Capítulo 29. Alejándome del señor Hwan So.
Joana.
Tan sólo habían pasado unos pocos días desde que había descubierto quién era yo y quién era él, y no había vuelto a verle desde entonces, cosa que agradecía, pues aquello sólo podía significar que él había vuelto a los cielos, al lugar al que pertenecía.
Sentada sobre una de las mesas del local de la señora Park, me bebía mi taza de té, intentando no pensar demasiado en aquel que ocupaba mis pensamientos.
Levanté la mirada, percatándome de que mi única amiga estaba a escasas mesas de la mía, levanté la mano, dispuesta a llamarla, pero antes de poder haberlo hecho me di cuenta de que había alguien de pie, junto a ella, mirándola con atención.
Me levanté de la mesa, sin apenas hacer ruido y di un solo paso hacia ellos, provocando que él dejase de prestar atención a Jin Na, y se percatase de mi presencia, sorprendido de encontrarme allí.
En aquel momento agradecí que tuviese un disfraz, pues sabía que si lucía como antaño mi cuerpo no podría soportarlo y me derrumbaría allí mismo. Pero era todo un alivio que no luciese como él.
- ¿por qué puede verme? – Se preguntaba a sí mismo, para luego caminar un poco más hacia mí.
Caminé hacia él, y cuando le vi frente a mí, seguí caminando, sin dejar de mirar hacia el frente, pasándole de largo, como si no le hubiese visto, para luego sentarme junto a mi amiga.
- Joana, no sabía que también estabas aquí – se sorprendió Jin Na al verme junto a ella
El monje.
Por un momento había tenido la certeza de que ella me estaba mirando, pero tan pronto como siguió caminando hacia su amiga comprendí que tan sólo había sido mi imaginación. Ella no podía verme, tenía puesta mi armadura, así que era imposible que ella pudiese verme.
Volví la cabeza para mirarla, observando como ella hablaba animadamente con su amiga
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