Capítulo 6
Pude ver la cara de enfado y desilusión en Alisha en cuanto entró a la casa.
Um, delicioso.
Parándome del sillón fingí preocupación.-¿Qué ha ocurrido?
Estuve practicando la odiosa voz de Scarleth, entre mandona y sensible.
-Que no ha llegado Scar.- Se queja ella.
Trato de no rodar los ojos, definitivamente es una chillona.
Los mocosos entran corriendo totalmente empapados.- No te enojes.- Me advierte Alisha.- Ellos querían un chapuzón y...- Hago un ademán con mi mano.
-No pasa nada, merecían un poco de diversión. Niños, suban a ducharse, el agua del río debe estar sucia, no quiero que tomen infección en los oídos.
Los mocosos me obedecen y suben riéndose infantilmente.
-Bueno...- Me cruzo de piernas.- Qué mala suerte la tuya.
Ella frunce el ceño.- Debió estar ocupado...- Empieza a decir.
-Seh, además ¿Qué sabemos? Era demasiado apuesto para estar soltero.
-¿Te ha parecido apuesto?
-Por supuesto, pero no quise robártelo claro, soy buena hermana ¿O no?- Ladeo la cabeza, ella me mira confundida.
-¿Te pasa algo?
-¿Por qué preguntas?
-No lo sé, esa no es tu ropa.- Miro mi atuendo.
Mi vestido floreado favorito hasta las rodillas y los botines de Scarleth.
Me encojo de hombros.- Lo tomé prestado.
-¿Bañarás a James o lo hago yo?
-¿Acaso no puede bañarse solo?- Pregunto en tono demasiado mordaz.
Ella me mira como si me hubieran crecido dos cabezas.
-Claro que no puede ¿Acaso has olvidado su trauma a las duchas?
Me río.- Era broma, ya mismo subo, tú ve a relajarte o lo que sea.
Cuando paso por la puerta de mi madre sonrío y aspiro profundo saboreando el olor de la sangre.
Ayudo a Jessica a peinarse mientras James juega con un carrito en su cama. Le hago una trenza, todavía recuerdo cómo hacerla.
-Cuando era pequeña, mi hermana y yo solíamos trenzarnos el cabello la una a la otra.- Digo en voz alta.
-¿En serio? Pero tú odias las trenzas.- Comenta Jessica.
-Mi vieja yo las odiaba supongo.
-Oye Scar ¿Piensas que mamá nos cuida desde arriba?- Mis manos se detienen, respiro profundo.
-No estoy segura de que ella esté allá arriba pequeña.- Ella gira su rostro confundido hacia mí.
-¿Por qué?
-Porque sólo las buenas personas van al cielo.
-Pero mamá lo era.
-Nadie es realmente bueno, todos somos pecadores, todos tenemos oscuridad dentro de nosotros.- Sonrío.- Pero depende cada quien escuchar esas sombras.
Ella me mira asustada.-¿Tú las escuchas?
-A veces.- Miro a James cuando termino la trenza.- Vamos James, vamos a bañarte...
James se mete en la tina, vierto jabón y shampoo para que él juegue con la espuma.
Mientras lo hace y yo lavo su cabello, veo el parecido que tiene a Rick. Los mismos ojos, el mismo cabello, su nariz afilada.
-Así que... ¿A quién extrañas más? ¿A mamá o a papá?
Mi pregunta lo sorprende y lo veo vacilar.- No me gusta escoger entre ellos.
-Oh vamos, guardaré tu secreto.
-Bueno... extraño mucho a papá.
-¿Por qué más a él?
-Era quien más nos consentía, cuando mamá se enojaba de la nada él siempre nos hacía sentir mejor.
-¿Así que te parece que mamá tenía muchos cambios de humor?- Debe ser por la esquizofrenia.
-A veces hablaba sola.
-¿Qué decía?
-No sé a qué se refería pero decía que ella ya venía.
-¿Quién es ella?
-No lo sé.- Contesta él distraído.
Sonrío, él no puede verme.
Ella tenía razón.
-¿Qué tal si te canto algo?- Lo animo, él asiente.- Es mi canción favorita pequeño, así que pon mucha atención.
Empiezo con un tarareo lento y bajo.
- La mujer oscura con el corazón oscuro amó, por el pasillo oscuro caminó y una muerte oscura encontró, su alma oscura fue llevada hacia abajo, hacia la oscura preterición...
-Scar, eso da miedo.
-Shh, la mejor parte está por empezar.- Peino su cabello mientras vuelvo a cantar.-Pensamientos oscuros debes tener para a la mujer oscura comprender, escucha las oscuras palabras que tiene que decir y al fin comprenderás qué tan oscura es la verdad...
Mi mano se enrosca en su cabello y con rapidez hundo su cabeza en el agua, él empieza a removerse, el agua se rebalsa y salpica el suelo, sus pequeñas manos se aferran a los bordes de la tina e intenta resistirse pero no tiene tanta fuerza como yo.
-Te dije que escucharas a la mujer oscura, pequeño.- James se estremece una última vez antes de quedarse quieto.- Ve a reunirte con tu madre.
Libero su cabello de mi puño y él se queda flotando boca abajo. Me arreglo la ropa mojada mientras voy a la habitación de Nora en busca del cuchillo.
Se está haciendo de noche, el día está por terminar y yo tengo que terminar mi trabajo hoy.
Regreso al cuarto de baño donde James sigue metido, entrecierro la puerta y me escondo detrás. Entonces grito, grito como si aquel niño en esa bañera me importara, grito como si estuviera sorprendida por su muerte, grito como cuando estaba siendo atravesada por mi hermana.
Escucho los pasos apresurados de Alisha y sus preguntas rápidas mientras sube.
La puerta se abre.- ¡Oh por Dios!- La escucho decir con voz temblorosa. Seguido de esto corre a la bañera y grita con dolor retorcido, se deja caer a la par de la bañera, tratando de sacarlo.
Yo cierro la puerta con llave, ella ni siquiera se inmuta, está revisando a su hermana, me lanza una mirada de odio.
-¡¿Cómo pudiste dejarlo solo?!- Sus brazos están temblando mientras consigue sentarlo, la cabeza de James cae hacia atrás, sus ojos y boca están abiertos, su piel de un matiz extraño. Los sollozos de Alisha se detienen al ver lo que tengo en la mano.
-¿Qu-ué estás haciendo?
-¿Scarleth? ¿Alisha? ¿Está todo bien?- La voz de Jessica se escucha del otro lado de la puerta.
-¡Ve a tu habitación Jess y traba la puerta!- Le grita Alisha sin dejar de verme.
-¿Por qué?- Pregunta la niña.
-¡Hazme caso ahora!
La niña pega un gritito y la escucho correr, se encierra de un portazo.
Alisha se levanta a como puede, deja a James con la cabeza fuera del agua, como si eso servirá de algo.
-¿Lo has hecho a propósito?- Me pregunta. No contesto.-¿Qué demonios te pasa Scar? Baja ese cuchillo ahora.
Yo le sonrío abiertamente sin hacer lo que me pide.- No nos hemos presentado antes querida sobrina. Mi nombre es Lidia Willard.
Se queda anonadada sin comprender.-¿Estás loca? Ya deja de jugar así.- Solloza.- Me estás asustando.
-Sí, creo que tiene que ver con James muerto en esa tina.- Señalo al niño.- Diría que no es personal pero gracias a tu madre lo es.- Comienzo a avanzar hacia ella.
-Scarleth...- Me llama ella con voz temblorosa, patéticamente se hecha a llorar, retrocediendo con cada paso que yo avanzo. Ella agarra el tubo donde la cortina se aferra y la posiciona frente a ella, se aferra al tubo como si eso pudiera salvarla.
-Podemos hacer esto rápido o...- Ella se abalanza hacia mi, cortando mis palabras.
Esquivo los golpes lentos, la dejo cansarse, la dejo creer que tiene una oportunidad. Con cada golpe ella jadea por los esfuerzos, cuando me canso de lo patético del momento levanto mi mano y ella sale volando por los aires hasta chocar contra la pared del fondo.
Su cabeza impacta contra el concreto y el sonido que produce me hace estremecer incluso a mí.
-Tú y tu madre tienen algo en común.- Me acuclillo frente a ella, cuando intenta apoyarse en su mano la piso y ella grita de dolor.- Ambas eran las favoritas, ambas lo tenían todo. ¿Acaso notaste lo mal que estaba tu hermana antes de casi muriera por una sobredosis? ¿E incluso después notaste que ella no volvió a ser la misma? No, porque tú vivías en tu mundo de color rosado. Donde tu mami y papi te consentían desde que despertabas hasta que dormías, la niña perfecta ¿Cierto?
Ella me mira con ojos vidriosos.-Eso no es verdad.
Me río.- Querida yo estuve ahí, siempre he estado ahí, mirando sin poder actuar, hasta el 31 de Marzo.
-¿El día de mi cumpleaños?- Pregunta confundida.
-No, el día de mi muerte.
-¿A qué te refieres con que no pudiste actuar hasta ese día?
-¿Quieres oírlo realmente?- Ladeo mi cabeza. Ella asiente.- Yo asesiné a tus padres querida, asesiné a tu abuela, a tu hermano, tomé posesión del cuerpo de tu hermana, iré por la menor y tú también morirás.
Lágrimas se escapan de la orilla de sus ojos.- Tú asesinaste a mis padres.- Se repite a ella misma, no me lo dice a mí, todavía lo está procesando.- No puede ser...
-Como eras su favorita, te concederé un regalo.- La agarro del cabello, ella jadea por la sorpresa y el dolor.- Y es que tu muerte será más lenta.
Clavo el cuchillo en su pierna derecha con todas mis fuerzas, su grito retumba en las paredes. Saco el cuchillo y vuelvo a clavarlo, lo retuerzo dentro de su carne, la sangre sale, me salpica el rostro, ensucia el suelo. Ella intenta apartarme pero le doy una bofetada y la tumbo de nuevo.
Levanto nuevamente el cuchillo y esta vez ataco su otra pierna. Los gritos regresan, ella se escapa de ahogar con su saliva.
No para de llorar, veo el miedo en sus ojos. Me hace reír.
La tomo del cabello y empiezo a arrastrarla del cabello de camino a la ducha. Deja un camino marcado por sangre.
La escucho rogar, me pide que me detenga.
Con un gran esfuerzo la meto dentro de la tina, el agua le llega hasta la barbilla, el cuerpo de su hermanito está debajo de ella pero no puede hacer nada para removerse o salirse porque sus piernas y brazos están demasiado heridos.
La agarro de la cabeza y la hundo por unos segundos.
Ella se remueve, trata de gritar pero el agua llena sus pulmones, la saco a tiempo, sus lágrimas se confunden con el agua que antes era transparente y ahora está teñida de rojo.
-Tú no morirás ahogada.- Le consuelo cuando veo el horror en su mirada.
Su respiración es irregular, cansada y alterada.
-P-por favor ya basta...
-Ojalá tu madre hubiera escuchado mis súplicas.- Sonrío tristemente y seguido de esto tomo su mano, la giro para que la cara interna del brazo quede expuesta y con el cuchillo abro su carne. Desde la parte interna de su codo hasta su muñeca.
-¡No!- grita ella con los dientes apretados. La herida es profunda, su carne está completamente abierta y la sangre sale desparramada en el agua, forcejeo con ella hasta que agarro su otro brazo y repito el proceso.
Alisha Willards no para de llorar mientras se desangra, su pecho sube y baja violento, el agua está roja a su alrededor, tanto así que el cuerpo sumergido de su hermano muerto ya no es visible.
El tiempo pasa y yo sigo apoyada en la bañera, viendo cómo la vida va dejando los ojos de Alisha.
-E-llos.- Tartamudea ella.- N-no se m-merecen esto-o.
-Sí, pero no es algo que me importe.- Recorro con mi dedo la sangre que escurre del cuchillo y jugueteo con el líquido viscoso hasta que ella cierra sus ojos.
Para asegurarme que ella esté realmente muerta la sumerjo otra vez en la tina.
Su cuerpo flota sin vida, ella no se mueve ni intenta alejarme.
Miro hacia la puerta con una sonrisa lobuna en el rostro.- Oh Jessica, voy por ti.- Canturreo divertida antes de empezar a caminar a la salida.
Justo cuando veo a mi padre subir las escaleras. Tanto él como yo nos quedamos petrificados, yo mirándolo de pie en lo alto de las escaleras y él mirando la sangre que mancha mi ropa, mis manos y el cuchillo.
Sus ojos sorprendidos no me dejan, abre su boca para hablar pero entonces ve el charco de sangre que se escurre por debajo de la puerta de mamá y su mano se dirige a su pecho.
-¿Pero qué has hecho?- Pregunta horrorizado.
Abre la puerta de su mujer de golpe y se queda helado en la entrada, yo comienzo a acercarme.
-Hola padre, me alegro decirte que...- Levanto el cuchillo.- Ya no me siento tan enojada como anoche.
Me mira confundido.-¿Cómo me has llamado?
-Oh vamos, no me digas que no me reconoces.- Ladeo mi cabeza.- Soy la hija menor, la que te hacía café por las mañanas y te veía leer el periódico por las noches.
-¿Lily?- Su rostro de sorpresa casi reemplaza el de terror. Casi.
Una puerta se entreabre a mi espalda y me giro para ver el pequeño rostro de Jessica.
-Abuelo, ella estaba con James y Alisha en el baño, ellos estaban asustados.- Me acusa la niña.- Yo también lo estoy.
Papá mira entre la niña y yo, luego a su esposa.
-Dios mío Lily ¿Qué has hecho?
-Cobrar mis deudas.- Digo simplemente, ni siquiera me inmuto cuando él empieza a llorar, corre hacia su esposa muerta. Oh vaya, al parecer se ha caído de la cama, un charco de sangre se esparce y corre en mi dirección. Papá se arrodilla junto a mamá y la acuna en sus brazos mientras repite las mismas palabras.
-No.- Suplica.- No, no, no.
La pequeña se asoma por la puerta con esperanza de que su abuelo arregle la situación. Oh pequeña nadie puede salvarte.
Ella ve mi expresión y rápidamente hace el ademán de cerrar la puerta, pero yo, con una ráfaga de aire evito que lo haga. Ella grita mientras corre dentro de la habitación. Lanza fuertes chillidos y justo cuando voy entrando veo cómo se arrastra por debajo de la cama. La agarro de las piernas y la arrastro hacia afuera. Ella me patea, se retuerce y suplica.
-Scar, Scar no.- Chilla ella.
Veo su pequeño vientre, su piel blanquecina me llama y yo levanto el cuchillo, contestando a la llamada.
La punta se hunde en su piel y sus manitas tratan de sostener o alejar a las mías. El filo se hunde varios centímetro más, sus ojos giran y se ponen en blanco antes de que ella quede inconsciente por el dolor. Entonces siento que tiran de mi cabello.
Caigo hacia atrás golpeando mi cabeza en el suelo y el cuchillo se me escapa de las manos, con un gruñido lo busco a tientas y justo cuando localizo el mango el sonido de un arma al ser cargada me deja helada.
Levanto la vista, mi padre me apunta con una M23, su arma favorita.
-Quita tu mano.- Me advierte.
No me muevo.
Su dedo se tensa sobre el gatillo y yo suelto una carcajada pesada.
-Eso no puede lastimarme.- Veo el arma en sus manos sin miedo alguno.
-Las balas normales tal vez no, pero estas, que están benditas por el mismo padre que te bautizó so letales para ti.- Mi ceño se frunce y no me da tiempo de reaccionar a sus palabras porque dispara.
La bala me impacta en el estómago y el dolor me hace soltar un grito de dolor.
Mi mano se aleja del cuchillo e instintivamente sujeta el lugar herido.
Miro mi mano ensangrentada, bueno, no toda la sangre es mía supongo.
-No vas a matarme, no pasé por todo lo que pasé en la oscuridad para que en el primer chance de vengarme vengas a arruinar todo.- Le miro, su arma todavía apuntándome.
Con mi mente trato de arrebatársela de su mano, le ruego a las sombras que me ayuden pero no pasa nada. El arma está bendita.
-Sabía que algún día las cosas cambiarían.- Se acerca a mi.- Sabía que tu odio era demasiado grande, que tu rencor sobrepasa incluso lo sobrenatural. Y por eso me preparé, tal vez estabas en la oscuridad mi Lily pero yo puedo ayudarte a encontrar la paz.
Me río en voz baja.- Qué irónico, eso es lo que tu nieta trataba de hacer.- Señalo mi rostro.- Pero eso es lo que le pasa a las personas buenas ¿Verdad? Algunas veces sólo son demasiado tontos y los lleva a la muerte. Y luego mírame a mí, la maldad hecha carne y vaya que conté con los beneficios de volver de entre los muertos.
Mi padre señala el pasillo con el arma.- Levántate Lily.
-No.
-¡Que te levantes!
Azoto la puerta contra su cuerpo y se desestabiliza, aprovecho eso para tomar el cuchillo y levantarme, aprieto los dientes por el dolor y me abalanzo contra mi padre, él se levanta justo cuando estoy por clavarle el cuchillo y me da un tiro en el brazo. Caigo al suelo de lado.
Siento cómo me toma del otro brazo con fuerza, tira de mí hasta que me pone de pie y me apunta a la cabeza.
-Si mueres en este cuerpo no quedará nada de ti, pero si me dejas puedo hacer que encuentres la paz.
-Ya no hay paz para mí, padre, no tengo alma, fue el precio que tuve que pagar para volver.- Me mira con temor y tristeza.
-Oh mi niña ¿qué has hecho?
No me deja contestar y tira de mi por el pasillo.
Maldición, el cuchillo quedó atrás.
Intento buscar una solución pero el cañón en mi cien no ayuda con la presión,
Intento mover uno de los cuadros cuando llegamos a la planta baja, con la esperanza de golpearlo con ello pero en cuanto ve mi expresión y mi concentración hacia los cuadros me golpea con el arma.
Mi mirada se ralentiza sintiendo en mi cráneo el frío golpe del metal.
Me tira al suelo con fuerza y mi cabeza impacta contra el sillón, lo veo abrir la compuerta hacia el sótano pero todo parece más borroso.
Tiene razón, si muero en este cuerpo entonces no podré regresar. Pero si utilizo otro cuerpo...
Sonrío internamente.
Lo usaré, no importa si tengo que fingir ser mi padre por otros años más.
Por eso mismo dejo que me arrastre escaleras abajo, veo el agujero abierto en medio.
Sólo tengo que llevarlo abajo y entonces todo estará arreglado.
Mi padre me suelta.
-Camina lentamente hacia el borde Lily.- Trago saliva y empiezo a retroceder, haciendo lo que me dice.
Lo veo rodear el agujero sin bajar el arma.
Se saca algo del bolsillo.
-¿Qué vas a hacer?- Le pregunto al darme cuenta de que no quiere que vea lo que tiene entre manos.
-Date la vuelta Lily.- Me indica.
-No.- Si lo hago entonces quedaré de espaldas a él y no veré lo que hará.
-No me importará volver a dispararte cariño.
Miro el estante detrás de él y seguido de esto un disparo en la pierna que me hace caer de rodillas.
-¡Maldición!- Gruño enojada.
Mi pierna ensangrentada arde, escuece por el dolor.
-Te lo advertí.- Murmura a la vez que enciende un cerillo y le prende fuego a un trapo en su mano. Lo veo incendiarse y luego lo deja caer.
Cuando me doy cuenta e lo que pretende, es tarde.
El fuego consume los trapos en los que fui enterrada, en los que mis huesos estaban envueltos.
No pienso en el dolor mientras me levanto y brinco sobre mi padre.
Lo derribo y lo hago caer al borde.
Su arma cae en el agujero, ve asustado cómo todo eso sucede y luego me mira a mi, cojeo hacia él, con una mano agarrando mi estómago y la otra apuntando hacia él.
-Mándale saludos a mi hermana ahí abajo.- Murmuro con enojo.
En los ojos de mi padre veo decepción, dolor y tristeza.
Sentiría algo si pudiera, pero no lo hago.
No lo hago porque él supo la verdad y nunca hizo nada para castigar a Nora.
Porque no me dejó terminar con mi venganza a como quería y porque el maldito bastardo me disparó, tres veces.
Y cuando me sonríe de manera triste y veo lágrimas escurrir por su arrugado rostro, mis ganas de acabar aumentan.
-Mejor dícelo tú.- Murmura antes de que lo empuje abajo.
Escucho sus gritos cuando hace contacto con el fuego.
Veo su cuerpo sacudirse histérico, sus manos en carne viva buscar algún lugar de donde agarrarse.
Siento el olor a carne quemada y aspiro profundo.
Mis rodillas seden, mi visión se entorpece.
O es la sangre o es el fuego que consume mis huesos.
No importa lo que sea, lo he arruinado al empujarlo.
Ahora moriré dentro de este cuerpo y no podré volver.
Sentiré por segunda vez lo que es morir.
Eso apesta.
Malditamente lo hace.
Cuando me dejo llevar y caigo al suelo por completo, me doy cuenta de que el vacío que esperé llenar con esas muertes sigue ahí y que no surgió ningún cambio en mí, salvo el dolor y las desgracias que me están consumiendo ahora mismo.
Por el rabillo del ojo veo sombras que se arrastran, la sensación de ser observada aumenta a cada segundo y cada vez que mis ojos amenazan con cerrarse temo por lo que tendré que enfrentarme.
El infierno es un lugar horrible, donde tu alma termina de corromperse, donde el suelo son los huesos de aquellos que no pudieron con el castigo y el agua que dan de beber es aquella que sudas a diario al ser azotado.
Yo pasé por todo eso, sentí las llamas infernales en todo momento y tomé lo que se le llama "Oportunidad maldita"
Me ofrecieron venganza a cambio de mi alma y yo acepté sin titubear.
Y ahora, cuando mis ojos son nada más que rendijas que se cierran por sí solas y siento las sombras tocar, arañar y besar mi cuerpo, me doy cuenta de que cuando vuelva ahí abajo no tendré alma para negociar.
Mi padre pensó que quemando mis huesos iba a ponerme en paz, pero eso hubiera pasado únicamente si yo siguiera con alma. Fue muy tarde querido papá.
Cuando todo se vuelve oscuro y el vértigo toma mi cuerpo, sólo hay algo que me hace gritar y eso es el olor a humo y sangre y la luz naranja que se asoma al final del túnel.
Dulce, dulce infierno.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro