Parte 3 - [???]
N/a: Hay un capítulo antes que este, por si entraste primero al actual, para que no te spoilees :)
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— No es necesario que los cures— paso el algodón por la herida y posa sus oscuros ojos en mí mientras suelta un quejido disimulado— ya te dije que solo fueron unos rasguños, estoy bien.
Le aprieto el brazo con fuerza y clavándole aún más el algodón a modo de que se calle. No respondo, simplemente dejo que patalee tal cual niño chiquito.
— Deja de hacer eso, me lastimas— habla entre dientes intentando soportar el dolor.
—Deja de quejarte o yo soy quien te lastimará ahora— habla John a su espalda con los brazos cruzados.
—¡Pero si he dicho que estoy bien!— intenta levantarse, pero cae de nuevo en la silla— solamente no me quiero parar, prefiero estar sentado, es más cómodo.
—¿Puedes callarte Mikail?— oh, así que su nombre es Mikail — ¿cómo se te ocurre entrar a una pelea el primer día de escuela? mamá te va a matar.
—¿Son hermanos?— pregunto.
— Hermanastros— dice Mika mirando al chico que ahora está a su lado.
—Por eso no se parecen— habla Caro alternando la mirada entre ellos dos.
Y es que era la verdad, John era castaño, con piel bronceada por exponerse demasiado al sol, quizás debido a algún deporte, con ojos de distintos colores; mientras que Mikail tenía la piel mucho más pálida y blanca que el anterior, pelinegro y con ojos...ahora con la luz de sol de frente puedo notar que aparte de negros tienen igual pequeñas motas entre azul y gris.
— ¿Puedes tener cuidado con eso?— su quejido me devuelve a la realidad — es más, deja, yo lo hago.
Intenta quitarme el algodón, las gasas y el agua oxigenada con lo que lo estoy curando.
— Para ya Mika — le digo — o se te infectará.
— Hasta el grinch tendría más cuidado que tú — se burla — ¿quien te dijo que me podías llamar Mika?
— ¿No se supone que es tu nombre?— le digo.
— Mi nombre es Mikail, muchas gracias por preguntar, Mika igual es mi nombre pero solo mi novia me llama así.
— ¿Qué novia? — le pregunta su hermano — ¿la que juega contigo a las escondidas?
— ¿Escondidas? — inquiere Caro.
— Sí, es que aún la está buscando — el castaño suelta a reír y todos le seguimos, obviamente el único al que no le hizo gracia fue al pelinegro.
— ¿Esperan que me ría? para mi no fue nada gracioso.
— Pero es la verdad, cuando una chica se acerca a ti, lo único que recibe son gruñidos de tu parte ¿así es tu forma de coquetear?
— Espera — lo interrumpe mi amiga — ¿hace sonidos como perro?
— Sí, de todos los animales posibles, a vece parece bestia, todo un depredador, y las chicas siempre salen corriendo — los tres apenas y aguantamos la risa, todo es demasiado gracioso.
— ¿Pueden dejar de burlarse de mí? — Mika levanta una ceja y se cruza de brazos — ¡auch!
— Te dije que no te movieras — regaño.
— Tidiji qui ni ti miviiris — ríe.
— Así que te quieres hacer el chistoso ¿no? — jalo un poco el cuello de su camisa, para bajarlo y limpiarle la sangre que lo cubre, observo que tiene un tatuaje en la parte de atrás de su cabeza y cuando lo toco noto como se tensa y mi piel comienza a arder.
— Ten cuidado — dice en un susurro mientras se aclara la garganta.
— L-lo siento— ¿por qué tartamudeo?¡No tartamudees! me aclaro la garganta y limpio la herida de sus nudillos — ¿nos vas a decir por qué se pelearon?
— Él tiró mi comida de un manotazo.
— ¿Y antes de eso? — pregunta su hermano.
— ¿Cómo que antes? — habla Caro.
— Sí, antes, no me voy a creer el cuento de "yo no hice nada, él me atacó primero". Así que dinos, Mikail, ¿qué le hiciste?
— ¡¿Por qué siempre tengo que hacer algo yo?!
— ¡¿Será porque pelear es tu puto pasatiempo favorito?!
— ¡Pero si solo le he dicho que se quitara de la fila si no iba a comprar nada!
Observo la pelea de ellos dos mientras la pelirroja y yo no sabemos qué hacer, con simples miradas nos decimos que es mejor no intervenir, así que por último, ella sigue jugando un videojuego en su teléfono y yo limpiando las heridas.
¿Cómo es que pudo lastimarse tanto?
— ¡No es mi culpa que el idiota ese parezca caca de elefante aplastada!
— ¡¿Qué le has dicho qué?! — decimos al unísono Caro y yo.
— Caca de elefante aplastada — se burla.
— Estás muerto — dice en un suspiro mi amiga mientras se tira a una de las camas de la enfermería.
— No le tengo miedo, por si no se han dado cuenta él fue quien terminó más lastimado.
— ¡Él es el hijo de la directora! — le digo y parecen bajarle todos los colores del rostro.
— ¿Q-que es qué? — tartamudea.
— El hijo de la directora. Aparte de idiota, eres sordo— habla con fastidio su hermano mientras rueda los ojos.
Cristian Ruiz, el castaño con el que se peleó, es de complexión... un tanto pasada del peso normal, hijo de papi y mami, caprichoso y se burla de todo lo que respira. Una parte de mi se alegra de que por fin alguien le haya dado su merecido, pues aparte de estúpido, es un abusivo y un pervertido. Sin embargo... eso le puede ocasionar problemas al chico junto a mi.
De seguro la directora Erica ya debe estar al tanto de la situación, y su hijo debió haber exagerado las cosas.
Pero que desgracia...
Suelto un bufido y me tapo las manos con la cara sin saber cómo ayudar a Mika a librarse de este problema.
Un segundo, ¿yo por qué lo quiero ayudar?
— Hey, tranquila — habla el pelinegro y quita las manos de mi rostro — que el del problema soy yo — sonríe y acaricia mis manos. Intento retirarlas pero me lo impide — no te desesperes — susurra.
— Idiota — retiro las manos y me pongo a guardar las cosas en el botiquin.
— Así que...¿qué harás ahora? — habla Caro rompiendo el silencio.
— Ahora, él le ofrecerá una disculpa al hijo de la directora — habla John.
— No voy a hacer eso.
— Claro que lo harás, Mikail.
— No.
— ¡Mikail Juanita Rydel!
— ¡No me digas así! — rueda los ojos y suelta un bufido — me estás avergonzando, John.
— ¡Es que parece que el hermano mayor soy yo y no tú!
— ¡ALTO AHÍ! — les grito ya enojada por sus peleas— ¿es acaso que no pueden hablar civilizadamente?
— Dile a Juanita que deje la rebeldía.
— ¡No me digas Juanita!
— Cállate, Juanita — me burlo.
— ¿Tú también? — rueda los ojos e inclina la cabeza hacia atrás pero alcanzo a ver como sonríe en el acto.
— Chicos, hay que ir a clases — dice mi amiga — o a todos nos van a regañar.
Todos nos encaminamos a la salida de la enfermería, Mika toma la delantera y se pone delante de la puerta tapándonos el paso. Frunce las cejas y nos dedica una mirada fulminante.
— Esto va para ustedes dos — nos señala a la pelirroja y a mí mientras habla serio — si alguien más se entera de que mi segundo nombre es Juanita, las meteré en problemas.
Caro y yo nos volteamos a ver, y una estruendosa carcajada sale de nosotras, mientras que John niega con la cabeza.
— ¿De qué se ríen?
— Hermano...tienes la cremallera abajo — le dice el otro intentando aguantar la risa.
El chico frente a nosotras se pone rojo y no puedo evitar verlo demasiado tierno.
— Olviden todo, olviden todo — se da la vuelta y comienza a caminar de forma rara — me voy a mi clase.
Antes de que se vaya por completo, el segundo de los Rydel lo alcanza mientras pasa un hombro por sobre el de su hermano y se van empujando en el camino, se escuchan las risas de los dos.
Quién hubiera imaginado que hace cinco minutos se estaban peleando a muerte.
No puedo evitar reír ante el recuerdo, ambas vemos como se marchan y antes de doblar por el pasillo noto que John le guiña un ojo a mi amiga; ésta solamente le sonríe mientras se muerde el labio.
— Sería tonta si no me doy cuenta — balbuceo.
— ¿Qué?
— Nada, ¿nos vamos? El señor Smith debe estar más que herniado por las dos clases que nos hemos saltado.
— No aguantan nada — dice ella riendo.
Enrollamos nuestros brazos y nos vamos al salón correspondiente, hablamos de cosas banales y escondiéndonos de los cuidadores de pasillo para que no nos regañen, estamos llegando al pasillo del aula y una vez que estamos enfrente le suena el teléfono y se detiene.
— ¿Qué pasó?
— John me escribió — habla con simpleza.
— ¿Qué?¿En qué momento cambiaron sus números?
— Fue...cuando estabas embelesada mirando el tatuaje de Mikail.
— Yo no...
— Sí lo estabas — rueda los ojos — pero ese no es el tema, él dice que como somos las únicas personas que conocen, quieren saber si podemos ir a comer con ellos a la cafetería fuera del campus.
— ¿Qué dices tú?
— Es divertido verlos pelear, así que me gustaría ir.
A mi también me causa gracia verlos discutir así que ¿por qué no? después de todo, son los nuevos, aún no conocen a nadie, aunque no tardarán en hacerse populares debido a lo atractivos que son.
Casi sin pensarlo le contesto.
— Dile que sí.
[...]
La señora frente a mí explica algo relacionado a las mezclas químicas, mientras que yo no paro de contar los segundos y minutos para que la clase termine.
— Cálmate o nos van a regañar — dice Caro en voz baja.
— ¿Por qué...
— Llevas veinte minutos dando golpes con el lapicero, la profesora te ha mirado mal en más de una ocasión.
— Es que ya me aburrió, no sé ni de qué tema hablamos.
— ¿Crees que yo sí? cuando esto termine pediré la tarea, no he tomado ni un solo apunte.
— ¿Y a quien le pedirás la tarea?¿luego me la vas a pasar?
— En primera...
— Que plática tan amena la de ustedes dos ¿no, señoritas? espero que hayan entendido el proyecto. Quiero que ustedes me lo entreguen un día antes del establecido, y claro, sin que yo les conteste las dudas. Todos los demás tienen prohibido darles información al respecto ¿de acuerdo? — todos dicen que sí y ella sonríe.
La profesora no nos da tiempo de responder, pues se voltea para seguir dando la clase, Caro rueda los ojos y suelta una maldición, mientras yo me río por lo bajo.
Checo de nuevo la hora en el reloj que traigo y me doy cuenta de que la clase está por acabar, miro a mi amiga quien ya se encuentra sonriente y en menos de dos minutos escuchamos el sonido del timbre indicando que ya terminó.
— Es todo por hoy chicos, no olviden la exposición de mañana y el proyecto de práctica.
Alto ahí, ¿qué exposición?
Paso una mano por mi cara y desacomodo mi cabello, la pelirroja me mira interrogativa y ambas sabemos que luego tendremos que preguntar a algún otro compañero y claro, falta que nos quieran contestar.
Salimos del salón y nos dirijimos al café que está frente al campus, es la hora de comer y la cafetería se encuentra atestada de gente. Con mucha dificultad ubicamos a los chicos que ya se encuentran apartando una mesa y cuando por fin llegamos hasta ellos notamos la existencia de dos platos de comida...vacíos.
— Así que ¿no el chiste era comer juntos?— les digo cruzándo los brazos y achicando los ojos.
— Culpa a Juanita — contesta John.
— Pero si tú fuiste quien ordenó sin que yo hubiera llegado.
— ¿Mi culpa? no es.
— Ajam ¿ y qué sigue? nosotras no hemos comido aún — habla Caro.
— Pidan lo que quieran, nosotros pagamos — contesta el castaño.
— Bien, pediremos lo más caro que vendan aquí ¿Verdad Llary?
— Claro, solo porque no nos esperaron.
— A mi me dio hambre la pelea, claramente no las iba a esperar.
— ¿Cuál es tu excusa John? — pregunta la pelirroja.
— Soy un hombre con cuerpo débil, cedo muy fácil ante la carne.
— ¿Ah?
— Nada, Caro, no me hagas caso.
Antes de que ella contestara llega una camarera para para tomar nuestro pedido, como habíamos dicho, pedimos lo más caro del café, aunque claramente las cosas ahí no tenían un precio tan elevado, una vez que terminamos de comer nos pusimos a platicar de cosas sin sentido, les explicamos a los chicos algunas cosas de la escuela, como el consejo estudiantil, los pasillos y distrivuciòn del lugar, los talleres colaborativos y las actividades semanales del campus.
Claro que, lo más probable es que esos dos no hayan escuchado ni la mitad, los bufidos que ambos soltaban de vez en cuando nos confirmaban aquello.
— Bien, ¿qué harán esta noche?— pregunta Mikail.
Caro y yo nos volteamos a ver, ambas sabiendo que teníamos que mentir ante aquella pregunta. Pues la respuesta verdadera no sería muy agradable para ellos.
— Yo tengo que cuidar a mi abuela, está enferma y debo acompañarla.
— Y yo tengo que ayudar a mi mamá en su trabajo — le digo — ¿por qué preguntan?
Los chicos se voltean a ver, John solo se encoge de hombros y Mikail solo sonríe de lado.
— Curiosidad — dicen al unísono.
Luego de eso cambiaron la plática, hablamos sobre las maneras de explicarle a la directora aquella pelea de hace un rato y lo que podíamos hacer, sobre deportes y acerca del partido de béisbol del sábado pasado. Cuando el almuerzo terminó los chicos nos acompañaron a nuestras clases y antes de que nos dejaran, Mikail pasa un brazo sobre mis hombros y se acerca a mi oído.
— La próxima vez, no es necesario mentir— susurró.
Sin decir nada más, se va acompañado de su hermano, eso último me dejó sin palabras, giré a ver a mi amiga, quien al parecer no escuchó nada. Y una duda se instaló en mí.
¿Cómo supo que mentí?
Nota por mi, la poderosa Camille:
Aunque estos capítulos se van a publicar juntos, tengo que decir que me bloquee jajajaja me puse a leer una historia que me quitó la estabilidad emocional y pusssss valió queso la actualizada jajajajajaja tuve que ver muuuuchas series y todo para continuar, pero ni modos, aquí seguimos intentando escribir.
En fin ¿Cómo están?¿Qué les pareció este capítulo? a mi me gustó mucho escribirlo y pusss ni modos jajajajaja.
¿Será que alguien me siga leyendo? ;-;
¿Nadie? oka oka jajajaja igual seguiré escribiendo :D
Si alguien pasa por aquí... ¡no olviden respirar! ahre JAJAJAJAJAJAJAJAJA
En fin, los amo :3
P.d. Amo el Banner que me hicieron <3
(C. Bagnale)
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