En una noche sombría, en la que los susurros del viento parecían llevar consigo el presagio de la tragedia, la Máscara de Ébano logró escapar sin un pedazo durante el intenso combate contra Ethan y Benjamin. Su espíritu ennegrecido se sumergió en la oscuridad, acechando en las sombras mientras los valientes guerreros emprendían una persecución incansable.

Ethan y Benjamin, poseídos por la ira y la determinación, se adentraron en un laberinto de desesperación en busca de la Máscara de Ébano. El mundo a su alrededor se volvió un eco de sus tormentos internos, y la línea entre la realidad y la pesadilla comenzó a desvanecerse. Los susurros siniestros de la máscara los perseguían, alimentando su paranoia y sembrando semillas de locura en sus mentes.

Como dos sombras en una danza macabra, Ethan y Benjamin rastrearon los indicios dejados por la máscara, siguiendo pistas insidiosas que se desvanecían como el humo entre sus dedos. Cada paso los acercaba más a los abismos ocultos de la mente humana, donde la realidad se volvía un capricho y la cordura era pisoteada por la lujuria de venganza.

A medida que avanzaban en su búsqueda, los límites entre cazador y presa se desdibujaban. La máscara ejercía una atracción hipnótica sobre Ethan y Benjamin, seduciéndolos con promesas de poder y conocimiento prohibido. Sus sueños se inundaron de imágenes perturbadoras, revelaciones que los arrastraban a un abismo de desesperación.

En su afán de capturar a la máscara, Ethan y Benjamin comenzaron a perderse en el torbellino de su propia obsesión. Sus almas se desvanecían lentamente, consumidas por la oscuridad que crecía en sus corazones. La línea que separaba al bien del mal se volvió borrosa, y el destino los arrastró hacia un final inesperado.

En la cúspide de su búsqueda, en un rincón olvidado del mundo, Ethan y Benjamin finalmente encontraron a la Máscara de Ébano. El enfrentamiento final fue un ballet macabro de golpes y lamentos, donde los gritos desgarrados de los combatientes se confundían con el eco de la muerte. Pero justo cuando parecía que Ethan y Benjamin triunfarían, la máscara reveló su secreto más oscuro.

La máscara no era solo una entidad maligna que acechaba en las sombras, sino un reflejo de la oscuridad que yacía en el interior de los propios guerreros. En un último acto retorcido de traición, la máscara fusionó su esencia con la de Ethan y Benjamin, fundiendo sus almas en una amalgama de locura y perdición.

Los valientes guerreros se convirtieron en marionetas en manos de la máscara, sin control sobre sus acciones y deseos. Su existencia se volvió una danza macabra y sin sentido, mientras se arrastraban por el abismo de la locura que la máscara había creado.

Y así, en una noche sin estrellas, la Máscara de Ébano triunfó en su sed de venganza, consumiendo los restos de la humanidad de Ethan y Benjamin. El destino les había jugado una cruel broma, dejándolos atrapados en una pesadilla sin fin, condenados a llevar a cabo los deseos siniestros de la máscara por toda la eternidad.

En la oscuridad, sus risas retorcidas se desvanecieron en el aire, dejando un eco inquietante que resonaría en los corazones de aquellos que se atrevieran a escuchar la trágica historia de Ethan y Benjamin, cautivos de la Máscara de Ébano hasta el fin de los tiempos.