En un oscuro rincón de una antigua tienda de antigüedades, se encontraba una máscara de ébano. Su superficie lisa y negra parecía absorber la luz, y sus detalles intrincados daban la impresión de que la máscara tenía una vida propia. A medida que los clientes entraban y salían de la tienda, la máscara los observaba con ojos invisibles, esperando su próximo portador.

Un día, una joven llamada Laura entró en la tienda y quedó fascinada por la máscara de ébano. Aunque la empleada de la tienda advirtió a Laura sobre las historias que rodeaban a la máscara, su curiosidad se apoderó de ella y decidió llevarla a casa.

Desde el momento en que Laura colocó la máscara sobre su rostro, su vida comenzó a desmoronarse lentamente. Las sombras se aferraron a su existencia, llenando sus días con desgracias y tragedias. Perdió su trabajo, sus seres queridos la abandonaron y la salud la abandonó.

A medida que la maldición de la máscara se intensificaba, Laura se volvía más y más aislada del mundo exterior. Su rostro se desfiguraba, reflejando la oscuridad que la consumía desde dentro. Los sueños se convirtieron en pesadillas y la realidad se distorsionó a su alrededor.

Una noche, en medio de la desesperación y el tormento, Laura se miró al espejo y vio una figura terrorífica reflejada en él. Era una versión distorsionada de sí misma, con la máscara de ébano fundida en su piel. La máscara había consumido su rostro y ahora era parte de ella.

Laura, incapaz de soportar su existencia infernal, decidió poner fin a su tormento. Pero al intentar quitarse la máscara, descubrió que estaba fusionada con su piel, atrapándola en una prisión de sufrimiento eterno. La máscara de ébano se había convertido en su destino, un recordatorio constante de su error fatal.

Desde entonces, Laura deambula por las sombras, una figura desfigurada y atormentada. Se ha convertido en la portadora eterna de la maldición de la máscara de ébano, condenada a vagar sin rumbo y a arrastrar a aquellos que se atrevan a acercarse a ella hacia el abismo de la oscuridad.

Y así, la máscara de ébano continúa su búsqueda insaciable de almas desafortunadas, envolviendo a sus portadores en una espiral de sufrimiento y desesperación. Su leyenda macabra persiste, advirtiendo a todos los que se cruzan en su camino sobre el precio a pagar por ceder a la tentación de su belleza siniestra y sus secretos ocultos...