10
Sana POV
──Buenos días.──Abrí un ojo, para toparme con la mirada de Tzuyu a solo un par de centímetros de la mía.
──Hola.──Susurré, mientras me estiraba en la cama.
──¿Cómo dormiste?──Preguntó, en el mismo momento en el que yo tomaba conciencia de nuestra posición.
Estaba acostada sobre Tzuyu, con una pierna a cada lado de su cintura, mientras uno de sus muslos se rozaba suavemente con aquél punto sensible entre mis piernas.
Roja como un tomate, me giré, hasta caer de espaldas sobre el colchón, ignorando la risita de Tzuyu.
──Dormí bien. ¿Y tú?
──Perfectamente.──Su voz, algo más ronca que lo normal debido a que recién se levantaba, me erizó los bellos de los brazos.
Lo observé de reojo.
Sus ojos marrones estaban algo entrecerrados, y sus cabellos revueltos me incitaban a pasar una mano por ellos. Su torso estaba semi-desnudo, y no pude evitar pasear mi vista por él.
¿En qué momento se habría quitado la camisa?
Inspiré profundamente, mientras sentía unas suaves cosquillas en mi abdomen.
──¿Ves algo que te guste?
Levanté la vista de golpe, para toparme con sus ojos clavados en mí, mientras me sonreía divertida.
──Eres increíblemente egocéntrica.──Susurré mientras me giraba, dándole la espalda para levantarme de la cama.
Me cogió por la cintura en el último momento, y me atrajo hasta que mi espalda chocó contra su pecho.
──Pero te gusto.
──Pff...
──Sana... ──Susurró, mientras sus labios se deslizaban por mi cuello.──Te deseo.
──Tzuyu, no.──Intenté sonar firme, pero mi voz era un tembloroso susurro en ese momento.
──Dilo. Te gusto.
──No.
──Eres una mentirosa.
──Tzuyu...──Pegué un respingo cuando su mano izquierda encontró uno de mis pechos, y lo apretó cariñosamente.
Dios santo. Nunca había sentido nada parecido con solo un toque.
──Dilo.──Siguió acariciando mi pezón con su pulgar por sobre el sweater, haciéndome jadear.──Dímelo, pequeña.
──¿Qué... qué cosa?──Soltó una risita al notar el efecto que tenía sobre mí.
──Te gusto.
──...Sí.
──Perfecto.──Me soltó, y me giré para mirarla, roja de furia. Estaba acostada, con ambos brazos detrás de la cabeza, sonriendo con suficiencia.
──¿Qué mierda fue eso?
──Necesitaba sacarte la verdad, y lo hice.
Bufé, levantándome de la cama.
Estaba acalorada.
Qué mierda. Estaba a punto de prenderme fuego.
Increíblemente incómoda, cerré la puerta del baño con un golpe, ignorando las risas de Tzuyu a mis espaldas.
──────────────────────── ♡︎
Salí del cuarto de baño, estrujando de mi cabello el agua sobrante.
Seguía lloviendo, y las gotitas empapaban el ventanal con insistencia.
Clavé mis ojos en la mesa de noche, en donde el teléfono celular de Tzuyu sonaba ruidosamente.
──¡Tzuyu!──Me acerqué al pequeño aparato, que marcaba "Shuhua" en la pantalla.──¡Tzuyu, te llaman!
No recibí respuesta, por lo que ignoré el aparato y me dediqué a vestirme.
Cinco minutos más tarde, el teléfono seguía sonando con insistencia, y con un bufido, me decidí a llevárselo a Tzuyu.
──Esta cosa es insoportable.──Le informé mientras dejaba caer el aparato junto a ella en el sofá.
Tzuyu levantó la vista de su libro y me dedicó una de sus perfectas sonrisas torcidas.
──No eres una amante de la tecnología.──Afirmó.
──Ni de lejos.──Susurré, mientras la veía coger el teléfono y contestar.
──¿Shuhua?──Tzuyu sonrió, mientras se ponía de pie y comenzaba a pasearse por la habitación con el teléfono pegado al oído.──¡Por supuesto que no me olvidé de ti!──Soltó una carcajada.──¿Años? Estás exagerando, fueron un par de semanas.──Me dejé caer sobre el sillón, mientras pretendía ignorarla, ojeando el libro que había estado leyendo. Era Emilio de Rousseau.──Por supuesto que te extraño, cariño. En cuanto vuelva a Inglaterra te iré a buscar.──Soltó una carcajada, y siguió hablando.
No escuché qué decía, porque en ese momento me levanté del sillón y abrí el ventanal, dispuesta a salir de la casa.
──¿Sana?
Al girarme, Tzuyu me miraba con una ceja alzada, mientras mantenía el celular alejado de su oído.
──¿Qué?
──¿A dónde vas?
──A caminar.──No esperé su respuesta, y me alejé de allí en dirección a la playa.
Las gotas de lluvia me mojaron, e ignoré a Tzuyu cuando me llamó por mi nombre a gritos.
Cariño.
La había llamado "cariño".
¿Y qué otra cosa podía esperar?
Tzuyu era una mujer joven, hermosa, y adinerada.
¿En serio fui tan estúpida como para pensar que podría llegar a estar interesado en mí?
Patético.
Mechones de cabello caoba se pegaban a mi rostro y cuello, y seguí el camino que bordeaba la playa sin realmente ver.
No era más que su víctima. Esto había sido todo el tiempo, pero como una estúpida había confundido su interés con algo más.
Sacudí la cabeza.
Se había acabado.
Se acabarían los besos, los abrazos, y hasta eso de dormir juntas.
No podía seguir con esto.
Era algo completamente enfermo.
El camino que recorría comenzó a desviarse, pero lo seguí sin darle importancia.
Grave error.
Luego de un par de minutos, agotada y empapada, decidí parar.
No tenía ni idea de dónde estaba.
La vegetación salvaje me rodeaba por los cuatro costados, y no podía volver a localizar el sendero.
¡¿Dónde mierda estaba el maldito sendero?!
──¡Tzuyu!──Odié tener que dejar de lado mi orgullo, pero no tenía alternativa.── ¡Tzuyu!
Inspiré profundo. Estaba comenzando a entrar en pánico, y no era algo conveniente.
Aparté una rama que colgaba frente a mi cara de un manotazo, intentando desesperadamente no pensar en los insectos que habría allí.
O reptiles.
Ay, diablos, los reptiles.
Solté un chillido.
──¡Tzuyu!
──¡Sana! ¿¡Dónde mierda estás!?──Suspiré, aliviada.
──¡No lo sé!
──¡Sígueme hablando y te encontraré!
──¿Qué digo?
──Podrías comenzar por explicarme el porqué de tu furiosa huída.──Su voz sonaba lejana, y inspiré bruscamente.
──¡Sólo quería caminar!
──Claro, un tranquilo paseo debajo de la lluvia.
──¿Qué tiene de malo?
──Estabas enojada.
──¡Por supuesto que no!──Su voz se volvía cada vez más cercana.
──¡Sí, lo estabas!
──No.
──¿Te molestó mi llamada?
──¡No! ¿Por qué me molestaría que hablaras por teléfono con tu novia?
──Estás celosa.──Esta vez, su voz sonó pegada a mi oído, y sus brazos rodearon mi cintura por detrás con fuerza.
──Claro que no.──Me debatí por soltarme, no quería que me tocara.──Suéltame.
──Oh, eres una pequeña celosa.──Canturreó, mientras me cargaba sobre su hombro.
──¡Suéltame!
En lugar de hacerlo, Tzuyu soltó una carcajada.
──No tendrías que haberte ido de esa manera.
──Púdrete.
──Eres tan hermosa cuando te pones celosa.──Me revolví sobre su hombro, y como respuesta, Tzuyu golpeó mi trasero juguetonamente.
──¡Tzuyu!
──¿Sí, pequeña?
──Eres un animal.──Mascullé, mientras dejaba que mis brazos colgaran cerca del suelo.
──Y tú una celosa.
──¡Que no estoy celosa!
──Por supuesto que lo estás.──No le respondí, y Tzuyu caminó durante unos cuantos minutos antes de soltarme sobre el piso de la casa. En cuanto mis pies soltaron el suelo, intenté apartarme de ella, pero Tzuyu me rodeó con sus brazos y enterró su rostro en mi cuello.──Y para tu información, no tengo novia. Shuhua es una amiga.
──Ahora les dicen amigas... ──Tzuyu soltó una carcajada y yo volví a revolverme entre sus brazos, intentando soltarme.
Su contacto estaba causando estragos en mí.
──Nena, quédate quieta.──Susurró, tomando mis brazos con firmeza.──Shuhua es mi amiga desde que tengo memoria. Cuando asesinaron a mis padres, ella fue la única persona que estuvo a mi lado. Nunca fue nada más que una amiga.
──Tzuyu, no tienes por qué darme explicaciones.──Bajé la mirada, completamente avergonzada.──Después de todo, no somos nada.
Su cuerpo se tensó, y me atrajo todavía más cerca de ella.
──¿Ah, no?
──Por supuesto que no.
──No estés tan segura.──Susurró, justo antes de presionar sus labios contra los míos.
──Tzuyu.──Intenté hablar, pero volvió a invadir mi boca, con movimientos suaves, pero con firmeza.
Tzuyu siempre llevaba el control, y yo me dejaba guiar por ella, por sus labios.
──Tzuyu, para.──Susurré cuando sus manos me levantaron del suelo y sus labios invadieron mi cuello, dejando una estela de besos húmedos en él.
──¿Quieres que pare?──Su voz sonó amortiguada contra mi cuello, y gemí cuando mordió mi hombro con suavidad.── ¿Lo quieres?
Inspiré profundo.
No. No lo quería.
──N-No.
Sentí su sonrisa contra mi piel, y solté un gritito cuando Tzuyu posó ambas manos en mi trasero, levantándome todavía más. Instintivamente, mis piernas rodearon su cintura, y recién en ese momento sentí su dureza contra mi piel.
En un rápido movimiento, me apoyó sobre la pared, tomando mis pechos entre sus manos y haciendo que mi intimidad entrara en pleno contacto con la suya.
──Eso es.──Volvió a besarme, y sin poder resistirme más, rodeé su cuello con mis manos.──Sana, necesito hacerte mía.
Me estremecí ante sus palabras, y abrí los ojos, para toparme con sus dos orbes marrones fijas en mi rostro.
Sin poder contenerme, asentí una vez, y una preciosa sonrisa torcida se extendió por su rostro antes de volver a besarme.
Me dejé llevar por las sensaciones, y solo volví a abrir los ojos cuando sentí el colchón de la cama en mi espalda. Estaba acostada, con Tzuyu sobre mí.
──Levanta los brazos.──Obedecí, y en menos de un segundo Tzuyu ya había quitado mi remera de en medio, para luego seguir con mi brasier.──Perfecta...──Susurró cuando quedé desnuda de la cintura para arriba.
Me mordí el labio, nerviosa, y levanté una mano para cubrir mis pechos.
──No.──Susurró, tomando mis muñecas con una mano, y subiéndolas hasta arriba de mi cabeza.──No te cubras. Eres hermosa.──Tzuyu inclinó su cabeza y comenzó a besar mi estómago con calidez, para luego pasar a mis pechos.
Toda mi tensión desapareció, y me dejé llevar bajo el tacto de Tzuyu.
Eso era lo que deseaba. Estaba endemoniadamente mal, pero la deseaba más que a nada.
Rápidamente, las prendas desaparecieron, y yo sentía las manos de Tzuyu por todo el cuerpo.
Con algo de timidez, bajé mis manos por su torso, para acariciar levemente su sexo.
Tzuyu gruñó sobre mi cuello, y yo sonreí.
──Necesito estar dentro de ti.
──Hazlo.──Logré murmurar, mientras rodeaba sus caderas con mis piernas.
Tzuyu sonrió, y me besó antes de entrar en mí en un solo movimiento certero, llenándome por completo.
Ambas jadeamos ante la ola de sensaciones que nos inundó, y no pude hacer más que moverme a su ritmo, cediendo a los más ocultos impulsos de mi cuerpo, hasta que alcancé el mejor orgasmo de mi vida en los brazos de mi secuestrador.
Tzuyu POV
Con la respiración agitada, rodé hasta que Sana quedó sobre mi pecho, mientras la abrazaba con fuerza.
Le había hecho el amor.
Ese pensamiento me pegó de lleno, cortándome la respiración.
Yo follaba, nunca hacía el amor.
Pero aquí estaba.
Me sorprendí al darme cuenta que con Sana quería ser suave, quería ser tierna con ella.
Era la primera vez en mi vida que hacía el amor, y una sensación extraña me llenó por completo.
Sana se apoyó en mi pecho para levantarse unos cuantos centímetros y mirarme a los ojos.
Su expresión de saciedad me llenó de ternura, y tomé su rostro para cubrírselo de besos mientras ella soltaba una carcajada.
──Eso fue... Alucinante.
Asentí, de acuerdo con ella.
──Lo fue.──Se volvió a dejar caer con pesadez sobre mí, y suspiró satisfecha.
──Tzuyu, ¿Puedo hacerte una pregunta?
──Dime.
──¿Cuánto tiempo estaremos aquí?──Me tensé levemente.
──¿Para qué quieres saberlo?
──Curiosidad.
──No lo sé... ──Susurré, y Sana volvió a levantarse para mirarme a la cara.──No sé cuánto tiempo más.
──¿Puedo hacerte otra pregunta?──Murmuró, mientras paseaba su dedo índice por mi mandíbula. Sonreí, mientras mordía su dedo suavemente.
──Dime.
──¿Porqué estamos aquí?
Inspiré hondo.
──¿Para qué quieres saberlo?
Rodó los ojos.
──Me interesa saber más sobre ti.──Susurró, y al perderme en sus enormes ojos chocolate, no pude evitar responderle con la verdad.
──Cuando tenía dieciséis años, asesinaron a mis padres. Un día llegué a mi casa y ambos estaban muertos en medio de un charco de sangre en su habitación.──Supe que había sido demasiado cruda cuando sus ojos se agrandaron, horrorizados.──Lo siento.
Sacudió la cabeza.
──No, sigue.
Inspiré profundo.
──No tenía idea de quién podría haberlo hecho, o del por qué. Y no fue hasta que cumplí diecisiete años que descubrí la verdad. Mi padre era un mafioso. El mafioso más poderoso de Asia, para ser exactos. Había hecho un negocio con Kim Minseok, y este lo había traicionado. Mi padre lo presionó para recuperar su dinero, y Minseok lo asesinó. A él y a mi madre.
──¿Cómo te enteraste de todo eso?
──Un día, el mejor amigo de mi padre vino a buscarme. Me preguntó si quería saber la verdad sobre la muerte de mis padres. Por supuesto que acepté.
──¿Y qué hiciste luego?
──Decidí que me vengaría.
──¿Cómo? Sólo tenías diecisiete años.
──Me involucré con la mafia. La misma mafia que antes había sido manejada por mi padre. En menos de cinco años ya me había convertido en su jefa, y fue ahí cuando comencé a buscar a Kim Minseok. Decidí que no lo asesinaría en ese momento. Primero me tomaría mi tiempo para destruir todos y cada uno de sus negocios, y a todas las personas que ame. Solo después, me presentaría ante él y acabaría con su patética vida.
Sana inspiró con fuerza, mientras se mordía el labio.
──Dicen que la venganza no sirve para nada.
Solté una carcajada sin humor.
──Díselo a quien le quitaron todo cuanto tenía en la vida, Sana. La venganza lo es todo en esos momentos.
──Pero vengarte no te devolverá a tus padres.
──Pero haré justicia por su muerte.──Mi castaña pareció contrariada, pero sacudió la cabeza, y no dijo nada más.──Hace años que estoy planeando los golpes contra Kim, y comenzaría dentro de poco, pero un hijo de puta que trabajaba para mí me traicionó y Kim con sus hombres registraron mi casa buscándome. No me habrían asesinado, eso lo sé. Intentarían dejarme débil, para luego hacer negocios conmigo, como hacen con todo el mundo, pero no podía permitir que Minseok me reconociera.
──¿No sabe quién eres?
──Sabe que estoy detrás de él, pero no tiene idea del por qué. Se llevará una gran sorpresa cuando lo descubra.
──¿Y si él logra hacerte daño antes?
──No lo logrará. Soy inmensamente más poderoso que él, pero no lo sabe.
──¿Por qué no?
──A veces, es más efectivo parecer débil ante tus enemigos. Ellos te infravalorarán, y cuando descubran la verdad, ya será demasiado tarde.
Sana asintió, y me miró a los ojos durante unos segundos.
──Así que todo se trata de venganza.
──No todo.──Susurré, mientras tiraba de ella hasta alcanzar sus labios con los míos.──Esto, aquí y ahora, se trata de nosotras. Sólo de nosotras.──Susurré antes de volver a perderme en ella.
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