21|Planes de una Feria y Boda
"Seis años después, confirmo que cada paso, por pequeño que parezca, tiene el poder de transformar nuestra historia. Ahora lo comprendo mejor que nunca"
—Nora B.
Seis años despues...
—Buenos días, queridos estudiantes. Hoy les tengo una sorpresa —digo con una sonrisa, con un poco de maldad.
—Ay no, maestra, sus sorpresas nunca son buenas —comenta una alumna con tono bromista.
—Sí, las sorpresas deberían ser emocionantes y llenas de alegría —añade otro estudiante.
No puedo evitar reírme más ante sus ocurrencias.
—En mis tiempos... —comienzo a decir.
—En sus tiempos se la pasaba durmiendo —interrumpe un alumno con picardía.
—Exactamente —respondo, riendo—. Yo estaba emocionada por darles la sorpresa, pero veo que a ustedes no les entusiasma la idea. Tal vez debería invitar a mi otro grupo favorito para que vaya a la feria.
—¡¿Qué?! ¿Dijo feria? Pensé que era otra lección, maestra. Si es así, todos estamos felices de ir.
—Pero la oferta ya expiró —digo mirando mi reloj—. Hace exactamente un minuto.
—¡Ay, maestra, no sea así! Somos sus alumnos favoritos, no nos deje atrás en este barco... en el que usted también está subida.
—Manipulador —lo señalo con una sonrisa divertida.
—Aceptamos todo, maestra, pero llévenos —responde otro alumno con urgencia.
—Eso me gusta: alumnos decididos. Entonces, con esa disposición, la próxima semana dejaremos algunas actividades pendientes para ponernos al día antes de la feria.
—¿Acaso eres tonto? —exclama una alumna mientras golpea la cabeza de su compañero que está delante de ella.
—¡Auch! ¡Tonta retrasada! Maestra, ¿ve cómo es? Yo que usted la mando a la oficina del director.
Por un instante me pierdo en un recuerdo de mi adolescencia. Me doy cuenta de lo impulsiva y poco empática que era en ese entonces. Respiro hondo y regreso al momento presente.
—Chicos, por favor. Saben que no me gusta que se traten de esa manera. Les conté mi historia para que confíen en mí, no para que repitan los mismos errores que yo cometí, espero que yo sirva de ejemplo. El respeto debe ser mutuo en cualquier relación o interacción. Los hombres deben respetar a las mujeres, pero también es importante que las mujeres muestren el mismo respeto hacia ellos. Que alguien elija no defenderse o reaccionar en un momento dado no significa que su dignidad o límites puedan ser ignorados. La base de una convivencia sana es tratar a los demás como queremos ser tratados, sin importar género. ¿Entendido? —digo con voz dura.
Asienten con la cabeza.
La clase se sumerge en un breve silencio. Algunos estudiantes bajan la mirada, mientras otros se cruzan de brazos, incómodos con el regaño sutil. Aprovecho la pausa para suavizar el momento.
—Pero, bueno, ¿quién quiere pensar en errores cuando hay una feria en el horizonte? —añado con una sonrisa amplia, tratando de romper la tensión. Los rostros se iluminan nuevamente, como si el tema de la feria borrara cualquier malestar.
—¡Eso es todo, maestra! Nos ganó con la feria. ¿Qué vamos a hacer ahí? —pregunta un alumno desde el fondo.
—Eso es lo que tendrán que descubrir. La feria tiene actividades culturales, juegos, y sí, también algunas sorpresas educativas —respondo, guiñándoles un ojo.
—"Sorpresas educativas", suena a trampa —susurra una alumna, provocando risas entre sus compañeros.
—¡Oye! No subestimen mi capacidad para hacer algo divertido. Pero les advierto, el director puso una condición: ¡que participemos activamente en un concurso de conocimiento! —digo, observando sus reacciones.
—¿Concurso? No puede ser tan malo —responde alguien con optimismo.
—Espero que no lo sea. Pero para eso, debemos prepararnos. De aquí al día de la feria, vamos a dividirnos en equipos y practicar un poco. ¿Qué les parece?
El entusiasmo general disminuye ligeramente, pero los murmullos sugieren que están intrigados. Una alumna levanta la mano, decidida.
—Maestra, ¿y qué ganamos si participamos en el concurso?
—Buena pregunta. Si ganamos, habrá un premio especial. Pero si no lo logramos, al menos tendremos la satisfacción de haberlo intentado juntos.
—"Satisfacción"... —repite un estudiante fingiendo desesperación, mientras sus compañeros ríen.
—Tómenlo como una oportunidad para divertirse y aprender al mismo tiempo. Además —añado, adoptando un tono más suave—, quiero que recuerden esto como algo especial, algo que les una como grupo. No sólo son mis alumnos; son jóvenes con tanto potencial que me inspira cada día.
La clase guarda silencio nuevamente, pero esta vez es diferente. Hay algo en sus rostros que me hace sentir que, aunque fingen no entusiasmarse, en el fondo, están intrigados.
—Entonces, ¿quién está listo para ganar? —pregunto con entusiasmo.
Un par de manos tímidas se levantan, seguidas por otras más decididas. Finalmente, toda la clase alza los brazos entre risas y bromas.
Mientras los observo, me doy cuenta de algo: estos momentos, llenos de humor, aprendizaje y conexión, son los que realmente hacen que mi trabajo valga la pena. Y aunque todavía hay días en los que me pregunto si soy la mejor maestra para ellos, hoy sé que, al menos, estoy en el lugar correcto.
La clase termina con el típico bullicio de estudiantes recogiendo mochilas y saliendo entre risas y conversaciones. Mientras guardo algunos materiales en mi escritorio, escucho una voz familiar que me llama desde la puerta.
—¿Listos para una feria? Parece que tienes a toda una tropa emocionada —dice Liam, mi pareja, con una sonrisa en el rostro.
Lleva un ramo de flores en la mano, un gesto que siempre me desarma. Su cabello ligeramente despeinado y su camisa con las mangas remangadas le dan un aire relajado, como si el estrés nunca lograra alcanzarlo.
—¡Owen! No esperaba verte aquí —respondo sorprendida, aunque no puedo evitar sonreír.
—Sabes que me gusta que me llames Liam... —yo solo suspiro —Bueno, pensé que después de tanto planear sorpresas para tus estudiantes, merecías una para ti —responde, acercándose para entregarme el ramo. Mis alumnos que aún están en el aula nos miran con picardía, y escucho un murmullo detrás de mí.
—¡Ay, qué romántico! —exclama una alumna.
—Vayan directo a casa eh —les digo con un tono divertido, mientras ellos salen riéndose.
Cuando finalmente estamos solos, me apoyo en el escritorio, sosteniendo las flores entre mis manos.
—¿Cómo estuvo tu día? —le pregunto, intentando ignorar el leve rubor en mis mejillas.
—Nada fuera de lo común. Aunque, hablando de días especiales, tenemos que hablar de la boda —dice, de manera casual pero con una chispa en los ojos que me indica que ha estado pensando mucho en esto.
—¿Otra vez con eso? Aun no vivimos juntos y ya quieres una boda —bromeo, aunque en el fondo siento un pequeño nerviosismo.
Owen se ríe suavemente cuando nota mi confusión.
—Nora, me refería a la boda de mi hermana, no a la nuestra... aunque no estaría mal hablar de eso más adelante, ¿no crees? —dice con una sonrisa traviesa.
Siento cómo el color sube a mis mejillas. Me cruzo de brazos, fingiendo indignación.
—¡Owen! ¿Así de casualmente lo mencionas? ¿Y cómo esperabas que lo entendiera? —respondo, medio en broma, medio tratando de ocultar el alivio que siento.
—Está bien, está bien, mi culpa. Pero hablando de la boda de Clara... está a la vuelta de la esquina y necesito tu ayuda. Ella quiere que tú y yo organicemos parte de los detalles.
—¿Organizar? ¿Qué tan grande es esta boda? —pregunto, alzando una ceja. Conozco a Clara, la hermana mayor de David, y sé que le gusta que todo sea perfecto.
—Bueno... grande, pero no tanto como para que te asustes. Es más, quiere que tú la acompañes a elegir algo importante: ¡el vestido! —me dice, como si eso fuera la mejor noticia del mundo.
Lo miro incrédula.
—¿El vestido? ¿Por qué yo? —pregunto, aunque en el fondo me siento halagada.
—Porque, según ella, tienes un estilo impecable. Y porque yo sería un desastre opinando de algo tan importante —admite, encogiéndose de hombros—. Además, cree que tú la entiendes mejor que nadie.
De pronto, me siento un poco nerviosa. Elegir el vestido de boda de otra persona, especialmente de alguien tan cercana a Owen, es una gran responsabilidad. Pero también me llena de emoción.
—De acuerdo, acepto. Pero si algo sale mal, quedará claro que no soy profesional en estas cosas, ¿eh? —le advierto con una sonrisa.
—Nada va a salir mal. Eres perfecta para esto. Y mientras tanto, yo me encargo de los detalles aburridos con mi cuñado. Bueno, eso si me dejan opinar, porque Clara parece tenerlo todo bajo control.
Nos echamos a reír mientras caminamos hacia el auto. La idea de involucrarme en la boda de Clara me hace pensar en lo unida que es la familia de Owen, algo que siempre he admirado de él. Aunque aún no sea nuestra boda, ser parte de este momento especial me hace sentir más conectada con ellos y con nuestro futuro juntos.
¿Se imaginaban a Nora como profesora?
Bueno desde aquí veran nuevos personajes en la lista para que lo critiquen y le digan si lo aman o lo odian ajjaja, aunque más adelante aparezcan algunos.
¿Qué les está pareciendo la historia?
Teorias de que posiblemente suceda en el siguiente capítulo...
Acerca de:
Nora
Owen
Clara
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