En un pequeño pueblo, cerca de la montaña de Geodaehan, un pequeño niño jugaba en la calle junto a su hermana pequeña. Ambos reían divertidos pues acababan de encontrar algunas monedas en el suelo. Fue en aquel justo instante, cuando la gente del gran mercado parecía correr asustada por el lugar. Pronto visualizaron al causante de tal alboroto, se trataba de uno de los hombres de su majestad, que paseaba a caballo por el lugar.

Los pueblos del norte estaban bastante asustados, pues saben que pronto llegará el gran Rey Myung Wol y los sacarán de su hogares, destruirán sus casas y todo lo que atesoran, pues éste tan sólo quiere expandir su poder por todas partes, quiere ser dueño y señor de todo lo que le rodea, incluido la gran montaña helada, aquella de la que tantas historias hablan.

La nieve caía con fuerza sobre la gran montaña, los gigantes seguían defendiendo sus posiciones, atentos a cualquier movimiento que no debiese estar allí, atentos a cualquier orden de su señor. Pero este luce triste y cansado, parece que se desmayará de un momento a otro, pero es incapaz de dejarla ir, de dejar ir a aquella a la que amó, parece imposible que realmente pueda culminar su destino y subir a los cielos junto a los dioses.

El gran Hyun Su se levanta de la piedra en la que tan duramente había estado meditando, agarra su lanza y tras echar una leve ojeada al enorme lobo blanco congelado, aquel dónde su amada está aún cautiva, camina a paso ligero hacia el borde de la montaña, provocando que las enormes criaturas que descansan sobre la nieve, aquellas que esperan una sóla orden por parte de su señor, rujan y se pongan en posición de ataque.

La nieve y la fuerte ventisca de la montaña apenas le dejan visualizar al ejército del gran Myung Wol, que sube con dificultad hacia la montaña, pues deben llegar al otro lado, donde se encuentra el pueblo Geodaeha, aquel que deben saquear.

Y entonces sucede, algo que provoca que todo quede en suspense, Hyun Su levanta su lanza al mismo tiempo que un trueno resuena en aquella catastrófica mañana, mientras los soldados acababan de percatarse de su presencia.

Estos luchan con todas sus fuerzas, intentando llegar a la cima, donde el gran Hyun Su se encuentra, pero parece ser imposible llegar a aquel punto, pues la ventisca es demasiado fuerte.

Un rugido frente a ellos, les hacen palidecer, pues acaban de presenciar a aquellas enormes bestias heladas, a aquellas que defienden aquello por lo que fueron creadas.

El gran Hyun Su aparece frente a ellos con una lanza en su mano, con la intención de luchar junto a los gigantes, de proteger a su amada, y al pueblo que tienen detrás, pues aquel pueblo es el pueblo junto al templo, el pueblo en el que han crecido, su pueblo, a aquel que siempre juró servir frente a los dioses.

Cuando algunos soldados bordean a las grandes bestias de nieve y se dirigen hacia el punto dónde se encuentra el gran lobo blanco, Hyun Su teme por la vida de su amada, así que se convierte en un enorme y furioso lobo blanco para hacerlos huir, pero nada funciona, se ven determinados a atravesar el gran muro de gigantes y llegar hasta su amada, pues es el único camino para llegar al pueblo.

La nieve parece haberse derretido y parece que nadie se ha dado cuenta de ello, pues siguen luchando sin piedad, mientras los primeros rayos de sol inciden sobre aquella estatua dormida, provocando que algo despierte dentro de ella, pues la magia está rota, la maldición ha llegado a su fin, y una hermosa joven de cabellos azabaches y piel blanca como la nieve acaba de despertar de su largo sueño.