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06|¡Otro Round más!



Esta semana había pasado rápido, pero no como yo quería. Alguien estuvo interfiriendo con mis planes de tranquilidad. Aunque, para ser justos, yo también lo molestaba porque se lo merecía.

Iba entrando al instituto felizmente, porque ya era viernes. Llevaba mis auriculares puestos y las manos en los bolsillos del abrigo. Nos tocaba actividad física, por lo que vestía el uniforme deportivo: una pantaloneta, la camisa por fuera y unos zapatos blancos.

Estaba entretenida con la música, cantando, hasta que choqué con alguien. Ambos caímos al suelo, y yo me raspé la rodilla.

—Mierda —apreté los labios por el ardor.

—¡Puta mierda, Nora! ¿Puedes fijarte por dónde caminas? ¡Baja de las nubes! —exclamó Liam, enojado.

Me levanté y lo pateé en la espalda.

—¡No seas idiota! ¡Si tú también hubieras estado atento, te habrías apartado! ¿No crees?

—¡Quítate los malditos auriculares y pon los pies en la tierra para que la próxima vez no te atropellen! —se levantó y se puso frente a mí.

—¡Sí, claro! ¡El único que me va a atropellar y a quitarme la vida eres tú, por ciego!

—¡No sabes cuánto desearía eso! —dijo con puro odio.

Abrí la boca, sorprendida.

—¡Te vas a ir al infierno por idiota, Liam! —me alejé de él y fui a desquitarme con su bicicleta, comenzando a patearla.

—¡Te has vuelto loca! —me empujó, y caí otra vez al suelo.

—¡Sí, sí! ¡Tus comentarios absurdos me vuelven loca! ¡Así que mejor cierra la boca! —me levanté, sobándome el trasero.

—¡Lárgate a un psiquiátrico, loca demente!

—¡Tú lárgate al infierno y arde en él! —lo empujé con mi dedo índice.

De reojo, vi cómo todo el mundo se nos quedaba viendo, pero no me importaba. No me importaba nada. Solo quería desaparecer a este insecto que tenía frente a mí. Los dos estábamos súper enojados.

Y antes de irme, recordé el viejo truco para que sufriera en el suelo. Levanté la pierna y lo golpeé en sus partes. Él cayó al suelo, sujetándose el área con dolor.

—Maldita loca —murmuró entre dientes.

Las peleas se volvieron recurrentes durante la semana.

Cuando terminó el receso, ya estaba en el aula, pero me había olvidado de pedirle a Eva el cuaderno donde me ayudó a resolver unos ejercicios de matemáticas. Salí de la clase, empujando la puerta con fuerza, y vi a Liam tirado en el suelo, sujetándose la cara.

—Mierda, Liam. No es nada, solo fue un golpe inocente —le dije, con las manos en la cintura.

—Solo te advierto, Nora, no te descuides. No llores cuando encuentres algo en tu cabello o algo peor.

—¡Fue sin querer, estúpido imbécil!

—Lo mío también será "sin querer" y peor. Cuida tu espalda de ahora en adelante, querida compañera.

—Entonces me gustaría ver quién aguanta más. Espero que tengas bien puestas tus pelotas, querido compañero.

Más tarde, mientras trotábamos en parejas, noté que Liam iba justo detrás de mí. No pude evitar sospechar lo que planeaba. De repente, me puso el pie y caí al suelo. Pasó a mi lado riéndose. Me levanté y corrí hacia él, trepándome en su espalda como un mono y comenzando a ahorcarlo.

—Ni un minuto ha pasado y ya te estoy haciendo pagar por tus estupideces, compañero.

Él no podía hablar hasta que logró lanzarme al césped. Mi pecho subía y bajaba rápidamente. Se quedó encima de mí, manteniendo algo de distancia.

—Te falta fuerza, compañera. Estás en los huesos.

—Y a ti te falta inteligencia, compañero. Tengo pensado hacer esto a menudo para que no puedas procrear.

—Y a ti astucia, compañera —me enredó la pierna y volví a caer al césped, aunque esta vez me sostuve con los brazos, pero igual dolió.

Respiré hondo, poniendo los ojos en blanco.

—Ya, chicos —llamó la atención la entrenadora—. A trotar, menos cariño por ahora.

Me levanté primero y le di una patada en la cabeza como si fuera un balón de fútbol. Por suerte, en ninguna de estas peleas nos vio el director. De lo contrario, ya estaríamos en psicología, y era lo último que quería.

Otra discusión ocurrió en la hora de entrada. Estábamos recogiendo la basura cuando el palo del recogedor se quedó atascado. No sé cómo pasó, pero al jalarlo con fuerza, salió volando y golpeó a Liam.

—Nora —gruñó entre dientes.

—¿Qué? Tu mala suerte no te ayuda en nada. A veces me pregunto quién caerá rendido en tus brazos, y solo imaginarlo no sé si me hace reír o sentir compasión, por ella o por ti.

—Tú eres mi mala suerte. Seguro que el que tendrá compasión soy yo, hacia ti. Pobre hombre el que tenga que soportar a una bestia impulsiva como tú.

—Pero miren, Liam Brown va a tener compasión. ¿Quién diría que este chico frente a mí sentiría algo por mí? ¡Compasión! Eso es el principio, no quiero que llegue más lejos.

—No estoy necesitado, ya tengo a alguien que sí se comporta como una señorita y no...

Me empecé a reír y pasé por su lado, chocando mi hombro con el suyo. Recogí el palo y me apoyé en él mientras giraba para mirarlo.

—La Barbie plástica —reí más fuerte al ver su expresión cambiar a enojo—. ¡Perfecto! La brutalidad y el simio no evolucionado. Sí, hacen una pareja fenomenal.

—Al menos ella tiene padres que la cuidan cuando realmente lo necesita.

No podía creer lo que acababa de decir.

—Cierra la boca, Brown. No sabes nada, ¡así que cierra tu puta boca, maldición! —grité cerca de su cara.

—Nosotros sí tenemos una familia que nos valora y nos aprecia. No un padre que se va cada fin de semana con su amante mientras sus hijos y esposa lo esperan en la mesa con una sonrisa en la cara, sonrisa que desaparece cuando él se va al entrar en ella.

—¡Cállate! —tomé el palo y lo golpeé en la cabeza con fuerza.

Quizás sospechaba que mi padre tenía una amante, pero era difícil asimilarlo. Lo dijo con tanta seguridad que me hizo pensar. Aunque, en parte, me daba igual. Solo lo hacía por mis hermanos.

Y... otra pelea ocurrió en el aula. Llegué tarde. Estaba frente a la puerta para entrar cuando alguien me jaló la mochila, haciéndome caer al suelo. Liam entró riéndose. Lo seguí y vi que no había más asientos. Se había sentado en el mío, así que me acerqué.

—Levanta tu sarnoso trasero de mi asiento —dije, inclinando la cabeza para mirarlo.

—Llegaste tarde, así que te toca buscar otro o puedes sentarte como los gérmenes en el suelo —intervino Leyla, la Barbie plástica.

—Mira, Barbie plástica —me dirigí a ella mientras todo el salón se alborotaba—, nadie te ha dado vela en este entierro, así que cállate o te meteré mi puño en tu boca de labial barato.

—Con ella no te metas.

—Entonces cállala o lo haré yo... Yyy, ¿por dónde me quedé? Ah, sí, levanta tu trasero de mi asiento.

—No lo haré —se acomodó más, con una sonrisa burlona en el rostro.

Algunos comenzaron a grabar, otros lo apoyaban, pero me daba igual.

—Ah, ¿no lo harás? Pues no te saldrás con la tuya. —Me quité la mochila de los hombros y la dejé caer sobre su cabeza—. Seguro que no lo harás —seguí golpeándolo con la mochila repetidamente.

—¡Basta! —gritó, levantándose.

—Si tienes agallas, ahora vete de mi camino. Me llevaré lo que es mío. —comencé a arrastrar la banca.

—Maldita psicópata —susurró lo suficientemente fuerte para que lo escuchara.

—¿Cómo mierda carajo me has llamado? —me giré, furiosa.

—Maldita psicópata —lo repitió, cerca de mi cara.

Escuchaba cómo todos comenzaban a llamarme así desde que lo dijo Leyla, pero, aun así, Liam no se salió con la suya, porque le di un puñetazo en la cara. A pesar de eso, él seguía sonriendo, lo que me hizo sentir peor.

Salí de ahí y fui al baño. Quería golpear algo, destruirlo todo. Abría y cerraba las manos, luchando por respirar, pero se me hacía imposible. Sin pensarlo, golpeé el espejo frente a mí. Este se rompió en pedazos, cayendo al suelo. Vi mis puños sangrando, con pequeños fragmentos de vidrio incrustados en ellos.

Me senté lentamente, sintiendo el pecho oprimirse. No podía respirar, y las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas. Mis manos temblaban, y la sangre no ayudaba en nada; al contrario, empeoraba los recuerdos.

Odiaba cuando esto me pasaba, lo detestaba. Me sentía débil. Hay un último día para todas las cosas, y para mí sería morir. Ese sería mi final. Y ahora lo deseo tanto. Podría poner fin a mi historia, pero siento que el destino me reserva cosas mejores que la muerte.





¿Qué le está pareciendo la historia?

Teorias de que posiblemente suceda en el siguiente capítulo...

Que piensan acerca de:

Nora

Lili

Eva

Liam

Maikel

Rebeca

Los padres de Nora

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