cabeza sobre la fría encimera, torciendo el gesto.
Tzuyu tenía que saberlo, después de todo, era su hijo, ¿Verdad?
¿Cómo haría para decírselo?
¿Cuál sería su respuesta?
Cerré los ojos con fuerza, rezando porque no se lo tomara tan mal.
──────────────────────── ♡︎
Tzuyu POV
Me dejé caer sobre el sillón de mi oficina, ignorando el teléfono que sonaba.
Me sentía destrozada.
Sana me había dicho que me quería, ¿No era esa una razón para estar feliz? No.
No lo era, porque yo ya estaba decidida a dejarla ir.
Ella era joven e inocente, y no tenía ni la más mínima idea de en lo que se estaba metiendo.
Ella no podía quererme. Por todos los Santos, ¡Soy una mafiosa!
¿Cómo podría llegar a quererme?
Pero lo había dicho, sí. Había dicho que me quería, y por unos segundos, había pensado que estaba soñando.
Pero luego me giré, y ella seguía allí, dándome la espalda y con la mirada fija en sus manos. Nerviosa.
Tendría que haberme girado, e irme. Alejarme todavía más de ella.
Pero no pude.
Fui lo suficientemente débil y egoísta como para volver junto a ella. Para decirle que yo también la quería. Que la amaba.
Oh, Sana... ¿Qué me has hecho?
Continué ignorando el teléfono.
No me importaba quién fuera, no quería hablar con nadie.
Sólo deseaba ahogarme en mi propio dolor y apartar a todo el mundo.
No tengo idea de cuánto tiempo estuve allí, en la misma posición, recordando su suave "Te quiero", cuando Sooyoung irrumpió en mi oficina.
──¡La tiene!
Fue todo lo que tuvo que gritar para que mi mundo se viniera abajo.
──────────────────────── ♡︎
Sana POV
¿En qué me había metido?
Oh, mierda, mierda, mierda.
Volví a revolverme, pero la cinta adhesiva me lastimaba las muñecas y los tobillos. Me escocían los ojos y me dolía la cabeza.
¿Cuánto tiempo me habían tenido atada aquí?
Pedazos de animales.
Volví a revolverme.
Nunca debería haber salido de la casa.
Nunca.
¿Y si habían asesinado al guardia? Sería mi culpa.
¿Por qué Tzuyu no había contestado mis llamadas?
¿Por qué había sido tan estúpida como para pensar que todo estaría bien?
Había llevado un guardia conmigo. Él estaba enfadado por desobedecer las órdenes de Tzuyu, pero cuando salí corriendo, no le quedó más oportunidad que seguirme.
Me sentía ahogada. Había necesitado salir, respirar, caminar. Sólo eso.
Pero todo había acabado mal. Ellos eran muchos más que nosotros.
Y me habían secuestrado.
Otra puta vez.
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