28. Domesticidad.
Domestícame.
―Buenas tardes ―dijo Chat Noir mientras entraba a la habitación de Marinette con sigilo.
―Buenas tardes ―tardo un poco en contestar, pero lo hizo con la misma cortesía, y después de decir eso se levantó de su cama, pero no vio a nadie.
―Estoy detrás de ti ―hablo el héroe con un tono juguetón, y esto hizo que la chica riera un poco para después dirigirse de nuevo a la cama seguida de Chat Noir.
―¿Qué haces? ―cuestionó el rubio, ya estando sentados mientras posaba su cabeza sobre el hombro de la azabache.
―Estoy leyendo ―le dijo―. Estoy leyendo al "Principito"
―¿De nuevo? ―volvió a preguntar―. Esta es la tercera vez que lo lees.
―La cuarta ―corrigió con una risita.
―Y, ¿en qué parte vas?, ¿ya apareció el "farolero"?
―Ya ―contestó con calma―. Ahora voy en el capítulo 21.
―No recuerdo de que trata ―le dijo.
―Es cuando aparece el zorro ―aclaró sin despegar su vista del libro―, y las palabras que dice son muy sabias que creo que deberíamos poner en práctica.
―Soy todo orejas, princesa.
―¿Recuerdas en la parte que el Principito le pide al zorro que quiere jugar con él? ―Marinette notó que Chat Noir asintió en silencio y prosiguió: ―. El zorro le dice que lo «domestique».
―¡Ya lo recuerdo! La primera vez que lo leí no entendí a que se refería.
―No fuiste el único, gatito ―se incluyó―. Lo sigo leyendo y pienso que quería que lo «educaran», pero, para el zorro «domesticar» son «crear lazos».
―Una amistad ―agregó el chico.
―¡Exacto! El zorro quería primero ser su amigo para luego jugar.
―Comienzo a entender ―dijo el héroe―. Tu eres mi princesa y creo que ya me has domesticado.
―Puede ser ―le contestó con una sonrisa―. Porque existen algunas frases que definen una amistad y algo más que eso.
―¿Es cuando explican lo de los hombres y las gallinas?
―Si, pero escucha con atención lo que dice el zorro:
»Mi vida es monótona: cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. De ahí que me aburra un poco, pero si tú me domesticas, mi vida se iluminará. Conoceré un ruido de pasos que serán diferentes a todos los demás. Los otros pasos que me oculte bajo la tierra. Los tuyos me llamaran fuera de mi escondite, como una música. Además, mira, ¿ves allá abajo esos campos de trigo?, yo no como pan; para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo nada me recuerdan. ¡Y eso me pone triste! Pero tú tienes cabellos dorados, sería maravilloso cuando tú me hayas domesticado. El trigo que es dorado, hará que te recuerde. Y amaré el ruido del viento en el trigo...
―Entonces, ¿tú quieres que yo sea único para ti y tú para mí? ―preguntó con algo de confusión.
―Eso ya lo hacemos. A lo que voy es que no lo hicimos como ellos, porque, como dice el zorro: "sólo se puede conocer aquello que se domestica". Y tú y yo ya nos conocemos, pero debemos aprender a domesticar si queremos hacer más amigos.
―Si quisiera hacerlo ―dijo Chat Noir―, pero no tengo tiempo, debo detener a Shadow Moth y descubrir más cosas.
―Tenemos que ser pacientes ―respondió Marinette―. Aquí dice que "te sentarás primero lejos de mí. De esta manera yo te miraré por el rabillo del ojo y tú no dirás nada. El lenguaje es fuente de muchos malentendidos. Cada día podrás sentarte un poco más cerca".
―Nosotros ya hicimos eso. No tan parecido, pero empezamos siendo sólo dos desconocidos. Como si hubiera un muro que nos separará y lo tuviéramos que romper ―aseguró el chico.
―La distancia la rompimos. Considero que es una de las primeras fases de la domesticación ―pensó la azabache.
―Pero, ¿cómo sabemos que ya estamos listos?, ¿tú y yo ya estamos domesticados?
―Supongo ―dijo Marinette dudosa―, porqué tú llegas todos los días a la misma hora a visitarme.
―¿Eso tiene relevancia?
―¡Si! El zorro puso de ejemplo "si tu llegas a las cuatro de la tarde, desde las tres empezaré a estar feliz. Mientras más se acerqué la hora, me sentiré feliz. A las cuatro estaré agitado e inquieto: ¡Descubriré el precio de la felicidad! Pero si llegas a cualquier hora, no sabré cuándo vestir mi corazón". Y tú, gatito, siempre llegas a las siete en punto.
―Entonces, tú y yo ya estamos domesticados ―comentó Chat Noir tratando de asegurarlo.
―Exacto, pero aún la lección del zorro no termina.
»En el capítulo veinte, el Principito estaba observando un jardín de rosas y pensó que su rosa se sentiría "una de muchas" y de sentirse rico por tenerla, también se sentiría humillado por tenerla. Pero el zorro le dijo después de que ambos fueran domesticados que volviera a ver las rosas y se diera cuenta de que su rosa es única.
―Eso, ¿está listo? ―susurró Chat con miedo e inseguridad, y ella sólo respondió:
―Tuvimos dificultades ―prefirió omitir detalles de lo que pasó―. Pero lo logramos.
Chat Noir sintió que no lo logró, sin embargo, se quedó escuchando las anécdotas que Marinette contaba del Principito.
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Había pasado un día de que había escuchado algo acerca de la forma de domesticar del libro que habían leído.
Y lo último seguía dando vueltas en su cabeza, haciéndolo sentir como un completo idiota.
Un idiota celoso.
Ya había pasado tiempo de que había pasado la época de los celos y Marinette había logrado perdonarlo, pero él no lograba perdonarse a sí mismo.
Volvió a mirar hacia las calles parisinas. En específico, a la plaza donde había encontrado a las chicas casi idénticas que Marinette.
Recordó lo que dijo ella, y la lección que le había dado el zorro al Principito.
Entonces dijo:
―Son hermosas ―admitió con sinceridad mientras veía al grupo de chicas que casualmente se había encontrado en el mismo lugar―, pero están vacías. No sé puede morir por ustedes. Seguro que cualquiera que pasará pensará que son iguales a mi princesa. Pero ella sola es más importante que todas ustedes juntas, porque es a la que yo he consolado, porque es a la que yo recogí de un balcón, porque a ella la resguardé de los peligros de los ataques. Es por ella que arriesgué todo y porque fue a ella a quien escuché cuando se quejaba o se lamentaba, incluso a veces, callarse. Porque esa es mi Marinette.
Sabía que si ellas escuchaban todo eso se sentirían disgustadas, pero no se sentía mal por hacerlo.
Esa fue su forma de perdonarse por el error que cometió.
Se levantó y las miro por última vez.
―Adiós.
Después se perdió entre los edificios, teniendo una cosa en mente: Ya no hay más resentimientos.
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―¿Qué más se tiene que hacer para domesticar? ―preguntó Chat Noir con calma, tratando de encontrar el último paso.
―El zorro tiene un secreto, pero se lo dijo al Principito cerca de su oreja. Mientras susurraba.
―Pues, sólo dilo ―insistió el rubio.
―Acércate ―le dijo―, ven.
Chat Noir acercó su oreja al rostro de la chica, para escuchar algo que lo haría comprender muchas cosas:
―Ese es su secreto, es muy sencillo; sólo se ve bien con el corazón, porque lo esencial es invisible para los ojos ―susurró.
―Lo esencial es invisible para los ojos ―repitió él, tratando de no olvidarlo.
―Tú te haces responsable para siempre de lo que has domesticado ―susurró de igual forma―. Eres responsable de tus amigos.
―Y soy responsable de ti, princesa.
»Nunca lo olvides.
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¡Hola!¿Capítulos dobles? ¿Maratón?¿¡Qué pasa conmigo?!La verdad siento que se los debo por todo el apoyo 🥺❣Y por mi falta de responsabilidad anckqkxkkq
¡Este capítulo lo amé! Va en honor al principito: mi libro favorito✨
Esa enseñanza del zorro me marcó de por vida y justo al leer el título de ese capítulo recordé que era domesticar para ellos :')
También, Chat Noir dijo las mismas palabras que el Principito cuando habló hacia las "personas idénticas". Con esto, damos por terminada la parte de los celos.
No está editado porque no tengo mi compu a la mano.
¡Espero que les haya gustado!
Ahora sí, ¡hasta mañana! 😆❤
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