
Parte 5 [!]
La suave brisa de la noche soplaba con fuerza mi cabello, cada vez que subía un escalón no podía evitar dudar en lo que hacía, algunos temblores atacaron mis manos y las tuve que apretar contra mi pecho para calmarlas.
Estaba nerviosa.
¿Por qué estaba nerviosa?
No es como si hubiera hecho algo malo, o ilegal ¿verdad? si era así entonces ¿por qué me sentía tan mal?
Sacudo mi cabeza ante la idea que se estaba formando en mi mente, era absurda, sí, totalmente absurda, no había sido un error mío lo ocurrido y tampoco fue porque yo quisiera. Caro me dijo que no era mi culpa, así que no debía culparme.
Pero me seguía sintiendo... la peor persona del mundo.
Antes de llegar por completo a mi techo recibo un mensaje de mi amiga.
Italiana de mi corazón♡ (En línea)
¿Sigues pensando en lo sucedido?
Juego con mi teléfono en mis manos, dudando en contestar, si le digo que sí, me va a regañar y si le digo que no, me sentiré mal por mentirle, aunque sea muy insignificante a Caro no le guardo nada, y eso era lo que más me gustaba de nuestra amistad, que no había ningún secreto entre nosotras. Ambas sabíamos de nuestros pasados y nos ayudabamos a olvidar.
Tomo un poco de aire y me siento en un escalón de la escalera.
BAE peliverde♡ (En línea)
¿Y cómo olvidarlo? me siento horrible...
Italiana de mi corazón♡ (En línea)
¿Quieres que le rompa la cara y lo desfigure por completo?
BAE peliverde♡ (En línea)
¿No se supone que ibas a dejar de ser violenta?
Italiana de mi corazón♡ (En línea)
No soy violenta, soy un angelito (✿◡‿◡) pero mis manos han escrito por si solas, yo no fui.
BAE peliverde♡ (En línea)
Que violentas son tus manos.
Italiana de mi corazón♡ (En línea)
Lo sé, lo sé ¿te sientes mejor?
BAE peliverde♡ (En línea)
Si por mejor te refieres a como la mierda, sí, sí estoy mejor.
Italiana de mi corazón♡ (En línea)
Llary, sabes que no es tu culpa, ya te lo he dicho, no puedes atormentarte por algo como eso.
BAE peliverde♡ (En línea)
Lo sé, pero eso no quita el hecho de que me sienta horrible, llevo horas reteniendo las ganas de llorar.
Y era la verdad, llevaba rato conteniendo lo mal que me sentía, la presión en mi pecho no desaparecía y la tortura mental que yo misma me estaba dando no ayudaba en nada ¿por qué me torturo así?
Quería llorar.
Quiero llorar.
Nunca me habían pisoteado de tal manera, nunca había sentido esto que siento justo ahora, la palabra "traición" no estaba en mi vocabulario y justo hoy yo lo había traicionado.
Italiana de mi corazón♡ (En línea).
¿Quieres que vaya a tu casa?
BAE peliverde♡ (En línea) Caro, son la una de la madrugada, no es seguro que vengas, no quiero que te pase algo.
Italiana de mi corazón♡ (En línea)
Llary, no te estoy preguntando si es peligroso o no, lo que te pregunté es si quieres que vaya a tu casa.
Sí, claro que quería, ella era la única que quería a mi lado, siempre ha estado conmigo cuando algo me aflige o molesta de tal forma, con sus locuras o miles de conversaciones sobre videojuegos. Pero, por más que quisiera, ya era muy tarde, y salir a esta hora podría ser muy peligroso.
BAE peliverde♡ (En línea)
Estoy bien, no te preocupes, ya se me pasará, después de todo, no es algo tan malo, ¿verdad? Duerme tranquila, nos vemos mañana.
No esperé su respuesta y seguí subiendo al techo de mi casa, aparte de la compañía de Caroline, el techo era el único lugar en el que me podía sentir de alguna forma tranquila.
Y aunque los recuerdos ahí seguían presentes eso era otra cosa que, — dejando de lado el dolor— , me daba paz.
Necesitaba respirar, y ahí lo podía hacer.
Subo los últimos escalones, y mi cabeza se asoma por el techo de mi casa, lo primero que me recibe son las miles de luces que alumbran las calles y los demás hogares dando a entender que aunque fuera de noche, la ciudad seguía despierta.
Me siento de nuevo en el lugar que yo solía ocupar, y cuando fijo la vista en donde estoy ubicada distingo unas iniciales apenas visibles, pues se estaban borrando con el pasar de los años, las lluvias y los otros cambios de clima. E y M. Paso los dedos sobre esas tres letras y la sensación de vacío me invade.
— ¿Es así cómo se deberían borrar mis sentimientos?— hablo entrecortada para mí misma mientras retengo las lágrimas — ¿Así como estas iniciales que con el pasar de los años se han ido desgastando?
— Si lo que sientes es verdadero no se borrará tan fácil como esas iniciales — susurran a mi lado — aunque pasen tres, diez o hasta mil años no podrás extinguir tan fácil tus sentimientos, claro, si es que amas de verdad.
— ¿Has amado tanto a alguien como para esperarlo por tanto tiempo aún sabiendo que posiblemente no vuelva?
— Sí.
— ¿A quién?
— Tanto tú como yo aún no estamos listos para contarnos ese tipo de cosas.
— Tienes razón— contesto, porque era verdad, yo no estaba lista para contarle por qué lo esperaba tanto.
Ninguno estaba listo para contarnos nuestros secretos, o aquello que nos seguía lastimando, y por el brillo opaco de sus ojos supe que él tampoco estaba del todo bien esta noche.
— ¿Qué te trae por mi casa? — intento romper el silencio y él solo me contesta con una mueca.
— Hago cosas sin pensar — se encoge de hombros — ¿alguna vez has sentido la adrenalina de saltar de un techo a otro?
— No, y no me dan ganas de sentirla.
Mikail sonríe de lado y sus ojos oscuros atrapan los míos.
No hago el intento de desviar la vista, ya que me quedo perdida en la profundidad de ellos, con miles de palabras y sentimientos ocultos en estos. Tan oscuros como la noche, tan oscuros como la nada y tan enigmáticos como todas las preguntas juntas sobre la vida misma.
Sus ojos parecían la caída directa a un abismo, uno que podía resultar no tener final, no tener fondo, o en donde no habría nunca algo para chocar.
Nos quedamos en un largo, pero para nada incómodo silencio, en donde lo único que se escuchaba era al viento susurrando un débil y bello canto.
La brisa llega hasta nosotros y hace que su aroma inunde mi nariz, un fuerte olor a colonia de hombre es lo que percibo, y como toda fanática de los perfumes masculinos cierro los ojos para disfrutar de la situación.
Cuando el viento se detiene nuevamente sigo sintiendo aquel aroma demasiado cerca, cosa que me empieza a desconcertar, abro los ojos y Mikail está pasando un mechón de mi cabello tras mi oreja.
Pasa su mano por mi mejilla acariciándola y aunque mi instinto dice que me aparte, mi cuerpo no se mueve, toma mi mentón con una mano y me obliga a levantar la vista de nuevo hasta sus ojos.
— ¿Sabes? — susurra — está jodido extrañar a alguien teniéndolo tan cerca.
Hundo las cejas ante su comentario y me aparto lentamente.
— ¿Qué quieres decir?
— Todo y nada en una frase.
— A veces no te entiendo — le digo con un gesto de confusión.
— No busco que lo hagas.
Toma más distancia entre nosotros y se cruza de piernas mirando hacia la ciudad que sigue despierta.
— Cuéntame algo de ti — sonrío.
Mika vuelve a mirarme, pero esta vez de reojo y solo asiente.
— ¿Qué quieres saber?
— Háblame de tu familia.
— No hay mucho que contar, así que mejor haz otra pregunta.
— Bien — dudo un poco — cuéntame algo vergonzoso que hayas pasado con tus amigos.
— ¿El que ustedes se enteraran que mi segundo nombre era Juanita no cuenta?
Lo miro buscando sus ojos, pero él ya no vuelve a posar su vista en mí, ¿entonces eso significaba que nos consideraba sus amigos?¿quería decir que de alguna forma éramos cercanos?
— ¿De verdad tu segundo nombre es Juanita?
Hace una línea con sus labios, de la que solo veo la mitad ya que se encuentra de perfil a mi, él solamente asiente levemente y tengo que aguantar una fuerte carcajada.
— Hay una historia detrás de eso — me dice — pero hoy no te la contaré.
Sonrío, y antes de que se de cuenta, vuelvo a hablar.
— ¿Por qué?
— Me da vergüenza.
— Está bien, pero de todas formas el hecho de que lo supiéramos no cuenta.
— Bien.
— ¿Tienes alguna otra historia vergonzosa... Juanita? — dios, no sé cuánto tiempo me tomará superar eso.
— Vuelves a llamarme así y no me haré responsable de lo que te pase — hace una mueca y vuelve a mirar hacia las demás casas.
— Dudo que me pase algo malo, así que ahora habla.
— Te hablo de mi pero si me prometes contestar luego una pregunta — dudo un poco, pero asiento lentamente y lo animo a hablar — una vez, cuando tenía cinco años creí que se me había roto un testículo en la escuela y llegué a mi casa a llorar con mi mamá y decirle "me rompí el huevo junto al pene".
Suprimo una carcajada porque sé que quizás cuando pensó eso le debió doler.
— ¿Hablas en serio?
— Sí, grité frente a toda la escuela "oigan, ayuda, me rompí un huevo". Claro que, en aquel entonces no sabía que se llamaban testículos.
— ¿Cómo llegaste a pensar eso? — él hace una mueca y me mira de reojo por unos segundos.
— Me pegaron por accidente una patada en la entrepierna— mira al cielo y piensa un rato hasta que se anima a continuar — ¿sabes? ahora que lo pienso no fue un accidente, las palabras del niño que me pegó fueron "te voy a romper un huevo, maldito niñato". Y luego un dolor insoportable llegó a mí.
Eso mismo hizo que comenzara a hacerme muchas preguntas ¿lo molestaban en la escuela? o es que simplemente por cosas del destino se metió en una pelea... ¿qué había ocurrido realmente?
Quizás él leyó mis expresiones y supo lo que iba a preguntar, porque antes de que yo hablara sus palabras llegaron primero.
— Me comí su pedazo de pastel a escondidas— confesó — pero, fue en venganza, ya que él se había comido mi dona días antes.
— ¿Siempre te peleas por comida?
— No es mi culpa, con la comida no se juega, es sagrada.
— Eso me recordó a alguien que conocí — muevo mis brazos hacia atrás apoyándome en ellos e inclino mi cabeza hacia el cielo.
Hoy está estrellado.
— ¿Sabes? acabo de recordar que gracias a esa pelea me hice cercano a John— da una sonrisa que no le llena por completo el rostro y suelta un gran suspiro.
— ¿En serio?
— Sí, ¿quién crees que fue el que me pateó?
— Así que fue tu hermanastro— susurré, aunque la palabra "hermanastro" no me agradaba del todo aún así la usé.
— Antes de que su mamá y mi padre se casaran fuimos amigos, así que para mi fue una de las mejores cosas del mundo el habernos convertido en hermanos.
— Son muy unidos ¿verdad?
— Me ha salvado muchas veces, es una gran persona.
Tiene una mirada nostálgica, como si hubiera recordado algo triste pero al mismo tiempo feliz, el cambio de ambiente se sintió tanto que no supe qué contestar a eso.
¿Qué estás pensando, Mikail?
Él no dijo nada más, y yo no iba a perturbar aquel cómodo silencio.
Se cruza de piernas y vuelve a buscar mis ojos, no me muevo, no quiero moverme, quiero quedarme así por un rato más, en silencio, con el viento alborotando nuestro cabello y el frío de la madrugada penetrando en nuestra piel, escuchando los latidos de nuestros corazones que debido al silencio que nos rodeaba se podían oir débilmente.
¿Por qué sentía tanta paz?
Hace un rato solo me recriminaba y quería llorar, ¿por qué ahora no?
— ¿Millaray?
— ¿Mikail?
— Tienes la cara roja.
Desvío la mirada de sus ojos y me siento dándole la espalda.
— Es por el frío.
No hace falta que diga algo más ya que apenas termino de decir eso siento la textura gruesa de un abrigo caer sobre mi cabeza.
— ¿No sabes que estamos cerca del invierno? no puedes salir de tu casa, de madrugada y sin abrigarte.
— Perdón... ¿tú no tienes frío?
— En el lugar donde vivía las temperaturas eran más bajas, puedo soportarlo.
— ¿En dónde vivías?
— Lo contestaré después, recuerda que me debes la respuesta de una pregunta.
Asiento y me coloco de nuevo su sudadera, ¿cuántas tengo? ¿dos? la próxima ocasión se las devolveré.
O puede que no...
El olor a su colonia llega apenas me la coloco, sin duda se siente cálido, eso hace que los latidos de mi corazón cambien poco a poco y una sonrisa se dibuja en mi rostro.
— ¿Qué me vas a preguntar?
Guarda silencio un rato en el que parece dudar si hacer la pregunta o no, lo escucho susurrar algo que realmente no entiendo y vuelve a clavar su vista en mí.
La duda en sus ojos es clara, como si esa pregunta fuera un gran error, o algo que estuviera mal, sin embargo, se anima a hablar...
— ¿Por qué Enio significa tanto para ti?
No fue la pregunta lo que me dejó en shock, si bien trajo muchos recuerdos dolorosos a mi, otra cosa fue lo que me desconcertó.
Dijo Enio...
Yo nunca le he dicho su nombre.
— ¿Cómo sabes que se llamaba así?
Nota de mi para ti (ustedes❤):
Seré sincera, este capítulo lo escribí desde abril ╰( ̄ω ̄o) peeeeeeeeeeero no lo había publicado porrrr... porrrrr... cosas .... (. ❛ ᴗ ❛.) pero en la madrugada lo terminé de editar.
¡Y ahorita ya está!
En fin... ¿ya cenaron? ¿almorzaron? ¿se bañaron?
Dice Mika que les manda besos (ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧
Bueno... no dijo eso, sino: "deja de molestar *inche autora".
Lo sé, lo sé, bien lindo el Mika, ¿no? (ಥ _ ಥ) ese desgraciado no me quiere pero yo lo amo (no se lo digan).
Pero bueno, coman mucho, no se desvelen leyendo (bueno sí), péinense... y muchas cosas más pero ya tengo sueño o(TヘTo)
Se les quiere ('▽'ʃ♡ƪ)
[C. Bagnale]
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