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05

Tzuyu POV

──Aquí tienes lo que me pediste──Mina dejó caer una carpeta roja en la mesa frente a mí, haciéndome levantar la vista de mi laptop──¿Qué sucede, Tzuyu?

──¿Perdón?──Pregunté distraída mientras tomaba la carpeta y comenzaba a leer las impresiones que contenía.

──Esta chica. Sana. Nunca me habías encargado investigar a ninguna de tus amantes. Lo hacía para saber que no te estabas metiendo con ninguna especie de poli encubierta, por supuesto, pero siempre fue a tus espaldas.

──Espera, ¿Investigas a mis amantes?

Mina bufó.

──No es eso de lo que te estoy hablando.

──Sí que lo es. Mina, creo que soy lo suficientemente inteligente como para elegir a mis amantes, no necesito que las investigues.

──Yo y Sooyoung debemos encargarnos no solo de algunos negocios, sino también de tú seguridad, Tzuyu.──Mina golpeó el suelo con un pie, claramente impaciente──Pero estamos hablando de otra cosa. ¿Qué tiene Minatozaki Sana que no tengan tus otras amantes?

──Primero que nada, Sana no es mi amante.──Mina frunció el ceño.

──Pero se queda en tu casa.

──Secuestrada.

──¿Y?

──No me acosté con ella.

Ahora me tocó a mí fruncir el ceño cuando Mina soltó una carcajada.

──Es decir, que vive en tu casa, está aquí todo el día, pero no te acostaste con ella.──Volvió a reír──No creí que eso fuera a ser posible.

──Ayer intentó escapar. Me detesta.

──¿Entonces para qué me hiciste investigarla?

Me encogí de hombros.

No le diría que era porque estaba obsesionado con aquella castaña, por supuesto que no.

──Quiero saber quién es.

Mina soltó un suspiro y se enderezó.

──Cumplirá veintitrés años en dos semanas. Asiste a la Universidad Nacional de Seúl, está en el último año de Literatura. Vive en Itaewon, y tiene una compañera de piso llamada Chungha. No tiene mascotas, adora el cine y la música clásica, le gusta leer y pasa el noventa por ciento de su tiempo libre metida dentro de una librería a dos bloques de su departamento.

──¿Novios?

──Actualmente, ninguno. Terminó con su única novia, Jung Eunbi, luego de cinco años de relación hace un año y medio. La chica la engañaba con su mejor amiga.

Asentí, pensativo, ignorando la mirada penetrante que me dirigía mi amiga.

──Gracias, Mina.

──De nada.

──¿Chaeyoung está aquí?──Pregunté mientras me levantaba del sofá y caminaba hacia la puerta de la biblioteca.

──Sí. Está aquí, y muy enfadada, debo decir.

Rodé los ojos. ¿Qué sería esta vez?

──Chaeyoung, buenos días──Mi hermana se giró hacia mí para dedicarme una de sus miradas fulminantes.

──¿¡Secuestro!? ¿¡En serio!? ¡Tzuyu, por el amor de Dios! ¡Nunca pensé que llegarías a algo como esto!──Sus gritos me hicieron fruncir el ceño.

──Chaeyoung, sabes que no soy ninguna santa. No entiendo cuál es tu problema.

──¡Mi problema es que vengo a visitar a mi hermana, para enterarme de que mantiene secuestrada a una chica en su casa! ¡Sé que no eres ninguna maldita santa, idiota, eres todo lo contrario! Pero esto, esto...──Chaeyoung cerró los ojos, como si no pudiera siquiera pensar en ello.── ¿La violaste?

──¿¡Qué!?

Mi hermana se había vuelto loca de remate.

──Ya me oíste.

──¡Por supuesto que no! Chaeyoung, ¿Quién mierda piensas que soy?

──Chou Tzuyu, la mafiosa más temida de Asia.

Rodé los ojos.

──Soy Tzuyu, tu hermana mayor, y sabes que nunca abusaría de una mujer.

──¿Cómo está ella? ¿La alimentas?

──No, no la alimento. Estoy haciendo un experimento, ¿Cuánto tiempo puede sobrevivir una persona sin comida?──Al ver su mirada horrorizada, me impacienté──¡Claro que la alimento, Chaeyoung!

──¿Y qué hace ella aquí? Simplemente... ¿Está allí, encerrada?

──Sí.

──¿Siquiera tiene ropa?──Típico de mi hermana.

Abrí la boca, para volver a cerrarla luego.

──Llegó hace solo dos días.

──¿Y?

──Usa una de mis camisas.

Chaeyoung gritó exasperada.

──¿Dónde está?

──¿Para qué quieres saberlo?

──¿Dónde está?──Volvió a gritar más fuerte.

──En mi habitación. Diablos, deja de gritar.

Mina tomó a Chaeyoung del brazo cuando ella comenzó a subir la escalera precipitadamente.

──¿Qué haces?

──Ir a comprobar que este bien, por supuesto.

──No irás.

──Myoui Mina, suéltame en este instante si no quieres dormir con el perro esta noche.──Mina vaciló, y luego soltó su brazo.

──Ten cuidado.

──¡Tendría que tener cuidado de ustedes, no de una pobre niña secuestrada! Pedazo de imbéciles.──Chaeyoung siguió insultándonos mientras caminaba hacia mi habitación, y yo me giré hacia Mina.

──Si la ayuda a escapar, asesinaré a tu esposa.

──────────────────────── ♡︎

Sana POV

──Trescientos veinte, trescientos veintiuno, trescientos veintidós...──dejé de contar los pequeños flecos que sobresalían de la alfombra persa y solté un suspiro.

Estaba muriendo de aburrimiento, y contar elefantes, golpear las paredes y dibujar en los vidrios empañados ya se habían convertido en pasatiempos insoportables.

Me senté en el suelo, pensando en qué más podría hacer.

Podría gritar, pensé. Pero si gritaba, Tzuyu aparecería.

Y yo no quería eso. Claro que no.

La puerta de la habitación se abrió con fuerza, y me sobresalté.

Lo último que me esperé era ver allí parada a una muchacha de unos 25 años, pequeña y pelinegra, mirándome con los ojos fuera de lugar.

──¿Estás bien?──No pude evitar hacerle esa pregunta, pues parecía muy enfadada.

Ella suspiró, y cerró la puerta.

──Eres tú a quién mantienen secuestrada y me preguntas si yo estoy bien.──Sacudió la cabeza.──Si, lo estoy.

Esbocé una tímida sonrisa, y decidí que esa chica me caía bien.

──Soy Sana. Minatozaki Sana.

──Yo soy Chou Chaeyoung.──Me tensé ante la mención del apellido, y ella asintió como si comprendiera algo.──Soy la hermana de Tzuyu.

Entrecerré los ojos. No había ni el más mínimo parecido entre ellas.

──Ah...

No preví su movimiento, pero en unos segundos ya la tenía sentada frente a mí, y sus manos cubrieron las mías.

──Necesito que me digas la verdad, ¿Estás bien? ¿Tzuyu te ha hecho daño?──Su mirada destilaba preocupación──No puedo interferir en los asuntos de mi hermana, pero si me entero de que te hizo algún daño, te prometo que la asesinaré.

Solté una leve risita.

──No me lastimó. Aunque sí estaría bien que le dijeras que como cualquier otro ser humano, necesito ocupar mi tiempo. Y contar los flecos de la alfombra durante dos horas ya se me está haciendo algo aburrido...

Chaeyoung se rió brevemente, y el sonido fue como el de unas campanillas.

──Bien... Intentaré hacer algo al respecto.──Asintió nuevamente, como intentando auto convencerse de que todo estaba bien.

──¿Chaeyoung?

──¿Sí?

──¿Tzuyu me dejará ir?

Abrió y cerró la boca varias veces antes de responder.

──No lo sé.

Bajé la vista, y mis ojos se empañaron en lágrimas.

──Tzuyu... Ella me dijo que era mala. ¿Es verdad?

La vi fruncir el ceño.

──Eso es algo... complicado. Pero te puedo asegurar que debajo de muchas capas de frialdad y egocentrismo, no es una mala mujer. Solo está algo... atormentada.

Atormentada.

Era creíble.

──Creo que no me hará daño.

──Yo creo lo mismo──Me sonrió, y estuvo a punto de decir algo más, pero la puerta se volvió a abrir, con algo más de brusquedad esta vez.

──Buenos días, señoritas.──Tzuyu entró en la habitación con paso firme y se paró frente a nosotras, metiendo las manos en los bolsillos de un impecable traje azul.

Lucía increíble.

──Tzuyu... ──Chaeyoung levantó una ceja en su dirección, y yo preferí quedarme callada.

──¿Te está molestando mi hermana?

Bufé.

──En realidad, es la persona más agradable que he conocido en este lugar.

Tzuyu sonrió.

──Eso fue ofensivo.

──Esa era la idea──Susurré, ganándome una risita por parte de las hermanas Chou.

Chaeyoung se puso de pie, llevándome a mí con ella en el proceso.

──Tzuyu, eres un animal.

──Wow, que gran noticia──Susurró sarcástica, y me estremecí al notar que sus ojos no se separaban de mí y de mis piernas desnudas, ni siquiera cuando le hablaba a su hermana.

──¿Sabes qué ha estado haciendo Sana las últimas dos horas?

──No. Ilumíname, hermanita.

──Ha estado contando los malditos flecos de tu alfombra. ¡Durante dos horas!

Tzuyu fijó sus ojos en los míos, y luego comenzó a reír a todo pulmón.

──Idiota.──Chaeyoung y yo susurramos al mismo tiempo, y Tzuyu dejó de reírse para sacudir la cabeza.

──No puedo creerlo.

──¿Qué otra cosa esperas que haga? Me tienes encerrada todo el día aquí, sin nada con lo que entretenerme. Es frustrante.

Tzuyu volvió a pasear su vista por mis piernas, y un escalofrío me recorrió entera.

──Podría encontrarte algo productivo para hacer... ──Su voz no fue más que un lento y ronco susurro, y Chaeyoung le golpeó el hombro derecho con un puño.

──Tzuyu, no. Estamos hablando en serio.

──Yo también.──Antes de ganarse otro golpe, sacudió la cabeza──Bien, como sea. Te gusta leer, ¿Verdad, Sana?

Abrí los ojos como platos.

──¿Cómo lo sabes?

──Sé muchas cosas sobre ti.──Comentó sonriente, pero luego se giró hacia su hermana──Chaeyoung, debemos irnos. Mina está enfadada contigo.

──Lo sé, y no me importa. Bien, Sana, volveré a verte para asegurarme de que estás bien──Chaeyoung ignoró el ceño fruncido de su hermana, y besó mi mejilla.──Adiós.

──Adiós, Chaeyoung.

La pelinegra se giró y salió de la habitación, mientras Tzuyu volvía a clavar sus ojos en mí.

──Definitivamente, adoro verte usando mis camisas──Comentó, para luego depositar un beso en mi frente y salir de la habitación.

Esto se estaba tornando cada vez más extraño.

──────────────────────── ♡︎

Tzuyu POV

Volví a echar una ojeada a mi reloj.

Eran las diez de la mañana, ¿Estaría despierta ya?

Abrí la puerta con sigilo, y me quedé contemplando en silencio a la pequeña figura que estaba sentada sobre el sillón de cuero negro frente a la ventana, dándome la espalda.

Tenía un libro en sus manos, y su asiento estaba rodeado de pequeñas torres de libros.

──¿Qué lees?──Sana se sobresaltó y clavó sus ojos en mí, entre molesta y temerosa.

──Emilio, de Jean-Jacques Rousseau.

──Nunca leí ese libro.

Sana volvió a darme la espalda, como si mi presencia le fuera indiferente.

──Yo lo leí en la universidad, pero eso ya fue hace muchos años...──Susurró, y me senté en la cama, a su derecha.

Su delicado perfil estaba firmemente concentrado en la lectura, y su boca se curvó en una sonrisa durante unos segundos.

──Había olvidado lo bueno que es este libro.──Susurró.──Rousseau es un genio.

──Dime una de sus frases.

──¿Perdona?

──Una de sus frases. Todo escritor tiene alguna frase, ¿No es así?

──Bien.──Comenzó a pasar las páginas, hasta dar con una en particular, y se aclaró la garganta graciosamente antes de leer en voz alta──"Es la debilidad del hombre lo que lo hace sociable; son nuestras comunes miserias las que inclinan nuestros corazones a la humanidad; si no fuésemos hombres, no le deberíamos nada. Todo apego es un signo de insuficiencia: si cada uno de nosotros no tuviese una necesidad de los demás, ni siquiera pensaría en unirse a ellos. Así, de nuestra misma deficiencia sale nuestra frágil dicha. Un ser verdaderamente feliz es un ser solitario, pero solo Dios goza de una felicidad absoluta; ¿Quién de nosotros tiene idea de cosa semejante? Si alguien imperfecto pudiese bastarse a sí mismo, ¿de qué gozaría según nosotros? Estaría solo, sería desdichado. Yo no concibo que quien no tiene necesidad de nada pueda amar algo, y no concibo que quien no ama nada pueda ser feliz".

Cuando terminó, elevó sus enormes ojos chocolate hacia mí, penetrándome con la mirada.

──Es decir, que todos somos miserables, e insuficientes. Y por eso necesitamos de los demás.

──Exacto.

──Es profundo.

Soltó una risita, mientras se mordía el labio con nerviosismo.

──Por tu bien, y también el mío, debes dejar de hacer eso.

──¿Hacer qué?──Susurró, elevando sus ojos hacia mí.

──Morderte los labios de esa forma. Es increíblemente tentador.

Sus mejillas se tiñeron de un adorable tono carmesí, encendiéndome con fuerza.

──Diablos.──Susurré, un segundo antes de levantarme de la cama, tomarla en brazos y pegar mis labios a los suyos.

Y la besé.

No como las veces anteriores. No con un simple roce.

La besé con dulzura, pero exigencia a la vez. Marcándola como mía.

Sana abrió la boca, con una sutil invitación que derribó todas mis barreras.

Estaba a punto de profundizar el beso aún más, cuando un pequeño carraspeo a nuestras espaldas nos hizo separarnos.

Juré asesinar a quien quiera que fuese, pero cambié de opinión al ver a María mirándonos entre divertida y asombrada, sosteniendo una bandeja en la mano.

──Traer desayuno a señorita.

Cerré los ojos, mientras me giraba hacia Sana, que respiraba con dificultad.

Clavé mis ojos en sus labios sonrosados, sus mejillas rojas y sus ojos brillantes.

Mía.

──Adiós, Sana.──Susurré, antes de besarla levemente por última vez, antes de salir de la habitación.

──────────────────────── ♡︎

Una hora y media más tarde, me encontraba sentada en mi oficina, leyendo con gravedad uno de los últimos informes sobre el manejo de la política Asiática, cuando Sooyoung apareció, agitada.

──¿Qué demonios sucede?──Pregunté poniéndome de pie, con el ceño fruncido.

──Debes desaparecer. Yugyeom sabía que iríamos a por él, y le envió una carta a la policía de Seúl informándoles sobre tus negocios.

──¿Cuál es el problema, Sooyoung? Págales, y adiós problema.

──La carta llegó a Minseok, Tzuyu.──Me tensé, y cuadré la mandíbula.──Debes desaparecer.

──¿Cuándo?

──Ahora. Yugyeom dejó tu dirección en la carta, registrarán tu casa en unas horas. El avión te está esperando. Irás a la Isla Esme, es lo más seguro en este momento.

──Debo pasar por casa primero.

──¡Tzuyu, no hay tiempo!

──No dejaré a Sana, Sooyoung.

──¿Sana?

Suspiré, mientras salía de mi oficina con rapidez.

──No la dejaré.

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