14. Bailando.
Recuerdos.
Un recuerdo llego a su mente, sintió estremecerse, su corazón dio un brinco, y luego, su rostro fue iluminado por una sonrisa.
No fue de esas falsas que da en sus sesiones de foto y modelaje, no, no era ese chico maquillado a punto del colapso por la falta de su padre. Aquella sonrisa demostraba el enamoramiento que empezaba a sentir por aquella azabache que sostenía en sus brazos, mientras se movían al compas de la música.
La melodía le recordaba a ella. Alguien dulce, tímida, muchos dirían que era el mismo ángel en persona, pero a la vez, era espontanea, llena de millones de sorpresas que lo hacían sentirse orgulloso de formar parte de la vida de ella.
Por un momento le recordó la canción que bailaron en la fiesta de Chloe, y la misma que bailaron mientras flotaban en Nueva York. Por un momento había olvidado el mejor sonido de su vida, aquel que no era una melodía, una nota musical, ni nada por el estilo, este era su risa.
Una ligera carcajada cargada de diversas emociones. Amor, inquietud, nerviosismo y, por supuesto, dulzura.
Lo había olvidado por completo. Lo había reemplazado con canciones al azar que se encontraba por casualidad en cualquier plataforma, pero aquella risa siempre estaría en el primer lugar.
No sabe porque, inclusive piensa que es cursi y empalagoso de su parte, pero jamás se cansara de repetirlo en su cabeza.
«La risa de Marinette es única para mi, y siempre lo será»
Se reprocha todos los días lo mismo, ¿Cómo no se había dado cuenta de eso? Se supone que la conocía desde hace tiempo, pero, ¿Por qué rayos no se había dado cuenta de semejante preciosidad que tenia en frente de el?
Quizás algo lo cegó. Sea lo que haya sido había desaparecido, porque ahora, ya se había rendido.
En verdad creía amar a Marinette.
Recuerda que como Adrien cada vez que la veía nerviosa le causaba una sensación indescriptible. No de pena, ni mucho menos aborrecimiento, era algo... especial.
Cuando sus manos se tocaron cuando la invito a bailar en Nueva York lo sintió peculiar. Como si cumpliera la promesa de no dejarla caer nunca, sin importar que la situación no les favoreciera en lo absoluto.
Cree que esa fue la primera vez que sintió algo como eso, pero estaba equivocado.
Su cabeza fue bombardeada por recuerdos.
Escucho todo de nuevo, se teletransportó hacia ese lugar, sintio la lluvia sobre el, las voces sonaban como eco, y luego, todo volvió a ser igual.
Recordó cuando se disculpo con ella bajo la lluvia.
La música siguió, opacando un poco ese momento, pero obviamente disfrutándolo como nunca.
Se sentía un completo tonto, ¿Cómo pudo olvidar ese momento? Eso marco el inicio de ellos, como su amistad empezó con el pie izquierdo pero luego supieron como arreglarlo.
Recuerda como sintió la necesidad de decirle lo que en verdad había pasado, también como sintió que su estomago era un lio por los nervios que sentía, pero todo se calmo cuando le entrego el paraguas negro aquel día.
Y luego, como si de una explosión se tratara, todo hizo clic.
Cuando llovía en otoño y el estaba en los edificios tratando de despejarse y saber porque había decidido ir a ese lugar, vio a Marinette desesperada por recuperar su paraguas negro.
Era el mismo que el le dio.
Obviamente lo necesitaba para cubrirse de la lluvia, pero jamás pasó por su mente que fuera algo así de importante para ella.
Además, desde ese día, el va a visitarla.
Sonrió. La abrazo mas fuerte y sintió su cabello como una especie de refugio.
También recordó como fue la primera vez que la conoció como Chat Noir. En serio que se comporto como un completo fanfarrón mientras ella solo quería encontrar la forma de rechazar a un chico sin herirlo.
Esa era su princesa, dispuesta a encontrar una alternativa para no dañar a sus amigos.
Levanto su vista. Vio la trampilla de Marinette y recordó el balcón de la chica. Sin duda, un lugar que considera sagrado para los dos, donde ambos hablaron de sus corazones rotos, y el mismo donde hicieron bastantes locuras.
¿Cómo pasaron tantas cosas entre ellos en tan poco tiempo?
Apenas era su primera cita y ya habían vivido algo tan mágico, y cada vez se era mucho más especial.
―¿Chat? ―hablo Marinette, rompiendo aquella burbuja de recuerdos que el había creado.
―¿Que pasa? ―susurró, causándole confianza a la chica.
―Ya terminó la canción.
El río y se separó de ella, aunque no quería hacerlo.
Marinette lo observó atenta, mientras también una ligera sonrisa se dibujaba en sus labios.
Los ojos azules de la chica lo miraron con profundidad, inclusive sintió que logró ver a través de su máscara.
Se sintió expuesto.
―¿Pasa algo? ―preguntó ella, mientras sus ojos brillaban.
―Nada ―contestó nervioso―. Sólo veo lo hermosa que eres.
Marinette se sonrojó, y empezó a mover sus manos nerviosa.
―G-gracias ―tartamudeó―. T-tú tambi-ién te ves guapo.
―¿En serio? ―preguntó presuntuoso―. Jamás voy a olvidar que me dijiste eso, princesa.
―¡Oye! Por lo menos da las gracias ―rio de nuevo mientras acariciaba ligeramente su mejilla aguantando las ganas de decirle lo loca que la traía.
Cuando hizo eso, Chat sintió sus mejillas arder, y llevo su vista a la única ventana que estaba en la habitación.
Se dio cuenta que era iluminada por la luz de la luna. Entonces, tuvo una idea.
―Princesa, ¿Quieres dar un paseo?
.
.
Continuara...
.
.
¡Hey! Continuación del capítulo anterior y el que sigue tiene que ver con éste~
Perdón mi tardanza, ni siquiera esta editado xd Ya es tarde y muy apenas acabe lo de hoy.
Espero que les haya gustado💕
¡Hasta mañana!✨
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