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Capítulo 10. El hombre sabio es pobre... FINAL


Capítulo 10 – El hombre sabio es pobre en apariencia porque su tesoro está en su corazón.

En aquella mañana de invierno los monjes practicaban con el arte de la lanza junto a los jardines. En aquel momento Hyun Su luchaba con Man Hyo, mientras miraba hacia Han Na, pero ella le evitaba desde aquella noche. Volvió la mirada a la pelea justo a tiempo para evitar un golpe directo de su adversario.

Tao Yang se acercó con sigilo hacia su sobrina, admirando como Hyun Su miraba hacia ellos preocupado.

- Tengo que hablar contigo un momento – Le aclaraba a su sobrina, admirando como la muchacha se levantaba de su asiento y le seguía.

- ¿Ocurre algo tío? – Preguntaba sin comprender lo que ocurría.

El anciano miró hacia ella con cara de pocos amigos, mientras carraspeaba sin pronunciar palabra alguna. Entonces, alargó la mano dejando ver una vieja y andrajosa bolsa que escondía tras de sí. En ese momento Hyun Su tiraba la lanza al suelo y se dirigía a ellos...

- He sido paciente, creo que ya has dejado a tus padres atrás... -comenzaba el hombre, intentando comunicarle, lo que ella misma había estado temiendo desde su llegada a aquel templo – Partirás esta noche hacia GamSam – le informaba su tío, haciendo que la joven le mirase sin pestañear si quiera, pues acababa de comprender que el hombre la estaba echando del templo. Pero en ningún momento pareció en desacuerdo con aquella decisión, ya que tras después de la conversación que había tenido con Hyun Su noches antes, las cosas habían terminado para ambos.

- Maestro...- comenzó el muchacho llegando hasta ellos, haciendo que ambos y el resto de los monjes dejasen de hacer lo que estaban haciendo y mirasen hacia él preocupados - ¡No! – Le espetaba el muchacho agarrando la bolsa que este sonstenía, en señal de que no estaba de acuerdo con su decisión. –Ella no está preparada todavía...

- Entiendo cuál es tu postura. – Aseguraba el anciano, dejando a su pupilo sin palabras - Han Na, ¿tienes algo que decir? – preguntó, pero la muchacha estaba demasiado avergonzada y petrificada por la noticia frente a su tío, se encontraba frente a su tío con la mirada perdida en la hierba sin poder creer que pronto abandonaría aquel lugar. – Hyun Su, te marcharás con ella.- aclaró, haciendo que el muchacho y la muchacha le mirasen sin comprender – recoge tus cosas.

- ¡No! – Exclamó la muchacha. – Tio... - comenzó la joven intentando agarrar la mano del hombre, pero pronto comprendió que no había sido una buena idea.

- No me llames así – dijo, apartando su mano de la de ella.- Está claro que ya has elegido – le espetaba al joven – tu corazón ya la ha elegido a ella, tu destino no es llegar a la iluminación, al menos no en esta vida. – concluía, haciendo que su pupilo lo mirase totalmente defraudado por aquellas palabras.

- ¡No! Tío, por favor...- rogaba la muchacha, arrodillándose frete a su tío – esto no es culpa suya, por favor tío...- proseguía la muchacha, admirando como su tío le daba la espalda con la intención de abandonar la escena, pues no tenía nada más que decir, pero la muchacha seguía aferrándose a su tío con fuerza.- Esos sentimientos de los que habláis tan sólo son míos – Reconoció, haciendo que el muchacho comprendiese que ella le amaba.- Él tan sólo es mi maestro – proseguía la muchacha, que había comenzado a llorar desconsoladamente sobre los pies de su tío – No permitáis que no obtenga su armonía con la naturaleza por un error mío, no permitáis que pague él por mi egoísmo. Él siempre ha sido el elegido por vos para sucederos en la vida terrenal... - reconocía, haciendo que su tío se viese desnudo hacia aquella acusación, pues él nunca había reconocido abiertamente que aquel muchacho era su favorito desde el principio.

En aquel momento, se dejó llevar por su necesidad de hacer callar a aquella niña, pues sentía que de un momento a otro le mostraría a aquel joven monje todo lo que significaba para un anciano monje como él. Así que agarró a su sobrina del brazo fuertemente y la apartó de él.

- Ya habéis tomado vuestra decisión- Aclaraba el monje – si por el camino que habéis elegido os lleváis la vida de otra persona, sus sueños, sus esperanzas, tan sólo vos sois culpable de ello. – Aclaraba, haciendo que la muchacha llorase con más fuerza en aquel momento, pues acababa de comprender que la culpable de que él nunca llegase a la iluminación, hacia aquello que amaba era ella. Y ahora nunca podría estar con él, ni siquiera en la otra vida, porque nunca podría perdonárselo.

• No, maestro – comenzaba el muchacho, haciendo que el anciano mirase hacia él, sin comprender a lo que se refería. Estaba totalmente furioso con su maestro por lo que le estaba haciendo sentir a aquella joven, y ahora apretaba los puños con fuerza a causa de aquella furia mortal que había acumulado.- Ha sido mi culpa.- reconocía, haciendo una pausa para tragar saliva entristecido. Haciendo que su maestro lo mirase sorprendido por su forma de actuar.- No soy digno de que enseñéis tales dones a un simple bastardo. – Reconoció, haciendo que el hombre lo mirase lastimado, pues en ningún momento había pretendido que el pensase algo así de sí mismo.

• No... - comenzaba la muchacha, que había dejado de llorar y miraba hacia él con los ojos bañados en lágrimas - eso no es cierto, vos renunciasteis a todo por esta vida, renunciasteis a mí por el camino a la iluminación. – Reconoció

• Maestro, castigadme a mí..- volvió a implorar, haciendo que el anciano mirase hacia él sin comprender sus palabras- pero perdonadla a ella, ella no tiene donde volver, ella necesita vaciar su taza.- y entonces aquel viejo anciano lo comprendió, a pesar de todo él la amaba. En aquel momento su furia estalló hacia el exterior, pues acababa de ponerse en posición de ataque frente a él.

• Mostradme la vuestra – añadió, admirando como su oponente lo hacía también.

• ¡Tío por favor! – rogaba la muchacha, mientras admiraba como ambos hombres luchaban el uno contra el otro. Mientras el resto de los monjes les hacían un coro sin comprender aquella situación tan lamentable.

Ambos comenzaron a luchar, y antes si quiera de saber bien que hacían, el maestro hizo volar miles de lanzas puntiagudas hacia su oponente.

- ¡Noh! – Exclamó la muchacha mientras corría hacia él, intentando salvarle. Pero antes de que aquellos palos se clavasen en ella, Hyun Su levantó la mano angustiado por que algo malo pudiese sucederle a su amada, y entonces sucedió: los palos se detuvieron en el aire sin moverse hacia ninguna parte, y tan pronto como bajó su mano cayeron al suelo.

Todos quedaron estupefactos con esto: él no podía creerse que lo hubiese conseguido, que hubiese vaciado su mente por ella, pero la sola idea de volver a perderla era algo que odiaba. Ella abrió los ojos y miró hacia el hombre que la había salvado. El maestro se quedó asombrado, pues su alumno había conseguido vaciar su taza gracias a aquellos sentimientos que sentía, aquellos que el mismo había pensado que lo distraerían.

El maestro carraspeó

• Al fin muestras progresos – comenzaba, tras largo rato pensando en la mejor forma de retractarse de sus palabras.- No puedo negarme a esos sentimientos, pues son los mismos que te están ayudando a encontrar el camino. Si sigues tu corazón hallarás el camino hacia la salvación del alma.

• Maestro... ¿qué quiere decir con eso? - preguntaba sin comprender. Pues su maestro siempre le había asegurado que su corazón y su destino no estaban unidos en el camino hacia la iluminación.

• El camino que puedes seguir no es el camino real. El nombre que puedes pronunciar no es el nombre real. Es el alma, que no busca, quien ve lo que está oculto, y el alma que siempre busca sólo ve aquello que quiere. Después de todo... El camino es la recompensa.

FIN PRIMERA PARTE

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