Capítulo 8. Reduce las palabras y todo irá bien.
Capítulo 8 – Reduce las palabras y todo irá bien.
En aquella fría noche de invierno, sobre las nevadas montañas, la nieve caía sin cese. Todos se hallan dentro del templo atendiendo a sus quehaceres, todos, menos la única muchacha del lugar.
Cho Han Na se encontraba en el exterior, sentada sobre la fría nieve, sintiendo los fríos copos sobre su rostro. Sonreía aliviada al sentir el frío, aquello quería decir que a pesar del fuerte dolor de su corazón aún podía seguir sintiendo.
Bajó la cabeza hacia abajo, sintiendo como su cabello caía por su rostro hacia abajo, mientras su dolor salía al exterior. En aquel momento supo que ya nada haría que parase de llorar. Ni siquiera le importó que la nieve cayese con más fuerza sobre ella.
Su corazón, totalmente afligido sentía que nunca podría recomponerse. Saber que nunca podría estar junto a él, ni siquiera en su próxima vida, hacía que la vida no tuviese sentido para ella.
Un joven monje corría hacia ella, pues acababa de visualizar que de nuevo volvía a salirse del camino que él tan duramente le enseñaba.
- No es este el camino que quiero que encuentres. – Le espetaba, haciendo que la muchacha se elevase de pronto y mirase hacia él con el rostro bañado en lágrimas. Pero el muchacho tenía su atención puesta en otra cosa, sus pies estaban descalzos.
El muchacho se quitó entonces sus zapatos y los puso en el suelo, junto a ella, haciendo que la muchacha mirase hacia él agradecida por su amabilidad, entonces Hyun Su se percató de que ella había estado llorando.
- Alterar tu enseñanza de cuando en cuando haciendo esto no te ayudará a dejarlos atrás. – Comenzaba el muchacho, intentando limpiar su rostro.
- No estaba pensando en ellos. – Reconocía la chica, apartándose de su mano, haciendo que el chico la mirase sin comprender - Eras tú quién inundaba mi mente.
- Cho An Na... - comenzaba el muchacho avergonzado, pues no sabía que hacer para que ella estuviese bien.
- No te preocupes. – Comenzaba la joven con un nudo en la garganta, ya que su corazón le dolía demasiado al hablar frente a él directamente. Recién ahora se daba cuenta de que había sido una mala idea pedirle que la ayudara a vaciar su taza, pues estar cerca de él sólo hacía que su dolor volviese una y otra vez, sin poder vaciar su mente.- No voy a pedirte nada, sé que estar conmigo no es tu destino, seguiré esperando por ti en nuestra próxima vida. – Proseguía, con lágrimas en los ojos, mientras le dedicaba una sincera y triste sonrisa.
Un carraspeo los hizo salir a ambos de aquella melancólica conversación. Se trataba del gran Tao Yang.
- Vuelve a dentro, hace frío – aclaró el anciano hacia su sobrina, haciendo que la muchacha les hiciese una reverencia y corriese hacia el interior del templo. Dejando atrás a aquel joven monje.
- Hyun Su... Cuando te pedí que te alejases de su camino... no esperaba que le hicieses tal promesa – Reconoció el hombre, carraspeando al decir esto, pues odiaba la forma en que ellos estaban llevando aquello, quizás aquel sentimientos que ambos se tenían era mucho mayor del que había esperado, quizás había llevado las cosas demasiado lejos al prohibirles que estuviesen juntos.
- Maestro... - Decía el muchacho, haciendo que el hombre saliese de sus pensamientos y volviese la mirada hacia él.
- Sabes de sobra que ella no te recordará, y tú no podrás acceder a ella porque serás inmortal en los cielos. – Le regañaba, haciendo que el muchacho lo mirase con melancolía, pues el hombre tenía razón, nunca podría acceder a ella, pero debía hacerlo.
- En ese caso... encontraré la manera de cumplir esa promesa. – Reconocía, con un nudo en el estómago.
Su maestro volvió a carraspear enfadado, pues no era aquello lo que había esperado. Acababa de comprender algo que hacía que todos sus principios se viniesen abajo, el sentía algo grande por su sobrina, su corazón estaba empezando a recordar. Aquella niña insensata estaba logrando de nuevo abrir el corazón de aquel frío monje.
CONTINUARÁ...
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